No te merece quien te lastima

“Aquí estoy esperándote en casa, como todos los días. Te espero con la cena lista y la casa impecable, los niños en cama y con mucho amor para darte. Pero como en otros días, llegas tarde en la noche y exhausto. Me miras con desprecio luego de arreglarme para ti. No recibo ningún cumplido por la cena o por mis deberes en el hogar, o por como me veo para ti en este momento. 

 

¿Recuerdas cuando éramos novios? Esas tardes de felicidad juntos mientras paseábamos por el parque, comiendo helado y hablando de cualquier cosa y de nada. Esos momentos llenos de risas, besos y una felicidad que no cabía en nuestros cuerpos.

Luego nos casamos y todo empezó bien. Nos fuimos a vivir juntos, añorando una familia, un hogar al que pudiéramos volver cada día en búsqueda de amor y protección. Ese amor se materializó en dos hermosos niños, que nos llenaron de vida.

Pasaron los años y empezaste a cambiar. Ya no eras atento conmigo. Ignorabas cuando usaba mi mejor vestido para ti, ya tus besos no eran los mismos, y eso de reír juntos dejó de ser una realidad. Olvidabas nuestro aniversario y lo remediabas con regalos costosos, pero eso nunca fue lo que yo quería; te quería a ti con esos bellos gestos que me enamoraron.

Nuestro amor empezó a morir por la falta de interés de tu parte, tus comentarios negativos, el poco afecto que me demostrabas, tu ausencia que día a día me golpeaba, pero sin importar todo eso, siempre estuve ahí para ti con el amor incondicional que siempre te he profesado.

Hoy descubrí que esto que siento por ti ya no es amor, es apego. Tu amor ya no está en nosotros. Aprendí que el amor más importante que debo sentir es el amor por mi misma. Y ahora digo ya no más, aunque te siga amando, no puedo esperar que tu amor regrese sin tener la certeza de que me ames igual.

Ya no me mereces, el amor propio puede más”.
Anónimo.

Y no olvides, deben amarte y respetarte. Si ninguna de las dos se dan, estás con la persona equivocada, porque no te merece quien te hace sufrir. 

 

Phrònesis