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domingo, diciembre 31, 2017

Qué difícil es decir adiós

Cuánto cuesta dejar atrás algo que nos hizo felices. Cómo cuesta cambiar de compañías o cerrar etapas. Qué daño hace a veces saber que tenemos que participar de una despedida sin retorno. Cuánto duele separarse de algo que te gusta, de algo que sabes que no debes seguir teniendo, pero qué difícil sigue siendo decir adiós.

 
 
 
Es necesario, lo sé, a veces hay que cerrar etapas. Hay que cambiar de trabajo, las amistades se van perdiendo, la casa se queda pequeña para tantos, los hijos van ocupando el tiempo, la juventud te saluda desde el recuerdo… cuesta y a veces cuesta muchísimo, pero es parte del ciclo. Cerramos, decimos adiós y abrimos y decimos hola a lo nuevo.

Sumamos capítulos a la experiencia, pero necesitamos puntos y aparte. Necesitamos páginas en blanco para seguir escribiendo, el mismo capítulo necesita un final, necesita un cierre, pero tendrá su continuidad, estarán sus huellas en la página siguiente. Tendrá sentido cuando sepamos por qué cerramos y por qué es necesario hacerlo. Tendrá sentido cuando nosotros se lo demos.

No es fácil saber decir adiós, pero es bueno saber que a veces es necesario hacerlo, que superado el duelo estaremos preparados para lo que venga. A veces el dolor de lo perdido es más sano que el dolor de seguir llevando encima algo que ya nos sobra.

El vacío que queda tras decir adiós

Cuesta explicarlo, pero seguro que se entiende porque todos en alguna medida lo hemos experimentado. Hay despedidas que son para valientes, esas que dejan vacío que después nos costará llenar o que ya no llenaremos. Cuesta enfrentarse a lo desconocido, cuesta salir de nuestra zona segura, cuesta acabar porque cuesta saber que tenemos que empezar.

Queda un vacío sí, porque el dolor de la pérdida es un dolor, y tapándolo solo hacemos que se alimente para salir con más fuerza luego. Hay que aprender a decir adiós, hay que aprender a tolerar este vacío, hay que saber que es necesario cerrar, que puede que ahora duela, pero que mañana ya no lo hará.

La magia de decir adiós rara vez se ve en el momento que lo hacemos, la magia está en todo lo que viene después, en todo el mundo de posibilidades que se nos abre al comenzar algo nuevo, en todo aquello que nos espera cuando sanemos las heridas. La magia del adiós es que suele llevar de la mano un saludo posterior.

Si aprendemos a saber llevar este vacío, si no lo hacemos más grande de lo que debe ser, si le damos el espacio que necesita, si nos permitimos llorar en caso de que lo necesitemos y tomarnos un tiempo para sanar, estaremos preparados para lo que venga. Cuesta decir adiós, pero al hacerlo aprendemos a curarnos y cuidarnos. Aprender a decir adiós es crecer.

Es necesario decir adiós para avanzar

Necesitamos decir adiós para seguir caminando, necesitamos cerrar etapas y abrir nuevas. Es necesario enfrentarnos a las despedidas porque también tenemos que arriesgarnos a lo nuevo. Rara vez el mundo para y nosotros formamos parte de ese mundo. El miedo, nuestro fiel compañero de viaje en la vida se aferra a lo conocido por temor a lo desconocido, pero en nosotros está la fortaleza para saber vencerlo.

Si miramos atrás nos daremos cuenta de cómo cambian las vidas; ni nosotros, con todo ese conocimiento que atesoramos, hubiéramos podido delimitar exactamente nuestra ubicación actual hace unos minutos, unas, horas, unos días unos meses o unos años. Hemos llegado al lugar que ocupamos gracias a nuestras decisiones, y entre ellas, gracias a nuestras decisiones de despedirnos.

Cuesta decir adiós, pero hay que aprender a hacerlo. Cuesta cerrar etapas y visualizar lo que viene nuevo, aquel hola, que lleva de la mano el adiós. No es fácil, pero también conlleva algo bueno seguro. Cuesta decir adiós, pero la magia de lo nuevo también es algo sorprendente por lo que muchas despedidas merecen la pena.

Adriana Díez

sábado, diciembre 30, 2017

¿Realista o pesimista? Descubre qué tipo de persona eres

¿Te han dicho alguna vez que eres pesimista? Si la respuesta es que sí, pero no estás de acuerdo y quieres saber si los argumentos que manejas son válidos, este artículo es para ti. Muchas veces se confunde ser realista con ser pesimista, y son dos tipos de características de personalidad muy diferentes que dan lugar a malentendidos. Y tú, ¿qué tipo de persona eres?

 
 
Antes que nada, es importante que sepas que la tendencia a ver la parte negativa de las situaciones es normal y tiene una razón evolutiva y adaptativa: protegernos de aquello que potencialmente puede hacernos daño. Dicho de otro modo, para nuestro sistema psicológico de protección es más interesante saber qué va mal y qué puede perjudicarnos, que identificar aspectos que van bien y nos benefician. Sin embargo, cuando una persona solo ve la parte negativa de lo que ocurre, se convierte en pesimista y la función adaptativa de detectar lo “negativo” se convierte en un problema, en un lastre para su estado de ánimo.

Así mismo, hay que destacar que existe un punto medio entre ser pesimista y ser optimista (verlo todo de color de rosa), este punto medio es el realismo. Para ayudarte a entender las diferencias entre realismo y pesimismo, y descubrir qué tipo de persona eres explicamos a continuación cada uno de estos conceptos.

Si quieres saber qué tipo de persona eres tienes que profundizar en ti y observarte.

¿Cómo es una persona pesimista?

Cuando una persona es pesimista, posee un sesgo (error) cognitivo-atencional que el psicólogo Aaron Beck llamó abstracción selectiva. Es decir, mediante este sesgo lo que ocurre es que las personas pesimistas solo atienden y retienen determinado tipo de información: la negativa. Así, en el caso de alguien pesimista, lo que ocurre es que solo atiende y recuerda la información de tipo negativa. Muchas veces sin darse cuenta, filtra la información y solo aprecia con detalle la que es negativa.

Por otro lado, si en tu caso te identificas con el pesimismo y crees que cometes con frecuencia este error cognitivo, ¡no te amargues!, este error tiene solución. Existen técnicas psicológicas probadas científicamente, como la reestructuración cognitiva o la fusión cognitiva que ayudan a las personas a distanciarse de los pensamientos y a darse cuenta, para modificar estos automatismos psicológicos y pensamientos negativos.

“El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas”.
-William George Ward-

Para descubrir qué tipo de persona eres, has de tener en cuenta que las personas pesimistas, frente a una dificultad, anticipan el peor resultado, sin que necesariamente sea el más probable. Es decir, depositan sus expectativas negativas “en lo que está por venir” .

En este sentido, ser pesimista (en parte) se debe a tener un tipo de personalidad que es de base ansiosa. Hablamos de personas con un alto nivel de “ansiedad-rasgo” y por ello ven la vida de manera negativa. Cuando una persona es pesimista tiende inconscientemente a ponerse límites, pensar lo peor y ser más sensible ante la incertidumbre, la cual, resuelve mediante “esperar lo peor, para estar preparado”.

Más aún, hay un aspecto clave a tener en cuenta si quieres saber qué tipo de persona eres: si eres pesimista, tiendes automáticamente a ver los aspectos negativos incluso en eventos y situaciones positivas de tu vida. Dicho de otro modo, las personas pesimistas incluso en aquellos momentos en los que se han esforzado mucho por un proyecto o una meta, y lo consiguen con éxito, siguen viendo aquello que no ha salido bien o que ha quedado mal. Si eres pesimista, eres entonces una persona a la que le cuesta disfrutar de sus logros porque te pierdes en centras demasiado en los aspectos que podían haberse mejorado.

“El verdadero realismo consiste en revelar las cosas sorprendentes que el hábito mantiene cubiertas y nos impide ver”.
-Jean Cocteau-

Y entonces…¿cómo es una persona realista?

En primer lugar, la característica más distintiva de las personas realistas es que no suelen anticipar juicios de valor. Es decir, esperan a ver cómo es el desarrollo de los hechos para decir qué les parece, qué esperan que ocurra y una vez que tienen datos reales sobre la situaciones, emiten un juicio (por ejemplo: “es genial” o “esto es malísimo”). De este modo, las personas realistas mantienen una posición más neutral en los momentos previos al desenlace de los acontecimientos y son capaces de mantener sus expectativas ajustadas a lo que se podría esperar en la realidad que vive.

Así mismo, las personas realistas no solo se preparan mentalmente para aquello que podría salir mal (teniendo en cuenta los hechos objetivos), sino que, también, se preparan para disfrutar de lo que puede salir bien. Es decir, son capaces de prepararse para casi cualquier tipo de resultado, saben disfrutar de sus logros y están preparadas para sus fracasos: estos no les impiden seguir intentando alcanzar sus metas ni les hacen distraerse de su camino.

En este punto, si te das cuenta las personas realistas se caracterizan por no ser catastróficas y por valorar de una manera más ajustada los aspectos positivos y negativos de las situaciones y los problemas. Es esta capacidad de valorar las situaciones una de las características más distintivas de las personas realistas.

Finalmente, si al descubrir qué tipo de persona eres, has encontrado que eres pesimista, quiero recordarte que un psicólogo puede ayudarte a cambiar estos aspectos de tu personalidad que te impidan valorar los hechos de tu vida en un punto medio, sin catastrofismos ni abstracciones selectivas de la información que recibes. Además, buscar un cambio personal hacia el realismo puede ser una muy buena meta para el próximo año, ¿te animas?

Julia Marquez Arrico

viernes, diciembre 29, 2017

Detrás de muchos de nuestros excesos se esconden nuestros vacíos

Nuestro vacío emocional nos recuerda que hay algo que no logramos completar, algo que nos llena de inestabilidad y frustración. Podemos intentar llenar ese vacío con excesos, bebiendo alcohol hasta que los sentidos se nublen, machacándonos en el gimnasio, comiendo emocionalmente o comprando de manera compulsiva, pero la sensación de desesperanza después de realizar estas conductas seguirá o incluso aumentará.

 
La sensación de vacío puede producirnos bloqueo emocional, que es lo que termina impidiendo que nos enfrentarnos a nuestra realidad, llevándonos a una vida de desorden para cubrir nuestras carencias.

La lucha contra el vacío emocional no es fácil, pero los excesos no son la solución. Una buena parte de las emociones y sensaciones más negativas que podemos llegar a experimentan se aúnan, haciéndonos sentir que nos hemos sumergido en un pozo muy profundo. Estas emociones nos producen una sensación de indefensión que aparece cuando somos incapaces de reaccionar frente a situaciones dolorosas.

