Hoy,
me gustaría contar un cuento sobre el respeto que puede servir para
todos, tanto adultos como niños. Si somos considerados hacia los demás y
humildes, podemos construir una sociedad más justa e igualitaria.
Aunque
parezca una herramienta infantil, el cuento es un vehículo fantástico
para inculcar valores en todo el mundo, no solo niños. De ahí que
resulte especialmente interesante conocer, en este caso, la historia de
la bruja y la hermana del Sol.
La bruja y la hermana del Sol
Como no podemos contar este cuento sobre el respeto tal cual, vamos a realizar un pequeño paseo por sus pasajes más importantes para que todo lector se haga una idea del contenido de la historia. Cuentan las viejas leyendas que en un país muy lejano habitaban un zar y una zarina que tuvieron un hijo mudo llamado Iván que, desde muy pequeño, se hizo muy amigo de un mozo de cuadra del palacio que le contaba cuentos.
Iván, con 12 años, acudió al mozo para que le contara otro cuento. Sin embargo, el empleado le dijo que sus padres iban a tener una hija que devoraría a toda la familia. Si quería sobrevivir, debía pedir el mejor caballo al zar y huir tan lejos como pudiese.
Iván habló con su padre que se emocionó al escuchar la voz de su hijo por primera vez en 12 años. En plena felicidad, le dio el caballo al chico y este se fue montado sobre el corcel allá donde el animal lo llevase.
La aventura de Iván
Iván se marchó y conoció a muchas personas en su viaje a quienes pidió albergue. Entre los personajes, vio a dos ancianas que no le dieron cobijo porque tejían una pieza que, una vez acabada, se llevaría sus vidas. Y también dos hombres, Vertudub, que moriría al terminar de arrancar unos robles, y Vertogez, que acabaría con su vida al voltear unas montañas.
Iván quedó desconsolado y llegó al palacio de la hermana del Sol, donde fue acogido con amabilidad y tratado como a un hijo. Pero el niño lloraba y no era feliz, ya que echaba de menos su hogar. Finalmente, la hermana del Sol le dejó marcharse a su hogar, y le agasajó con un peine, un cepillo y dos manzanas mágicas que harían rejuvenecer a quien las comiese.
Como no podemos contar este cuento sobre el respeto tal cual, vamos a realizar un pequeño paseo por sus pasajes más importantes para que todo lector se haga una idea del contenido de la historia. Cuentan las viejas leyendas que en un país muy lejano habitaban un zar y una zarina que tuvieron un hijo mudo llamado Iván que, desde muy pequeño, se hizo muy amigo de un mozo de cuadra del palacio que le contaba cuentos.
Iván, con 12 años, acudió al mozo para que le contara otro cuento. Sin embargo, el empleado le dijo que sus padres iban a tener una hija que devoraría a toda la familia. Si quería sobrevivir, debía pedir el mejor caballo al zar y huir tan lejos como pudiese.
Iván habló con su padre que se emocionó al escuchar la voz de su hijo por primera vez en 12 años. En plena felicidad, le dio el caballo al chico y este se fue montado sobre el corcel allá donde el animal lo llevase.
La aventura de Iván
Iván se marchó y conoció a muchas personas en su viaje a quienes pidió albergue. Entre los personajes, vio a dos ancianas que no le dieron cobijo porque tejían una pieza que, una vez acabada, se llevaría sus vidas. Y también dos hombres, Vertudub, que moriría al terminar de arrancar unos robles, y Vertogez, que acabaría con su vida al voltear unas montañas.
Iván quedó desconsolado y llegó al palacio de la hermana del Sol, donde fue acogido con amabilidad y tratado como a un hijo. Pero el niño lloraba y no era feliz, ya que echaba de menos su hogar. Finalmente, la hermana del Sol le dejó marcharse a su hogar, y le agasajó con un peine, un cepillo y dos manzanas mágicas que harían rejuvenecer a quien las comiese.
El camino de vuelta
Iván volvió por el mismo camino a su hogar y se reencontró con las personas que no le habían dado albergue. Primero vio a Vertogez, al que solo le quedaba una montaña que voltear. Así que el joven lanzó el cepillo al suelo, logrando que nuevas montañas aparecieran. El hombre se alegró y siguió su trabajo.
Poco después coincidió con Vertodub, al que solo le quedaban tres árboles por arrancar antes de morir. El chico lanzó el peine al suelo y permitió que nacieran grandes bosques, por lo que el hombre no tuvo que perecer, pues tenía trabajo que hacer.
Finalmente, Iván se encontró que las dos ancianas a las que regaló las manzanas rejuvenecedoras. Tras comerlas, se transformaron en lozanas jóvenes que, en compensación, regalaron al chico un pañuelo capaz de crear un lago al sacudirse.
