Se cree que las experiencias espirituales son encuentros con mayores verdades o poderes relacionados con la fe. Estas experiencias espirituales pueden tomar muchas formas, dependiendo de cómo cada uno de nosotros interprete este concepto. Pero, ¿qué ocurre en el cerebro durante una experiencia espiritual, mística o religiosa?
La cuestión de qué sucede en el cerebro durante una experiencia espiritual se ha explorado en numerosas ocasiones. De hecho, los investigadores llevan décadas intrigados por la importancia de la espiritualidad en las vidas de las personas, por lo que se han centrado en estudiar qué sucede en el cerebro humano cuando las personas nos sentimos profundamente conectadas espiritualmente.
“Estas buscando el silencio de la montaña, pero lo buscas en el exterior. El silencio es accesible para ti ahora mismo, dentro de tu propio ser”.
-Ramana Maharshi-
“Estas buscando el silencio de la montaña, pero lo buscas en el exterior. El silencio es accesible para ti ahora mismo, dentro de tu propio ser”.
-Ramana Maharshi-
Diferentes formas de entender la experiencia espiritual
El problema es que el concepto de “espiritualidad” se puede entender de muchas maneras diferentes en culturas e individuos. En este sentido, cualquier cosa que alguien pueda llamar una “experiencia espiritual” puede estimular el cerebro de maneras muy complejas. Por esta razón, la tarea de precisar un mecanismo cerebral para la espiritualidad no es sencilla.
No obstante, pese a lo elevado del objetivo, los investigadores han seguido invirtiendo esfuerzos en este sentido. Entre sus conclusiones destaca la idea de que las regiones cerebrales múltiples están involucradas en el procesamiento de las experiencias de unión con un ser superior.
Además, otra conclusión que encontramos al final de diferentes estudios afirma que los individuos que participan en la práctica espiritual a largo plazo han disminuido la actividad en el lóbulo parietal derecho (relacionado con el enfoque auto-orientado). En otras palabras, las experiencias espirituales parecían aumentar, por así decirlo, desinterés en el cerebro.
“Para experimentar cada día la espiritualidad, necesitamos recordar que somos seres espirituales pasando algo de tiempo en un cuerpo humano”.
-Barbara de Angelis-
El problema es que el concepto de “espiritualidad” se puede entender de muchas maneras diferentes en culturas e individuos. En este sentido, cualquier cosa que alguien pueda llamar una “experiencia espiritual” puede estimular el cerebro de maneras muy complejas. Por esta razón, la tarea de precisar un mecanismo cerebral para la espiritualidad no es sencilla.
No obstante, pese a lo elevado del objetivo, los investigadores han seguido invirtiendo esfuerzos en este sentido. Entre sus conclusiones destaca la idea de que las regiones cerebrales múltiples están involucradas en el procesamiento de las experiencias de unión con un ser superior.
Además, otra conclusión que encontramos al final de diferentes estudios afirma que los individuos que participan en la práctica espiritual a largo plazo han disminuido la actividad en el lóbulo parietal derecho (relacionado con el enfoque auto-orientado). En otras palabras, las experiencias espirituales parecían aumentar, por así decirlo, desinterés en el cerebro.
“Para experimentar cada día la espiritualidad, necesitamos recordar que somos seres espirituales pasando algo de tiempo en un cuerpo humano”.
-Barbara de Angelis-
Espiritualidad y depresión
Lisa Miller, editora del Manual de Psicología y Espiritualidad de la Oxford University Press, ha llevado a cabo una serie de estudios sobre lo que sucede en el cerebro de personas con vidas espirituales intensas. Su investigación ha revelado que estas personas muestran un engrosamiento cortical en la corteza prefrontal.
Curiosamente, Miller dice que las personas que viven con depresión crónica experimentan adelgazamiento cortical en la misma región del cerebro. Esto dio forma a una hipótesis: la espiritualidad y la depresión son probablemente dos caras de la misma moneda.
Miller y un equipo de investigadores del Spirituality Mind Body Institute utilizaron la resonancia magnética funcional para averiguar qué sucede en los cerebros de las personas cuando imaginan una intensa experiencia espiritual.
Reclutaron personas dispuestas a participar en diferentes prácticas espirituales y religiosas. En un primer experimento, les pidieron que recordaran una experiencia espiritual personal mientras escaneaban sus cerebros. Se utilizaron guiones con instrucciones para describir una situación en la que sentían una fuerte conexión con un poder superior o una presencia espiritual.
Como todas tenían prácticas espirituales muy diferentes, las experiencias descritas en la guía del experimento abarcaron un rango extenso de variabilidad, desde “una relación bidireccional con un poder superior” y “una sensación sentida de unidad en la naturaleza junto al océano o en la cima de una montaña” hasta “estar en una zona de actividad física intensa (como deportes o yoga, conciencia repentina, conectividad o flotabilidad sentida corporalmente, meditación u oración”.
Los investigadores argumentan que esto se relaciona con una definición más amplia y moderna de espiritualidad que puede ser independiente de la religiosidad. Sus hallazgos se han publicado en la revista Cerebral Cortex.