Cuando lo damos todo por perdido, los excesos nos parecen la única solución para completarnos. Cualquier conducta placentera normal se convierte en susceptible de un comportamiento psicológicamente adictivo. De hecho, se podrían hacer usos anormales de una conducta normal en función de la intensidad, la frecuencia, el grado de interferencia en las relaciones personales.

“El exceso es un defecto, es el veneno de la razón”.
-Francisco de Quevedo-

Sentirnos incapaces de afrontar nuestros vacíos nos lleva al exceso

Los excesos controlan nuestra conducta, llegando incluso a negar de forma manifiesta este comportamiento. Este circulo vicioso, en el que los excesos aumentan nuestras vacíos, solo terminará cuando afrontemos lo que nos lleva a estas “conductas de abandono”.

Cuando somos incapaces de reaccionar frente a situaciones problemáticas, una barrera se interpone entre nosotros y aquello que debemos de afrontar, lo que genera un caldo de cultivo para las conductas excesivas. Existen algunas señales que nos advierten de que podemos estar cayendo en comportamientos excesivos para maquillar la realidad que nos atormenta. La evitación de actividades, el nerviosismo cotidiano, el temor y la falta de motivación son las consecuencias de no afrontar correctamente nuestros vacíos.

Llamar necesidad a casi todo puede ser el gran problema. Detrás de las necesidades se encuentran nuestros vacíos y detrás de los vacíos se encuentran nuestros excesos. Identificar las necesidades que nos condicionan es crucial para llegar a entender nuestros vacíos. Una necesidad moderada es normal y sana, el problema se produce cuando esa necesidad se convierte en algo irrefrenable. 

“Según las cosas que a uno le proporcionen la felicidad, éstas conducirán a un juego en el que la suma siempre será cero: como una adicción, que requiere constantes dosis de adquisiciones y, a menudo que se tenga más de algo que los vecinos, nada de lo que se tiene importa demasiado”.
-Mihály Csíkszentmihályi-

Hay que ser valiente para reconocer lo que nos falta

No hay nada mejor que conocernos para acabar con nuestros vacíos. Muchas de las personas que acuden a consulta y que dicen experimentar una gran sensación de vacío se conocen muy poco a sí mismas, llevan tiempo sin actualizar esa visión que un día generaron y a la que muchas veces miran concierta nostalgia.

Siendo conscientes de que son diferentes, de que los años han pasado; sabiendo que ya no son los de antes pero sin saber quiénes son ahora. Cuando la sensación de anhedonia nos invade y no sabemos lo que nos pasa y/o por qué nos pasa, es el momento de actuar, de ser valientes y de reconocer que algo no va bien.

Reconocer lo que nos falta conlleva una reflexión profunda de nuestras necesidades emocionales, más allá de lo trivial, de lo material y de lo que los demás esperan de nosotros. Hay que ser muy valiente para reconocer que estamos lejos de llevar la vida que queremos o la vida que en su día garabateamos en el horizonte. Solo una persona completa es capaz de confesar sus faltas y de reconocer sus errores.

Solo una persona que se mira con buenos ojos, y en esa mirada pone cariño, está en disposición para aceptarse e integrar sus deseos en su identidad, dinámica y mutante por definición, de manera que esta fusión no produzca una disonancia.

Fátima Servián Franco

jueves, diciembre 28, 2017

Relaciones destructivas: ¿por qué permanecemos en ellas?

Por mucho que lo intentas, terminas tropezando con el mismo perfil de personas en tus relaciones de pareja. Esas que inundan de malestar, obsesiones y con las que acabas formando relaciones destructivas. ¿Alguna vez te has preguntado por qué atraes a personas que no te convienen? ¿Será mala suerte? En absoluto. Esto que te sucede tiene nombre y se conoce como el círculo vicioso de la retraumatización. 


 
Cuando repetimos el mismo patrón de pareja, una y otra vez, algo está ocurriendo. No es que las personas vengan a nosotros porque sí, sino que las escogemos y atraemos por alguna razón. En vez de darles el alto, las invitamos a entrar en nuestra vida. Hay algo en ellas que nos atrae, aunque tarde o temprano la historia se termina repitiendo…

“Cada cual tiene el amor que cree merecer. Cada cual tiene el destino que cree merecer y cada cual tiene la vida que cree merecer”
-Anónimo-

¿Qué pasamos por alto durante la fase de enamoramiento? ¿En qué errores continuamos cayendo al conocer a una persona? Para encontrar respuestas, no solo hay que observar cómo nos comportamos una y otra vez al conocer a alguien, hay que echar una mirada hacia la infancia. Porque por algún motivo, estamos repitiendo nuestro pasado y revivimos lo que en un momento nos hizo daño. 

La historia de Laura y sus relaciones destructivas

Laura es una joven que con 18 años empezó a tener sus primeras relaciones amorosas. Ella tenía baja autoestima, por lo que a través de redes sociales y chats logró sentir que había personas que podían fijarse en ella. De hecho, se enamoró del primer chico que lo hizo. Aunque en un primer momento físicamente no le gustaba, creía que con el tiempo eso podía cambiar.

Ese chico engañó a Laura. Descubrió varios mensajes en su móvil quedando con otras chicas y mencionando “qué bien me lo pasé el otro día”. Pero se calló, hasta que con el paso del tiempo no pudo más. La relación se fue al traste, pero antes de romper, Laura ya tenía una nueva persona con quien salir. Alguien que estaba casado. Alguien con quien engañó a la pareja que le había engañado.

Las relaciones de Laura fueron todas desastrosas y ella no se daba cuenta de que las estaba reenganchando. Nunca se dio un tiempo para estar sola y comenzaba relaciones sin gustarle realmente la persona con la que estaba. Se autoengañaba. No era amor lo que sentía, sino una necesidad de aprobación y una búsqueda por no quedarse sola.

“Las relaciones destructivas suelen ser un ocho acostado”.
-Bibiana Faulkner-

Todas las relaciones de Laura eran destructivas y se repetía un mismo patrón. Las personas con las que iniciaba una relación estaban casadas o terminaban siendo infieles. Es decir, Laura estaba en relaciones donde sus parejas se alejaban de ella, la dejaban sola, la sustituían por otra persona, la engañaban y mentían… ¿De dónde podía venir todo esto?

Laura había vivido una situación familiar donde su padre engañaba a su madre, esta lo permitía y en un momento dado hizo lo mismo, le engañó también. Sus padres estuvieron a punto de divorciarse, pero continuaron. Hasta que después de 20 años, terminaron definitivamente. Su madre siempre se sintió engañada, sola, como si fuera “la otra”. Su padre siempre engañó a su madre, siempre llevaba una doble vida. Incluso tuvo un hijo con una de sus otras relaciones. 

Salir del círculo vicioso de la retraumatización

Laura no era consciente de lo mucho que le había afectado su entorno familiar. En sus relaciones, elegía a parejas similares a su padre. De alguna manera, revivía esa soledad, esa sensación de ser la otra y los miedos experimentados en su infancia.

Atraer una y otra vez lo mismo no es más que una señal de alerta para empezar a ser conscientes de lo que nos sucede y tomar decisiones al respecto. De nada nos va a servir culpar a otros de lo que ahora nos ocurre. Somos responsables de nuestra propia vida y solo nosotros podemos decidir de qué manera la queremos experimentar.

Esta no es una situación sencilla. Laura, por ejemplo, pudo haberse ido al extremo de pensar que era mejor estar sola para evitar encontrarse con personas que siguieran haciéndole daño. De esta manera, rechazaría a cualquier potencial pareja, aunque esta no continuase perpetuando el patrón que se había cumplido hasta el momento. Se estaría limitando y, probablemente, no sería feliz.

Por eso es importante no caer en extremos. Encontrar el equilibrio, ver qué está fallando, los errores que estamos cometiendo y que nos están llevando a tener relaciones destructivas. Todo ello es muy importante para construir nuestras relaciones.
Las relaciones destructivas te minan por dentro, te agotan, te roban toda tu energía. Sin embargo, no eres consciente de que con una sola decisión, esa situación podría dar un giro de 180º.

Se puede salir de las relaciones destructivas. Tan solo tenemos que ser conscientes del trauma que nos habita y nos marca. Nuestro único objetivo es superarlo.

No culpemos, no ejerzamos de víctimas y no nos conformemos. Con una decisión podemos cambiar el rumbo que hasta ahora habíamos llevado. Ahora bien, ¿estamos preparados para afrontar el miedo que nos supone el cambio?

Raquel Lemos Rodríguez

miércoles, diciembre 27, 2017

¿Alguna Vez Has Tenido la Sensación de Venir de Otro Lugar?

Hay muchas personas que tienen la sensación, más o menos intensa, de venir de otro lugar.
 


La sensación de no haber estado siempre aquí…

La sensación de haber vivido de otra manera…

¿Alguna vez te has sentido así?

Si la respuesta es “sí”, el artículo de hoy está dirigido a ti.

Es un mensaje canalizado, como otros que he publicado anteriormente en el blog. Y como te digo siempre en estas ocasiones, no tengo un nombre para la entidad que nos lo hace llegar. Pero sí sé que es luz pura, y que nos ama profundamente.

Y que está aquí para recordarnos quiénes somos realmente.

Saludos desde el Otro Lado

Saludos querido, soy tu hermano de luz, y me dirijo a ti desde un lugar muy especial.

Estos momentos que compartimos contigo son verdaderamente preciosos para nosotros. Te echamos mucho de menos, y nos sentimos muy felices cuando levantas un poco la cabeza y nos miras; aunque solo sea durante unos breves instantes.

Sabes quiénes somos, ¿verdad?

Quizás tienes algunas dudas… Quizás una parte de ti te dice que esto no puede ser real… Pero en el fondo lo sabes perfectamente.

Somos tu familia.

Somos los que fueron a despedirte el día que decidiste empezar este viaje. Y somos los que vendrán a recibirte el día que vuelvas.

Siempre hay algo que parece un poco extraño en este tipo de comunicaciones, aunque no es lo que seguramente estás pensando.

Quizás piensas que es extraño que una voz del otro lado del velo pueda comunicarse contigo, pero en realidad esto no es lo más sorprendente de todo. Lo verdaderamente sorprendente es que no me reconozcas.

Imagínate que un familiar tuyo tuviera un ataque de amnesia y que no recordara nada de su pasado. Imagínate que no recordara de dónde viene ni quién es realmente, y que tampoco te recordara a ti.

Lo mirarías a los ojos y verías que no te reconoce. Tú recordarías todos los momentos que habéis pasado juntos, pero él no. Y te trataría como a un completo desconocido.

¿Cómo te sentirías?

Pues así es cómo nos sentimos nosotros.

La única diferencia es que nosotros no estamos preocupados. Si un familiar tuyo sufriera amnesia, seguramente te asustarías, porque tendrías la sensación de que algo va mal. Pero nosotros sabemos perfectamente que nada va mal aquí. Vemos que no nos recuerdas, pero sabemos cuál es el motivo. Y sabemos que no tiene nada de negativo.

