Cuando damos algo a alguien, ya sea algún gesto o algo material, a menudo lo hacemos por algún propósito específico: un cumpleaños, aniversario, celebración de algún logro (graduación, etc.). Pero también, es común hacerlo por algún interés personal de obtener algo a cambio.
Sin embargo, si en vez de donar algún gesto o algo material por un propósito específico o por un interés personal, y lo hacemos tan sólo por el puro acto de dar, nos convertimos en una fuerza poderosa y positiva en el Universo.
Y cuando hablo del poder de dar, no me refiero única y exclusivamente de dar dinero. Me refiero en un sentido más general, ya sea desde una simple sonrisa, hasta entregarte por una causa a favor de otras personas.
Y allí entra también el amor incondicional, que significa la aceptación pura de tus propios defectos y debilidades, así como de tus fortalezas. Y es imprescindible comprender que el amor en su forma más verdadera, no se puede dar ni compartir si no se acepta así mismo en primer lugar.
De esta manera, al practicar el amor incondicional a ti mism@, irradias ese amor hacia los demás. Un amor que sale de tu cuerpo y atrae situaciones, personas positivas y abundancia a tu vida como un imán.
Estos son algunos de sus beneficios:
- Atraes a tu vida situaciones, personas o cosas positivas, a través de la ley de atracción.
- En lo social, te ayuda a tener una relación abierta y sincera con los demás.
- En un sentido espiritual, el amor incondicional te permite irradiar una energía positiva hacia el Universo, que se te devolverá en abundancia, riqueza y bondad que realmente mereces.
- Te proporciona unos excelentes beneficios físicos. Así como también, reduce las posibilidades de sufrir depresión.
- Contribuye con nuestra felicidad, ya que al practicar el amor incondicional, comprendemos que nuestra felicidad no depende de otros. Porque es algo que no viene de afuera hacia adentro, sino de adentro hacia afuera.
Y aquí entra el servicio. Como dice el Dr. Wayne: “No somos seres humanos viviendo una experiencia espiritual. Somos seres espirituales viviendo una experiencia humana”.
Por lo tanto, no soy una persona religiosa, aunque sí me considero un ser espiritual. Pero el simple servicio desinteresado hacia otros, atrae hacia ti beneficios que quizás no te puedes ni imaginar.
Ayudar a un vecino, a un/a amig@, o a una persona extraña, son ejemplos de ello.
Según algunos estudios, las personas que practican el servicio de cualquier manera, aumentan la cantidad de oxitocinas en el cuerpo, por lo que contribuye a generarte mayor placer y satisfacción general en tu vida.
Además, te proporciona un mayor bienestar emocional y ricas relaciones interpersonales con otras personas. Incluso, estos mismos estudios indican que estas personas reducen en un 60%, el riesgo de mortalidad.
Como dice el mismo Norman Vincent Peale: “Al desprenderse mentalmente de sí mismo y concentrarse en ayudar a otras personas con sus problemas, usted será capaz de hacer frente a su mayor eficacia. De alguna manera, el acto de la donación es un factor de potencia de liberación personal. “
Esta es una frase muy esclarecedora de todo lo que he venido diciendo desde el principio de este artículo.
En el simple acto de dar, con amor incondicional, estamos más conectados con el Universo. Y nos permite experimentar mayores niveles de éxito, felicidad, abundancia y bienestar personal e interpersonal.
Y tú ¿Tienes alguna manera favorita de dar? ¿Qué te gustaría dar de tu tiempo y de ti mism@? ¿Qué sentimientos te invaden?
Alexander Chinea
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