Lisa Miller, editora del Manual de Psicología y Espiritualidad de la Oxford University Press, ha llevado a cabo una serie de estudios sobre lo que sucede en el cerebro de personas con vidas espirituales intensas. Su investigación ha revelado que estas personas muestran un engrosamiento cortical en la corteza prefrontal.
Curiosamente, Miller dice que las personas que viven con depresión crónica experimentan adelgazamiento cortical en la misma región del cerebro. Esto dio forma a una hipótesis: la espiritualidad y la depresión son probablemente dos caras de la misma moneda.
Miller y un equipo de investigadores del Spirituality Mind Body Institute utilizaron la resonancia magnética funcional para averiguar qué sucede en los cerebros de las personas cuando imaginan una intensa experiencia espiritual.
Reclutaron personas dispuestas a participar en diferentes prácticas espirituales y religiosas. En un primer experimento, les pidieron que recordaran una experiencia espiritual personal mientras escaneaban sus cerebros. Se utilizaron guiones con instrucciones para describir una situación en la que sentían una fuerte conexión con un poder superior o una presencia espiritual.
Como todas tenían prácticas espirituales muy diferentes, las experiencias descritas en la guía del experimento abarcaron un rango extenso de variabilidad, desde “una relación bidireccional con un poder superior” y “una sensación sentida de unidad en la naturaleza junto al océano o en la cima de una montaña” hasta “estar en una zona de actividad física intensa (como deportes o yoga, conciencia repentina, conectividad o flotabilidad sentida corporalmente, meditación u oración”.
Los investigadores argumentan que esto se relaciona con una definición más amplia y moderna de espiritualidad que puede ser independiente de la religiosidad. Sus hallazgos se han publicado en la revista Cerebral Cortex.
Espiritualidad y estrés
Estudiar la actividad cerebral de los voluntarios al imaginar una experiencia espiritual personal permitió a los científicos identificar las regiones cerebrales que parecían estar involucradas en el procesamiento de eventos espirituales.
Miller y sus colegas también compararon la actividad cerebral observada cuando los participantes describieron una experiencia espiritual con la actividad cerebral vista mientras los voluntarios imaginaban experiencias estresantes o neutrales que no desencadenaban emociones fuertes.
Al hacerlo, pudieron encontrar un patrón que dicen que solo se observa cuando se trata de una experiencia espiritual. Así, descubrieron que el lóbulo parietal inferior, vinculado con la conciencia de uno mismo y de los demás reducía su actividad cuando los participantes describían un evento espiritual, mientras que la actividad en esa región cerebral aumentaba cuando pensaban que era estresante o emocionalmente neutral.
Por lo tanto, el equipo sugiere que esta región puede contribuir de manera importante al procesamiento de la percepción y a las representaciones del yo-otro durante las experiencias espirituales. Esto parece apoyar la idea de que las experiencias espirituales podrían ayudar a amortiguar los efectos del estrés en la salud mental.
En este sentido, estos resultados señalan diferentes mecanismos neuronales subyacentes a la experiencia espiritual. Además, los investigadores afirman que explicar cómo las experiencias espirituales son mediadas por el cerebro, a partir de la extensión de estudios similares a poblaciones clínicas, podría facilitar que algunas prácticas espirituales pudiesen ayudar en el marco de determinadas intervenciones en salud mental.
Eva Maria Rodríguez
Estudiar la actividad cerebral de los voluntarios al imaginar una experiencia espiritual personal permitió a los científicos identificar las regiones cerebrales que parecían estar involucradas en el procesamiento de eventos espirituales.
Miller y sus colegas también compararon la actividad cerebral observada cuando los participantes describieron una experiencia espiritual con la actividad cerebral vista mientras los voluntarios imaginaban experiencias estresantes o neutrales que no desencadenaban emociones fuertes.
Al hacerlo, pudieron encontrar un patrón que dicen que solo se observa cuando se trata de una experiencia espiritual. Así, descubrieron que el lóbulo parietal inferior, vinculado con la conciencia de uno mismo y de los demás reducía su actividad cuando los participantes describían un evento espiritual, mientras que la actividad en esa región cerebral aumentaba cuando pensaban que era estresante o emocionalmente neutral.
Por lo tanto, el equipo sugiere que esta región puede contribuir de manera importante al procesamiento de la percepción y a las representaciones del yo-otro durante las experiencias espirituales. Esto parece apoyar la idea de que las experiencias espirituales podrían ayudar a amortiguar los efectos del estrés en la salud mental.
En este sentido, estos resultados señalan diferentes mecanismos neuronales subyacentes a la experiencia espiritual. Además, los investigadores afirman que explicar cómo las experiencias espirituales son mediadas por el cerebro, a partir de la extensión de estudios similares a poblaciones clínicas, podría facilitar que algunas prácticas espirituales pudiesen ayudar en el marco de determinadas intervenciones en salud mental.
Eva Maria Rodríguez
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