Tú formas parte de una aventura formidable; la aventura más formidable que ha existido jamás. Eres parte de una expedición de ángeles que decidieron salir de casa para expandir la luz por todo el universo.

No hay palabras para describir lo grande que es esto, ni lo que realmente significa.

Tú haces que el universo se expanda. Tú haces que continúe latiendo. Tú haces que siga vivo.

Por esta razón, no estamos nada preocupados. Sabemos lo que estás haciendo y por qué lo estás haciendo. Y también sabemos quién eres realmente, así que no tenemos ni el menor ápice de duda sobre tus capacidades para lograrlo.

Sabemos que volveremos a vernos. Sabemos que volverás a mirarnos a los ojos como hemos hecho tantas veces antes. Sabemos que recordarás algún día.

Mientras tanto, te honramos y te apoyamos profundamente.

Sabemos quién eres.

Sabemos qué estás haciendo aquí.

Y sabemos lo hermoso que es.

El Lugar de Dónde Vienes

El mensaje que queremos transmitirte hoy no es para todo el mundo. A veces tenemos mensajes que son para un público amplio, y otras veces para un grupo más reducido.

El mensaje de hoy pertenece a la segunda categoría: es un mensaje especial para un conjunto relativamente pequeño de personas.

El tema es el siguiente: ¿alguna vez has tenido la sensación de que no perteneces a este planeta? ¿Alguna vez has tenido la sensación de que provienes de otro lugar?

Si la respuesta es “sí”, tenemos algo que decirte: es totalmente cierto. No son imaginaciones tuyas. Es verdad que antes de venir a este planeta has estado en otros lugares.

Esto es cierto para todos y cada uno de los habitantes de este planeta. Todos sois eternos, y habéis seguido una larga trayectoria antes de venir a la Tierra. Habéis estado en muchos otros lugares antes, y estaréis en muchos otros lugares después.

Pero hay una diferencia: para la gran mayoría de personas, los recuerdos de estos otros lugares han desaparecido casi completamente de su mente. Están totalmente integrados en la Tierra, y no tienen la sensación de haber estado nunca en otro lugar.

En cambio, hay otro grupo de personas para los que esto no es así. Algunos de vosotros sí lo recordáis. Algunos sí tenéis una clara sensación de haber vivido en otros lugares.

En general no tenéis recuerdos concretos. Normalmente no tenéis imágenes de experiencias concretas que habéis vivido en otros planetas. Pero sí recordáis la sensación.

Recordáis la sensación de haber estado en otro lugar más pacífico, más calmado y más iluminado. Recordáis la sensación de estar plenamente conectados con las personas de vuestro alrededor. Recordáis la predisposición a colaborar siempre unos con otros sin pedir nada cambio.

Algunos incluso recordáis el nombre de estos lugares: Pléyades, Arcturus…

Este recuerdo es muy hermoso, pero al mismo tiempo os causa un gran dolor. Os llena de incomprensión, e incluso rabia, hacia el mundo donde vivís ahora. Todas las cosas que aquí en la Tierra parecen utópicas, vosotros sabéis que son completamente reales. Sabéis que se puede vivir de otra manera mucho más amorosa, porque lo habéis experimentado. Sabéis que es totalmente posible.

Y os enfadáis y os frustráis enormemente cuando veis que la Tierra no funciona así.

Incluso soñáis con la idea de marcharos y volver al lugar de dónde venís, porque vivir aquí se os hace muy pesado.

Si te sientes de esta manera, tenemos algo muy importante que decirte: tienes que pasar página.

Tienes que dejar de pensar que el pasado fue mejor, y dejar de desear volver a tu lugar de procedencia.

Ya no eres un pleyadiano. Ya no eres un arcturiano. Ahora eres un terrícola. Tienes que aceptar este hecho.

Tienes que adaptarte a tu nueva familia.

La Evolución de la Tierra

La Tierra es un planeta muchísimo más hermoso de lo que parece a primera vista. Es verdad que su vibración actual es bastante baja, mucho más baja que la de Pléyades o Arcturus, pero su potencial es mucho mayor.

El potencial de la Tierra es más grande de lo que ha sido nunca en ningún otro planeta.

Las civilizaciones de las Pléyades o de Arcturus son civilizaciones maduras. Tienen muchos años de evolución en sus espaldas, y han conseguido llegar a un nivel muy elevado de conciencia. Pero también tuvieron unos inicios difíciles, como los que se están viviendo en la Tierra ahora. También tuvieron guerras, conflictos y dolor.

Es muy parecido al proceso que sigue un niño al crecer. Al principio parecen muy torpes: no andan bien, no hablan bien, cogen las cosas de los demás sin pedirlas, gritan cuando no consiguen lo que quieren… Pero con los años, van aprendiendo, hasta convertirse en adultos maduros.

Y si te fijas, la mayoría de niños, cuando llegan a adultos superan a sus padres en muchas cosas. El motivo es que no empiezan de cero, sino que tienen el apoyo y la guía de sus padres, y pueden aprovecharse de todo lo que ellos han aprendido para avanzar un poco más.

Así es como evoluciona la sociedad: cada generación da un paso adelante, y luego le pasa el testigo a la siguiente generación para que de otro paso más.

Esto es exactamente lo que está pasando en la Tierra. Actualmente su nivel de conciencia es relativamente bajo, pero no es que sea un planeta “malo” ni nada parecido. Simplemente está en una etapa bastante temprana de su evolución.

Pero está creciendo. Poco a poco, pero está creciendo.

Y el futuro que le espera es brillante. Está habiendo un gran cambio de conciencia a nivel planetario, y cada vez irá a más. La Tierra está en camino de ser el planeta con la vibración más alta que ha existido jamás en estos confines del universo.

Tú formas parte de este proceso. Tú estás aquí para dar un “empujón” y facilitar el salto que la Tierra está destinada a dar.

Pero no puedes hacerlo si estás enfadado y deseando irte a otro lugar.

Tu Papel en Este Planeta

Tus recuerdos de la vida en otros planetas son muy valiosos. Es maravilloso que puedas recordarlo, aunque solo sea vagamente. Esto te da una imagen de cómo se pueden mejorar las cosas.

Pero tienes que encontrar la manera de amar el lugar donde estás ahora.

Hay un dicho muy conocido que dice “allá donde fueres, haz lo que vieres.” Esto resume muy bien la base de lo que tienes que hacer ahora.

Tú vienes de otro lugar, esto es cierto. Este otro lugar es mucho más luminoso que la Tierra, y esto te da una visión más avanzada de cómo podría ser la vida.

Pero la manera de aplicar tu sabiduría aquí no es enfadarte con los demás y tratar de imponer una nueva forma de hacer las cosas, sino buscar la manera de enriquecer la vida en la Tierra con lo que tú conoces de otras sociedades más avanzadas.

Tu papel aquí no es cambiar la sociedad de la Tierra, sino enriquecerla. Son dos cosas muy distintas.

La sociedad en la Tierra tiene una serie de características muy interesantes. A primera vista muchas de ellas pueden parecer negativas, pero no siempre lo son. Forman parte del proceso que hará que este planeta llegue a ser lo que está destinado a ser.

Así que no quieras romper con todo. No quieras cambiarlo todo. Simplemente acepta la Tierra tal y como es, y añádele un punto de tu amor y tu sabiduría profunda.

Recuerda en todo momento que eres parte de la Tierra ahora.

Esta es tu nueva familia.

Juntos estáis haciendo algo realmente maravilloso.

Un gran abrazo,

Tu hermano de luz.

www.jananguita.es

martes, diciembre 26, 2017

11 señales que indican que eres demasiado autocrítico

La mayoría de nosotros aspiramos de manera consciente a alcanzar nuestra mejor versión por el camino de lo correcto. En este sentido, una buena herramienta para medir nuestros esfuerzos y logros es el autoanálisis. No cabe duda de que es admirable preocuparse por hacer las cosas lo mejor que se pueda e intentar ser la mejor persona que se pueda ser. Esto es lo que da sentido a examinar los resultados negativos y tratar de hacerlo mejor en la siguiente oportunidad. 
 

Sin embargo, aunque el autoanálisis es una excelente manera de observar nuestro propio comportamiento y de aprender a superar nuestras debilidades y malos hábitos, a menudo podemos llegar a infravalorarnos por ser demasiado autocríticos. En este sentido, tener un alto nivel de autocrítica en el tiempo es perjudicial para el éxito y la buena salud mental. Ser autocrítico de manera excesiva lastima la autoestima y confianza. De hecho, está directamente ligado con la baja autoestima y el perfeccionismo.
Ser autocrítico afecta de forma negativa a nuestra autoestima.

¿Eres demasiado autocrítico?

El problema aparece cuando nos ponemos en modo “piloto automático” cuando entramos en el terreno de la autocrítica. Por eso es necesario despertar y darnos cuenta del daño que nos estamos haciendo sin querer. Para saber si eres demasiado autocrítico, chequea la siguiente lista. Si encuentras demasiadas situaciones cotidianas y típicas en ti, es el momento de darle la vuelta a la situación y empezar a cuidarse un poco más, mentalmente hablando.
  • Nada es suficientemente bueno para ti y tú no eres suficientemente bueno: ¿Sientes que nunca no haces suficientemente bien? ¿Crees que las cosas no son como deberían ser? ¿Te parece que todo a tu alrededor se queda corto, incluido tú mismo?
  • Te culpas a ti mismo de cada situación negativa: ¿Te sientes personalmente responsable cuando sucede algo malo? ¿Asumes rápidamente la culpa, ignorando otros factores que, aunque externos e incontrolables, pueden estar relacionados con lo que ha sucedido?
  • Estás decepcionado contigo mismo, aunque tus fallos sean cosas concretas y específicas: ¿Te sientes un fracaso cada vez que haces algo mal? ¿Asumes que eres un fracasado integral en cada ocasión que cometes un error o algo te sale mal, algo concreto y específico, que no afecta más a una parte de tu persona? ¿Eres incapaz de centrarte en el comportamiento que causó el problema y, en vez de eso, generalizas?
  • Evitas tomar riesgos: ¿No te arriesgas a hacer algo diferente porque sientes que vas a fracasar? ¿Crees que volverán a salirte las cosas mal, igual que te ha pasado en otras ocasiones? ¿Estás convencido de que lo mejor, de que lo más seguro, es no hacer nada?
  • Evitas expresar tu opinión: ¿Tienes miedo de decir algo estúpido, absurdo, fuera de lugar? ¿Piensas que lo que tienes que decir no interesa? ¿Crees que lo que piensas no será bienvenido o resultará aburrido?
  • Nunca estás satisfecho con tus logros: ¿Encuentras fallos una y otra vez en lo que haces? ¿Crees que si no puedes hacer algo de manera excelente es mejor no hacerlo? ¿Eres propenso a insistir en los defectos inevitables, incluso cuando tus resultados son positivos?
  • En todos los escenarios probables ves fantasmas: ¿Siempre prevés los peores escenarios posibles? ¿Es el “y si…” la manera en la planteas todas las opciones, poniendo pegas y viendo siempre lo peor? ¿Es el fracaso personal el filtro por el que pasas todas tus futuras acciones? ¿Temes la humillación y el fracaso, y valoras esto más que el triunfo y el éxito?
  • Tienes problemas de imagen personal: ¿Tienes complejos que no consigues soltar? ¿Crees que eso que tú consideras negativo puede afectar a los demás, en cómo te valoran, en la estima que te tienen? ¿Crees que tu imagen personal te impide o puede impedirte avanzar profesional y socialmente?
  • Analizas persistentemente tus errores, ahondando en la culpa: ¿Inviertes mucho tiempo y energía en analizar lo que salió mal y en cómo eres responsable de ello, pero sin sacar conclusiones que te permitan mirar al pasado con optimismo? ¿Rumias en la culpa y lo que te faltó, en lo que no hiciste, en vez de analizar alternativas posibles enfocadas a una próxima vez?
  • Te pones a la defensiva frente a los comentarios: ¿Tiendes a sentirte molesto cuando la gente te da una crítica justificada o constructiva? ¿Reaccionas de forma exagerada a los comentarios de los demás? ¿Te tomas los comentarios como algo personal? 

