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sábado, marzo 23, 2019

¿Sabías que la vocación también se construye?

¿Consideras que la vocación es algo innato? Algunas personas nacen con una serie de habilidades que les permiten ser competentes en determinadas profesiones. Por ejemplo, alguien con facilidad para transmitir de una manera clara y sencilla diferentes conceptos relacionados con una materia, permitiendo así que otros los asimilen mejor, puede convertirse en un gran profesor.

 
 
Sin embargo, ¿hay personas que están impedidas para encontrar su vocación? La respuesta es “no”, ya que, como veremos, la vocación también se puede construir. Esta idea dibuja un interrogante en el horizonte: ¿qué es realmente la vocación?
 
Según el trabajo de investigación que lleva por título Origen y configuración de la vocación docente: análisis de la asociación “La tribu educa”, “la vocación es la inclinación que el individuo manifiesta hacia una profesión o hacia una carrera en concreta“. Pero, no siempre se contarán con las habilidades para su desempeño. Por lo tanto, estas deben adquirirse y trabajarse.
 
Construyendo la vocación

Es posible que no nos sintamos identificados con nada de lo mencionado anteriormente. Tal vez, no hayamos nacido con una serie de habilidades que nos hayan permitido encontrar nuestra vocación, en un entorno que la haya favorecido o no tengamos acceso a adquirir las habilidades que no necesitamos. ¿Qué ocurre en estas circunstancias? ¿Estamos destinados a trabajar en algo que no nos gusta?

Puede que el trabajo que estemos llevando a cabo en la actualidad no nos llame la atención y lo estemos haciendo porque necesitamos el dinero. Puede ser cualquier tipo de profesión, como limpiar, trabajar en una agencia de seguros, ser teleoperador, trabajar como gestor en una empresa… El hecho de que no nos encante puede hacer que nos sintamos desmotivados y sin ganas de dar lo mejor de nosotros mismos. Pero esto puede cambiar.

“La tragedia consiste en no tener ningún objetivo que alcanzar”.
-Benjamin Mays-

Mejorar las competencias

Una de las mejores maneras para empezar a construir la vocación es mejorar las competencias haciendo algún curso o apuntándonos a algún seminario. Hay empresas en las cuales se brindan determinados alicientes a aquellos trabajadores que progresan en su trabajo. Esto se puede hacer con una subida de sueldo, una oportunidad de promoción dentro de la empresa o con formación cuyos costes corren a cargo de la institución.

El hecho de que nos demos cuenta de que, cada vez, somos más profesionales y hacemos mejor nuestro trabajo puede hacer que termine encantándonos. No importa si el trabajo consiste en traducir texto o en atender a los clientes que entran en un restaurante. En todos los casos, la vocación se puede construir. 

Sentirnos orgullosos de nuestro trabajo

Este es otro de los puntos al que nos llevará el haber empezado a mejorar las competencias o perfeccionar las habilidades que tengamos. A medida que nos descubramos siendo más efectivos en nuestro trabajo, más productivos e, incluso, creativos, más orgullosos nos sentiremos de lo que estamos haciendo. Poco a poco, nuestro interés irá en aumento y nos habremos olvidado de ese desinterés que sentíamos en un principio.

Una consecuencia positiva de esto es que obtendremos otro aliciente más para sentir que hemos conseguido construir nuestra vocación: el reconocimiento. Un reconocimiento que recibiremos de los demás y que no será más que una confirmación de que estamos consiguiendo nuestros objetivos.

“La vocación es la espina dorsal de la vida”.
-Nietzsche-

Dedica solo cinco minutos

Construir nuestra propia vocación en ocasiones no es una tarea sencilla. En estos casos, ya la propia labor de búsqueda puede convertirse en todo un reto. Por otro lado, quienes tienen la vocación “de serie” quizás se ahorren este paso, pero también deben formarse, perfeccionar sus capacidades y, a veces, enfrentarse con procesos selectivos (como las oposiciones) que pueden causarles mucha frustración.

Sin embargo, en lugar de tirar la toalla o repetirnos de forma constante “no puedo”, empecemos sacando cinco minutos al día para aprender cómo mejorar nuestro rendimiento en el trabajo, algo nuevo que nos permita aspirar a un puesto más elevado o, simplemente, para empaparnos de información que nos permita mejorar una habilidad. Todos tenemos cinco minutos al día que podemos dedicar a construir nuestra vocación. No hay excusas. ¿Has tenido clara tu vocación desde siempre o, por el contrario, la has tenido que construir?

Raquel Lemos Rodríguez

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