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miércoles, marzo 06, 2019

La tensión muscular por estrés

¿Te duele mucho el cuello, incluso cuando trabajas sentado y mantienes una buena postura? ¿Notas tu mandíbula dolorida tras haber recibido una carga repentina de trabajo? Si la respuesta es sí, es probable que sufras tensión muscular por estrés: una manifestación física de un problema de salud que cada vez afecta a más personas.

 
 
El artículo Estrés académico define muy bien todos aquellos síntomas psicológicos que subyacen al estrés. Lo expone como unas exigencias que provocan presión, pérdida de control y agotamiento.

Las demandas son tan elevadas que derivan en un estrés que necesita expresarse, incluso, físicamente. Por ese motivo, aparecen los dolores de espalda, de mandíbula y de cabeza.
 
Un problema importante

El hecho de que sean muchas las personas que sufren tensión muscular por estrés ha derivado en una “normalización” del problema. De esta parte afectada, una buena cantidad de personas han asumido que tienen que ser así, por lo que no se plantean llevar a cabo una intervención para corregir el problema. Este no es otro que la cara perniciosa de la aceptación: la resignación.

Por otro lado, algunas de las alertas que nos indican que estamos soportando una carga de trabajo o de estudio importante es la tensión en los hombros. Los notamos más rígidos y sufrimos contracturas que con frecuencia se extienden al cuello.
¿Alguna vez has visto a alguien mover esta parte de su cuerpo de un lado a otro mientras la masajeaba? Al principio puede ser sutil, pero si no reducimos nuestro estrés con el tiempo, puede ser una molestia que se vuelva habitual.

También, si en alguna ocasión nos hemos sentido muy estresados, habremos notado cómo contraemos la musculatura de las piernas en exceso. Esto, aunque no parezca importante, puede llevarnos a sufrir calambres e, incluso, durante la noche provocar que los gemelos se nos suban. Tal vez te sientas identificado con estos episodios tan desagradables.

“El estrés debería ser una fuerza poderosa conductora, no un obstáculo”.
-Bill Philips- 
 
La tensión muscular por estrés y los desgarros

Quizás parezca una exageración, pero no lo es. El estrés, por ejemplo, al aumentar la tensión muscular, puede ser un factor de riesgo en cuanto a las lesiones. Este es algo que un deportista conoce bien, de ahí que estire sus músculos con suavidad -se trata de relajar, no de ganar flexibilidad- cuando termina un entrenamiento intenso.

Cuando sufrimos tensión muscular por estrés no estamos realizando ejercicio físico alguno, por ende, no estiramos. Sin embargo, nuestros músculos están agarrotados y, por ello, susceptibles de sufrir cualquier lesión. 

Prevenir y reducir el estrés

Si no tomamos medidas para empezar a reducir y prevenir la tensión muscular por estrés, esta empeorará; es este sentido, acudir a fisioterapeuta puede como ponerse una tirita sobre la herida: de nada sirve si no actuamos directamente sobre el factor que no está dañando.

. ¿Cómo reducir el estrés en nuestra vida? Tomando una serie de medidas en apariencia sencillas, pero que requieren de nuestra implicación consciente. Aunque nos den mucha pereza, supondrán un cambio importante que nos permitirá sentirnos mejor.
  • Técnicas de relajación: desde la meditación, hasta el mindfulness y el yoga, contamos con una gran variedad de opciones para relajarnos y liberar el estrés que podamos estar acumulando en nuestro cuerpo. Las pausas activas en el trabajo son una excelente oportunidad, también, para hacerlo.
  • Practicar la asertividad: si podemos decir que “no”, hagámoslo. Muchas veces, tenemos esta opción pero nuestra búsqueda del reconocimiento y de la aprobación de los demás no hacemos uso de este recurso. No comprometamos nuestra salud por esto.
  • Reestructuración cognitiva: es una excelente herramienta que se aprende en las consultas de psicología. Consiste en tomar distancia de una situación muy estresante para identificar lo que está alimentando el estrés y, así, poder hacer frente a la circunstancia de una mejor manera.

Por último, nos gustaría recordar algo muy importante. Cuando estemos lejos del ambiente que nos está causando estrés, centrémonos en el momento presente.

En la naturaleza que nos rodea mientras estamos dando un paseo, en lo bien que nos estamos sintiendo al ejercitar nuestros músculos en el gimnasio, en la alegría de nuestros amigos con los que compartimos proyectos… Por último, y mejor, también podemos buscar la ayuda de un profesional.

Raquel Lemos Rodríguez

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