Deja de lado el autosabotaje que supone ser autocrítico

La autocrítica intensa y frecuente es una forma de autosabotaje. Es decir, al autocriticarnos, hacemos justo lo contrario a lo que es más saludable para nosotros. ¿Por qué lo hacemos entonces? Porque forma parte de un territorio psicológico familiar más amplio, donde el rechazo, el miedo o la opresión se vuelven una prenda habitual, una carga que estamos acostumbrados a llevar.

Así, la negatividad se convierte en un defecto emocional del que es difícil de escapar. Y como nos es familiar, algo nuestro, nos aferramos a ello, buscando esta negatividad incluso en modo “piloto automático”, porque sin ella nos sentimos como desnudos. En este sentido, superar la autocrítica y con ello el autosabotaje requiere tener una mayor conciencia de nosotros mismos. También requiere reformular nuestro diálogo interior, sobre lo que pasa, en nosotros y a nuestro alrededor.

Eva Maria Rodríguez

lunes, diciembre 25, 2017

Hablar con uno mismo: una práctica muy terapéutica

Hablar con uno mismo en voz alta tiene poco de locura, al igual que establecer un diálogo interno donde desmenuzar tristezas y difuminar preocupaciones. Es más, pocas prácticas resultan más terapéuticas, porque al fin y al cabo todos vivimos con nosotros mismos, y comunicarnos con el propio ser es algo vital, algo catártico y emocionalmente necesario para atendernos como merecemos. 


 
Con gran acierto, Aldous Huxley decía que solo hay una pequeña parte del universo que podremos conocer en profundidad y mejorarla, y esa parte es la nuestra, la que nos pertenece: nosotros mismos. Sin embargo, por curioso que parezca no siempre le damos la atención que merece. Nos descuidamos como quien deja en un cajón su diario personal, como quien deja en bolsillos ajenos las llaves de casa. 

“Ni siquiera el mejor explorador del mundo hace viajes tan largos como aquel hombre que desciende a las profundidades de su corazón”
-Julien Green-

Es más, según nos explican los psicólogos todos nosotros hacemos uso del diálogo interno; sin embargo, lo hacemos del peor modo posible. Un ejemplo, Ethan Kross, conocido científico de la psicología emocional de la Universidad de Michigan se dio cuenta de que el ser humano es irremediablemente propenso a la auto-conversación negativa.

Él mismo lo percibió cuando una mañana mientras iba pendiente de su teléfono móvil. Sin darse cuenta, cruzó un paso de cebra con el semáforo en rojo. Tras esquivar a duras penas un coche que a punto estuvo de atropellarlo, se sorprendió a sí mismo pronunciando su propio nombre en voz alta y recriminándose lo estúpido que podía llegar a ser.

La mayoría lo hacemos. Cuando algo no sale como esperamos o cometemos un error, no tarda en salir esa ávida voz de la conciencia diciéndonos lo torpes o inútiles que somos. Y es eso, ese diálogo interno negativo persistente lo que nos aboca a serios estados de indefensión y a bordear de forma peligrosa el abismo de la depresión. Evitémoslo, cambiemos el discurso.

Hablar con uno mismo, clave de salud

El profesor Ethan Kross, antes citado, llevó a cabo una serie de experimentos en la Universidad de Michigan donde concluyó con algo tan interesante como útil: las personas que hablaban consigo mismas y que empezaban sus diálogos pronunciando su nombre tenían más éxito en sus vidas, mostraban mayor seguridad personal y se percibían como más felices.

Puede que a simple vista nos parezca algo ingenuo. Sin embargo, hablar con uno mismo nos permite algo que no podemos dejar de lado: el cerebro funciona mucho mejor, su capacidad de percepción es más hábil y además gestionamos de forma adecuada nuestro mundo emocional. Por tanto, no estamos ante ninguna fórmula sacada de la manga, el diálogo interno tiene un claro beneficio avalado por la ciencia, y son muchos los estudios que nos lo vienen demostrando.

Veamos más datos en detalle. 

El diálogo con uno mismo mejora nuestra capacidad intelectual

Hablar con uno mismo no nos hará más inteligentes de un día para otro. Lo que sucederá es que mejoraremos nuestra capacidad intelectual, es decir, potenciaremos nuestra atención, nuestra capacidad de reflexión, decidiremos mejor, nuestra concentración estará más focalizada y controlaremos las distracciones.

Algo tan simple como decirnos a nosotros mismos aquello de “A ver María, céntrate más y piensa que vas a hacer ante este problema…” o “Carlos, estás perdiendo el tiempo inútilmente, cálmate y reflexiona sobre lo que está pasando”, nos ayudará sin duda a mejorar muchos de nuestros procesos cognitivos. 

“Hay tres cosas extremadamente duras: el acero, los diamantes y el conocerse a uno mismo”.
-Benjamin Franklin-

Hablar con uno mismo mejora la autoestima

Cada uno de nosotros vive en un entorno determinado y con una serie de personas con las que se lleva mejor o peor. Sin embargo, más allá de todo ese contexto, con quien compartimos la vida realmente es con nosotros mismos. ¿Por qué excluirnos entonces de esa ecuación? ¿Por qué no quedar con uno mismo a lo largo del día para tomar un té o un café y hablar sobre cómo va todo?

Nadie nos tildará de locos, y quien lo haga se pierde seguramente una de las mejores técnicas de autoayuda y crecimiento personal. Estas son unas pequeñas muestras de ello.
  • Hablar con uno mismo nos permite “centrarnos en el momento presente con las emociones presentes” para tomar conciencia de ellas, entenderlas, gestionarlas.
  • El diálogo interno es también una poderosa fuente de motivación, la más sincera, la más confiable y la que nunca debe fallarnos. Así, y aún en las situaciones más adversas, nada puede ser más energético que decirnos a nosotros mismos eso de “adelante, Ángela, lo estás pasando mal pero no puedes rendirte ahora, vamos allá”.
  • Por otro lado, algo que también nos explican en una publicación del “Quarterly Journal of Experimental Psychology” es que al hablar en voz alta activamos un “interruptor” en la corteza cerebral, ese donde se asienta la conciencia del “yo”. De este modo, desarrollamos un mejor control psicológico para pensar con mayor claridad y de forma más eficiente.
  • Asimismo, al dar paso a esa voz interior más calmada y más segura, ganamos en perspectiva y relativizamos los pensamientos negativos y rumiantes.

Para concluir, algo que conviene tener claro sobre los beneficios de hablar con uno mismo es que estos solo serán posibles si somos capaces primero de controlar la conversación interna negativa. Esa que cada poco nos susurra eso de “que hagas lo que hagas todo va a salir mal” o que “te has equivocado una vez más, está claro que no tienes remedio”.

Evitémoslo. Al fin y al cabo no hay nada peor que convertirnos en nuestros peores enemigos. Recordemos, por ejemplo, el modo en que definió Sócrates a los pensamientos: “son una conversación honesta que alma tiene consigo misma”. Procuremos entonces no maltratarla, cuidémosla como el bien preciado que es y hablemos con ella de forma positiva, constructiva y afectiva.

Valeria Sabater

domingo, diciembre 24, 2017

Los 4 grandes momentos del día

Seguro que al leer el título ya se te han venido a la mente tus 4 grandes momentos del día. Por su carga emotiva, por la cantidad de positividad que transmiten, por la intensidad de ese instante…

 
Cada día usamos una determinada cantidad de batería. Al llegar la noche, tenemos que recargarla y con ello volver a funcionar adecuadamente al día siguiente. Pero, ¿y si existieran pequeños instantes que nos mantienen igual de enérgicos por la mañana, por la tarde y por la noche? ¿Por qué no aprovechamos el poder que tienen en nosotros para recargarnos?
Los grandes momentos del día están ahí, esperando ser aprovechados. Tan solo tenemos que poner atención cada día.

De buena mañana

Es muy probable que levantarte cada mañana oyendo el despertador, no te resulte especialmente agradable. Pero lejos de la pereza de ponerte en pie, ¡ha empezado el día! Y el tiempo apremia. ¿Por qué será qué los minutos parecen volar a estas horas de la mañana?

Ducharte, preparar a los niños, secarte el pelo, recoger la casa, hacer la cama, ventilar…. Antes de salir por la puerta tenemos que hacer muchas tareas. Por eso es tan importante cómo nos levantamos. Nuestro humor durante el día depende, en gran medida, de lo que suceda durante esa hora previa antes de irnos al trabajo.

Si nos agobiamos, lo más probable es que los problemas que vayan surgiendo no los afrontemos bien. Al menos, no igual de bien que si nos hubiéramos levantado con el pie correcto. Por ejemplo, si vamos muy apresurados, nos pueden pasar mil cosas mal, fruto del despiste o la impaciencia. Nos manchamos la camisa, se nos olvida coger un documento…

Para que esto no pase, podemos poner el despertador 20 minutos antes de lo que siempre lo hacemos e irnos a dormir también un poco más temprano. Prueba a dejar la ropa del día siguiente ya preparada o saca la basura después de cenar. Ser ordenado y sistemático puede contribuir a que tu estado de ánimo sea el mejor posible antes de salir de casa. 

Comida, ¿solo o acompañado?

Sin duda, la comida es uno de los grandes momentos del día. O nos termina de agotar o se convierte en la bomba que nos sigue suministrando energía para el resto de jornada. De hecho, cuando llegamos a casa y queremos manifestar lo agotados que estamos, solemos exclamar un “¡no he tenido tiempo ni para comer!”.

