Todos hemos estado en situaciones que roban energía emocional en algún momento. Son ese tipo de episodios que, de una u otra manera, te involucran profundamente. Sin embargo, después de haberlos experimentado, tienes la sensación de que te esforzaste mucho en ellos y, al final, te aportaron muy poco.
La energía emocional es otra manera de nombrar a la vitalidad. Esa fuerza de la que disponemos, antes de fatigarnos. Si decimos que algunas situaciones nos la roban es porque verdaderamente nos llevan a dilapidar esa vitalidad en asuntos que son insignificantes, pero que sí exigen esfuerzo.
“¿Amas la vida? Pues si amas la vida no malgastes el tiempo, porque el tiempo es el bien del que está hecha la vida”.
-Benjamin Franklin-
Las situaciones que nos roban energía emocional son muchas. Deben ser evitadas porque exigen demasiado y aportan poco a cambio. Son episodios que únicamente están ahí para distraernos de lo importante, de lo que sí nos enriquece. Aprendamos a identificarlas para evitarlas. Estas son cinco de ellas.
“¿Amas la vida? Pues si amas la vida no malgastes el tiempo, porque el tiempo es el bien del que está hecha la vida”.
-Benjamin Franklin-
Las situaciones que nos roban energía emocional son muchas. Deben ser evitadas porque exigen demasiado y aportan poco a cambio. Son episodios que únicamente están ahí para distraernos de lo importante, de lo que sí nos enriquece. Aprendamos a identificarlas para evitarlas. Estas son cinco de ellas.
1. Las discusiones sobre temas insignificantes
El debate es una oportunidad fabulosa de exponer puntos de vista propios y aprender de las opiniones ajenas. Pocas cosas enriquecen tanto como sostener un diálogo constructivo, entre personas que piensan diferente. Amplía la perspectiva y enriquece el pensamiento, además de fortalecer las habilidades comunicativas.
Algo muy diferente ocurre cuando lo que hay es dos personas que se sumergen en una discusión insignificante, cuyo único propósito es “ganarle al otro”, imponer los argumentos propios. Esto, con frecuencia, solo deja un malestar. Gastas un montón de energía, sacas a flote las peores facetas de ti mismo y al final solo es un tema de vanidad personal.
El debate es una oportunidad fabulosa de exponer puntos de vista propios y aprender de las opiniones ajenas. Pocas cosas enriquecen tanto como sostener un diálogo constructivo, entre personas que piensan diferente. Amplía la perspectiva y enriquece el pensamiento, además de fortalecer las habilidades comunicativas.
Algo muy diferente ocurre cuando lo que hay es dos personas que se sumergen en una discusión insignificante, cuyo único propósito es “ganarle al otro”, imponer los argumentos propios. Esto, con frecuencia, solo deja un malestar. Gastas un montón de energía, sacas a flote las peores facetas de ti mismo y al final solo es un tema de vanidad personal.
2. Las quejas, una de las situaciones que roban energía emocional
Tanto quejarse, como escuchar insistentemente las quejas de otros, son situaciones que roban energía emocional. De cuando en cuando, todos nos quejamos. Eso es normal. Pero a veces la queja se vuelve un hábito, una forma de vida. Una perspectiva en la que se dan vueltas y vueltas sobre el mismo problema, sin hacer algo efectivo por solucionarlo.
La queja es un discurso que induce a desarrollar una actitud de impotencia. La realidad no es lo que queremos que sea, pero en vez de concentrarnos en la forma como puede cambiarse, nos dedicamos a reiterar los aspectos negativos que nos confrontan. No vale la pena dedicarle tiempo a esto. No lleva sino a evadir las responsabilidades.
Tanto quejarse, como escuchar insistentemente las quejas de otros, son situaciones que roban energía emocional. De cuando en cuando, todos nos quejamos. Eso es normal. Pero a veces la queja se vuelve un hábito, una forma de vida. Una perspectiva en la que se dan vueltas y vueltas sobre el mismo problema, sin hacer algo efectivo por solucionarlo.
La queja es un discurso que induce a desarrollar una actitud de impotencia. La realidad no es lo que queremos que sea, pero en vez de concentrarnos en la forma como puede cambiarse, nos dedicamos a reiterar los aspectos negativos que nos confrontan. No vale la pena dedicarle tiempo a esto. No lleva sino a evadir las responsabilidades.
