A veces, nos entregamos a amar a otra persona sin pararnos antes a conocernos, a valorarnos y a aprender a amarnos a nosotros mismos. La cuestión es que cuando este amor propio falta y somos unos desconocidos para nosotros, las relaciones que establecemos con los demás no son totalmente auténticas y, en ocasiones, establecemos vínculos que no nos benefician.
Por esta razón, el autoconocimiento es fundamental. Nos ayuda a saborear el bienestar y, además, es el sostén de las relaciones saludables porque nos permite decidir sobre aquello que nos hace bien, nos interesa y nos enriquece, así como detectar en qué situaciones o con qué personas debemos tener más precaución.
Así, una regla fundamental para ser feliz con los demás es primero serlo con uno mismo. Por lo tanto, algo que no puedes olvidar es que aunque te merezcas a alguien que te quiera de verdad, ese amor, primero tienes que experimentarlo por ti mismo.
Por otro lado, para aventurarte por el sendero del amor y disfrutarlo de manera plena y correspondida, puedes comenzar tu andanza averiguando quién eres para aprender a amarte y respetarte. Y, luego, reflexionar sobre lo que verdaderamente quieres en una relación, sin olvidar algo muy importante: estar dispuesto a dar el mismo amor y respeto que quieres recibir del otro.
“Aceptamos el amor que creemos merecer”.
-Stephen Chbosky-
Te mereces a alguien que te quiera de verdad
“Te mereces a alguien que te mire a los ojos cuando hablas.
Te mereces a alguien que no se canse de darte besos.
Te mereces a alguien que te contemple cuando duermes.
Te mereces a alguien que te abrace cuando estés triste.
Te mereces a alguien que te haga reír y no llorar.
Te mereces cada gesto, cada mirada, cada sonrisa de cariño.
Te mereces todo el amor que eres capaz de dar.
Te lo has ganado con cada gesto, cada mirada, cada sonrisa de cariño, que has dado.
Te lo has ganado por tu paciencia, por tu valor para ilusionarte y por tu fuerza a pesar de desilusionarte.
Te lo has ganado por ser quien eres, simplemente por ser tú.”
-Jokebec Vergara-
En el anterior poema, titulado Te mereces a alguien que te quiera de verdad, se dibujan algunas pinceladas de lo que, idealmente, las personas merecemos en una relación de pareja.
Aunque no debería olvidarse que cada persona es distinta y, por ello, cada cual necesita ser tratado de una manera algo particular y diferente para alcanzar la felicidad en la pareja. Es, por tanto, muy importante aprender a amar a la otra persona tal y como necesita ser amada y, al mismo tiempo, enseñarla a amarte como tú necesitas. Y para ello, la aceptación es una buena aliada.
Eso sí, independientemente de unos y otros, algo que prácticamente todos necesitamos y deseamos es sentir que el otro nos da cariño, nos respeta y que experimenta amor por nosotros. Amor tangible, de ese que se demuestra con los actos y no del que se pierde entre palabras vacías. De ahí que los actos y los pequeños detalles sean unos buenos nutrientes para el crecimiento de la relación.
“El amor es como el viento, no se puede ver, pero se puede sentir”.
-Nicholas Sparks-
La persona adecuada: alguien que te quiera de verdad
Ahora bien, ¿cómo saber quién es la persona adecuada? No es fácil responder a esta pregunta. La vida está llena de altibajos, decepciones, momentos de alegría, pero también de sufrimiento. De hecho, a lo largo de nuestra vida, conocemos a muchas personas… pero, ¿cuál es esa que nos corresponde?
En general, la persona adecuada, ese ser capacitado y dispuesto a ofrecerte el amor que mereces y que deseas, puede encontrarte cuando estés preparado para dar y recibir ese amor. Aunque bien es cierto que existen casos en los que una persona enseña a otra a descubrirse y quererse.
Aunque lo importante más allá del amor es estar dispuestos a caminar en la misma dirección: la construcción de la relación, el cuidado del jardín que nace a partir del amor. Un camino que se hace no con los pies, sino con el corazón, junto al esfuerzo y cuidado diarios.
Porque la persona adecuada tratará de retarte día a día a ser mejor persona, a enfrentarte a tus miedos y a correr riesgos. Te aceptará cómo eres, tanto a tus luces como a tus sombras. Te apoyará, cuidará de ti y lo mejor de todo, crecerá junto a ti, aunque a su ritmo.
Cuando ambos estéis dispuestos a encontrar el amor, pero al mismo tiempo estéis preparados para ser felices por vosotros mismos y podáis tener una vida plena sin necesidad de pareja, entonces el deseo de compartir vuestra existencia con otra persona podrá convertirse más fácilmente en realidad.
Además, ese amor que te mereces, ese amor que es bondadoso y te hace crecer y evolucionar como persona, puede provocar en los demás un efecto positivo. De alguna forma, puede ejercer como un ejemplo que les ayude a creer en el amor verdadero. Y esto es algo maravilloso.
