Pasamos casi un tercio de nuestras vidas durmiendo. Sin embargo, no siempre tenemos constancia de lo que sucede en ese universo onírico, extraño, fascinante y de trazos a menudo surrealistas pero donde se inscriben significados reveladores. ¿Por qué sucede? ¿A qué se debe el hecho de que a veces no recordamos los sueños?
Decía Dalí que el hecho de que no entendiera el sentido de su arte no significaba ni mucho menos que este no lo tuviera. Si comentaba esto con frecuencia se debía en esencia, a una realidad muy concreta. Gran parte de las obras de este inolvidable pintor, escultor, grabador y escenógrafo se nutrían del mundo de los sueños. Dalí era un auténtico onironauta, un especialista en los sueños lúcidos que él mismo se provocaba durante las siestas.
Hay quien tiene una gran facilidad para recordar con detalle cada uno de sus sueños. Otros en cambio tienen la sensación de no haber soñado nada porque su recuerdo es muy vago, inexistente casi. Este hecho, el del recuerdo o no recuerdo de los sueños se debe a una región cerebral muy concreta.
Lamentablemente la gran mayoría de la población no disponemos de esta habilidad. Es más, el porcentaje de personas que logran recordar lo acontecido en un sueño es muy bajo en comparación con los que, simplemente, se quedan con una impronta, una sensación, un conjunto de imágenes desordenadas y casi sin sentido. Esta realidad, que para muchos puede llegar a ser frustrante, tiene varias explicaciones que pasamos seguidamente a revelar.
¿Por qué a veces no recordamos lo que soñamos? La respuesta está en nuestro cerebro
Las personas distribuimos nuestro sueño -por término medio- en ciclos de 90 o 100 minutos, que a su vez se pueden dividir en distintas etapas. Es en la fase REM (sueño de movimientos oculares rápidos) cuando acontecen esos sueños más vívidos, esos que nos adentran en los más fascinantes y aterradores escenarios. Ahí donde las emociones y sensaciones están siempre a flor de piel. Asimismo, también es necesario saber que la fase REM, además de ser la etapa más larga del sueño, también es la última. Por tanto, es común despertarnos de improviso y recordar solo los últimos instantes de esta fase.
Ahora bien, más allá de las fases del sueño, algo que nos dicen muchos neurólogos es que el “cerebro dormido” no tiene memoria. Es decir, no estamos programados para almacenar datos durante esta etapa porque, en apariencia, no sucede nada significativo que nos pueda ser de utilidad. Por tanto, si esta premisa fuera completamente cierta, ¿por qué muchos no recordamos lo que soñamos y otros sí?
La respuesta nos la ofrece un estudio reciente de la Universidad de Monash en Melbourne, Australia. Se trata de una teoría que ya se enunció en el 2011 en la revista Neuron después de que se realizaran una serie de pruebas con resonancias magnéticas.
La clave está ni más ni menos que en el hipocampo. Esta estructura cerebral relacionada con nuestras emociones y memoria sería básicamente “la culpable” de no permitirnos conservar muchos de esos sueños que vivimos cada noche. Veamos más datos a continuación.
El hipocampo y el mundo onírico
Quien piense que cuando se queda dormido en el sofá o la cama el cerebro se “desconecta” por completo se equivoca. No hay una desconexión completa, sino que entran en otro modo de energía, por así decirlo. De este modo, una de las últimas estructuras en pasar del modo consciente al inconsciente es el hipocampo.
Esta área se encarga, entre otras cosas, de pasar la información de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo. Así, hay personas que por las razones que sean, llevan la desconexión de esta área un poco más tarde que el resto, lo cual les permite conservar muchos más pedazos de ese tejido onírico. El resto, el 90% de las personas, si no recordamos los sueños de debe a que ejecutamos esa desconexión del hipocampo en el momento preciso, el que marca nuestro cerebro para poder así, hacer otras cosas “más importantes”.
Cabe decir además que el hipocampo permanece operativo para otras tareas. Para otros procesos más esenciales: durante esas fases del sueño se dedica a cribar la información importante de la que no lo es. Borra datos, elimina múltiples informaciones e imágenes vistas durante el día, para guardar en la memoria a largo plazo aquello que considera importante. Está tan focalizado en ese proceso que rara vez prestará atención a esa película onírica en la que estamos inmersos.
Por otro lado, y gracias a un artículo publicado en la revista Neuropsychopharmacology, se ha podido ver que las personas que suelen recordar sus sueños, además de presentar un hipocampo más consciente, presentaban una mayor actividad en la unión temporoparietal (centro de procesamiento de información en el cerebro).
De algún modo, podríamos decir que la diferencia entre los que no recordamos los sueños y los que no se debe a la casualidad, a disponer de un cerebro con un hipocampo más activo y reticente a desconectarse por las noches.
Hay quien tiene una gran facilidad para recordar con detalle cada uno de sus sueños. Otros en cambio tienen la sensación de no haber soñado nada porque su recuerdo es muy vago, inexistente casi. Este hecho, el del recuerdo o no recuerdo de los sueños se debe a una región cerebral muy concreta.
