El miedo es un sentimiento que experimentamos naturalmente. Puede decirse que es un arma de defensa ante el peligro, puesto que nos hace actuar en situaciones no deseadas para estar a salvo. De esta manera, es una reacción que no siempre es mala. No obstante, cuando el miedo paraliza y nos impide desarrollarnos en nuestra vida es nocivo, el miedo al fracaso, por lo tanto, es muy común, casi todas las personas lo hemos experimentado alguna vez. Por eso, en esta oportunidad te enseñamos cómo superarlo y usarlo a tu favor. ¡Presta mucha atención!
El fracaso es parte de la vida
El fracaso es un hecho con el que debemos lidiar siempre en nuestras vidas, y debemos aceptarlo tal cual es. Es normal que nuestros planes no se desarrollen como esperamos y el desenlace no sea el indicado; día a día vemos a muchas personas exitosas caer y fracasar. También, hemos visto cómo se levantan y vuelven a recuperar lo perdido. Fracasar puede ser concebido casi como una muerte. La mente humana lo percibe como algo irreparable, una pérdida total. Más allá de eso, podemos verlo como algo imperdonable, de allí que cuando fracasamos sentimos que nuestras capacidades son nulas. Se trata de un golpe muy duro a nuestra autoestima y amor propio.
El fracaso es algo que en nuestra naturaleza no puede permitirse: el miedo al fracaso, por tal, es consecuencia de la presión por evitarlo. Este sentimiento puede impedirnos actuar y paralizarnos, lo cual, en el peor de los casos, causa el fracaso inminente. Dejar de actuar por miedo puede provocar un desenlace no deseado.
El fracaso es un hecho con el que debemos lidiar siempre en nuestras vidas, y debemos aceptarlo tal cual es. Es normal que nuestros planes no se desarrollen como esperamos y el desenlace no sea el indicado; día a día vemos a muchas personas exitosas caer y fracasar. También, hemos visto cómo se levantan y vuelven a recuperar lo perdido. Fracasar puede ser concebido casi como una muerte. La mente humana lo percibe como algo irreparable, una pérdida total. Más allá de eso, podemos verlo como algo imperdonable, de allí que cuando fracasamos sentimos que nuestras capacidades son nulas. Se trata de un golpe muy duro a nuestra autoestima y amor propio.
El fracaso es algo que en nuestra naturaleza no puede permitirse: el miedo al fracaso, por tal, es consecuencia de la presión por evitarlo. Este sentimiento puede impedirnos actuar y paralizarnos, lo cual, en el peor de los casos, causa el fracaso inminente. Dejar de actuar por miedo puede provocar un desenlace no deseado.
Si eres emprendedor debes convivir con el fracaso
Como decíamos anteriormente, el fracaso forma parte de la vida de toda persona. No obstante, si eres emprendedor, es un hecho garantizado que deberás aprender a vivir con el miedo al fracaso. Los emprendedores viven al riesgo, es decir, la incertidumbre es su pan de cada día. Es casi seguro que en algún momento, tarde o temprano, lo experimenten.
Las emociones que están ligadas al concepto del fracaso, hacen que se limiten nuestras capacidades de afrontarlo. De allí que cuando una persona ha fracasado tenga la creencia de que le volverá a suceder lo mismo con futuros proyectos y deje de hacerlos. Aunque es una manera de alejar el peligro, también impide tener nuevas experiencias que pudieran resultar exitosas. En todo caso, el miedo nos elimina la posibilidad de intentarlo y de vivir.
Si has decidido ser emprendedor, deberás saber cómo superar el miedo al fracaso y más allá de eso, conocer la forma de usarlo a tu favor, pues puede ser un arma a la que se le puede sacar mucho provecho si es asumida correctamente. Esta emoción puede convertirse en el motor que necesitamos para lograr alcanzar nuestras metas. Pero, ¿cómo puedo vencer el miedo y convertirlo a mi favor? A continuación te contamos la mejor forma de hacerlo.
¿Cómo vencer el miedo al fracaso?
En primer lugar, está comprobado que las emociones bien canalizadas pueden ayudarnos a lograr nuestros objetivos. El miedo al fracaso no escapa de ello. Este sentimiento tan negativo puede convertirse en el empujón que necesitamos para trabajar en pro de alcanzar nuestras metas. Todo va a depender de la manera en que asumamos la situación, y sobre todo, de nuestra actitud ante la vida. Debemos ver en cada situación que se nos presente por más mala que parezca, una oportunidad para avanzar.
Segundo, no se trata de ser optimista, lo cual es un ingrediente necesario. Debemos interpretar la situación de la mejor manera, no anticiparse a lo que sucederá y realizar la valoración correcta de los resultados obtenidos. Podemos evitar exponernos a ciertas situaciones de peligro que de seguro conllevan a una pérdida o fracaso, sin embargo, no podemos limitarnos ni negarnos la oportunidad de vivir nuevas experiencias. Quedarse con la incertidumbre de no saber lo que hubiera ocurrido no es una opción.
Tercero, es necesario controlar la ansiedad y el estrés que generan el miedo al fracaso. Aunque la primera se trata de un mecanismo que nos permite ponernos alerta, en algunos casos este mecanismo falla, convirtiéndose en una respuesta no apropiada a la situación. Eso da como resultado una valoración de la situación irreal, desajustada y exagerada.
Cuarto, se debe asumir la realidad con objetividad. La distorsión de la realidad nos hace entrar en pánico. El pánico a su vez nos paraliza y evita que podamos tomar las mejores decisiones, pues no pensamos con claridad, creyendo que todo es un riesgo excesivo y que no podemos afrontarlo, amplificando los resultados que pensamos serán negativos inminentemente. De esta manera, podemos tener una visión catastrófica de la vida donde confundimos los errores con fracasos.
Que el miedo al fracaso sea tu mejor aliado
En conclusión, detrás del miedo al fracaso hay una visión muy negativa del mundo y de la realidad, la cual se torna automática y recurrente en las personas que han experimentado el fracaso alguna vez. De allí que lleguemos a concebirnos como incapaces para enfrentar o asumir cualquier reto o nuevo proyecto. Se trata de una barrera impuesta por nosotros mismos sin darnos cuenta.
Hacer del miedo al fracaso nuestro mejor aliado, sólo depende de nosotros mismos. Convertir dicha barrera en un puente que nos permita cruzar hacia el éxito es simplemente una decisión: asumir la vida bajo la premisa del fracaso es una pésima estrategia.
Debemos aprender a diferenciar los fracasos de los errores. Un error puede cometerse por desconocimiento y no significar el fracaso de la tarea. Cuando sentimos miedo al fracaso pensamos que cometer alguna equivocación es igual a fracasar. No es así. Por otro lado, pensar que tener un fracaso es lo mismo a ser una persona fracasada es una gran equivocación; es un pensamiento muy alejado de la realidad y además cruel. En última instancia, por mala que haya sido la experiencia no todo es pérdida, recuerda que de todo se aprende y siempre nos queda una enseñanza.
Phrònesis
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