Se acerca otro cumpleaños y me entró la idea de hacerme un tatuaje y sin pensarlo mucho lo hice. Si, soy consciente de que sorprendió a mucha gente, a mi familia y amigos. Sin embargo el llegar a 44 años te hace ver que debes de pedir menos opiniones y atreverte más, dado que es tu vida y nunca todos estarán de acuerdo contigo.
Fue una experiencia cansada, dolorosa. Terminar y ver mi tatuaje me dio satisfacción. Aguantar el dolor al pensar "me merezco el resultado, el pensar en mí, nadie me dijo que era placentero y aquí estoy por mi propia voluntad". Me dormí temprano para reponerme del cansancio y aquí estoy de madrugada, cansado de la espalda habiendo pasado 2 horas tratando de volver a dormir, llenando mi mente de ideas establecidas para que no ande tan loca como siempre.
Recordé que ya casi son 7 años sin pareja estable, solo algunas salidas temporales. Que comencé a ir al cine y a cenar por mi cuenta hasta que se me hizo rutina, que este año me animé a viajar solo por primera vez y visitar en un viaje organizado a un lugar que siempre quise. Que también afronté el reto de asistir a un Temazcal tradicional y permanecer durante todo el proceso (puertas). Que escribí y publiqué un libro para mis hijas. Que decidí, después de 35 años, meterme a clases de natación para vencer el miedo y disfrutar el agua. Que mi trabajo y salud van bien. Y que, como símbolo de ese crecimiento y madurez espiritual y personal decidí hacerme un tatuaje del Ying y Yang en el pecho representando mi dualidad e imperfección. Soy luz y sombras, al enfocarme en la luz descubro todo lo escondido en mi inconsciente y aceptando mi parte reprimida y escondida descubro luz. Las figuras no son las comunes, están hechas de dragones y tampoco son puras, luces azules y moradas las mezclan, les dan fuerza, consistencia y me recuerdan lo vulnerable que soy.
Y, es cierto, han sido casi 7 años para aprender que no dependo de una pareja para ser feliz, que mi idea del amor romántico de película me impide vivir para mí, ser libre, independiente. Que mi autoestima en desarrollo me hace buscar, cada vez menos, a mujeres en situaciones de víctimas, porque siento que si las ayudo, ellas en gratitud me amarán, pero no por lo que soy sino por mi apoyo en esos momentos difíciles. Y cuando pienso en las múltiples mujeres que me han atraído solo puedo reconocer que me conformo con personas rotas, porque internamente considero que una mujer plena no se fijaría en mí.
Y es una sensación incómoda pero de crecimiento, al ponerle luz a una sombra y aceptarla, la integras y así la puedes trabajar, no es evadiendo como se crece, es tocando la herida, sintiéndola, mirándola, agradeciendo el que esté ahí para mostrarte que falta mucho para evolucionar y que mi punto débil siguen siendo las relaciones. He avanzando, antes no me atrevía a decirle a alguien que me gustaba, me quedaba en amores platónicos, ahora lo hago aunque sé que solo es mi parte para buscar salir con alguien y conocerla, que no la compromete a aceptar y que me deja satisfecho ser auténtico, dejando los hubiera a un lado.
En una conferencia, Steve Jobs hablaba de unir los puntos y que solo se puede de adelante hacia atrás. Bueno, pues estoy en esos años que puedo unir mis puntos y descubrir los patrones que han marcado mi vida. Nunca he sido promotor de buscar el por qué de las cosas, se me hace más productivo enfocarme en el para qué. Aunque acepto, que como ahora, en paz y actitud de desarrollo, puedo mirar hacia el pasado dejando a un lado los tonos de queja y de víctima. De todas mis experiencias, en cada una de las áreas de mi vida, he tenido un aprendizaje y cada persona me ha apoyado, de una forma y otra, a ser la persona que soy. Un ser cambiante, dinámico, comprometido consigo mismo, que le encanta hacer cosas y que no se conforma con la comodidad de una situación. Que ha soportado muchos eventos dolorosos en su vida y que, aun así, sigue adelante con una sonrisa.
44 años que ya se fueron y no volverán. Cuenta regresiva para disfrutar lo que tengo, lo que soy. No es un año más, es un año menos y en cualquier momento llegará el final de esta historia. Ignoro cuánto tiempo falta, días, meses, años, décadas. Nadie tiene el tiempo comprado, en esta vida nada es seguro, ni la salud, ni el trabajo, ni la compañía de la gente. Tal vez, y solo tal vez, lo único seguro es que, si tienes la actitud, cada día te dará una lección para ser mejor persona si aceptas ese reto.
Wilmer Ramírez Valdez
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