Lo más importante que podemos ofrecer es nuestra habilidad de compartir con otros. Por ello, la conciencia más efectiva que podemos tener no es decir: “Dios, tienes que ayudarme porque yo soy esto o aquello”, o “Dios tienes que ayudarme porque soy una víctima”, sino, “Dios, ayúdame a encontrar la fuerza para hacer más y convertirme en más para que pueda beneficiar a otros”.
Todos tenemos defectos y negatividad, pero también tenemos la habilidad de crear energía positiva a través de nuestras palabras y acciones de compartir.
Hoy, está consciente de que todo lo que está a tu alrededor es un regalo, que nada es “tuyo”. Cada día es una nueva oportunidad para inyectar energía real, poderosa y duradera en tu vida y en el cosmos como un todo.
Karen Berg
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