Después de una mañana agotadora en el trabajo, es muy frecuente que la comida siga la misma tónica. Salimos a almorzar con los compañeros y seguimos hablando de la reunión que hemos tenido. De la que tenemos todavía por delante o de lo bien o mal que nos cae el jefe. Es decir, no desconectamos.

La comida puede ser un buen momento para charlar de otras cosas. Actividades de ocio, hobbies, chascarrillos… Cualquier tema es bueno para disfrutar de los colegas de trabajo de manera diferente a la habitual. Además, así aprovechamos para intimar un poco más.

También puede venir bien salir a comer un día solo, quedar con un amigo, un familiar o ir a casa y dar una sorpresa a nuestra pareja. Son opciones que dan margen para coger fuerzas para la jornada vespertina. 

Un momento para ti

Es ese instante reservado especialmente para estar con nosotros. Un rato que nos permite estar en paz y disfrutar de lo que nos rodea. Dar un paseo, leer en el metro de vuelta a casa, hacer yoga o meditación, charlar por teléfono con alguien, ver una serie, salir a hacer footing, cocinar…

Para gustos, colores. Todos tenemos un momento en el que nos sentimos en armonía. Búscalo y dedícatelo, porque puede que la rutina te lo vaya robando. Y no lo puedes permitir. Quitarte ese tiempo, a la larga, puede favorecer que tengas más ansiedad, desánimo, melancolía o tristeza.

Reencuentro de la familia en casa

Aunque en este caso lo expliquemos en cuarto lugar, es uno de los grandes momentos del día. Si no, el mejor. Es ese instante en el que subiendo por el ascensor o en el descansillo vas saboreando el olor de tu hogar.

Abrir la puerta y encontrar una sonrisa y un abrazo que te compensan. Ver a tus hijos merendando o recogerlos en el cole, darles un beso y preguntarles qué tal el día. Hacer los deberes con ellos, ir al parque, llevarles a practicar deporte, al cine… No tiene precio. Pocos momentos son comparables a estos.

A veces, debido al día a día nos sumimos en una dinámica que no nos permite disfrutar de estos grandes instantes del día. Son un placer que debemos ser capaces de apreciar. No todo el mundo tiene la suerte de saborear un trozo de pan o de llegar a su casa y que alguien le esté esperando. Por eso, considérate un privilegiado y aprovecha cada uno de estos instantes como la primera vez que los sentiste.

Sara Clemente

sábado, diciembre 23, 2017

A veces hay que seguir adelante, como si nada, como si nadie…

Seguir adelante no es una opción, es una obligación. Un tendón psíquico indiscutible. La aleación de un material luminoso y resistente que debe recubrir nuestro corazón para permitirnos avanzar, como si nada fuera tan importante como para quitarnos la esperanza, como si nadie fuera tan valioso como para arrebatarnos la oportunidad de ser felices una vez más. 
 


Todos lo hemos experimentado alguna vez, todos nos hemos quedado estancados en un momento puntual de nuestras vidas. Cuando esto ocurre, nuestro universo se tergiversa, quedamos boca abajo y desafinados, anclados en una dimensión extraña, asfixiante. Y lo sabemos, sabemos muy bien que aquello que se queda quieto o aferrado a algo se estropea y que como el agua estancada, todo empieza a oler mal. 

“El secreto para seguir adelante es comenzar”
-Mark Twain-

Cuando atravesamos momentos complicados y adversos hay una parte de nuestro cerebro que nos anima a seguir adelante. Es la voz de la lógica, esa que se alinea con lo que nos dicen nuestras personas más cercanas al darnos ánimos y preocuparse por nosotros e intentar ofrecernos el mejor apoyo y las mejores palabras. Sin embargo, hay otra parte de nuestro cerebro resistente al cambio y adherida por completo a esos hechos dolorosos que le han quitado la calma y ante todo, la sensación de seguridad que tenía no hace mucho.

Desprendernos de algo o de alguien, dejar a un lado aquello que nos identificaba como un trabajo o una amistad, implica que todo nuestro ser entre en estado de alarma. Una situación compleja que es necesaria gestionar de forma adecuada, meticulosa y sabia.

Más allá de apartar de nuestro frente todo ese cúmulo de emociones negativas que nos atenazan, es conveniente situarnos ante ese nudo emocional para entenderlo y desenredarlo. Una tesitura compleja que si controlamos y desciframos nos ofrecerá el impulso necesario para seguir adelante.

Seguir adelante es la única opción válida (y lo sabemos)

A veces, infravaloramos la maravillosa capacidad de resistencia y superación que cada uno de nosotros tenemos en nuestro interior, justo en nuestro corazón. Un diamante en bruto indestructible capaz de iluminar nuestros caminos. Para profundizar sobre esta idea vale la pena conocer una pequeña historia que sin duda, nos hará reflexionar y asumir más de una conclusión. 

La historia de un mensaje se perdió en una vieja librería

Todos nos hemos encontrado alguna vez con el famoso cartel que luce la siguiente frase “Keep Calm and Carry On”. Mantener la calma y seguir adelante es posiblemente uno de los mensajes más vendidos en el campo del crecimiento personal. Sin embargo, su origen es especialmente curioso. Para descubrirlo debemos viajar a la Segunda Guerra Mundial y a la capital británica, al Londres de 1940.

El gobierno sabía que la situación que atravesaba el Reino Unido no podía ser más complicada. La guerra estaba en su peor momento y las bombas del ejército alemán estaban azotando las ciudades de forma casi regular. Necesitaban instrumentos defensivos, y no solo referentes a la armamentista, necesitaban subir la moral de la población, alimentar la conocida flema estoica británica para que los ánimos no decayeran ante semejante contexto.

Para ello diseñaron varios carteles con el fin de pegarlos en las calles. Así, se crearon varias propuestas como “Your Courage, Your Cheerfulness, Your Resolution will bring us Victory” (Tu coraje, alegría y determinación nos dará la victoria) y “Keep Calm and Carry On”. Fue este último el cartel elegido y para el cual, se imprimieron más de dos millones de copias. Cabe decir que para este proyecto se invirtió un buen pellizco del presupuesto general.

Ahora la pregunta es ¿sirvió de algo este llamativo y bien intencionado cartel? La respuesta es sencilla: no hizo falta. Estos carteles nunca llegaron a aparecer en las calles. Winston Churchill consideró que no eran adecuados porque los ingleses no necesitaban mensajes paternalistas. Las personas ya sabían muy bien que la única opción posible era seguir adelante, luchar y confiar. El ser humano ya dispone de ese mecanismo propio para sacar fuerzas de la adversidad, resistir y seguir adelante…

Colocar esos mensajes en las calles era poco más que una broma y una burla. De ahí que se escondieran, se ocultaran y se destruyera buena parte de ellos, con el fin de que nadie descubriera que habían invertido una considerable cantidad de dinero en algo que, sencillamente, no hizo falta.

No fue hasta el año 2000 cuando casualmente se encontró una parte de ellos en una vieja librería. El hallazago fue tan sorprendente que no tardó en sacarse a la luz y en popularizarse una frase creada varias décadas antes… 

“El éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”
-Winston Churchill-

Seguir adelante a pesar de todo, cuestión de entusiasmo y confianza

Puede que lo sepamos, que una parte de nosotros nos recuerde que el ser humano está hecho de un material indestructible, y que está en sus genes resistir y persistir. Sin embargo… ¿qué podemos hacer cuando hemos perdido el entusiasmo? ¿cómo reaccionar cuando tenemos los pies atrapados, el corazón apagado y la mente habitada por pensamientos negativos?

Claves para seguir adelante sin desfallecer en el intento
  • Siente tus emociones. Lo señalábamos al inicio, debemos ser capaces de profundizar en nuestro ovillo emocional, tomar conciencia de las emociones negativas y comprenderlas, desmenuzarlas, hacerlas nuestras y canalizarlas para que, poco a poco, pierdan intensidad.
  • ¿Qué mereces? Piensa en ello, profundiza en esa cuestión y haz un listado de lo que mereces como persona: ser feliz, tener otra oportunidad, ser más libre, responsabilizarte de ti mismo, amar y ser amado, alcanzar el éxito, volver a ilusionarte…
  • Observa cómo tus pies tocan el suelo. Puede parecer una tontería, pero algo tan simple como sentir cómo nuestros pies tocan el suelo nos ofrece una sensación de seguridad y de movilidad. No estamos aferrados, tenemos la capacidad de movernos, de seguir adelante… De actuar.
  • Practica la respiración profunda y la meditación. Conectar con nosotros y con todo los que nos rodea es fundamental. Estas práctica nos ayudarán a centrarnos, a canalizar emociones y a despejar nuestra mente para tomar consciencia de otras perspectivas.
  • Forma un grupo de personas resilientes. Entre tus amigos y familia hay personas que han pasado por lo peor y que sin duda, han salido adelante. Permítete aprender de ellas.
  • Crea un mantra. Crea una frase que te sirva de aliento y motivación en tu día a día. Aquí tienes unos ejemplos: “yo merezco”, “yo soy valiente”, “me esperan cosas asombrosas, estoy preparado para ir a por ellas”.
Por último, nos queda el paso más importante: tomar impulso. Seguir adelante es un salto de fe, de confianza en uno mismo y en los propios recursos. Algo que todos podemos hacer para lograr una realidad más plena y satisfactoria. La que merecemos.

Valeria Sabater

viernes, diciembre 22, 2017

5 claves para superar el autosabotaje

Superar el autosabotaje no es un capricho. Muchas personas, cuando están a punto de alcanzar su objetivo, comienzan a flaquear. Decía Johann Wolfgang von Goethe que “las dificultades aumentan cuanto más nos acercamos a la meta”. No obstante, no todas estas dificultades llegan del exterior, algunas, están muy dentro de uno mismo. 


Muchos son los que buscan generar un cambio de vida personal, profesional, social, etc. Eso, por ejemplo, es una meta. Dejar de fumar, ascender en la empresa, mejorar las relaciones familiares… Ahora bien, ¿te resulta complicado? Si es el caso, deberías comenzar a buscar los escollos que te lo impiden, empezando por ti. 

Aparición del autosabotaje

Salir de la zona de confort nunca es fácil. Produce temor, ya que nos adentramos en senderos desconocidos del mundo, pero también de nosotros mismos. Por ello no es difícil que, ante este miedo, acabemos por sabotearnos. Un gran problema en este sentido, según la psicóloga y coach Marta Torres, es el autoconcepto. Este se refiere al concepto que tenemos de nosotros mismos. O sea, ¿qué opinamos sobre nuestro propio yo?

No siempre es fácil cambiar el concepto que tenemos de nosotros mismos. Sea como fuere, si no es bueno, el sabotaje propio no tarda en aparecer, ya que falta seguridad y fe hace que no nos creamos capaces de llegar a los objetivos propuestos. Sin embargo, si lejos de considerarnos mediocres, nos sabemos gente válida, con creencias firmes y positivas, el camino al éxito sin sabotajes de ningún tipo es mucho más viable. 

