Hay todo un conjunto de miedos que se esconden detrás del desorden. El descuido con el orden de las cosas es mucho más que falta de tiempo o negligencia. El entorno, o contexto exterior, resulta ser una proyección de nuestro mundo interior. Por eso, el desorden también comunica mucho por sí solo.
Casi siempre el desorden está asociado a otro fenómeno: la acumulación. Cuando hay pocas cosas, difícilmente un espacio se ve desordenado. En cambio, cuando acumulamos diversos objetos, comienza a necesitarse tiempo para ponerlos en su lugar, limpiarlos o abrirles un espacio en donde no estorben.
“El desorden es más probable porque existen infinidad de formas de desorden”.
-Murray Gell-Mann-
Al mismo tiempo, sin darnos cuenta tendemos a concentrar el caos en ciertos espacios de la casa. Esto también tiene un significado, que casi siempre está relacionado con alguna forma de temor. Veamos cuáles son esos miedos que se esconden detrás del desorden. Sin embargo, antes de esto, examinemos un poco el fenómeno de la acumulación.
“El desorden es más probable porque existen infinidad de formas de desorden”.
-Murray Gell-Mann-
Al mismo tiempo, sin darnos cuenta tendemos a concentrar el caos en ciertos espacios de la casa. Esto también tiene un significado, que casi siempre está relacionado con alguna forma de temor. Veamos cuáles son esos miedos que se esconden detrás del desorden. Sin embargo, antes de esto, examinemos un poco el fenómeno de la acumulación.
Los diferentes tipos de acumulación
La acumulación es el primer paso hacia el desorden. Parece algo trivial, pero, en realidad, constituye una expresión muy diciente de lo que llevamos dentro. Se dice que básicamente existen dos tipos de acumulación: la antigua y la actual.
La acumulación antigua tiene que ver con todos esos objetos que, supuestamente, tienen un gran valor para nosotros. Por eso hemos decidido conservarlos, aunque a veces no tengamos espacio para ello. Cuando hay algo más de fondo, terminamos guardando objetos que no tienen mayor valor. Basura incluso, porque le otorgamos un valor especial.
La acumulación actual, en cambio, se refiere a todos esos objetos cotidianos que empleamos, pero que no volvemos a dejar en su lugar. Ropa, elementos de aseo, juguetes, papeles, o cualquier cosa que sacamos de su sitio y luego dejamos por ahí. No encontramos el momento para organizar esto y entonces formamos pilas de cosas, sin ninguna armonía.
La acumulación, de ambos tipos, también refleja esos miedos escondidos detrás del desorden. En el caso de la acumulación antigua, tiene que ver con el temor a desprenderse del pasado. Hay miedo a asumir lo nuevo y lo antiguo, en cambio, otorga una sensación de seguridad. En la acumulación actual lo que hay es desagrado por algo que sucede en el presente y que tenemos miedo de enfrentar.
La acumulación es el primer paso hacia el desorden. Parece algo trivial, pero, en realidad, constituye una expresión muy diciente de lo que llevamos dentro. Se dice que básicamente existen dos tipos de acumulación: la antigua y la actual.
La acumulación antigua tiene que ver con todos esos objetos que, supuestamente, tienen un gran valor para nosotros. Por eso hemos decidido conservarlos, aunque a veces no tengamos espacio para ello. Cuando hay algo más de fondo, terminamos guardando objetos que no tienen mayor valor. Basura incluso, porque le otorgamos un valor especial.
La acumulación actual, en cambio, se refiere a todos esos objetos cotidianos que empleamos, pero que no volvemos a dejar en su lugar. Ropa, elementos de aseo, juguetes, papeles, o cualquier cosa que sacamos de su sitio y luego dejamos por ahí. No encontramos el momento para organizar esto y entonces formamos pilas de cosas, sin ninguna armonía.
La acumulación, de ambos tipos, también refleja esos miedos escondidos detrás del desorden. En el caso de la acumulación antigua, tiene que ver con el temor a desprenderse del pasado. Hay miedo a asumir lo nuevo y lo antiguo, en cambio, otorga una sensación de seguridad. En la acumulación actual lo que hay es desagrado por algo que sucede en el presente y que tenemos miedo de enfrentar.
Los miedos que se esconden detrás del desorden
Como explicamos anteriormente, los sitios en los que se concentra el caos hablan acerca de esos miedos que se esconden detrás del desorden. No es lo mismo que haya un montón de objetos apilados en la cocina, a que estén desparramados en el living.
Veamos los principales significados de esto:
Como explicamos anteriormente, los sitios en los que se concentra el caos hablan acerca de esos miedos que se esconden detrás del desorden. No es lo mismo que haya un montón de objetos apilados en la cocina, a que estén desparramados en el living.
Veamos los principales significados de esto:
- El desorden concentrado en la cocina habla de fragilidad emocional o resentimientos que no se superan.
- Cuando el caos se concentra detrás de las puertas, significa que hay miedo a ser rechazado por los demás, o que existe la sensación de estar siendo vigilado.
- Si el desorden está en la entrada de la casa, supone que hay temor a relacionarse con los demás.
- Cuando hay demasiados objetos apilados en el garaje, implica temor a lo novedoso.
- El desorden en los pasillos habla de dificultades para comunicar lo que se piensa y se siente.
- Cuando hay desorganización en el comedor, significa que la familia ejerce demasiada influencia y quiere controlar a sus integrantes.
- El desorden en toda la casa habla acerca de apatía, enojo frente a la vida y desidia frente a uno mismo.
- Los objetos desorganizados en la sala significan miedo y rechazo a establecer relaciones con los demás, o a abrirse al mundo.
Otros sitios de desorden
Si se establece una relación entre desorden y miedo es porque, en este caso, los objetos cumplen el papel de “cortina de humo”, o barrera que sirve para encubrir. ¿Qué esconden? Miedos. La desorganización es una expresión de que se quieren ocultar, o perder de vista algo.
Otros miedos que se esconden detrás del desorden también pueden concentrarse en los muebles. Si se concentra en el escritorio o sitio de trabajo, supone frustración y deseo oculto de querer controlarlo todo. Si todo se esconde debajo de los muebles, habla de miedo a la opinión de los demás.
Más allá de cualquier significado, lo cierto es que el desorden constante es algo que puede convertirse en un obstáculo. Es bueno que de cuando en cuando nos desprendamos de aquello que puede ser dejado atrás. También es bueno que periódicamente despejemos nuestros espacios. Siempre es mejor andar más livianos y limpiar todo aquello que nos dificulta la movilidad.
Edith Sánchez
Si se establece una relación entre desorden y miedo es porque, en este caso, los objetos cumplen el papel de “cortina de humo”, o barrera que sirve para encubrir. ¿Qué esconden? Miedos. La desorganización es una expresión de que se quieren ocultar, o perder de vista algo.
Otros miedos que se esconden detrás del desorden también pueden concentrarse en los muebles. Si se concentra en el escritorio o sitio de trabajo, supone frustración y deseo oculto de querer controlarlo todo. Si todo se esconde debajo de los muebles, habla de miedo a la opinión de los demás.
Más allá de cualquier significado, lo cierto es que el desorden constante es algo que puede convertirse en un obstáculo. Es bueno que de cuando en cuando nos desprendamos de aquello que puede ser dejado atrás. También es bueno que periódicamente despejemos nuestros espacios. Siempre es mejor andar más livianos y limpiar todo aquello que nos dificulta la movilidad.
Edith Sánchez
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