3. El cotilleo
Una de las situaciones que roba energía emocional es estar pendientes de la vida privada de los demás, en lugar de concentrarnos en la propia. Esta suerte de “voyerismo”, no es más que una muestra de falta de identidad. Quien chismea de los demás, se busca a sí mismo en los otros, pero no se encuentra.
Lo peor es que este tipo de actitudes suelen estar acompañadas de una crítica implacable a los otros. Se les observa y se busca involucrarse en su vida personal, con un ánimo destructivo. No hay peor manera de perder el tiempo que cotilleando. No solo te roba energía, sino que te degrada.
Una de las situaciones que roba energía emocional es estar pendientes de la vida privada de los demás, en lugar de concentrarnos en la propia. Esta suerte de “voyerismo”, no es más que una muestra de falta de identidad. Quien chismea de los demás, se busca a sí mismo en los otros, pero no se encuentra.
Lo peor es que este tipo de actitudes suelen estar acompañadas de una crítica implacable a los otros. Se les observa y se busca involucrarse en su vida personal, con un ánimo destructivo. No hay peor manera de perder el tiempo que cotilleando. No solo te roba energía, sino que te degrada.
4. Las dudas reiteradas
Rumiar los pensamientos en exceso casi siempre conduce a la confusión y a la inacción. Es claro que muchas decisiones deben ser sopesadas y que la única manera de hacer esto es repasando los pros y los contras que aparecen en el panorama. Pero de ahí a iniciar un ejercicio eterno de duda, hay un gran abismo.
Una de las situaciones que nos roba energía emocional es la duda compulsiva. Se llama así a ese ejercicio de pensar solo para ponerle “peros” al propio pensamiento. A ese tratar de encontrar la respuesta definitiva, solamente con la reflexión. Olvidamos que muchas respuestas llegan solo cuando se combina pensamiento y acción.
5. La búsqueda de aprobación
Se hace mucho para obtener la aprobación de los demás. A veces también es un tema que trasnocha, preocupa y termina desdibujándonos. En lugar de invertir tiempo en explorar quiénes somos, gustando o no a los demás, se dedican largos ratos a hacer cosas que les agraden a otros.
Esto es solamente tiempo perdido. La gente, o te acepta, o no. A veces por razones que escapan completamente a tu control. Si eres rubio, por rubio. O si eres suizo, por suizo. De hecho, un factor que genera rechazo es el excesivo deseo de aceptación. Por eso, no vale la pena empeñar tus esfuerzos en ello.
Estas situaciones que roban energía emocional deberían ser erradicadas de la vida personal. Generalmente terminamos involucrados en ellas cuando estamos confundidos, o pasamos por una etapa de inseguridad. Tu vida vale mucho. Tu tiempo también. No se lo regales a circunstancias que en nada te enriquecen.
Edith Sánchez
Rumiar los pensamientos en exceso casi siempre conduce a la confusión y a la inacción. Es claro que muchas decisiones deben ser sopesadas y que la única manera de hacer esto es repasando los pros y los contras que aparecen en el panorama. Pero de ahí a iniciar un ejercicio eterno de duda, hay un gran abismo.
Una de las situaciones que nos roba energía emocional es la duda compulsiva. Se llama así a ese ejercicio de pensar solo para ponerle “peros” al propio pensamiento. A ese tratar de encontrar la respuesta definitiva, solamente con la reflexión. Olvidamos que muchas respuestas llegan solo cuando se combina pensamiento y acción.
5. La búsqueda de aprobación
Se hace mucho para obtener la aprobación de los demás. A veces también es un tema que trasnocha, preocupa y termina desdibujándonos. En lugar de invertir tiempo en explorar quiénes somos, gustando o no a los demás, se dedican largos ratos a hacer cosas que les agraden a otros.
Esto es solamente tiempo perdido. La gente, o te acepta, o no. A veces por razones que escapan completamente a tu control. Si eres rubio, por rubio. O si eres suizo, por suizo. De hecho, un factor que genera rechazo es el excesivo deseo de aceptación. Por eso, no vale la pena empeñar tus esfuerzos en ello.
Estas situaciones que roban energía emocional deberían ser erradicadas de la vida personal. Generalmente terminamos involucrados en ellas cuando estamos confundidos, o pasamos por una etapa de inseguridad. Tu vida vale mucho. Tu tiempo también. No se lo regales a circunstancias que en nada te enriquecen.
Edith Sánchez
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