“El propósito es lo que da a la vida significado”
-C.H. Parkhurst-

Claves para superar el autosabotaje

Vamos ya a conocer una serie de claves útiles para superar el autosabotaje. Si en un momento dado nos encontramos poniéndonos excusas para no hacer algo, como la falta de tiempo, retrasando tareas relevantes o buscando una actitud que provoque una recompensa inmediata, pero no a largo plazo, ojo, es posible que estemos saboteándonos.

Según la coach Marta Torres, el primer paso para combatir este sabotaje es conocerse bien. Es una forma excelente de localizar creencias perjudiciales y comenzar a trabajar para su eliminación. 

Saber que se puede

Fue Barack Obama quien hizo especialmente célebre la frase “yes we can”. Luego, otros partidos políticos y movimientos sociales también la hicieron suya. ¿Por qué? Porque lo primero que tenemos que tener claro para no sabotearnos es saber que las metas propuestas son posibles. Y al revés, proponernos metas que lo sean.

Solo cuando vamos eliminando las creencias negativas de nuestra mente y comenzamos a sabernos capaces de alcanzar los objetivos propuestos, lograremos eliminar el sabotaje personal. Eso sí, recuerda, las metas deben ser realizables y sensatas, de lo contrario, no tardará en aparecer la frustración. 

Hay que estar motivados

Solo las personas motivadas son capaces de saberse con la capacidad para ver realizadas sus aspiraciones. Así que, al plantearte una meta, piensa, ¿realmente es la que más deseas entre todas las alternativas posibles y tienes la motivación adecuada para alcanzarla?

Si no sabes cómo motivarte, recuerda, usa técnicas como la creación de un plan de acción en el que superar pequeños objetivos hasta la meta final, crea un diario sobre tu proyecto personal en el que vayas anotando los avances o comenta tu plan con personas de confianza. Esto de alguna manera te servirá para aumentar la sensación de compromiso.

La paciencia es la clave

Solo las personas pacientes suelen lograr sus objetivos. ¿Por qué? Porque saben que han de ir poco a poco, superando etapas, y disfrutando de cada una de ellas. Las prisas, si no se alcanza la meta, generan frustración y empeoran el autoconcepto. 

No hay nada fácil

También es importante que seamos conscientes de que pocos caminos son sencillos. Por ello, es necesario estar preparados para cualquier contrariedad. Solo así estaremos listos para enfrentar cada problema con una actitud positiva y eficaz. 

El equilibrio es clave

La estabilidad también es básica para evitar un sabotaje propio. Así que, obteniendo una estabilidad a todos los niveles, tanto físico, como mental y emocional, nos servirá para no perder la tenacidad para alcanzar el objetivo.

¿Crees que serías capaz de superar el autosabotaje? En realidad, una vez tienes un buen autoconcepto, no es difícil. Con paciencia, tesón y paso firme, es complicado que te encuentres con obstáculos lo suficientemente altos como para alejarte de tus objetivos. 

“Cuando es obvio que las metas no se pueden conseguir, no ajustes las metas; ajusta los pasos para conseguirlas”
-Confucio-

Pedro González Núñez

jueves, diciembre 21, 2017

7 tipos de amigos falsos que debemos reconocer

Los amigos falsos son como el reverso oscuro de la Luna. Al principio nos deslumbran con sus hechizos y amables atenciones, pero poco a poco vamos intuyendo ese otro lado donde habitan las oquedades de un carácter interesado. Esa afectividad yerma y desolada que casi sin darnos cuenta, nos minan el ánimo. Son perfiles que sin duda debemos saber identificar lo antes posible, sobre todo por nuestra salud emocional. 


Suele decirse aquello de que la amistad es el mejor ingrediente de la vida. También lo es el amor, no hay duda, pero lo que confiere un buen amigo trasciende, en ocasiones, los vínculos de las relaciones afectivas y familiares. Así, ese tejido construido a base de complicidades, experiencias comunes y de una confianza intensa, es lo que nos aporta una fuente de energía eterna y ante todo, calidad de vida.
“Aquellos que se creen buenos y serviciales son los mismos que por envidia te desean todos los males”.
-Lucca Capiotto-

No obstante, es inevitable dar, de vez en cuando, con uno de esos especímenes tan comunes en nuestros contextos sociales, donde el interés y el egoísmo se camuflan bajo el revestimiento de la más luminosa amistad. Y caemos, por supuesto que caemos. Porque en nuestra inocencia natural no dudamos ni un momento que el propósito cardinal de toda buena amistad es aportar felicidad, apoyo y bienestar.

Hasta que finalmente ocurre, aparecen las decepciones, las pequeñas mentiras, los desprecios constantes y las más sibilinas manipulaciones. Lo queramos o no, estamos ante uno más de esos amigos falsos al que no vimos llegar, pero al que debemos dejar ir lo antes posible por salud y por nuestra propia dignidad…

1. Tipos de amigos falsos: el alpinista social

Uno de los primeros amigos falsos que solemos encontrar de forma temprana en nuestra vida es el “alpinista social”. Los vemos en las clases de primaria, de secundaria, en la universidad y por supuesto, en nuestros entornos laborales.

Son aquellos que construyen lazos de amistad solo por un fin: escalar posiciones en el contexto social. Así, es común que en su época escolar busquen la cercanía de los alumnos más populares o los que mejor nota obtienen. Más tarde, y en un contexto laboral, no dudarán en humillar y manipular a diestro y siniestro para ir escalando posiciones. 

2. El amigo que está en los buenos momentos y se vuelve invisible en los malos

A la mayoría nos sonará sin duda esta tipología de falsa amistad. Hablamos de esas personas que siempre están cerca en los días de calma y bienestar, lo que se apuntan a cualquier plan, a cualquier fiesta, escapada o propuesta de última hora. Sin embargo, cuando surge algún problema o situación donde más agradeceríamos su apoyo e interés, desaparecen como el viento al cerrar una ventana…
3. El buscador de errores, el que te juzga

Si hay algo que caracteriza a la amistad más saludable es aquella que nos procura bienestar en cada momento. Ello hace que nos sintamos bien con su cercanía, que tengamos la seguridad de que no seremos juzgados ni criticados y que al pasar unas horas con esa persona, nos iremos mejor de lo que hemos llegado.

Sin embargo, esto no ocurre con los amigos falsos; con ellos es común que nos volvamos a casa mucho peor que antes. De hecho, una tipología que suele abundar es esa que tiene como afición buscarnos fallos, llamarnos la atención en cada error que cometemos (o no) y juzgarnos un día sí y otro también. Este tipo de dinámica genera un considerable desgaste emocional.

4. El que te envidia callada o descaradamente

“Es que tú todo lo haces bien”, “a ti esas cosas no te pasan como a mí”, “siempre tienes mucha suerte”… Este y otro tipo de frases son las que nos suelen repetir esos amigos falsos que en lo más interno de su ser, nos envidian.

No obstante, lo que hay en ellos es una baja autoestima, la cual les aboca a este tipo de interacciones muy poco saludables para ambas partes. 

5. El que quiere que las cosas te vayan bien pero no mejor que a él

Este rasgo de la falsa amistad es tan curioso como común a la vez. Se manifiesta del siguiente modo: tenemos a personas que nos animan a que nos superemos, a que consigamos cosas, sin embargo, cuando esto ocurre lejos de sentirse felices por nosotros se distancian o muestran incomodidad.

Tras ese tipo de situaciones lo que hay, una vez más, es una marcada baja autoestima. Siempre se sentirán más cómodos con nosotros mientras estemos a su altura y en sus mismas condiciones. Sin embargo, cualquier atisbo de éxito o de superación les pone en evidencia, les sume en la contradicción y en la incomodidad. 

6. El rival disfrazado de “mejor amigo”

Si te compras un móvil, no lo dudes, uno de tus amigos buscará adquirir uno mucho mejor. Si te apuntas al gimnasio, cuidado, él o ella también lo hará para superar tus marcas. Su objetivo: ser mejor que tú en cualquier cosa que hagas, en cualquier propósito que te marques o en cualquier logro que consigas.

Estos amigos falsos actúan como nuestra némesis, esa sombra perseguidora y vengativa que intentará ser mejor que nosotros en cualquier ámbito de nuestra vida.

7. El que te manipula

El amigo manipulador es ese espécimen discreto pero implacable que casi sin que nos demos cuenta, nos ancla los hilos de una marioneta para manejarnos a su antojo durante un tiempo. Se valdrá del victimismo a veces, otras del chantaje emocional y otras del engaño y de infinitas estrategias maquiavélicas para tenernos en la palma de su mano y conseguir así, lo que desea en cada momento.
Así, el tiempo que le permitamos esta serie de acciones al manipulador dependerá del afecto que le tengamos, de si es ese amigo de siempre, esa amiga de la infancia con quien tantas cosas hemos vivido… 
¿Cómo dar fin a ese vínculo emocional que nos ha acompañado durante tantos años? Puede costar, pero pocas cosas son tan destructivas como arrastrar el influjo de alguien que en realidad, no nos quiere o nos quiere mal.

Para concluir, como ya podemos intuir hay muchos más tipos de amigos falsos: el que critica, el que traiciona, el que escampa chismes… Podríamos describir múltiples tipologías, sin embargo, lo más importante de todo ello es que además de identificarlos, sepamos manejarlos.

A veces, no hay que recurrir obligatoriamente a romper ese lazo. En ocasiones basta con dejar las cosas claras, poner límites e incluso por qué no, favorecer el crecimiento personal y la autoestima de ese amigo para que sea capaz de crear relaciones más saludables.

Valeria Sabater

miércoles, diciembre 20, 2017

El decálogo del amor

Para muchos, tener una pareja estable se ha convertido en una misión imposible. No debería ser así. Querer y dejarse querer es un acto sencillo y espontáneo, como lo demuestra el decálogo del amor. Somos nosotros los que terminamos complicándolo todo. 


 
Es cierto que el amor nos vuelve vulnerables. Hay un punto en el que tenemos que desnudar nuestro corazón. Muchas veces salimos lastimados y nos prometemos cerrarnos para siempre. No queremos volver a pasar por eso. El problema es que al volvernos herméticos también estamos renunciando a varios de los aspectos vitales más bellos.

“Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal”.
-Madre Teresa de Calcuta-

Actualmente hay mucho miedo de amar. Nos cuesta aceptar el hecho de que toda relación implica alguna dosis de sufrimiento. Tampoco nos damos cuenta de que está en nuestras manos hacer crecer y mantener ese amor. ¿Cómo lograrlo? Eso es lo que nos enseña el decálogo del amor, que enseguida te compartimos. 

1. Abre todos los canales de comunicación

Por más que te parezca un lugar común, no se debe dejar de insistir en la importancia de la comunicación. Es el eje fundamental de la pareja y de todo tipo de relación afectiva. Si hay comunicación y diálogo, todo se puede. Todo se logra.