Lamentablemente la gran mayoría de la población no disponemos de esta habilidad. Es más, el porcentaje de personas que logran recordar lo acontecido en un sueño es muy bajo en comparación con los que, simplemente, se quedan con una impronta, una sensación, un conjunto de imágenes desordenadas y casi sin sentido. Esta realidad, que para muchos puede llegar a ser frustrante, tiene varias explicaciones que pasamos seguidamente a revelar.
¿Por qué a veces no recordamos lo que soñamos? La respuesta está en nuestro cerebro
Las personas distribuimos nuestro sueño -por término medio- en ciclos de 90 o 100 minutos, que a su vez se pueden dividir en distintas etapas. Es en la fase REM (sueño de movimientos oculares rápidos) cuando acontecen esos sueños más vívidos, esos que nos adentran en los más fascinantes y aterradores escenarios. Ahí donde las emociones y sensaciones están siempre a flor de piel. Asimismo, también es necesario saber que la fase REM, además de ser la etapa más larga del sueño, también es la última. Por tanto, es común despertarnos de improviso y recordar solo los últimos instantes de esta fase.
Ahora bien, más allá de las fases del sueño, algo que nos dicen muchos neurólogos es que el “cerebro dormido” no tiene memoria. Es decir, no estamos programados para almacenar datos durante esta etapa porque, en apariencia, no sucede nada significativo que nos pueda ser de utilidad. Por tanto, si esta premisa fuera completamente cierta, ¿por qué muchos no recordamos lo que soñamos y otros sí?
La respuesta nos la ofrece un estudio reciente de la Universidad de Monash en Melbourne, Australia. Se trata de una teoría que ya se enunció en el 2011 en la revista Neuron después de que se realizaran una serie de pruebas con resonancias magnéticas.
La clave está ni más ni menos que en el hipocampo. Esta estructura cerebral relacionada con nuestras emociones y memoria sería básicamente “la culpable” de no permitirnos conservar muchos de esos sueños que vivimos cada noche. Veamos más datos a continuación.
El hipocampo y el mundo onírico
Quien piense que cuando se queda dormido en el sofá o la cama el cerebro se “desconecta” por completo se equivoca. No hay una desconexión completa, sino que entran en otro modo de energía, por así decirlo. De este modo, una de las últimas estructuras en pasar del modo consciente al inconsciente es el hipocampo.
Esta área se encarga, entre otras cosas, de pasar la información de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo. Así, hay personas que por las razones que sean, llevan la desconexión de esta área un poco más tarde que el resto, lo cual les permite conservar muchos más pedazos de ese tejido onírico. El resto, el 90% de las personas, si no recordamos los sueños de debe a que ejecutamos esa desconexión del hipocampo en el momento preciso, el que marca nuestro cerebro para poder así, hacer otras cosas “más importantes”.
Cabe decir además que el hipocampo permanece operativo para otras tareas. Para otros procesos más esenciales: durante esas fases del sueño se dedica a cribar la información importante de la que no lo es. Borra datos, elimina múltiples informaciones e imágenes vistas durante el día, para guardar en la memoria a largo plazo aquello que considera importante. Está tan focalizado en ese proceso que rara vez prestará atención a esa película onírica en la que estamos inmersos.
Por otro lado, y gracias a un artículo publicado en la revista Neuropsychopharmacology, se ha podido ver que las personas que suelen recordar sus sueños, además de presentar un hipocampo más consciente, presentaban una mayor actividad en la unión temporoparietal (centro de procesamiento de información en el cerebro).
De algún modo, podríamos decir que la diferencia entre los que no recordamos los sueños y los que no se debe a la casualidad, a disponer de un cerebro con un hipocampo más activo y reticente a desconectarse por las noches.
Si no recordamos los sueños, ¿qué podemos hacer para lograrlo?
Son muchos los que a menudo, desearían poder hacerlo: recordar con nitidez cada sueño. Es como si al lograrlo, pudieran comprender cosas de sí mismos que a simple vista, no son conscientes o evidentes. Bien, cabe decir que ninguna de las técnicas que se suelen proponer para lograrlo son recomendables ni efectivas al 100%.
La teoría más recurrente es aquella que nos sugiere programarnos el despertador en ciclos de 30 o 35 minutos. Ese súbito despertar nos permitiría recordar el sueño, el mismo que seguidamente deberíamos transcribir en una libreta. Como es evidente, esta sugerencia lo único que nos provocaría es tener un sueño de mala calidad y no descansar del modo que necesitamos. No es recomendable.
Para terminar decir solo que si no recordamos los sueños es porque el cerebro no lo considera importante. Es más, por término medio, los sueños que sí olemos recordar son siempre los más importantes. Son aquellos con un mayor componente emocional y por tanto, los que pueden encerrar un mensaje que interpretar en la medida que no sea posible.
Valeria Sabater
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.