Algunas veces habéis tenido este tipo de emociones o actos:
¿Sensación de que sin él/ella no puedes estar? ¿Estar sentad@ a la espera de su llamada? ¿Mirar el móvil muchas veces? ¿Un gran vacío en tú interior si no está a tú lado? ¿Te sientes triste, deprimid@ si pasas mucho rato sin saber nada de esa persona? ¿Haces todo por captar su atención? ¿Te entregas sin medida esperando que algún día te haga caso?
En definitiva ¿En tu relación de pareja hay dependencia o amor?
Sí alguna de estas preguntas es afirmativa, eres una persona dependiente de algo que pensamos que es Amor, cuando en realidad no lo es. Tan solo es dependencia de la aprobación y valoración de esa persona en la que enfocamos toda nuestra atención y que por el motivo que sea, no nos ofrece lo que necesitamos o deseamos.
Cuándo hay amor verdadero, no hay dependencia, no existe la posesión, tan solo hay confianza, respeto a su espacio y libertad.
Te hace feliz ver como esa persona crece en paralelo a ti, como lleva sus proyectos a cabo, como próspera laboral, económica y personalmente. Su felicidad es la tuya, no te genera temor que tenga a personas a las que querer, porqué su corazón es libre y grande para hacerlo.
Todos tenemos un punto de desconfianza por el daño que se nos ha hecho a lo largo de nuestra vida, y ese punto es el de defensa que nos hace ponernos en guardia en beneficio de nuestro bienestar (falso muro levantado por nuestra mente) ahí viene nuestro punto débil, a coger un martillo y a derrumbarlo.
Sin confianza no hay amor, las personas no tenemos dueño como los objetos, no nos pertenecen, quién quiera estar a nuestro lado que sea por qué así lo desea, así lo siente y le apetezca compartir su espacio contigo.
Curioso es que cuánto más libertad regalas, más tiempo quieren pasar junto a ti. ¿El por qué? es muy sencillo, es el amor en libertad el que brindas, aportas tus virtudes como complemento a otro ser, ofreces lo mejor de ti, y juntos os enriquecéis y crecéis. Los defectos se maduran, se dialogan y se pulen entre ambos, formáis un equipo.
Otro tema es que te ignoren, no te valoren, o no te demuestren el cariño. Hacer por reclamarlo, tenemos derecho de pedir lo que deseamos, o necesitamos, pero respetar que no te lo den, porque al igual que tú, la otra persona está en el derecho de no dar.
Ahí viene el planteamiento de seguir con una relación que no nos hace felices, (y es con el derecho por ley que hemos nacido). Si no nos sentimos felices con nuestra pareja, es la mejor manera de saber que algo falla en nuestra vida. Empecemos mirándonos el ombligo, y viendo si realmente el problema somos nosotros por nuestra dependencia, o es la otra persona.
Es fácil decir, es que no me da lo que le ofrezco, es que me desvivo y hace lo que quiere. La otra persona puede o no estar actuando bien, pero tú eres el responsable de tú vida y felicidad. Sólo única y exclusivamente eres quién se puede dar la felicidad. Hacer cosas que os distraigan: Leer, escribir, hacer deporte, salir a pasear.
Cada persona con sus aficiones y hobbies, dirigiendo el barco en el que navegáis. Haciendo las cosas que de verdad os apetezcan hacer sin estar sólo pendiente de otr@. Disfrutar de vuestro espacio, y crecer individualmente.
Yo sigo trabajando y esforzándome cada día por mantener la voz de la desconfianza callada y que no me anule quién soy verdaderamente, es un entrenamiento diario que a base de esfuerzo se convierte en hábito. En busca de un amor tan libre como el que soy capaz de ofrecer. ¡Mucha suerte en la confianza del amor en libertad y la independencia!
Sara Romi
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