¿Te cuesta arrancar? A mí sí. Me acuesto cada día con un sinfín de proyectos rondando por mi mente. Nuevos hábitos y actividades que nunca he realizado, sueños que me quedan por cumplir. Sin embargo, mis buenas intenciones no se bastan por sí solas y cada mañana se desvanecen bajo excusas, otras prioridades y la constante creencia de que “no tengo tiempo”.
“La motivación nos impulsa a comenzar y el hábito nos permite continuar”
-Jim Ryun-
A veces, no es más que la pereza por esforzarnos en cambiar lo que se había convertido en lo habitual, en nuestra rutina. Por ejemplo, pensemos en todos nuestros propósitos de año nuevo: empezaremos a comer más sano, nos meteremos en el gimnasio, escribiremos el libro de nuestra vida… Nos concienciamos por llevar esto a cabo, nos lo imaginamos, lo visualizamos, pero al final termina siendo una mera quimera.
Arrancar para después abandonar
Quizás estés pensando en que tú más de una vez has conseguido arrancar después de todo. Tal vez te hayas propuesto dejar de fumar y al día siguiente empezaste a hacerlo. La gran pregunta reside en… ¿cuánto aguantaste así? ¿En qué momento regresaste a tus viejos hábitos y antigua rutina?
Nos cuesta demasiado dar el primer paso, para después tirar toda esta fuerza de voluntad por la borda. Reflexionemos sobre un escritor que se enfrenta a la terrible hoja en blanco. Las palabras no fluyen, hasta que al final sí lo hacen. Al llevar unas cuantas páginas escritas, el autor regresa al principio, a esa terrible hoja de papel vacía que lo frustra, lo desmotiva, lo bloquea, hasta que al final termina abandonando su obra.
Este retroceso, cuando ha existido un avance, es fruto de las inseguridades, el miedo, la falta de motivación y de autoconfianza… Pero, sobre todo, es producto de una gran falta de perseverancia. Sin continuidad no habrá éxito. Pongamos otro gran ejemplo, el de bajar de peso.
“La perseverancia es ese trabajo duro que haces después de cansarte del trabajo duro que ya hiciste”
-Newt Gingrich-
Es difícil modificar nuestros hábitos alimenticios y empezar a hacer ejercicio. Cuesta, pero si nuestro objetivo es estar más delgados no nos queda otra. Cuando empezamos a adelgazar nos sentimos motivados para esforzarnos más aún. Sin embargo, llega un momento en el que nos permitimos ciertos caprichitos y “por un día que no haga ejercicio no pasa nada”… Este es el inicio de una cuesta abajo que nos lleve de nuevo al punto de partida.
La clave se encuentra en perseverar
Nos confiamos demasiado cuando hemos conseguido una cuarta parte de lo que teníamos pensado. En el momento en el que introducimos un poco de nuestras viejas costumbres, ya no hay vuelta atrás. Hemos abandonado nuestra fuerza de voluntad, dejamos de perseverar y los frutos del trabajo que hemos realizado empeizan a correr serio peligro.
Perseverar significa vencer a muchas tentaciones. No todas las personas lo consiguen, pues ello implica tener un objetivo muy claro y fijo en el que que tenomos que permanecer concentrados hasta que lo logramos. Te equivocas si crees que todo será fácil. Esto es como subir una pendiente muy empinada. Cuanto más cerca estés de la cima, más tu cuerpo te pedirá que te sientes, que te pares un momento a beber o que des media vuelta.
En ocasiones te frustrarás, pues para disfrutar de los resultados necesitas tiempo. Nada cambiará de un día para otro. No te encontrarás con tu cuerpo más tonificado por hacer un día de ejercicio intensivo. Tampoco dejar de fumar una semana te acarreará muchos beneficios. Te desilusionarás, pero es normal. A pesar de esto, recuerda que si dejas de ser constante en este sentido, el retroceso no va demorarse en aparecer tampoco.
Tenemos miedo a esforzarnos demasiado para nada. Creemos que hemos perdido el tiempo. No obstante, ¿alguna vez has llegado hasta el final de un propósito? Seguro que cuando lo completaste, te sentiste dichoso. Aunque esto no se terminó aquí. Lo conseguido hay que seguir manteniéndolo, pues siempre hay posibilidades de volver atrás.
“En la lucha entre el arroyo y la roca, siempre triunfa el arroyo… no porque sea más fuerte, sino porque persevera”
-Anónimo-
En realidad, el gran truco se encuentra en conseguir que lo que estamos haciendo de forma novedosa se integre en nuestra rutina. Para ello, debemos pensarlo de la misma forma en la que al levantarnos, nos lavamos la cara. Es algo inconsciente y ya se ha convertido en costumbre.
Adopta de la misma forma comer sano, hacer ejercicio, escribir unas líneas de tu libro cada día, leer, cualquier cosa que quieras emprender y para la que te falte perseverancia. Piensa en ello como si formase parte de tu día a día, al igual que comer o cepillarse los dientes. Tarde o temprano se habrá convertido en parte de tu rutina. Pero no te relajes. Siempre hay vuelta atrás… ¿Estás ahora preparado para arrancar?
Raquel Lemos Rodríguez
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