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miércoles, octubre 09, 2013

Otro cuento...


Dijo un día el Maestro: «No estaréis preparados para 'combatir' el mal mientras no seáis capaces de ver el bien que produce».
Aquello supuso para los discípulos una enorme confusión que el Maestro no intentó siquiera disipar.
Al día siguiente les enseñó una oración que había aparecido garabateada en un trozo de papel de estraza hallado en el campo de concentración de Ravensburg:
«Acuérdate, Señor, no sólo de los hombres y mujeres de buena voluntad, sino también de los de mala voluntad. No recuerdes tan sólo todo el sufrimiento que nos han causado; recuerda también los frutos que hemos dado gracias a ese sufrimiento: la camaradería, la lealtad, la humildad, el valor, la generosidad y la grandeza de ánimo que todo ello ha conseguido inspirar. Y cuando los llames a ellos a juicio, haz que todos esos frutos que hemos dado sirvan para su recompensa y su perdón».


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