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viernes, febrero 03, 2017

5 técnicas para reducir la negatividad

Cada uno de nosotros somos responsables por el grado de paz interior y de felicidad que podamos alcanzar. A veces cuesta entender esa verdad, porque tendemos más bien a recrear nuestras desdichas y a culpar a los factores externos de nuestros sufrimientos.



Buena parte de nuestra paz y de nuestra felicidad se escapan entre los sutiles caminos de la negatividad. Como “negatividad” se definen todos esos pensamientos y sentimientos que alimentan la tristeza, la angustia y todas las posturas autodestructivas.

“No hay nada malo ni bueno en sí mismo, es nuestro pensamiento el que lo transforma”
-Hamlet- 

Casi nunca nos hacemos conscientes de la forma en la que enfocamos la vida. Nos acostumbramos a una perspectiva y suponemos que es correcta, pero no solemos ponerla en tela de juicio. Si lo hiciéramos, descubriríamos que un enfoque lleno de negatividad es la base de muchos de nuestros sufrimientos. Sin embargo, esto puede cambiar. Aquí te damos 5 técnicas para que salgas de esas cárceles mentales.

No juzgar, no criticar, no condenar para erradicar la negatividad

Cuando criticas, juzgas y condenas a os demás, en realidad estás cargando un arma que tarde o temprano se volverá contra ti. Primero, porque ver la negatividad en otros no es más que una proyección de lo que llevas dentro. En otras palabras, la tendencia a poner a los demás en el estrado sueñe significar un gran descontento con uno mismo.

En segundo lugar, alimentar esa aversión hacia los demás nutre tu ira, tu sensación de estar en un mundo malo, feo, amenazante. Todo ello configura un cuadro que solo contribuye a deprimirte y a que te sientas cada vez peor.

Responsabilízate de esa clase de pensamientos. No te los permitas. Intenta ver lo mejor de cada persona y de cada situación. Casi sin darte cuenta notarás que comienzas a sentirte más relajado y menos oprimido. En una palabra, que alcanzaste mayor paz.

Alejar a las ideas negativas

No es fácil, pero tampoco imposible. Casi siempre nos llenamos de negatividad de una forma mecánica. Los pensamientos deprimentes u odiosos llegan a nuestra mente y no nos percatamos de ello. Simplemente damos rienda suelta a esos enfoques y los vemos como razonables porque no los hemos cuestionado realmente.

Para reducir la negatividad es necesario luchar contra los pensamientos negativos. Algo así como “prender la alarma” y estar atentos a esos momentos en que llegan ideas tristes, ansiosas o iracundas a nuestra mente. Una vez nos demos cuenta de ello, tratar de erradicarlas buscando nuevas perspectivas para enfocar esa misma idea.

Eliminar el hábito de rumiar ideas inútiles

De manera inconsciente tendemos a “rumiar” pensamientos y sentimientos que poco nos aportan. En este caso, “rumiar” significa volver una y otra vez sobre lo mismo sin darle una salida o resolución. Como cuando recuerdas una y otra vez alguna afrenta, pero jamás haces algo al respecto. Intentas alejarte pero sientes que una ley parecida a la gravedad te vuelve a empujar al mismo sitio.

Toda idea insidiosa que se trasforme en recurrente es negativa para ti.Para deshacerte de ella puedes traer esa idea a la conciencia y ensayar nuevas perspectivas desde la que contemplarla. Piensa que te vas a sentir mucho más liviano cuando dejes de girar una y otra vez sobre lo mismo.

Evitar los productos intelectuales tóxicos

Que estamos bombardeados inmisericordemente de información no es un secreto para nadie. Cada día nos exponemos a más datos y noticias de las que podemos asimilar. Eso, por sí solo, es muy agresivo. Pero lo peor es que mucha de la información que recibimos es solamente basura.

Los telediarios, en particular, están llenos de información cortada, tratada y expuesta con un fin más allá de el de informar. Básicamente te muestran lo peor del mundo y de las personas, porque es lo que consideran “noticia”.

Esto te invade de negatividad, aunque en principio no lo percibas. Terminas pensando que el mundo es un lugar amenazante y horrible, cuando en realidad no es así, simplemente es esa la parte que te muestran. Son muchas más las personas que no hacen daño, que quienes lo hacen, pero ellos no son “noticia”.

Aleja de ti la música, las películas, los programas, las lecturas y todos aquellos productos que te ensucien el corazón. Rodéate más bien de buenos productos culturales y notarás que tu idea de la realidad adquiere un criterio mucho más acertado.

Abrir la mente de par en par

Los prejuicios pueden darte una falsa sensación de seguridad. Al fin y al cabo tener el mundo descifrado y entendido de antemano es una forma de suponer que se tiene más control sobre las circunstancias. Sin embargo, un prejuicio te quita mucho más de lo que te da, especialmente cuando ese prejuicio está lleno de negatividad.

Abrir tu mente significa estar despierto y atento a conocer. Implica renunciar a las certezas y permitir a cambio que la realidad te sorprenda. Puede que te genere cierta inseguridad, pero a la larga le aporta mucha emoción a tu vida. En parte es como volver a ser niño y recuperar un trozo de esa inocencia que supone participar de una experiencia por primera vez.

Piensa que a final depende de ti el nivel que la negatividad alcance, igual que depende de ti fijar hasta qué punto esta negatividad se transforme en desesperanza. En tus manos está comenzar una renovación interior que te sitúe en un lugar más certero y justo frente al mundo.

Edith Sánchez

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