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viernes, marzo 08, 2019

Ser flexible para ser feliz: las claves de la mente relajada

Si aprendes a ser flexible, podrás elegir la postura que responda mejor a tus intereses. Porque el auténtico poder humano se nutre de la flexibilidad mental y no de esos enfoques que, al darse por terminados, han perdido toda sensibilidad frente a lo que ocurre. Al fin y al cabo, la felicidad es movimiento y responde siempre a esa mente que sabe dirigirse a sí misma, que acepta sus emociones, que conecta, que cuida su enfoque y tiene claros sus objetivos.

 
 
Cuando hablamos de flexibilidad mental es muy común visualizar al instante un bosque de bambú. El mismo que en medio de una tormenta o un ciclón, se doblega ante cada golpe de viento y agua para volver después a su misma posición. La metáfora como tal no deja de ser bastante ilustrativa, sin embargo, la auténtica magia del bambú no está en su propiedad flexible: está en su resistencia.

“El cerebro tiene muchas más posibilidades y energía de lo que creemos ¿Por qué en vez de dedicarnos a dormirlas, no ponemos empeño en potenciarlas?”.
-Jenny Moix-

Así nuestra salud no solo depende de lo que hacemos, sino también de lo que pensamos, además de otros factores, como la genética, en los que no profundizaremos. Así, algo que en ocasiones no percibimos lo débil que es nuestro equilibrio emocional y psicológico. En este sentido, nuestra mente puede no ser el lugar más plácido donde vivir. En ella pueden morar demasiados miedos, obsesiones, penas, diálogos negativos…

Tal y como nos explica Jenny Moix en su libro Mi mente sin mí, debemos ser conscientes de que la auténtica felicidad no solo engloba a la baldosa que pisan nuestros pies. Buena parte de nuestras posibilidades de bienestar reside en la salud de nuestros procesos mentales. Siguiendo esta línea, podemos decir que solo si somos capaces de aprender a ser más flexibles daremos forma a un enfoque más resistente frente a cualquier desafío o adversidad. 

Ser flexible para experimentar menos emociones negativas

Quien camina por su día a día con un enfoque mental rígido e inflexible se detendrá inexorablemente ante cualquier obstáculo, bajo amenaza de ser destruido. De esta manera, una mente que no sabe adaptarse, relativizar o controlar sus pensamientos automáticos, no es higiénica ni aún menos feliz.

Son muchos los estudios científicos que avalan una realidad: las personas psicológicamente flexibles están en disposición de disfrutar de una mejor calidad de vida. Este enfoque les permitirá gestionar mucho mejor sus emociones, responder de modo más creativo ante las dificultades y disfrutar a su vez de relaciones sociales mucho más positivas y enriquecedoras.


Ser flexible también nos hace más efectivos. Esta capacidad pone a nuestro alcance recursos para adaptarnos y reaccionar ante hechos inesperados o novedosos.
Jenny Moix, autora de Mi mente sin mí

Jenny Moix es escritora y profesora titular de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). También es miembro del Grupo de Investigación en Estrés y Salud y sus investigaciones se centran sobre todo en el campo del dolor crónico, en el de la conciencia y mindfulness.
En su libro Mi mente sin mí nos habla sobre todo de una de nuestras asignaturas pendientes: comprender un poco más la anatomía y comportamiento de nuestra mente. Con este trabajo, Jenny Moix nos enseña a observamos con atención. A poner distancia para ver el rumor que habita en nuestros palacios mentales: las emociones y los pensamientos que divagan a su antojo, las preocupaciones catastróficas inundándolo todo…
Si entrenamos la atención y aprendemos a ser flexibles, lograremos iluminar elementos que se encuentren a mayor profundidad. Solo así lograremos coger el timón, y hacernos responsables, si viene, de nuestro sufrimiento.
Entrenar nuestra flexibilidad psicológica para ser felices

Ser flexible para ser feliz. Este debería ser sin duda uno de nuestros lemas cotidianos. Sin embargo, cuando llevamos prácticamente media vida inmersos en esa locomotora mental imparable como es la preocupación, la ansiedad, las inseguridades o esos férreos esquemas heredados que tanto nos condicionan, es muy difícil bajarnos así como así en la siguiente estación para cambiar de hábitos, de enfoques, de vida…

Desearíamos cogernos las cosas de otro modo, relativizar, entrenar nuestra flexibilidad para ser más resistentes ante los cambios y la adversidad, pero ¿cómo hacerlo? Bien, como suele decirse, no siempre es bueno centrarnos únicamente en los resultados, en aquello que queremos ser o conseguir. Objetivos más cercanos permitirán que nos recompensamos con mayor frecuencia, mientras ponemos en marcha diferentes estrategias.
 
Apertura
Dejemos de pensar en términos absolutos. En que lo contrario de blanco es negro, en que en la vida, o estás conmigo o estás contra mí. Desterremos esos esquemas en los que solo hay dos cajones: en el que está lo bueno, en el que está lo malo.
Atrevámonos a descubrir el mundo de matices que se abre entre los dos polos. Poco a poco nos daremos cuenta de que estábamos equivocados en muchas cosas, de que la realidad está llena de detalles, riquezas, enfoques, aprendizajes, puntos de vista… 

El momento presente
A nuestra mente le encanta divagar, adora escaparse al ayer, a lo que un día fue, pudo ser o no fue. También tiene la mala costumbre de viajar al futuro sin máquina del tiempo para anticipar mil catástrofes, mil desastres y desdichas.
Pongámosle freno, atemos corto a esa mente tan viajera y aprendamos a seducirla con el momento presente, con ese aquí y ahora donde pasa lo que de verdad importa. 
 
Conéctate a lo que importa

Ser flexible implica a su vez no perder de vista nuestras raíces. Significa estar conectados a nuestros valores y a lo que de verdad importa. De esta manera será más complicado que la corriente de juicios y opiniones ajenas, que a todos nos rodea, nos arrastre.

Para concluir, pocas competencias y habilidades nos pueden ser más beneficiosas que la flexibilidad psicológica. Es un modo de resistir mucho mejor a esos vaivenes inesperados (pero recurrentes) que suelen surgir a lo largo de nuestro ciclo vital. Profundizar en ello y adquirir adecuadas herramientas sobre este tema nos puede ayudar a disfrutar de una mejor calidad de vida.

Valeria Sabater

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