Como bien dijo una vez el popular escritor Mark Twain, los dos días más importantes de tu vida, verdaderamente son el día en que naciste y el día en que descubre por qué.
Muchos ignoran el hecho de que estamos aquí para experimentar la vida en sus diferentes matices. Porque al fin y al cabo, la vida tiene sus obstáculos y dificultades, los cuales, podemos optar por enfrentarlos o dejar que sean ellos los que nos venzan a nosotros.
Sin embargo, también experimentamos esos momentos de triunfos y alegrías que tanto deseamos. Y recuerda una cosa, antes de nacer tan sólo eras un simple espermatozoide que ganó la más grande de las carreras, ante otros millones de espermatozoides que sucumbieron en el camino. Por lo tanto ¡Ya eras un/a campeón/a antes de nacer!
Y es por ello que debemos estar agradecidos principalmente por haber nacido, para poder disfrutar de la experiencia de la vida. Y por otro lado, tomar conciencia de cuál es nuestra misión o propósito. Ya que todos nosotros tenemos una misión qué cumplir en esta vida.
Así que pregúntate ¿Por qué estás aquí? ¿Cuál es tu misión en la vida? ¿Que aporte puedes ofrecer a la humanidad? ¿Cuál es tu mayor pasión?
En base a las respuestas de estas singulares preguntas, ponte a trabajar para dar tu grano de arena en el engranaje mundial de toda la humanidad.
Por último, te dejo otro interesante ejercicio. Si hoy fuera el último día de tu vida ¿Cómo quisieras ser recordado? ¿Por qué motivos? ¿Cuál sería el legado que dejarías a la humanidad? Piensa detenidamente estas interrogantes. Luego, respóndelas si ese es tu deseo.
Alexander Chinea
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