Por lo tanto, descúbrete, quiérete y luego haz lo mismo con el otro. Porque no hay nada más bonito que cultivar vínculos respetuosos llenos de afecto que nos impulsen a ser mejor porque el sostén que los mantiene es el amor.
Cristina Calle Guisado
Así, una regla fundamental para ser feliz con los demás es primero serlo con uno mismo. Por lo tanto, algo que no puedes olvidar es que aunque te merezcas a alguien que te quiera de verdad, ese amor, primero tienes que experimentarlo por ti mismo.
Por otro lado, para aventurarte por el sendero del amor y disfrutarlo de manera plena y correspondida, puedes comenzar tu andanza averiguando quién eres para aprender a amarte y respetarte. Y, luego, reflexionar sobre lo que verdaderamente quieres en una relación, sin olvidar algo muy importante: estar dispuesto a dar el mismo amor y respeto que quieres recibir del otro.
“Aceptamos el amor que creemos merecer”.
-Stephen Chbosky-
Te mereces a alguien que te quiera de verdad
“Te mereces a alguien que te mire a los ojos cuando hablas.
Te mereces a alguien que no se canse de darte besos.
Te mereces a alguien que te contemple cuando duermes.
Te mereces a alguien que te abrace cuando estés triste.
Te mereces a alguien que te haga reír y no llorar.
Te mereces cada gesto, cada mirada, cada sonrisa de cariño.
Te mereces todo el amor que eres capaz de dar.
Te lo has ganado con cada gesto, cada mirada, cada sonrisa de cariño, que has dado.
Te lo has ganado por tu paciencia, por tu valor para ilusionarte y por tu fuerza a pesar de desilusionarte.
Te lo has ganado por ser quien eres, simplemente por ser tú.”
-Jokebec Vergara-
En el anterior poema, titulado Te mereces a alguien que te quiera de verdad, se dibujan algunas pinceladas de lo que, idealmente, las personas merecemos en una relación de pareja.
Aunque no debería olvidarse que cada persona es distinta y, por ello, cada cual necesita ser tratado de una manera algo particular y diferente para alcanzar la felicidad en la pareja. Es, por tanto, muy importante aprender a amar a la otra persona tal y como necesita ser amada y, al mismo tiempo, enseñarla a amarte como tú necesitas. Y para ello, la aceptación es una buena aliada.
Eso sí, independientemente de unos y otros, algo que prácticamente todos necesitamos y deseamos es sentir que el otro nos da cariño, nos respeta y que experimenta amor por nosotros. Amor tangible, de ese que se demuestra con los actos y no del que se pierde entre palabras vacías. De ahí que los actos y los pequeños detalles sean unos buenos nutrientes para el crecimiento de la relación.
“El amor es como el viento, no se puede ver, pero se puede sentir”.
-Nicholas Sparks-
La persona adecuada: alguien que te quiera de verdad
Ahora bien, ¿cómo saber quién es la persona adecuada? No es fácil responder a esta pregunta. La vida está llena de altibajos, decepciones, momentos de alegría, pero también de sufrimiento. De hecho, a lo largo de nuestra vida, conocemos a muchas personas… pero, ¿cuál es esa que nos corresponde?
En general, la persona adecuada, ese ser capacitado y dispuesto a ofrecerte el amor que mereces y que deseas, puede encontrarte cuando estés preparado para dar y recibir ese amor. Aunque bien es cierto que existen casos en los que una persona enseña a otra a descubrirse y quererse.
Aunque lo importante más allá del amor es estar dispuestos a caminar en la misma dirección: la construcción de la relación, el cuidado del jardín que nace a partir del amor. Un camino que se hace no con los pies, sino con el corazón, junto al esfuerzo y cuidado diarios.
Porque la persona adecuada tratará de retarte día a día a ser mejor persona, a enfrentarte a tus miedos y a correr riesgos. Te aceptará cómo eres, tanto a tus luces como a tus sombras. Te apoyará, cuidará de ti y lo mejor de todo, crecerá junto a ti, aunque a su ritmo.
Cuando ambos estéis dispuestos a encontrar el amor, pero al mismo tiempo estéis preparados para ser felices por vosotros mismos y podáis tener una vida plena sin necesidad de pareja, entonces el deseo de compartir vuestra existencia con otra persona podrá convertirse más fácilmente en realidad.
Además, ese amor que te mereces, ese amor que es bondadoso y te hace crecer y evolucionar como persona, puede provocar en los demás un efecto positivo. De alguna forma, puede ejercer como un ejemplo que les ayude a creer en el amor verdadero. Y esto es algo maravilloso.
Por lo tanto, descúbrete, quiérete y luego haz lo mismo con el otro. Porque no hay nada más bonito que cultivar vínculos respetuosos llenos de afecto que nos impulsen a ser mejor porque el sostén que los mantiene es el amor.
Cristina Calle Guisado
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