Nos encontramos en un mundo donde se nos exige ser competitivos, donde ser grande es casi una obligación hacia la que nos sentimos arrastrados para dar lo mejor de nosotros mismos y alcanzar los mejores resultados. Esto provoca que muchas personas pisen a los demás para poder ser los mejores y lograr ese primer puesto tan ansiado.
Pero, pisar no es lícito y tiene sus consecuencias. Como ya bien decía Lily Tomlin “el problema de ascender pisando a los demás es que, aunque subas, no aumenta tu estatura”. Por mucho que te esfuerces, tu éxito será tan solo aparente.
Cuidado a quien pisas para subir porque quizás te lo encuentres al bajar
Sitúate al lado, no encima de las personas
Las personas que se encuentran a tu lado pueden ser los mejores propulsores para que logres tus metas. Si las aplastas para conseguir objetivos, estarás evitando aprender de ellas. Pero, eso quizás no te importa, tal vez lo único que quieras es estar en el primer lugar, delante de todas ellas, cueste lo que cueste. Entonces, deberías preguntarte “¿para qué?”
A veces, no sabemos por qué queremos ser mejores que los demás. Simplemente, necesitamos hacernos notar para llenar nuestro ego y dibujar miradas de envidia. Pero, esto no te está llenando, te vas a sentir vacío aunque llegues a la meta. Porque, debido a tu actitud, no llegarás acompañado, sino solo.
Los éxitos en soledad y por el mero afán de sentirse mejor que otros, no tiene un aliciente que vaya más allá. Una vez conseguido ¿qué es lo que te queda? Te sentirás solo, muchos te odiarán y otros tantos te ignorarán. Porque ser el mejor, postularse para ser el primero, no siempre te hará feliz, sino que más bien te hará sentirte terriblemente vacío.
A fuerza de pisar a los demás, no te das cuenta de que solo arrastras porquería bajo tus zapatos
Además, piensa en el juego sucio que has llevado a cabo para poder llegar a donde estás. Has jugado las cartas de la mentira, la deshonestidad, has perdido amigos y has decepcionado a muchas personas. Puede que estés arriba de todo, pero no estás del todo satisfecho porque tu forma de actuar no ha sido la correcta.
Por eso, si pudieses volver atrás, lo mejor sería rectificar situándote al lado de los demás. De esta manera, podrías aprender de ellos, hacerlos tus compañeros de aventura y partícipes también de ella. El sentimiento que te inundaría al alcanzar la meta sería mucho más placentero que el que ahora sientes. Las sonrisas que te brindarían los demás, serían sinceras, no cargadas de rencor y decepción.
Ser grande no a cualquier precio
Ahora mismo, sabes que no tienes que ser grande a cualquier precio: así no merecerá la pena llegar hasta el final. Está bien que pienses en ti mismo y en tu propio beneficio, pero nunca tu actitud debe estar orientada a pisotear a los que están a tu alrededor. Quizás lo has hecho alguna vez, pero no te has dado cuenta. Estas son algunas formas de pisar a los demás:
En público denigras su trabajo y te burlas de sus logros provocando, conscientemente, mucha inseguridad en la otra persona.
Siempre que puedas utilizarás la confianza que te tiene a tu favor, mintiendo y dándole la vuelta a la tortilla a todo lo que haga para quitártelo del medio.
Tu objetivo es ser grande por lo que siempre intentarás destacar, pero como no se puede destacar en todo, salvarás esta situación humillando y criticando el trabajo de los demás.
Estas son algunas situaciones que quizás hayas vivido. Es una forma de jugar sucio, tal vez porque no exista verdadero aprecio hacia las personas que hay alrededor o, simplemente, porque uno está tan centrado en la meta que todo lo demás ya no le importa.
En ocasiones, esta obsesión por llegar más allá que los demás responde a una falta de autoestima y seguridad, asentadas en un lugar donde nace el miedo porque alguien te supere. Piensas que jugando limpio no conseguirás tu objetivo porque sabes que siempre habrá personas mejores que tú.
“El éxito no se consigue pisando a los demás. Es en la ayuda mutua donde reside el secreto. Si piensas en llegar solo, te quedarás solo y sin llegar”
-Jorge Álvarez Camacho-
Lo que no sabes es que una vez estés arriba y te encuentres solo, todo lo que has conseguido caerá en picado. Porque es muy difícil mantener lo que no se ha logrado de la mejor manera. Es más, tal vez cuando emprendas el descenso, te encuentres con todos aquellos que una vez habías pisoteado.
Cada uno de nosotros tiene sus propias metas y tenemos que llegar a ellas sin que nadie más se vea afectado. Es cierto que en determinadas circunstancias todos luchan por un mismo fin y ahí el mejor normalmente gana. Pero, no pasa nada si es otro el que llega arriba. Si lo has hecho bien, habrás aprendido y sabrás que existen otras posibilidades. No es necesario ser grande cueste lo que cueste.
Raquel Lemos Rodríguez
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