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domingo, julio 29, 2018

El mago y sus ovejas, un inspirador cuento oriental

Este inspirador cuento oriental nos habla de tres buenos hombres que vivían con sus familias en una zona donde escaseaba el agua. En una ocasión hubo un verano tan seco, que comenzó a faltar agua de una forma abrumadora. Nadie sabía qué hacer.

 
 
Los tres hombres eran muy buenos amigos y siempre se ayudaban. Así que se reunieron por la noche para pensar entre todos sobre una solución a la sequía. Los tres llegaron a la conclusión de que era necesario ir hasta la aldea más cercana, que quedaba a cuatro días de camino, para comprar agua allí.

“Uno debe ser tan humilde como el polvo para poder descubrir la verdad”.
-Mahatma Gandhi-

Se lo comentaron a toda la comunidad. A pesar de que todos necesitaban el agua, ninguno se animó a acompañarlos. Así que los tres salieron de madrugada, con poco alimento, pero dispuestos a cumplir con su misión. Si no lo hacían, todos estarían en riesgo de morir. Eso sí, debían racionar muy bien sus provisiones para que les alcanzaran durante la travesía.
 
Agua en cantidades

El antiguo e inspirador cuento oriental nos dice que los tres hombres caminaron decididamente, sin apenas descansar, durante cuatro días. Llegaron sudorosos y fatigados a la aldea cercana, pero estaban felices. Ya estaban a punto de culminar su noble misión.

Los habitantes del lugar les dieron alojamiento y comida esa noche. Los tres amigos estaban muy agradecidos con ellos. Al día siguiente, llenaron de agua fresca todas las vasijas de barro que llevaban en sus mulas. Los animales apenas podían cargar con todo ese peso. Los aldeanos no quisieron cobrarles por el líquido. Los protagonistas de este inspirador cuento oriental se sintieron más que dichosos.

Los aldeanos les sugirieron que emprendieran el camino de regreso en la noche. El sol estaba muy fuerte por aquellos días y era muy agotador caminar bajo sus rayos. Los tres hombres les hicieron caso y esa misma noche emprendieron la marcha hacia su lugar de origen. Se guiaban por las estrellas. La noche estaba muy clara.
 
El momento culminante en el inspirador cuento oriental

Cuando iba a amanecer, los hombres decidieron acostarse a descansar por unas horas, mientras el quemante sol comenzaba a descender. Así lo hicieron y hacia la media tarde retomaron la marcha. Pensaban que ya estaban a medio camino y los entusiasmaba pensar en su gente, recibiéndolos felices.

Sin embargo, al amanecer notaron que estaban en un lugar por donde no habían pasado antes. Trataron de ubicarse, pero no lo lograron. Estaban en una llanura que desconocían por completo. Caminaron hacia un lado, hacia otro, pero no lograban localizar el punto donde se encontraban. Lo peor era que no se veía nadie en los alrededores. Estaban perdidos y no sabían cómo salir de allí.

Los tres hombres se desesperaron un poco y trataron de ordenar ideas. Así estuvieron hasta que el sol empezó a caer. Comenzaron a caminar por la ruta que intuían más correcta. Sin embargo, siguieron perdidos. Así pasaron los siguientes tres días. Las provisiones se les habían agotado y entre más buscaban la ruta de regreso, más parecían alejarse de todo.
 
Una salida inesperada

Mientras bajaban por una montaña, de pronto vieron que había un árbol reseco, del que todavía colgaba un fruto. Sin embargo se trataba de un fruto pequeño y los tres se abalanzaron a cogerlo. No sabían cómo repartirlo, no era suficiente comida para todos. En eso estaban cuando vieron a un pastor que se aproximaba con unas ovejas. Era un hombre anciano y parecía amigable.

El hombre los saludó. Al verlos tan descompuestos les preguntó qué sucedía y ellos se lo contaron. El anciano les confesó que él era un mago y que podría ayudarlos a solucionar el problema. Pero cada uno debía proponer la solución para que los tres pudieran sacar provecho del fruto. Solo si le daban una solución correcta, que honrara su amistad, él les ayudaría.

Según lo dice este inspirador cuento oriental, el primer hombre le dijo al mago: “Si tienes poderes mágicos, haz que aparezca más comida”. El mago lo recriminó. Ninguna solución viene por la vía de las apariciones mágicas. El segundo hombre, dijo entonces: “Haz que el fruto sea más grande para que nos alcance a los tres”. El mago también lo recriminó. Las verdaderas soluciones no nacen de cambiar lo externo, sino lo interno.

Fue entonces cuando el tercer hombre dijo: “Haznos más pequeños a todos, así el fruto nos alcanzará”. El mago se mostró complacido. “Cuando estamos en graves problemas –dijo– la solución siempre está en hacernos más pequeños, más humildes”. Entonces el hombre dio dos pasos y desapareció. Las ovejas quedaron allí, como un regalo para los tres nobles hombres. Una fuerte tormenta comenzó a caer y cuando terminó, los tres amigos notaron que estaban muy cerca de su hogar.

Edith Sánchez

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