«Lo importante en la espiritualidad no es el esfuerzo», dijo el Maestro, «sino el abandono».
«Cuando caes al agua y no sabes nadar, te asustas y te dices a ti mismo: 'No debo hundirme, no debo hundirme', y te pones a mover como un loco brazos y piernas. . . y, en tu angustia, tragas agua y acabas ahogándote. Mientras que, si te liberaras de tus pensamientos y dejaras de hacer esfuerzos y te dejaras ir hasta el fondo, tu cuerpo regresaría a la superficie por sí solo. . . ¡Eso es la espiritualidad!»
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