¿Cuándo fue la última vez que te comparaste con alguien? Seguro que no hace mucho. Vivimos en una sociedad que nos invita a compararnos con los demás, pero no solo eso, también nos invita a depender de la aprobación externa para sentirnos bien con lo que hacemos o decidimos. Sin embargo, todo esto está minando poco a poco nuestra autoestima.
Querernos tal y como somos no implica que renunciemos a mejorar, más bien entraña que entendamos y sintamos que tenemos un valor ahora, en el presente, por encima de nuestras potencialidades. La comparación en este sentido nos puede dar información, incluso motivación, pero se convierte en negativa cuando la practicamos con demasiada frecuencia, se transforma en una fuente de insatisfacción permanente o alimenta la envidia.
“Hay que saber quererse, quererse bien, y más, cada día un poco más”
-Noche de letras-
1.Utilicemos nuestros propios recursos para alcanzar lo que queremos
Resulta irónico que siempre nos quedemos con la boca abierta ante esas personas que tienen una fuerte personalidad, que son muy originales, que destacan porque no se esconden ni pretenden convertirse en quienes no son. Curiosamente admiramos esa cualidad en ellas, sin embargo no reparamos en que nuestras cualidades quizás son otras y que solo aplicándolas de una manera distinta podemos conseguir el efecto que deseamos. No puedes ser natural como lo es otro.
Observemos a los demás como una fuente de inspiración. Nos pueden dar ideas, incluso podemos imitar parte del camino, pero con nuestra manera de caminar y parando en función de nuestras necesidades. No eres como los demás y eso ¡es positivo! Deja de esconder todo lo que te hace diferente por miedo, vergüenza e inseguridades varias y prueba a quererte tal y como eres. Conviértete en ti mismo.
2. Por mucho que nos comparemos, nunca lograremos ser otra persona
Por muchas comparaciones que hagamos y que nos inviten a sufrir constantemente, si lo pensamos nunca podremos convertirnos en otra persona. Tú tienes otra vida, gozas de otras experiencias y eres muy diferente en muchos aspectos. Aunque finjas, tu personalidad no podrá ser la misma que la de los demás.
Dejemos de ver tus deseos frustrados, de golpearnos una y otra vez contra esa pared que nunca se va a mover. Es difícil porque a nuestro alrededor muchas personas nos estarán comparando con otras, pero ¡es que nosotros no somos ellas!
Cuando tengamos claro que por mucho que nos comparemos no lograremos lo que tanto anhelamos, volvamos al punto anterior y empecemos a dar nuestros primeros pasos para querernos tal y como somos. Somos especiales, únicos. ¿Por qué querríamos perder todo esto? No tiene sentido…
3. Aceptemos las luces y también las sombras
Nadie es perfecto y nosotros tampoco. Sin embargo, a veces creemos percibir de forma errónea que los demás sí lo son, cuando no es así. pensemos en las veces que hemos aguantado las lágrimas hasta que hemos estado solos, por no mostrarnos vulnerables. Así, los demás pueden tener la sensación de que estamos bien, cuando en realidad nos derrumbamos constantemente y será mucho más complicado que nos brinden su ayuda.
“El ojo siempre es atraído por la luz, pero las sombras tienen mucho más que contar”
-Gregory Maguire-
Esto es lo mismo que les puede pasar a todos aquellos que vemos. Porque cada persona tiene sus luces, pero también sus sombras. Quererte tal y como eres te enseñará a aceptarte, a no recriminarte por no ser una persona perfecta, a permitirte cometer errores. Quererte tal y como eres te libera.
4. Incorpora tus propios valores
Cuando eres pequeño adoptas los valores de las personas más cercanas a ti, por ejemplo tus padres. No obstante, estos no son tuyos aunque los hayas adoptado como tales. ¿Cómo te puedes dar cuenta? Cuando se contradicen a lo que haces en tu vida.
Por ejemplo, puedes ser muy impuntual, sin embargo tienes el valor de la puntualidad. También puede que sigas viviendo en casa de tus padres con 30 años, pero tienes unos grandes deseos de independizarte. Cuando sientes que dos fuerzas opuestas tiran de ti, hay valores en ti que no son tuyos.
Tomar conciencia de esto te permitirá incorporar tus propios valores y desprenderte de aquellos que no te pertenecen sin sentirte mal. Porque no todos tenemos los mismos. Así empezarás a hacer lo que tú quieres y no lo que los demás quieren que hagas. No es necesario ser igual a nadie, ni siquiera a los miembros de tu familia. Eres diferente, no lo olvides.
5. Querernos nos dará la oportunidad de querer a los demás
Si no te quieres tal y como eres ¿podrás hacer lo propio con los demás? Este es un gran engaño, al igual que cuando pensamos que podemos amar, valorar o ser sinceros con alguien si no lo somos con nosotros mismos.
Para poder ofrecer algo a los demás, primero tenemos que empezar por nosotros. Así, por ejemplo, si nos queremos tal y como somos, seremos mucho más tolerantes con la forma de ser y de pensar que van a tener los demás, algo muy positivo y que será devuelto nuestro a favor.
“Cuanto menos nos aceptamos, más necesitamos la aceptación de los demás”
-Alfredo Hoffman-
¿Quieres aportar alguna otra razón para quererte tal y como eres? Como puedes comprobar, hacerlo nos liberará de mucho sufrimiento, un sufrimiento que no hemos escogido y que de alguna manera hemos alimentado. Tratándonos con dureza, castigándonos de manera severa por nuestros fallos y omitiendo la buena costumbre de compensarnos por nuestros aciertos.
A veces es difícil tomar una nueva perspectiva de las cosas, especialmente cuando todo nuestro entorno sigue anclado en esa visión tanto nos dolía, que tanto minó nuestra autoestima. Sin embargo, cuando nos aceptemos, nos daremos cuenta de lo fuerte que somos y de que habrá muy pocas circunstancias que puedan quebrar nuestra voluntad. Quererte tal y como eres es un gran paso para sentirte libre y lleno de un gran bienestar. ¿A qué estás esperando?
Raquel Lemos Rodríguez
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