El decálogo del amor nos enseña que la comunicación es la que le da forma a los sentimientos. A las relaciones mismas. Si amas a alguien, pero no se lo comunicas, es como si ese sentimiento no existiera. Recuerda que la comunicación incluye muchas posibilidades, más allá de las palabras.

2. Sensibilízate a tu pareja

Sensibilizarte quiere decir estar atento a esa persona que amas. A lo que dice y a lo que calla. A lo que significan sus gestos y tonos de voz. Escucha, mira, toca. Aprende a identificar sus estados de ánimo. Sus necesidades.

No lo hagas simplemente para que, cuando tenga cambios, le digas “Te noto extraño” o “extraña”. Qué aburrido es pasar por un mal momento y tener que darle explicaciones al otro. Qué lata tener que dar cuenta de todo lo que uno siente. Alguien sensible está ahí simplemente y se lo hace saber y sentir a quien ama. 

3. Compartir tiempo de calidad

A veces, con el tiempo, se deja de apreciar la importancia que tienen esos momentos románticos a solas, en intimidad. Esto ocurre porque se siente que el amor ya está consolidado. Aparentemente, las cosas marchan bien: la inercia es buena y lo que se debía cultivar ya fue cultivado.

Aunque todo esto puede ser cierto en gran medida, también implica un error de enfoque. El decálogo del amor nos dice que el afecto nunca termina de construirse. Que las relaciones están en constante transformación y que para mantener el vínculo amoroso es importante no desterrar el romance y tampoco a las ocasiones especiales para pasar tiempo a solas.

4. No en público

Uno de los hechos que más dejan resentimientos son los reclamos en público. Nunca, bajo ninguna circunstancia, se debe recriminar al ser amado delante de los demás. Esta es una de esas normas del decálogo del amor que jamás se deben romper.

Cuando el reclamo se hace en público, adquiere un tono humillante. ¿Para qué exponer los errores del otro a los demás? Lo que hay ahí es un afán de retaliación y venganza. No un deseo sincero de expresar un desacuerdo o de reclamar por un fallo. 

5. Deja respirar al otro, algo fundamental en el decálogo del amor

Todo el mundo se vuelve algo posesivo con el ser amado. Unos más, otros menos. Lo que no puede suceder es que esa posesividad se vuelva la nota predominante, la fragancia que lo contamina todo. Aunque los celos encienden la llama de vez en cuando, no deben ser una constante.

Asimismo, si se ama genuinamente a otra persona, el trabajo para renunciar a esas actitudes controladoras que no conducen a ninguna parte merece la pena. Nadie le pertenece a nadie. Esa intensidad solo lleva al distanciamiento. Cada uno debe tener su propio espacio.

6. Momentos malos y buenos

El decálogo del amor nos invita a no idealizar las relaciones, a mantener siempre una cuchara de realismo en ellas. Por bello que sea un vínculo, siempre tendrá que atravesar por momentos aciagos. Eso no quiere decir que haya algo malo. Todo lo contrario. Es saludable que haya esas contradicciones.

Las dificultades permiten crecer y madurar como pareja. Es precisamente en esos momentos cuando se pone a prueba la calidad de la relación. Es también una oportunidad inmejorable para oxigenar el vínculo. Para re-acomodar todo aquello que no esté en su lugar. 

7. No dejes acumular pequeños enfados

De pequeños enfados se forman grandes infiernos. En este sentido, hay pequeños disgustos que pueden convertirse en grandes batallas o enfados si no media un pequeño gesto que restaure la calma y repare el vínculo.

Lo que jamás se debe hacer es pretender que todo desaparezca por arte de magia. A veces pareciera que no tiene importancia, pero nunca tienes la certeza de eso. Máxime si hay pequeños disgustos con cierta frecuencia. 

8. Cultiva la intimidad

Cuando una persona se siente amada, la sexualidad fluye espontáneamente. El amor es el mejor afrodisíaco. Sin embargo, en la sexualidad, como en otros aspectos, hay altibajos. Momentos de mayor fluidez que se intercalan con etapas un poco más áridas.

El decálogo del amor nos dice que se debe cultivar la intimidad. Esto no quiere decir inventar situaciones extrañas o exóticas para que no se apague la llama. Significa besar, reír, acariciar, abrazar. Todas esas son manifestaciones que encienden la pasión. 

9. Tu pareja no es responsable de ti

En la pareja, cada uno es hasta cierto punto responsable del otro. La clave está en la expresión “hasta cierto punto”. Nadie puede pretender que su pareja se convierta en la fuente de toda dicha. Ningún ser humano tiene esa obligación con otro.

El problema es que hay muchas personas que idealizan el amor y a la pareja. Esperan de ese terreno mucho más de lo que puede dar. Luego, se sienten desilusionados del otro por no llenar esas expectativas. En este caso, hay que cambiar la perspectiva.

10. Fortalécete a ti mismo

Una relación de pareja solo es saludable cuando quienes la componen también lo son. Si quieres que la pareja crezca, crece tú primero. Si quieres que mejore, comienza por ti. Que estés en pareja no significa que hayas desaparecido como individuo. Tu primer compromiso es contigo mismo.

El decálogo del amor es un instrumento que nos ayuda a re-enfocarnos. No es una receta ni un inventario que se debe cumplir al pie de la letra. Utilízalo simplemente como una guía para volver a un camino en el que lo más importante es el amor.

Edith Sánchez

martes, diciembre 19, 2017

¿Cómo obtener éxito en el trabajo?

Tener éxito en el trabajo es uno de los objetivos de la gran mayoría de las personas. Pero ¿qué es el éxito? Para algunos, dedicarse a lo que más les apasiona; para otros, alcanzar unas metas realistas y deseables que les permitan crecer, superarse y llegar hasta lo más alto. Sin embargo, independientemente de que nos encontremos en una u otra postura, el éxito en el trabajo tiene una serie de máximas que se tienen que cumplir. 


Todas esas máximas nos generarán un grado de satisfacción necesario para poder sentir que en nuestra vida gozamos de equilibrio y bienestar en el ámbito laboral. Es importante que, aunque nuestro objetivo sea tener éxito en el trabajo, no descuidemos otras áreas de nuestra vida. La familia, los amigos y nuestro crecimiento personal también son importantes.

Si una de las áreas de nuestra vida cojea, sentiremos que no estamos equilibrados y, por ende, no sentiremos esa ansiada felicidad a la que todos aspiramos. Por eso, aunque hoy nos centremos en cómo obtener éxito en el trabajo, es necesario que seamos conscientes de que el trabajo no lo es todo en la vida. 

Haz algo que te guste

¿Estás cansado de estar en un trabajo que no te gusta? ¿Te pasas los días quejándote de lo poco que te pagan, de lo insignificante que te resulta tu labor o del poco fruto que eres capaz de sacar? Si tu trabajo no te motiva y no te gusta lo que haces, ¿por qué sigues ahí?

“No te preguntes por qué el pozo no te da agua, mejor pregúntate por qué sigues intentando sacar agua de donde está claro que no hay”.
-Anónimo-

Sin pasión, sin hacer algo que te guste, difícilmente conseguirás éxito laboral alguno. Necesitas levantarte cada mañana con la intención e ilusión de superar algún reto en el trabajo y no como si fueras a un lugar de tortura. Muchas personas se levantan ya quejándose de que tienen que ir a trabajar. El motivo por el que no cambian su situación es porque se aferran a un sueldo mensual o porque tienen miedo a no ser capaces de hacer lo que en realidad les gustaría.

Estos miedos e inseguridades no son compatibles con el éxito en el trabajo. Porque al hacer algo que te gusta la perseverancia sale de ti, así como las ganas, la motivación, la constancia y la responsabilidad. Elementos necesarios para llevar a buen término tu labor. Emprende, cambia, busca o fórmate, pero nunca te conformes. Eso no te llevará al éxito.

Formarte hará que ganes confianza en ti mismo

Como bien hemos mencionado, no quedarse quieto es imprescindible para encontrar tu hueco en ese trabajo que es para ti. Pero, para tener éxito, es necesario que te formes. La formación no solo te dará pistas sobre lo que te gusta y lo que no, también te brindará la confianza necesaria para no dejarte vencer por las inseguridades.

Uno nunca deja de aprender y con las tecnología las cosas van muy rápido. Tenemos un montón de información a nuestro alcance, mucha de ella gratuita o económica. Formación muy apetecible y en la que puedes establecer tus propios horarios. Tan solo tienes que gestionar tu tiempo de forma adecuada. Ganarás en confianza y seguridad.

Los problemas son retos

Para tener éxito en el trabajo es importante que seas consciente de que los problemas son retos. Quizás cuando estás buscando ese trabajo que deseas o quieres lanzar un determinado proyecto, no encuentres puertas abiertas. Pero esto no son excusas para tirar la toalla.

Persevera, fórmate y aprende de cada error que cometas. Investiga posibilidades. Las equivocaciones son aprendizajes que te brindarán una experiencia que, muchas veces, un curso o una formación no pueden darte.

“Está bien celebrar el éxito, pero es más importante prestar atención a las lecciones del fracaso”.
-Bill Gates-

Tener una visión optimista puede ayudarte. Si encuentras puertas cerradas, sigue buscando; si presentas un proyecto y parece no ser suficiente, sigue trabajando en él. No te detengas. El éxito requiere de constancia, esfuerzo y perseverancia. Nadie lo ha alcanzado sin tropezarse y sin encontrarse con múltiples “no”. 

No te resistas a los cambios

Los cambios suelen hacernos sentir inseguros porque nos obligan a salir de nuestra zona de confort. Suponen una adaptación a las nuevas circunstancias y en muchos casos, cambiar todo lo que estabas haciendo hasta el momento.

Por ejemplo, pensemos cuando las tecnologías se hicieron un hueco en las empresas. Muchas personas tuvieron que adaptarse a la inclusión de estas herramientas, formándose, familiarizándose con esfuerzo, sintiendo en ocasiones que no podrían dar más de sí… No obstante, lo lograron. Esto suele ocurrir cuando no nos queda otra. Todo cambio supone algo nuevo, quizás una ayuda, pero seguramente un crecimiento. 

La importancia del trabajo en grupo

Cuando pensamos en trabajo en grupo siempre lo hacemos orientado a una serie de personas que trabajan para alguien superior. No obstante, existen dos tipos de trabajo en grupo que hay que saber diferenciar:
  • El trabajo en grupo como jefe: el jefe forma un grupo junto con sus empleados. Aunque es él quien dirige, forma parte de ese grupo de personas que trabajan para un fin común.
  • El trabajo como compañeros: todos los compañeros tienen un fin común en el que cada uno de ellos puede aportar conocimientos diferentes o tener responsabilidades diferentes.

