Muy seguramente alguna vez escuchaste a tus padres, profesores o mayores diciendo “una muestra de compromiso es preocuparse”. Bueno, pues desde pequeños creemos que sentir esto es una cualidad que nos hace mejores personas o profesionales. Sin embargo, no hay nada más alejado de la realidad y preocuparse en exceso puede poner en peligro tu bienestar.
Generalmente solemos confundir la palabra preocupación con planeación, pero estas tienen definiciones un tanto diferentes. No es lo mismo anticiparse a las consecuencias, tanto positivas como negativas, de una situación a solo enfocarse en las negativas.
¿Qué pasa cuando tienes una presentación importante y te puede conseguir un ascenso o sacarte de la empresa? ¿Qué reacción tienes cuando tu pareja te dice “tenemos que hablar”? ¿Cómo reaccionas cuando tienes un accidente de tránsito?
El maestro en psicología Alberto Ferrer, en su conferencia “La preocupación, un mal de nuestros días”, te dará algunas señales contundentes de que estás afectando tu vida.
1. Siempre estás buscando una amenaza futura
Seguramente para ti se convirtió en un hábito reaccionar con ansiedad a las diferentes situaciones que se te presentan. Sufres un miedo constante a la amenaza futura, en muchos casos irreal. Este domina tu mente y tiendes a ver todo como un problema potencial. Buscas incansablemente amenazas en todo lado y te la pasas preocupado.
La solución
Separa esa emoción que te carcome de aquello que sucede realmente en tu vida. ¿Tal vez estás poniendo el escenario más catastrófico? Jamás confundas sentirte ansioso con una causa real de preocupación.
2. No puedes dormir bien
¿Alguna vez te ha pasado que no puedes dormir o sueñas con situaciones estresantes que tienes que manejar al siguiente día? Un sueño deficiente muestra un funcionamiento emocional deficiente. Esto te estresa más, lo que a su vez te provoca un sueño aún peor. ¡Cuidado con este círculo vicioso!
La solución
Rompe este círculo creando regularidad a la hora de dormir, ve todos los días a la cama a la misma hora. Haz que la noche sea un refugio seguro, lejos de todos los factores estresantes diarios. ¡Apaga de una vez por todas ese celular!
3. No puedes deshacerte del malestar
Te has fijado alguna vez en esa sensación que tienes luego de un encuentro desagradable. ¿Te tiemblan las manos o el cuerpo? ¿Quisieras decir lo que no dijiste? ¿No puedes dejar de repasar la situación una y otra vez? Esa conversación agria pueden durar mucho tiempo y no es nada saludable.
La solución
Lo primero que debes hacer es levantarte y moverte de donde estás. Haz una pequeña caminata, ve al baño o a comprar algo, así te sentirás más fuerte y renovado. Luego, al sentirte más libre pregúntate ¿Fue la situación tan mala como realmente pensé? ¿Vale la pena enojarse? La respuesta: no.
4. Te sientes resentido
¿Te ha pasado que crees que algunos pueden leer tu mente o te gustaría? ¿De verdad te la leyeron finalmente? Pues claro que no, nadie es psíquico. Si te pasa continuamente es porque estás atrapado en lo que los psicólogos llaman Mind Reading Trap. Una trampa de tu mente que crea todo tipo de desacuerdos y un resentimiento creciente ya que tus expectativas son poco realistas.
La solución
Basta de esperar que otras personas adivinen lo que quieres. Si necesitas algo, ve y pide ayuda. ¿De qué te sirve pensar mil cosas sobre tu pareja o tu jefe si no se las comunicas? Toma el control de tu comunicación y pregúntate ¿He sido claro? ¿Dije exactamente lo que quería?
5. Con frecuencia te supera la culpa
Eres un empleado ejemplar y un día decides pedir un aumento. Luego de haberlo solicitado a tu jefe, ¿no puedes dejar de pensar que este está molesto contigo? Cuando la culpa se convierte en una emoción predeterminada, llegas a mirar las cosas positivas a través de la preocupación. Incluso, puedes sentir que has violado los derechos de la otra persona.
La solución
¿Está justificado este sentimiento o estás creando algo que no está allí? ¿Por qué debería estar enojado mi jefe? ¿Acaso creo que no me merezco ese aumento? Date el beneficio de la duda y cree en tus capacidades.
Phrònesis
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