Michel Foucault fue uno de los pensadores más influyentes del siglo XX. Su extenso legado abarca estudios críticos sobre medicina, psiquiatría, instituciones sociales, ciencias humanas y tratados sobre la sexualidad. El presente escrito intenta plasmar los conceptos básicos que este autor desarrolló acerca del autocuidado como signo de libertad.
Parte de los escritos de Foucault se caracterizan por sus profundos análisis sobre las relaciones de poder, discurso y conocimiento, los cuales han merecido extensos y acalorados debates. Su postura crítica y auténtica frente a la modernidad hace que sea uno de los autores más leídos. Al igual que un referente clave en temas relacionados con las humanidades.
“El ser humano pasa la primera mitad de su vida arruinando la salud y la otra mitad intentando restablecerla”.
-Joseph Leonard-
En términos generales, Foucault se refiere al cuidado de uno mismo como un signo de libertad. Señala la importancia del cuerpo-mente como una unidad trascendente y singular. Existimos para generar autoconciencia y responsabilidad sobre nuestra propia vida. Para esto, es necesario llevar a cabo un proceso de aprendizaje y pasar por un sinnúmero de situaciones en donde ese aprendizaje se pone en práctica.
Preparándonos para el autocuidado
Para Foucault, el alma es equiparable al sujeto. Y como sujeto, no puede desconocer o pretender ignorar los retos que implica la existencia. Por tal motivo, le otorga una especial importancia al hecho de prepararse para la vida adulta. Esta involucra, entre otras cosas, tener el discernimiento para identificar los errores y los hábitos nocivos que acompañan nuestro paso por el mundo.
Ese cuidado de sí es algo que solo puede proporcionarse el mismo sujeto. Es una forma de pertenecerse a sí mismo, de “ser yo”. Para Foucault esto solo es posible en función de la relación que establezcamos con la verdad y con el saber. Si esta relación es adecuada, aparecerá la capacidad para decidir qué rechazamos y qué aceptamos; qué mantenemos igual y qué cambiamos de nosotros mismos.
Adicionalmente, plantea la importancia de mantener una relación de crecimiento con los demás y lo que nos rodea. Dicha retroalimentación implica el aprendizaje como ser social. De manera complementaria nos invita a escuchar, a valorar la experiencia de otros como fuente de conocimiento que enriquece nuestro ser. El trasegar por el mundo de otros es un referente o experiencia indirecta igualmente valiosa.
Ocuparse de uno mismo no implica una actitud egocentrista, sino todo lo contrario. Significa tener conciencia plena de todas nuestras potencialidades y limitaciones. De forma complementaria, hay que sentir interés por el otro y esto solo es posible si hay interés por nosotros mismos. De lo que se trata, con este modelo de pensamiento, es de aprender a cuidar y a tomar la realidad en nuestras manos.
El conocimiento y la acción van de la mano
A manera de ejemplo, el médico obtiene un aprendizaje teórico y práctico para ejercer su oficio en el bienestar y cuidado de los demás. Atraviesa diferentes etapas y llega a comprender que el sujeto es una unidad compuesta de cuerpo y mente. Es decir que cuando una persona incorpora el conocimiento del cuidado a su vida, lo puede convertir en una en los dos sentidos.
Para Foucault, existe un vínculo inseparable entre conocimiento y acción. Al experimentar el cuidar de sí o el autocuidado, se potencia la autorreflexión. Esta, a su vez, conduce a la conciencia de las emociones y a la asimilación de experiencias que integran el conocimiento. Por otro lado, esta percepción de nosotros mismos como sujetos activa nuestra sensibilidad y permite que la incorporemos a nuestras acciones.
Toda filosofía sobre el cuidado exige una búsqueda en torno al cuidado de sí y de los otros, que culmina con la adquisición de sabiduría. En dicha sabiduría toman especial relevancia la elección de los valores que dan lugar a mejores formas de vivir. Todo esto como resultado de lo que elegimos ser y lo que hemos aprendido.
Un pilar de las relaciones sociales
El concepto de autocuidado es un signo de libertad, ya que parte de la consciencia y de un conjunto de decisiones que hemos tomado durante nuestra vida. Adicionalmente, se constituye como un pilar de las relaciones sociales e individuales y en la práctica de un conocimiento adquirido. Este proceso tiene lugar en el campo de la comunicación personal y colectiva.
El autocuidado abarca muchas esferas que se relacionan con el bienestar, como por ejemplo, las necesidades, las emociones, la salud, los comportamientos, los valores, etc. Estamos hablando de todo aquello que permite mejorar nuestra calidad de vida y que no perjudica la de los demás. Por eso, es fundamental que cuerpo y la mente conformen una unidad.
Cuidar sí debe ser un comportamiento natural y esencial de todo ser humano, ya que este es determinante para habitar en el mundo. El autocuidado es una actitud para responder a todas nuestras necesidades ya sean del orden intelectual, físico, espiritual, emocional, etc. No pasemos por alto que es indispensable aprender a cuidar de nosotros como la base del cuidado que ofrezcamos a los demás.
Edith Sánchez
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