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lunes, noviembre 13, 2017

De la supervivencia al crecimiento personal: la autorrealización

Darwin nos enseñó que todos los que venimos al mundo traemos un bagaje de recursos que nos permitirán sobrevivir de una forma u otra. Tal y como representa Abraham Maslow, la supervivencia forma la base y la autorrealización se sitúa en la cima de la pirámide jerárquica, en la copa del árbol de clasificación de nuestras necesidades.



Nuestros raíces son las que nos permiten mantenernos con vida, pero eso no significa que las hojas o el fruto sea menos importante. Abraham Maslow se interesó mucho por las cualidades de aquellas personas que parecen funcionar de manera más plena, saludable, ajustada, y adaptada. Según él, todas las personas tienen el potencial para autorrealizarse, motivadas por deseos intrínsecos de acercarse al tipo de persona que pueden ser.

Eduardo Punset explica que, a diferencia de otros animales, nuestro ciclo vital nos permite ponernos dos metas diferentes y relacionadas entre sí: el mantenimiento y el cuidado del organismo y el alcance de la felicidad (esto último favorecido por el incremento de la esperanza de vida en nuestra especie).

Características de la autorreazalición

En 1963, Abraham Maslow llegó a creer que las personas autorrealizadas comparten algunas características:
  • Son eficientes y precisas al percibir la realidad.
  • Se aceptan a sí mismas, aceptan a los demás y a la naturaleza.
  • Son espontáneas en su pensamiento y emoción. Naturales más que artificiales.
  • Se centran en los problemas, se preocupan por las cuestiones filosóficas.
  • Son independientes y autónomas para lograr satisfacciones.
  • Tienen frescura a la hora de asociar conocimientos e ideas.
  • Experimentan a menudo “sentimientos oceánicos”. Sentimientos de ser uno con la naturaleza que transciende al tiempo y al espacio.
  • Se identifican con todo lo humano: son democráticos y respetuosos con los demás.
  • Forman vínculos profundos, pero solo con unas pocas personas.
  • Aprecian, por su propio valor, el proceso de hacer las cosas.
  • Poseen un sentido del humor filosófico, considerado y no hostil.
  • Acuden la creatividad en su búsqueda de soluciones y además cuentan con estrategias para despertarla cuando la sienten dormida.
  • Mantienen un desapego interno de la cultura en la que viven.
  • Son lo suficientemente fuertes, independientes y tienen tanta confianza en sus visiones internas que en ocasiones pueden parecer temperamentales e incluso insensibles.
La autorrealización intensa: experiencia cumbre

Maslow utilizó el término de “experiencia cumbre” para referirse a los momentos de autorrealización intensa. Durante estas vivencias, la gente tiene sensación de estar conectada con los elementos de su entorno. El psicólogo Mihalyi Czikszentmihalyi (1975, 1988) desarrolló el concepto de Flow (fluir o flujo en Español).

Este término hace referencia a estas experiencias óptimas, donde la percepción es más aguda y se produce una pérdida de la noción del tiempo. Los sentimientos que se experimentan son a menudo de admiración, maravilla e incluso éxtasis. Puede ocurrir de manera pasiva, escuchando una canción o contemplando una obra de arte. Aunque generalmente surgen cuando la persona está totalmente inmersa en una actividad en la que produce.

Cabe mencionar que una experiencia de flujo está compuesta por algunos componentes principales: objetivos claros y alcanzables, alto grado concentración y enfoque, retroalimentación directa e inmediata, equilibrio entre el nivel de habilidad y el desafío, y una motivación intrínsecamente gratificante.

“La meta principal es la autorreazalición intima del Ser, que no debe descuidarse por las metas secundarias, y el mejor servicio que puede hacerse a los demás es la liberación de uno mismo”.
-Buda Gautama-

Primero fluir, después ser feliz

Lo cierto es que se puede alcanzar un estado de felicidad y autorrealización a través de un proceso consciente. Sucede cuando nuestra atención se centra en “algo” que nos produce posteriormente una sensación placentera.

Resulta oportuno comentar que Csikszentmihalyi empleó la palabra flujo para describir el estado mental que sienten las personas cuando parecen mantener un alto grado de concentración sin ningún esfuerzo, incluso con cierto recreo. Este concepto alude al sentimiento y la emoción de aquellas acciones o movimientos que rara vez están motivadas por factores externos al principio y nunca al final.

Pero tales experiencias no tienen por qué ser agradables. Tal y cómo expresa el autor, cuando fluimos no somos felices, pero no podemos ser felices sin estas experiencias de flujo. Recordemos que la felicidad está íntimamente relacionada con nuestros estados internos. Fluir implica que nuestro foco de atención está totalmente centrado en la tarea. Una vez completada, podemos centrarnos en nuestro estado, mirando hacia atrás, y considerar lo sucedido.

“En cierto sentido, los que están «en flujo» no son conscientes de la experiencia en ese momento; sin embargo, cuando reflexionan, sienten que han estado plenamente vivos, totalmente realizados y envueltos en una «experiencia cumbre»”
-Gardner, 1993-

La secuencia del concepto de flow sería así:
  • Acción: realizamos algo y ponemos toda nuestra atención en una tarea.
  • Visión: una vez completada la acción, consideramos lo sucedido. Mirando retrospectivamente, valoramos la experiencia.
  • Emoción: para experimentar la felicidad debemos centrar la atención en nuestros estados internos, y entonces es cuando podemos afirmar que somos felices retrospectivamente.
La filosofía de Csikszentmihalyi concibe el verbo vivir como una fusión armónica entre hacer, pensar y sentir. Ponernos metas y alcanzarlas sin la sensación de que haya un sacrificio de por medio, nos permite no solo alcanzar la cima, la autorrealización, sino también fluir en y desde nuestro interior hacia la búsqueda de la felicidad.

Beatriz Caballero

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