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miércoles, abril 03, 2019

Cuando hieren tus sentimientos: la importancia de la expresión emocional

Si hieren tus sentimientos de manera frecuente o intensa, y no reaccionas, te romperás cada día un poco más. Porque fuerte no es aquel que más resiste, que más calla y contiene lo que siente. Fuerte es quien se da permiso para expresar sus emociones y necesidades marcando límites. Ahora bien, sabemos que no es fácil, pero proteger nuestros sentimientos es un ejercicio de higiene y salud.

 
 
A menudo, oímos aquello de que no hay nada tan difícil como ser adulto. Es llegar a esa etapa de la vida donde de pronto, aspectos como el trabajo, la economía, la familia y la realización personal es poco más que un caos donde intentar mantenernos a flote. Sin embargo, se nos olvida que en realidad el ciclo vital más relevante del ser humano es su infancia y adolescencia.

Es en estas primeras etapas donde se asientan los más valiosos aprendizajes. Uno de los más importantes es sin duda aquel que tiene que ver con nuestras competencias emocionales. Pensemos en ello durante un momento: en nuestra infancia, ¿alguien nos enseñó a diferenciar una emoción de un sentimiento? ¿Nos instruyeron para ser asertivos, para reconocer nuestras necesidades emocionales y saber comunicarlas con efectividad?

La realidad es que estos aprendizajes no siempre se asientan con efectividad. De ahí que lleguemos a edades adultas medio perdidos, vulnerables y altamente sensibles a las dinámicas de un entorno que no siempre es fácil, ahí donde hasta las personas más significativas pueden en un momento dado herir nuestros sentimientos. ¿Qué deberíamos hacer en estos casos?

“Una emoción no causa dolor. La resistencia o supresión de una emoción sí causa sufrimiento”.
-Frederick Dodson- 
 
Cuando hieren tus sentimientos: claves para ser asertivos

Cuando hieren tus sentimientos sueles reaccionar de dos modos: guardando silencio o respondiendo al instante llevado por la ira, el agravio y la indignación. Ahora bien, todo se complica un poco más cuando quienes cruzan esa línea invisible del respeto son figuras cercanas: nuestra pareja, algún familiar, un amigo e incluso nuestro jefe.

En esas situaciones surgen múltiples reticencias. Ahí está la marca de la ofensa no hay duda, pero ¿cómo la gestiono? ¿cómo atreverme? ¿cómo le digo a esa persona que ha herido mis sentimientos sin perder la calma, sin mostrarme agresivo pero emitiendo a su vez un mensaje claro? La comunicación emocional es sin duda nuestra cuenta pendiente y debemos trabajar en ella. Estas serían algunas claves que nos podrían servir de ayuda. 

Descifrando la emoción sentida para poder defenderme con asertividad

En un estudio publicado en la revista Nature, el célebre neurofisiólogo Antonio Damasio nos recuerda la importancia de saber diferenciar una emoción de un sentimiento. Para empezar, una emoción es toda una colección de respuestas químicas y neuronales que experimentamos ante la presencia de un estímulo. Nuestro cuerpo es el primero en sentir el impacto de algo que altera nuestra homeostasis, nuestro equilibrio interno.
  • En segundo lugar, la mente es la que traduce esa emoción en un sentimiento. Cuando somos capaces de traducir lo que sentimos en pensamientos aparece el sentimiento. Entonces, ¿qué implicación tiene esto cuando alguien nos vulnera, cuando nos critican u ofenden?
  • Las personas tenemos la obligación de descifrar esa emoción sentida. De este modo, cuando experimentes ese nudo en el estómago, ese corazón que se acelera o ese quemazón en el pecho, detente y traduce. No lo silencies, no te digas a ti mismo que no es nada. Tómate el esfuerzo de dar nombre a lo que sientes, de identificar y clarificar sentimientos. 
 
“Yo me siento”, la valentía de declarar sentimientos en la comunicación asertiva

Una vez hemos dado nombre a esos sentimientos que hay en nuestro interior (humillación, indignación, dolor, decepción, tristeza, sensación de engaño…) el siguiente paso será proceder a la comunicación. Para ello, vamos a tener en mente el pronombre personal “yo”.

Quizás en nuestra rutina nos cueste empezar nuestras frases con este pronombre. Sin embargo, en la comunicación asertiva y emocional es altamente necesaria. Así, cuando hieren tus sentimientos, no dudes en seguir la siguiente práctica:
  • “Yo me he sentido humillado cuando has hecho ese comentario. Puede que lo hayas hecho sin querer, pero te pido que lo tengas en cuenta y que no se repita”.
  • “Yo siento que me has decepcionado con la decisión que has tomado. No me has tenido en cuenta, no me has preguntado”. 
 
Cuando hieren tus sentimientos favorece la responsabilidad emocional

Si hieren tus sentimientos debes tener en mente una idea: defenderte, clarificar y asentar las bases para que algo así no vuelva a repetirse. Para ello vamos a invitar a la otra persona a que ejerza junto a nosotros la responsabilidad emocional. ¿Qué significa esto? Básicamente lo siguiente:
  • En primer lugar estableceremos un acuerdo de responsabilidad emocional con nosotros mismos. Si hieren tus sentimientos, las responsabilidad es del otro, pero si lo vuelven a hacer y te has protegido, la responsabilidad contigo mismo pasa a ser tuya. Una responsabilidad, eso sí, que no te convierte en culpable.
  • A su vez, debemos conseguir que la otra persona tome conciencia de su actitud. La haremos entender que una relación, sea la que sea, exige respeto y responsabilidad. Lo que ha sucedido no puede volver a repetirse. Ambas partes aprenderemos de lo sucedido y nos esforzaremos por crear interacciones más empáticas, humanas y significativas.

Para concluir, cabe señalar solo un aspecto: estos procesos llevan tiempo. Aprender a ser asertivos y manejar nuestras emociones para comunicar con efectividad es algo que se consigue con la práctica. Por tanto, no lo olvides, si hieren tus sentimientos aplica estas estrategias: los cambios se notan.

Valeria Sabater

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