El espíritu es la parte más profunda del alma del hombre.
A través de la cual podemos ponernos en contacto con Dios.
Fuera del contexto religioso (aunque pueda aplicarse también en él), en sentido figurado, “el espíritu” se refiere al concepto de que todos los “espíritus” formamos parte de una unidad mayor.
Aunque funcionemos como una identidad separada, tenemos una conciencia común, como por ejemplo el espíritu nacional, el espíritu de equipo, etc.
El espíritu es la “sustancia” de los seres humanos, la parte de nosotros mismos que nos hace iguales, hermanos.
Algunos factores como la raza o el contexto de vida son los que nos diferencian.
El concepto de espíritu ha sido desprestigiado por las contradicciones a las que lleva, ya que es definido como una realidad radicalmente no material.
Según la doctrina Cristiana los dones del espíritu santo se clasificarían en 7 aspectos basados en la Sabiduría, el Entendimiento, el Consejo, la Fortaleza, la Ciencia, la Piedad, y por último encontramos el Don de temor de Dios.
El Don de Sabiduría, permitiría apreciar lo que vemos, lo que presentimos de la obra divina.
El Don de Entendimiento, es el que nos lleva al camino de la contemplación, camino para acercarse a la divinidad.
El Don de Consejo, consistiría en saber decidir con acierto, aconsejar a los otros fácilmente y en el momento necesario conforme a la voluntad divina.
El Don de Fortaleza, es el don que concede al fiel, ayuda en la perseverancia, como una fuerza sobrenatural.
El Don de Ciencia, Es el don que permitiría acceder al conocimiento. Es la luz invocada por el cristiano para sostener la fe del bautismo.
El Don de Piedad, el corazón del cristiano no debe ser ni frío ni indiferente. El calor en la fe y el cumplimiento del bien es el don de la piedad, que el Espíritu Santo derrama en las almas.
El Don de Temor de Dios, sería el don que salva a los creyentes del orgullo, suponiendo que lo deben todo a la misericordia divina.
La verdadera espiritualidad es completamente distinta de toda la canalización de poderes ocultos y sobrenaturales que es tan popular hoy; incluso es diferente de la religión.
La verdadera espiritualidad tiene que ver con la consciencia y el comportamiento.
Es tener un buen reconocimiento de nuestra identidad espiritual eterna y del tipo de valores que necesitamos para vivir.
Tener claridad sobre nuestro propio valor innato, y cómo puede este reflejarse en la vida diaria.
Al ser espiritual somos sencillos, obtenemos éxito al aplicar un sentido elevado de nosotros mismos por la forma que llevamos nuestras vidas.
El verdadero propósito de la espiritualidad es hacernos más efectivos, ayudándonos a mejorar nuestros actos.
La espiritualidad y la acción trabajan juntas. La espiritualidad da un sentido a nuestras acciones, y las acciones le dan un propósito a nuestra espiritualidad.
Tal papel vital que la espiritualidad desempeña en nuestra vida diaria requiere un esfuerzo para comenzar el proceso.
La búsqueda es un primer paso. Descubrir lo que es verdad, lo real e inmortal. Después de la búsqueda, el cual es comenzar a basar todo lo nuestro: pensamientos, palabras, acciones, relaciones, etc., en lo que hallamos ;en lo que estamos conociendo. Es allí donde el esfuerzo comienza.
Por ejemplo pensar positivamente. Llegar a comprender el poder del pensamiento; que clase de pensamientos son buenos para nosotros y cuales no. Un pensamiento positivo tiene paciencia, amor, o cualquier virtud inherente a él. Es esta virtud la que lo hace un pensamiento positivo. Sin embargo, es solo cuando esa virtud se expresa en nuestra actitud, discurso o comportamiento que la espiritualidad en la acción comienza.
La espiritualidad en la acción significa utilizar nuestro entendimiento espiritual en la vida diaria.
Toma esfuerzo. Hay muchos que creen que no deberíamos llevar vidas de esfuerzo, que la vida es para vivirse. Ellos desean mantener las cosas fáciles y usar todo a su alrededor para mantenerse felices. Sin embargo ¿es esto real?, La realidad es un cuadro muy diferente.
Necesitamos estar creando y trayendo a la vida. Esto es algo que las personas necesitan comprender: que además de ser vivida solamente, la vida es también algo para hacer, para crear. No estoy diciendo que disfrutar la vida este mal, pero disfrutarla y estar a cargo de ella también; aprender a moldearla y dirigirla, nos permite sacarle más provecho.
Para esto necesitamos una clara comprensión de nuestros recursos internos, de cómo las energías del pensamiento y los sentimientos se forman y cual es la fuente de esas energías.
Aquí es donde una educación espiritual puede ser de mucha ayuda, lo que nos va a permitir entender las necesidades esenciales de nuestro ser interno y satisfacerlas. ¿Entiendes tú las necesidades esenciales de tu ser interno y lo satisfaces?
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