Iván volvió por el mismo camino a su hogar y se reencontró con las personas que no le habían dado albergue. Primero vio a Vertogez, al que solo le quedaba una montaña que voltear. Así que el joven lanzó el cepillo al suelo, logrando que nuevas montañas aparecieran. El hombre se alegró y siguió su trabajo.
Poco después coincidió con Vertodub, al que solo le quedaban tres árboles por arrancar antes de morir. El chico lanzó el peine al suelo y permitió que nacieran grandes bosques, por lo que el hombre no tuvo que perecer, pues tenía trabajo que hacer.
Finalmente, Iván se encontró que las dos ancianas a las que regaló las manzanas rejuvenecedoras. Tras comerlas, se transformaron en lozanas jóvenes que, en compensación, regalaron al chico un pañuelo capaz de crear un lago al sacudirse.
Desenlace
Y así, Iván volvió a su hogar. Su hermana lo recibió con cariño y le pidió que tocara el arpa mientras le preparaba comida. Sin embargo, en realidad la bruja se afilaba los dientes para devorarlo. Avisado por un ratón -que sustituyó en el arpa a Iván para que el joven huyera-, el chico corrió, pero no a la velocidad suficiente porque la bruja le fue ganando distancia. Así pues, sacudió el pañuelo para crear un lago y retrasarla.
En su fuga, Iván pasó cerca de Vertodub que, consciente de lo que pasaba, amontonó troncos de árboles para crear una montaña que parase a la bruja, que roería los árboles para seguir con su persecución. Luego se acercó a la zona en que estaba Vertogez que, consciente de la situación, movió la montaña más elevada al centro del camino que separaba a Iván de la bruja para retrasarla.
Y así, Iván llegó a la puerta del palacio de la hermana del Sol y pidió que se le abrieran las puertas, cosa que sucedió. Mientras, la bruja pidió que se le entregara a su hermano. Además, propuso una suerte de trato: se lo comería si ella pesaba más que él en una báscula, de lo contrario, accedía a morir a manos del chico.
Iván se pesó primero. Luego, al subirse la bruja, el chico aprovechó el empuje del peso de esta para dar un gran salto que lo llevaría al cielo donde le esperaba otro palacio de la hermana del Sol en el que se quedaría a vivir para siempre, sano y salvo.
Valores de este cuento sobre el respeto
Este cuento sobre el respeto es obra del ruso Aleksandr Nikolayevich. ¿Qué quiso mostrar el autor en el mismo? Sin duda, la importancia de la humildad, la consideración hacia los demás y la retribución que recibimos cuando hacemos bien a otras personas.
Finalmente, además de ser un cuento sobre el respeto, también encontramos una relación de iguales entre clases. Pese a que Iván sea de clase noble, no tiene problema en emplear sus fuerzas en favor de los demás.
Pedro González Núñez
Y así, Iván volvió a su hogar. Su hermana lo recibió con cariño y le pidió que tocara el arpa mientras le preparaba comida. Sin embargo, en realidad la bruja se afilaba los dientes para devorarlo. Avisado por un ratón -que sustituyó en el arpa a Iván para que el joven huyera-, el chico corrió, pero no a la velocidad suficiente porque la bruja le fue ganando distancia. Así pues, sacudió el pañuelo para crear un lago y retrasarla.
En su fuga, Iván pasó cerca de Vertodub que, consciente de lo que pasaba, amontonó troncos de árboles para crear una montaña que parase a la bruja, que roería los árboles para seguir con su persecución. Luego se acercó a la zona en que estaba Vertogez que, consciente de la situación, movió la montaña más elevada al centro del camino que separaba a Iván de la bruja para retrasarla.
Y así, Iván llegó a la puerta del palacio de la hermana del Sol y pidió que se le abrieran las puertas, cosa que sucedió. Mientras, la bruja pidió que se le entregara a su hermano. Además, propuso una suerte de trato: se lo comería si ella pesaba más que él en una báscula, de lo contrario, accedía a morir a manos del chico.
Iván se pesó primero. Luego, al subirse la bruja, el chico aprovechó el empuje del peso de esta para dar un gran salto que lo llevaría al cielo donde le esperaba otro palacio de la hermana del Sol en el que se quedaría a vivir para siempre, sano y salvo.
Valores de este cuento sobre el respeto
Este cuento sobre el respeto es obra del ruso Aleksandr Nikolayevich. ¿Qué quiso mostrar el autor en el mismo? Sin duda, la importancia de la humildad, la consideración hacia los demás y la retribución que recibimos cuando hacemos bien a otras personas.
Finalmente, además de ser un cuento sobre el respeto, también encontramos una relación de iguales entre clases. Pese a que Iván sea de clase noble, no tiene problema en emplear sus fuerzas en favor de los demás.
Pedro González Núñez
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.