Lo importante de ambos grupos de trabajo es que todos se dirigen hacia una misma meta y, para ello, es necesario que estén presentes una serie de elementos. Por ejemplo, una buena comunicación, gestión del estrés, sentimiento de grupo, responsabilidad individual y grupal…

Estos elementos harán posible el éxito en el trabajo y el fin del mismo. Por eso, el jefe tiene que implicarse con sus empleados, él es una pieza importante de todo el proceso. Asimismo, los empleados tienen que ser compañeros entre ellos, comunicarse, motivarse y apoyarse para llevar a buen término su trabajo. 

Para tener éxito en el trabajo tienes que cuidar de ti

A pesar de que todas las recomendaciones anteriores para obtener éxito en el trabajo estaban orientadas hacia el propio empleo, metas e incluso la relación con los compañeros, no nos podemos olvidar de una parte fundamental: tú mismo.

Si deseas tener éxito en el trabajo tienes que cuidar de ti y eso implica hacer deporte, comer saludablemente, dormir bien, tener tiempo de ocio, disponer de momentos de descanso… Como bien decíamos al principio, también es importante disponer de tiempo para dedicarle a otras áreas importantes de tu vida. Como son la familia, los amigos, las aficiones…

“Creo que ser exitoso significa tener un equilibrio de historias exitosas en varias áreas de tu vida. No puedes ser considerado exitoso en tu vida de negocios si tu vida familiar es una ruina”.
-Zig Ziglar-

Todo esto asegurará tu éxito en el trabajo. Pues con el equilibrio y la gestión adecuadas, serás capaz de rendir adecuadamente en ese empleo que tanto te gusta. Ahora bien, no te olvides de que te tiene que apasionar.

Cada vez que te levantes por la mañana tienes que saber responder a las preguntas “¿por qué y para qué?”. Si aún no eres capaz, no te preocupes. Sigue buscando e intentándolo. Y recuerda esta frase de Confucio: “Escoge un trabajo que te guste y nunca tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida“.

Raquel Lemos Rodríguez

lunes, diciembre 18, 2017

El dolor fantasma que sientes al terminar con el amor de tu vida

Toda ruptura trae consigo una sensación de pérdida. Y toda pérdida duele. Si se trata del amor de tu vida, a quien todavía amas, ese dolor te parece inmenso. Si a cada instante le extrañas, sientes su olor, lo escuchas, tienes recuerdos muy vívidos, estás sufriendo del dolor fantasma.
 


Lo psicológico y lo físico están íntimamente relacionados.”

Cuando una persona sufre una amputación, por ejemplo, una mano, su representación mental continúa intacta. De ahí que pueda experimentar sensaciones como dolor o picazón en esa mano que ya no tiene, durante meses o años. Es el miembro fantasma.

Esta sensación tiene su origen y explicación en las áreas cerebrales que tardan en reconocer la ausencia. A nivel emocional sucede igual, nos negamos a aceptar la ruptura.

Cuando nos separamos de una persona amada, cualesquiera sean las causas, experimentamos sensaciones físicas. Como si todavía estuviera con nosotros, sentimos su presencia, creemos escuchar su voz, es el dolor fantasma que nos agobia.
 
¿En qué consiste y cómo superarlo?

Una ruptura amorosa duele igual a si nos amputaran una parte de nosotros, es el alma que se siente incompleta. Nos sentimos abatidos y devastados.

Este dolor fantasma ocurre, literalmente, porque vienen a tu memoria recuerdos que han sido anclados gracias a la amígdala. Esta es una pequeña zona de nuestro cerebro, responsable de seleccionar las huellas emocionales más intensas.

Según el doctor Luis Brusco, director del Centro de Neuropsiquiatría de la Universidad de Buenos Aires, estas descargas son involuntarias y surgen como recuerdos que nos parecen reales.

Tu dolor fantasma es un desconsuelo muy grande que tu cerebro, siempre tan sabio, basado en la huella emocional, busca llenar. ¿Cómo lo hace?

Enviando señales en forma de olores y diversas sensaciones físicas, que hacen que tus recuerdos de esa persona todavía amada sean muy vívidos. Los sientes reales ¡De verdad es su olor!

En este punto sientes que ya no podrás volver a enamorarte. Que es el final de tu vida amorosa, que ya nadie más podrá llenar el espacio que dejó esa persona. Sufres intensamente.

Te tenemos una buena noticia, como dice el adagio, ¡esto también pasará!

La superación de este dolor amoroso y sus recuerdos que parecen reales va de la mano con la elaboración del duelo. Hay una aceptación y una resignación necesarias. Con el pasar del tiempo cada vez dolerá menos.

¡Nuestros mecanismos neurológicos harán su trabajo!
 
 
¿Hay algo que puedes hacer para sobrellevar este dolor?

Por supuesto que sí y aquí en Phrònesis te lo compartimos:
  • Conversa con alguien de confianza lo sucedido. Desahogarte te hará sentir mejor. La situación se hace menos pesada cuando se conversa que cuando se piensa.
  • Llena tu tiempo con actividades de calidad. Piensa en algo que te gusta y que siempre quisiste hacer. ¡Es el momento! Un taller de teatro o de escritura, un curso de cocina, lo que sea que te ayude a tener momentos de distensión.
  • Proponte aprender a estar sola o soloo.
  • Los libros son los mejores amigos. Nada como una buena lectura para ocupar el pensamiento y disfrutar en soledad.
  • Haz ejercicio Sal a correr o a caminar. Ejercitarse activa las hormonas del bienestar y segrega endorfinas que te harán sentir mejor.
  • Ocúpate de ti. Mímate, ve a un spa, cómprate un chocolate y cómelo lentamente, disfrutándolo, mientras te fijas el propósito de estar mejor contigo.
  • Practica algún voluntariado. Sentirse útil te demuestra lo grato y maravilloso de la generosidad. Cuando ayudas a alguien, a quien más ayudas es a ti.
Ten en cuenta que este dolor fantasma se debe a que has amado intensamente. Lejos de avergonzarte, siente orgullo por tu capacidad de amar.

Asume lo sucedido como parte de un aprendizaje, no te quedes en la postura de víctima. ¡Ánimo!

Phrònesis

domingo, diciembre 17, 2017

3 consejos que te ayudarán a alcanzar la felicidad

Al mal tiempo buena cara es un dicho muy común. Resulta ser, además, una actitud muy verídica a la hora de afrontar los problemas que puedan suscitarse en nuestras vidas. Actualmente, existen múltiples razones para padecer de ciertas enfermedades anímicas como la ansiedad y la depresión. Los conflictos, preocupaciones y situaciones que se presentan parecieran tornarse cada vez más complicadas. 
 


En ocasiones da la impresión de que a pesar de los avances de la ciencia y la tecnología, que se supone simplifican nuestras vidas. Cada vez tenemos más problemas. ¿Por qué? Cada día necesitamos más y cada vez resulta más complicado obtener las cosas nuevas que vamos necesitando. De esta manera, alcanzar la felicidad puede verse comprometida. Sin embargo, sí existe una poderosa clave para alcanzar el bienestar…

Recordemos que un hombre es tan rico como necesidades tenga. Es decir, una persona que tiene muchas necesidades y el dinero para satisfacerlas es rico. También, lo es aquel que no necesita nada así no tenga dinero.

La revista Time ha compartido un listado de consejos sobre cómo ser más feliz. Los mismos, están basados en estudios relacionados. A continuación, Phrònesis te cuenta más sobre este interesante tema… 

La influencia negativa de las redes sociales…

Mucho se ha dicho sobre la influencia negativa de las redes sociales sobre la salud mental y psicológica de las personas. El pasar mucho tiempo en estas ha dado como resultado un incremento en la ansiedad de las personas. Vivir a través de estos canales de comunicación viendo la vida supuestamente perfecta de otros genera depresión.

En las redes sociales la mayoría de las personas publica solo los aspectos positivos de su vida. Es por ello que se crea una falsa felicidad en torno al uso de estos medios de comunicación. Muchas de estas se ven en la obligación de mentir sobre sus verdaderas vidas para no quedarse atrás de los demás. Fingir a través de fotos que todo es perfecto. Al final solo puede traer consecuencias negativas. Sobre todo en los jóvenes y adolescentes.

Los problemas de autoestima son de los más comunes. El uso de filtros y programas que alteran las fotografías solo empeora la situación. A través de las redes nos mostramos al mundo como queremos ser más no como realmente somos.

Consejo 1:

Es por ello que, la revista Time nos deja un primer consejo para alcanzar la felicidad plena: “Explora la vida que existe más allá de las redes sociales”. Vive la realidad a través de tus vivencias y no de las redes o medios digitales. El contacto con las personas cara a cara es necesario para poder ser nosotros mismos.

El buen uso del dinero…

El dinero no da la felicidad, aunque ayuda a obtener tranquilidad. Nadie está exento de pasar por problemas económicos. Y cuando nos encontramos envueltos en circunstancias financieras negativas, la tranquilidad se esfuma. Lamentablemente vivimos en un mundo material. En el cual el dinero es necesario. Sin embargo, está comprobado que el dinero no da una auténtica felicidad. Si este fuera el caso no sería una realidad el suicidio de famosos y artistas millonarios.

Resulta que el vacío existencial que sienten algunos no logra llenarse con dinero. Lo auténtico en la vida no tiene precio y no puede comprarse. Por eso, la importancia de hacer un buen uso del dinero. Este más allá de permitir comprar cosas materiales que ocupan espacio puede ser la llave para vivir experiencias maravillosas que alimenten el espíritu.
 
Consejo 2:

La revista Time, aconseja: “Utiliza el dinero para invertirlo en ti. Compra tiempo libre”. Viajar, conocer personas nuevas y descansar. Son solo algunas de las cosas que el dinero nos permite lograr. Usa el dinero para comprar experiencias y buenos momentos que te permitan de alguna manera vivir. 

El perdón es la llave que abre la puerta a la felicidad…

El perdón libera. Es más fácil y sano soltar las cargas que te atan espiritualmente. Perdonar y dejar ir es la mejor medicina para el alma. Si te quedas con el rencor y resentimiento, será casi imposible que alcances la felicidad. Aquellos que hacen uso del don de perdonar son las personas que llevan una vida más tranquila y feliz. La negatividad trae consecuencias muy serias para la salud.

El perdón es sinónimo de fuerza. Se necesita más decisión y determinación para perdonar que para guardar odio en el corazón. El odio es una barrera que causa infelicidad. Mientras cultives esa clase de sentimientos en ti jamás lograrás estar en paz y por ende nunca podrás vivir tranquilo. La felicidad significa llevar una vida equilibrada y llena de gozo. El perdón es la mejor manera de lograrlo.
 
Consejo 3:

Según la revista Time una de las claves para ser feliz en la vida es seguir este consejo: “No dejes que el rencor y el resentimiento ganen. Aprende a perdonar”. En este aspecto entran en juego diferentes técnicas que ayudan a lograr dicho cometido. La meditación y la oración son las más comunes.

Phrònesis