Cuando estás en el buen camino, lo sabes. Las coincidencias empiezan a trazarse una tras otra en el horizonte, el corazón se llena de satisfacción y de ese prudente entusiasmo donde entender que todo esfuerzo está trayendo sus precisos resultados. Al fin y al cabo, cuando la mente se focaliza en aquello que desea con firmeza y apertura las cosas no suceden por casualidad, sino por determinación.
Todos, en algún momento, hemos experimentado una sensación semejante. Esa donde casi sin saber cómo, empiezan a sucederse pequeños eventos casuales que guardan cierta relación entre sí; esos que de algún modo, parecen ajustarse a nuestro plan.
Ahora bien, los matemáticos Persi Diaconis y Frederick Mosteller, de la Universidad de Berkeley, explicaban en un estudio de 1989 que no debemos prestar excesiva atención a las coincidencias, porque no son más que eventos raros con baja fiabilidad y que casi nunca nos ayudan a predecir algo.
“Cuanto más planifique el hombre su proceder, más fácil le será a la casualidad encontrarle”.
-Friedrich Dürrenmatt-
No obstante, desde finales de aquellos años 80 el enfoque sobre el aspecto de las coincidencias ha cambiado bastante. Así, Bernard Beitman, psiquiatra de la Universidad de Virgina, escribió un libro muy interesante titulado Connecting with Coincidence (Conectando con las coincidencias) donde nos explica que a veces estos eventos del azar trazan nuestros propios destinos.
Edmund Halley, astrónomo inglés del siglo XVIII, por ejemplo, se dio cuenta de que los registros que otros astrónomos habían hecho sobre la aparición de ciertos cometas en la órbita terrestre y que habían clasificado como “meras coincidencias” no lo eran en absoluto.
Halley se aventuró a predecir que aquellos patrones respondían a un solitario cometa que aparecía cada 75 años, y acertó. Él mismo lo vio pasar según sus cálculos la noche de Navidad de 1758.
A veces, la concatenación de varias coincidencias nos da la pista de algo, de algo que solo con apertura, confianza y empeño podremos determinar.
La determinación, el movimiento y las coincidencias
Cuando estás en tu camino tienes un objetivo prefijado. Uno donde orientas tus objetivos y donde poco a poco todo adquiere armonía. Estudiar para una oposición, buscar recursos para un proyecto, hallar la estabilidad en una relación afectiva, superar un problema personal… Todo ello requiere de una serie de movimientos muy precisos encaminados en una misma dirección.
En diferentes puntos de nuestro ciclo vital cada uno de nosotros estamos obligados a realiza un esfuerzo para delinear ese plan en el que deseamos formar parte en felicidad y estabilidad. Es parte de nuestro sentido de autorrealización y también del crecimiento personal. Así, un aspecto que tampoco podemos ni debemos descartar en este tránsito es el aspecto de las coincidencias.
Josh Tenenbaum, científico y psicólogo cognitivo del Massachusetts Institute of Technology (MIT), nos explica que aunque en ocasiones estos eventos carezcan de cualquier lógica y no sean más que actos azarosos, otras veces, las coincidencias son tan reveladoras como indispensables en nuestras vidas.
Ahora bien, los matemáticos Persi Diaconis y Frederick Mosteller, de la Universidad de Berkeley, explicaban en un estudio de 1989 que no debemos prestar excesiva atención a las coincidencias, porque no son más que eventos raros con baja fiabilidad y que casi nunca nos ayudan a predecir algo.
“Cuanto más planifique el hombre su proceder, más fácil le será a la casualidad encontrarle”.
-Friedrich Dürrenmatt-
No obstante, desde finales de aquellos años 80 el enfoque sobre el aspecto de las coincidencias ha cambiado bastante. Así, Bernard Beitman, psiquiatra de la Universidad de Virgina, escribió un libro muy interesante titulado Connecting with Coincidence (Conectando con las coincidencias) donde nos explica que a veces estos eventos del azar trazan nuestros propios destinos.
Edmund Halley, astrónomo inglés del siglo XVIII, por ejemplo, se dio cuenta de que los registros que otros astrónomos habían hecho sobre la aparición de ciertos cometas en la órbita terrestre y que habían clasificado como “meras coincidencias” no lo eran en absoluto.
Halley se aventuró a predecir que aquellos patrones respondían a un solitario cometa que aparecía cada 75 años, y acertó. Él mismo lo vio pasar según sus cálculos la noche de Navidad de 1758.
A veces, la concatenación de varias coincidencias nos da la pista de algo, de algo que solo con apertura, confianza y empeño podremos determinar.
La determinación, el movimiento y las coincidencias
Cuando estás en tu camino tienes un objetivo prefijado. Uno donde orientas tus objetivos y donde poco a poco todo adquiere armonía. Estudiar para una oposición, buscar recursos para un proyecto, hallar la estabilidad en una relación afectiva, superar un problema personal… Todo ello requiere de una serie de movimientos muy precisos encaminados en una misma dirección.
En diferentes puntos de nuestro ciclo vital cada uno de nosotros estamos obligados a realiza un esfuerzo para delinear ese plan en el que deseamos formar parte en felicidad y estabilidad. Es parte de nuestro sentido de autorrealización y también del crecimiento personal. Así, un aspecto que tampoco podemos ni debemos descartar en este tránsito es el aspecto de las coincidencias.
