La vida espiritual supone el control de los sentimientos y de los pensamientos. Este control de los sentimientos y de los pensamientos se adquiere más fácilmente si comenzamos por vigilar los gestos que hacemos en la vida cotidiana. De esta manera adquirimos, poco a poco, unas posibilidades psíquicas que nos permitirán después controlar corrientes más poderosas. ¿Decís que no veis la relación? Y sin embargo existe: hasta que no hayáis aprendido a controlaros en los más pequeños detalles de la vida cotidiana, no podréis dominar la cólera, la codicia, el hastío, la sensualidad, el deseo de venganza…
Si ciertas personas prestasen atención solamente a su manera de hablar, se darían cuenta de que no controlan sus manos: las agitan en todos los sentidos, se rascan, tiran de los botones de sus vestidos… Incluso cuando meditan o escuchan música, son incapaces de mantener las manos perfectamente inmóviles. Empezad pues por aprender a tener vuestras manos tranquilas. ¿Cómo queréis llegar a controlar unos poderes que os sobrepasan, si ni siquiera podéis controlar vuestras manos?
Omraam Mikhaël Aïvanhov
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.