Los seres humanos tenemos una tendencia natural al bienestar, la comodidad y el equilibrio. En una actitud conservadurista y de ahorro energético, buscamos hacer el menor esfuerzo y, de esta manera, tener una percepción de tranquilidad y seguridad personal. La zona de confort es un estado mental que denota una aparente comodidad, en el que nos sentimos seguros por tener la sensación de llevar todo bajo control, de estar libres de amenazas y creernos protegidos por la certidumbre que esto implica. En suma, de estar alejados de las respuestas de estrés.
La percepción de bienestar que se genera en la zona de confort es una falacia o engaño, en tanto constituye un espacio de estancamiento personal por no pretenderse avanzar más allá del estado subjetivo de tranquilidad. En últimas, el objetivo de permanecer en este estado es evitar el miedo y la ansiedad generados por emprender nuevas tareas, nuevos retos o buscar otros rumbos.
En este sentido, la zona de confort constituye una forma de conformismo que frena e inhibe cualquier posibilidad de trascendencia. Generalmente se asume con base en anticipaciones negativas y de amenaza ante nuevas tareas, con la percepción de no tener las herramientas o habilidades suficientes para realizarlas, por lo que es mejor “quedarse quieto”, para estar más seguro.
En este sentido, la zona de confort constituye una forma de conformismo que frena e inhibe cualquier posibilidad de trascendencia. Generalmente se asume con base en anticipaciones negativas y de amenaza ante nuevas tareas, con la percepción de no tener las herramientas o habilidades suficientes para realizarlas, por lo que es mejor “quedarse quieto”, para estar más seguro.
Salir de la zona de confort
Estar por fuera de la zona de confort genera una sensación emancipatoria o de liberación, en donde se rompen barreras construidas de manera simbólica para protegerse de los peligros que implica asumir ciertos riesgos. El temor a lo desconocido y la incertidumbre al emprender nuevos proyectos, nos privan de descubrir otros horizontes que pueden darle un tono de mayor trascendencia a la existencia.
Para superar las fronteras de la zona de confort, es necesario plantearse metas racionales que nos permitan ir más allá y crecer de manera auténtica, además de creer en nuestras propias capacidades y fortalezas como individuos.
La rutina es un obstáculo para salir de esta zona. La creatividad y lo novedoso aportan al crecimiento personal y a la búsqueda de metas significativas. Como plantea el psicólogo inglés Edward de Bono, el pensamiento vertical es rutinizado, limitado, intrascendente, mientras que el pensamiento lateral, que implica contemplar las demandas cotidianas de manera creativa, permite tomar decisiones pertinentes para crecer como personas.
Tips para salir de la zona de confort
Algunas estrategias que nos permiten salir de la zona de confort son:
Estar por fuera de la zona de confort genera una sensación emancipatoria o de liberación, en donde se rompen barreras construidas de manera simbólica para protegerse de los peligros que implica asumir ciertos riesgos. El temor a lo desconocido y la incertidumbre al emprender nuevos proyectos, nos privan de descubrir otros horizontes que pueden darle un tono de mayor trascendencia a la existencia.
Para superar las fronteras de la zona de confort, es necesario plantearse metas racionales que nos permitan ir más allá y crecer de manera auténtica, además de creer en nuestras propias capacidades y fortalezas como individuos.
La rutina es un obstáculo para salir de esta zona. La creatividad y lo novedoso aportan al crecimiento personal y a la búsqueda de metas significativas. Como plantea el psicólogo inglés Edward de Bono, el pensamiento vertical es rutinizado, limitado, intrascendente, mientras que el pensamiento lateral, que implica contemplar las demandas cotidianas de manera creativa, permite tomar decisiones pertinentes para crecer como personas.
Tips para salir de la zona de confort
Algunas estrategias que nos permiten salir de la zona de confort son:
- Identifica tu zona de confort. El primer paso para salir de la zona de confort es tomar conciencia de ella. Reconocer los miedos que nos impiden trascender y afrontarlos de manera oportuna.
- Define metas en tu vida que impliquen trascendencia. Proponerse metas de superación personal es la clave para trascender y no quedarse estático. Las metas nos llevan a movilizarnos hacia adelante en su consecución, lo que dinamiza nuestra existencia.
- Toma riesgos racionales. Quien no toma riesgos no puede avanzar en sus propósitos. Los riesgos racionales nos permiten luchar por las metas, asumiendo que el fracaso es una opción que debe contemplarse.
- Evita la tendencia a procrastinar. La procrastinación es la tendencia a postergarlo todo, es “dejar para mañana lo que podemos hacer hoy”. Postergar las cosas conlleva a no desarrollar habilidades de afrontamiento ante los retos de la vida.
- Deja de sacar excusas para no hacer algo y encuentra razones para hacerlo. El esfuerzo en encontrar excusas para evitar hacer algo podría utilizarse, de manera funcional, en tener razones para esforzarse en obtener logros esperados.
- Cree en ti mismo, en tu propio potencial. La confianza en sí mismo es la clave para obtener los logros esperados. Poseemos mayor potencial del que creemos, pero por trampas mentales que nos tendemos a nosotros mismos, dejamos de intentar hacer cosas teniendo el potencial para realizarlas.
- Toma ahora mismo la decisión de actuar. Ningún cambio es estático, las transformaciones son dinámicas y requieren movimiento. Para salir de la zona de confort no vasta con tener el propósito de hacerlo, sino actuar en consonancia con ello.
- Reconoce que la decisión está en ti. Tú y sólo tú eres quien puede hacer algo para liberarte de la zona de confort. Permanecer en ella es muestra de mediocridad. Tienes el potencial para avanzar. El poder de trascender está en tus manos.
Dr. Rodrigo Mazo Zea
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