Josh Tenenbaum, científico y psicólogo cognitivo del Massachusetts Institute of Technology (MIT), nos explica que aunque en ocasiones estos eventos carezcan de cualquier lógica y no sean más que actos azarosos, otras veces, las coincidencias son tan reveladoras como indispensables en nuestras vidas.
Las coincidencias, la mente y nuestro crecimiento personal
Las coincidencias, explica el doctor Tenenbaum, impulsan y favorecen muchas de las inferencias que hacen nuestras mentes. De hecho, nuestro cerebro está programado para detectar cualquier estímulo anómalo y casual e intentar hacer asociaciones para entenderlo y favorecer nuevos aprendizajes.
Por otro lado, un aspecto interesante del trabajo del profesor Spiegelhalter es que donde se evidencia poca correlación es cuando alguien desea algo y espera que ese evento suceda sin involucrarse en él. Es decir, solo cuando nos movemos y propiciamos situaciones nuevas se generan esas coincidencias que podemos usar a nuestro favor.
“En todo lo que nos rodea y en todo lo que nos mueve debemos advertir que interviene en algo la casualidad”.
-Anatole France –
Cuando estás en tu camino lo sabes…
Tal y como hemos podido deducir, las coincidencias son el resultado del azar… pero también de ese impulso que nosotros mismos generamos con nuestra disposición personal y psicológica. Todo ello nos anima a entender determinados aspectos sobre los que merece la pena reflexionar.
Para concluir, decía Albert Einstein que la vida misma es una casualidad maravillosa. Ahora bien, saber vivirla del mejor modo requiere de una firme voluntad y de un saber hacer donde ser receptivos a través de un enfoque mental positivo y esperanzador. Permitámonos, pues, aplicar esta visión personal, no ignoremos ni giremos el rostro a todas esas posibilidades que cada día gravitan a nuestro alrededor.
Valeria Sabater
Las coincidencias, explica el doctor Tenenbaum, impulsan y favorecen muchas de las inferencias que hacen nuestras mentes. De hecho, nuestro cerebro está programado para detectar cualquier estímulo anómalo y casual e intentar hacer asociaciones para entenderlo y favorecer nuevos aprendizajes.
- David Spiegelhalter, estadístico de la Universidad de Cambridge, lleva años estudiando el tema de las coincidencias y el resultado de sus trabajos han quedado recogido en el espacio de dominio público Atlantic. Así, y según este profesor, las coincidencias solo pueden entenderse con un adecuado análisis estadístico.
- Es a través de este método cuando nos damos cuenta de un aspecto: las coincidencias más llamativas tienen que ver con nuestras relaciones sociales. Un ejemplo de ello es coincidir en diversos lugares con la que será finalmente nuestra pareja. Otra es conocer a alguien que casualmente nos sugiere nuevos proyectos de los que acabamos formando parte (justo en el momento en que más necesitamos un cambio). Una más es percibir cómo vamos avanzando en nuestros proyectos personales gracias a conectar con otras personas que comparten nuestras mismas ilusiones.
Por otro lado, un aspecto interesante del trabajo del profesor Spiegelhalter es que donde se evidencia poca correlación es cuando alguien desea algo y espera que ese evento suceda sin involucrarse en él. Es decir, solo cuando nos movemos y propiciamos situaciones nuevas se generan esas coincidencias que podemos usar a nuestro favor.
“En todo lo que nos rodea y en todo lo que nos mueve debemos advertir que interviene en algo la casualidad”.
-Anatole France –
Cuando estás en tu camino lo sabes…
Tal y como hemos podido deducir, las coincidencias son el resultado del azar… pero también de ese impulso que nosotros mismos generamos con nuestra disposición personal y psicológica. Todo ello nos anima a entender determinados aspectos sobre los que merece la pena reflexionar.
- Cuando estás en tu camino se entremezclan esos eventos que uno mismo propicia y esos otros que acontecen por una casualidad relativa, pero determinante a la vez. Un ejemplo de ello es la labor de los científicos e investigadores. En su tarea diaria de análisis y experimentación suelen dar a menudo con hechos casuales que les permiten llegar a un descubrimiento asombroso.
- Estás en tu camino también cuando tu mente está abierta a todo aquello que acontece en tu entorno. Solo una mirada despierta y un cerebro curioso que busca aprender y hallar estímulos que estén a su favor logran ver las auténticas coincidencias. Esas que a veces se suceden una tras otra, hasta llevarnos ahí donde deseamos.
- A su vez, otro aspecto a considerar es que hay ocasiones en que acontecen coincidencias de índole negativa. Caer enfermo justo el día en que tenemos la oposición, tener un fallo técnico durante la presentación de nuestro proyecto, etc. Dentro de lo azaroso que nos puedan resultar estos eventos fatales, cabe recordar que por probabilidad también entran dentro de lo posible, incluso por estadística de lo normal.
- Una coincidencia puede ser positiva, negativa o neutra, pero lo que cuenta al fin y al cabo es cómo decidamos manejar ese acontecimiento. El modo en que lo hagamos, la respuesta, el enfoque mental y el comportamiento que apliquemos detrás de ese hecho será el que verdaderamente determinará nuestro destino.
Para concluir, decía Albert Einstein que la vida misma es una casualidad maravillosa. Ahora bien, saber vivirla del mejor modo requiere de una firme voluntad y de un saber hacer donde ser receptivos a través de un enfoque mental positivo y esperanzador. Permitámonos, pues, aplicar esta visión personal, no ignoremos ni giremos el rostro a todas esas posibilidades que cada día gravitan a nuestro alrededor.
Valeria Sabater
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