Constantemente nos recalcan que para obtener una “buena vida” (éxito, poder, posición, reconocimiento social) debemos acceder a un excelente trabajo, dedicarle a dicha faena laboral todo nuestro esfuerzo con el fin de buscar más y más y más. Imagino que como yo, estás familiarizado con las siguientes frases: “Esa chica se deja la piel en lo que hace”, “si quieres tener éxito, deja de ir al baño”, “para presumir hay que sufrir”, etc.
En países como Japón, donde trabajar es una prioridad, hay una epidemia de “karoshi” (matarse trabajando). Esta excesiva obsesión por el trabajo genera depresiones severas, intentos suicidas, infarto del miocardio, enfermedad cerebrovascular, disfunciones familiares, entre otras cosas. En el país nipón, cada año mueren alrededor de 2.300 personas por hacer demasiadas horas extras.
En occidente también hay muchos que terminan haciendo del trabajo la única razón de vida. Los llamados trabajólicos (workaholics) viven pegados del teléfono o al computador. Dichos personajes llevan una vida muy ajetreada, siempre en detrimento de su salud, funciones fisiológicas, vidas sociales, familiares y personales o sencillamente contra su tiempo libre. En forma paulatina, van perdiendo estabilidad emocional y se convierten en adictos al control y al poder, en un intento por lograr el soñado éxito.
Conozco personas que hacen largas filas para adquirir el último teléfono celular, casi siempre a precios exorbitantes, para estar a la vanguardia en la tecnología y mostrar con orgullo la nueva adquisición que parece hacerles sentir un poco más aceptados. La sociedad actual alienta a la exhibición de la riqueza, el éxito laboral, la popularidad y belleza física. Alardear, acumular y competir a muerte son verbos que se han puesto de moda y nos complican la vida.
La lucha incesante por ser el primero y la necesidad de continuo reconocimiento social (no olvidemos los “me gusta”, selfies y los pequeños videos) pretenden alardear de nuestra belleza o estado físico, cosas que hemos obtenido: holgura económica, viajes de ensueño, amigos famosos… todo esto nos aleja del equilibrio y, paradójicamente, de la felicidad.
Relaciones interpersonales y felicidad
Hace poco el científico y director del Estudio del Comportamiento Adulto de Harvard, Robert Waldinger, publicó los resultados parciales acerca del seguimiento relacionado con el concepto de felicidad. El trabajo muestra que las buenas relaciones interpersonales son vitales para que las personas seamos más felices, saludables y longevas. En otras palabras, deben mantenerse vínculos cercanos con la familia y tener una buena calidad de amigos (así no sean muchos). Estar socialmente conectado con otros no solo es beneficioso para nuestra salud física, sino también para la mental. Por eso, tener empatía, saber entender y escuchar los problemas del otro puede conducir hacia una vida más sana, feliz y equilibrada. Según palabras de Waldinger: “A lo largo de estos casi 80 años de estudio, se ha demostrado que la gente con mayores signos de felicidad fue aquellos se esmeraron en construir buenas relaciones, estar cerca de la familia, de los amigos y de su comunidad”. Pero, para tejer redes sociales fuertes y duraderas se necesita de empatía, generosidad, tiempo compartido, perseverancia, saber escuchar, ser capaz de ayudar a otro y dejarse ayudar cuando sea necesario. El convivir en un ambiente con seres queridos fomenta la seguridad personal, la confianza y el sentido de pertenencia, así mismo nos motiva a llevar una vida productiva, con sentido y lleno de bienestar.
En occidente también hay muchos que terminan haciendo del trabajo la única razón de vida. Los llamados trabajólicos (workaholics) viven pegados del teléfono o al computador. Dichos personajes llevan una vida muy ajetreada, siempre en detrimento de su salud, funciones fisiológicas, vidas sociales, familiares y personales o sencillamente contra su tiempo libre. En forma paulatina, van perdiendo estabilidad emocional y se convierten en adictos al control y al poder, en un intento por lograr el soñado éxito.
Conozco personas que hacen largas filas para adquirir el último teléfono celular, casi siempre a precios exorbitantes, para estar a la vanguardia en la tecnología y mostrar con orgullo la nueva adquisición que parece hacerles sentir un poco más aceptados. La sociedad actual alienta a la exhibición de la riqueza, el éxito laboral, la popularidad y belleza física. Alardear, acumular y competir a muerte son verbos que se han puesto de moda y nos complican la vida.
La lucha incesante por ser el primero y la necesidad de continuo reconocimiento social (no olvidemos los “me gusta”, selfies y los pequeños videos) pretenden alardear de nuestra belleza o estado físico, cosas que hemos obtenido: holgura económica, viajes de ensueño, amigos famosos… todo esto nos aleja del equilibrio y, paradójicamente, de la felicidad.
Relaciones interpersonales y felicidad
Hace poco el científico y director del Estudio del Comportamiento Adulto de Harvard, Robert Waldinger, publicó los resultados parciales acerca del seguimiento relacionado con el concepto de felicidad. El trabajo muestra que las buenas relaciones interpersonales son vitales para que las personas seamos más felices, saludables y longevas. En otras palabras, deben mantenerse vínculos cercanos con la familia y tener una buena calidad de amigos (así no sean muchos). Estar socialmente conectado con otros no solo es beneficioso para nuestra salud física, sino también para la mental. Por eso, tener empatía, saber entender y escuchar los problemas del otro puede conducir hacia una vida más sana, feliz y equilibrada. Según palabras de Waldinger: “A lo largo de estos casi 80 años de estudio, se ha demostrado que la gente con mayores signos de felicidad fue aquellos se esmeraron en construir buenas relaciones, estar cerca de la familia, de los amigos y de su comunidad”. Pero, para tejer redes sociales fuertes y duraderas se necesita de empatía, generosidad, tiempo compartido, perseverancia, saber escuchar, ser capaz de ayudar a otro y dejarse ayudar cuando sea necesario. El convivir en un ambiente con seres queridos fomenta la seguridad personal, la confianza y el sentido de pertenencia, así mismo nos motiva a llevar una vida productiva, con sentido y lleno de bienestar.
Filosofía de vida escandinava (Lagom)
También hay gente que se ha dedicado a trabajar otros aspectos interesantes y nos sugiere con su estilo de vida que podemos ser felices de una forma diferente a la que estamos habituados. Aquí se presenta una opción interesante de equilibrio entre el trabajo y la vida privada que lleva a un bienestar perdurable: promueve una alimentación equilibrada y saludable y una relación armónica y amigable con el medio ambiente.
Los suecos con su filosofía “Lagom” tienen el leitmotiv de vivir en equilibrio con ellos mismos y lo que les rodea. Pero, ¿cuál es esta propuesta para tener una existencia más plena y agradable?
El término Lagom refiere: “tener no muy poco, no demasiado o sencillamente lo justo para estar bien”, es decir, una felicidad basada en la moderación y la sencillez. Lagom, es pues, una invitación a la mesura y a la frugalidad. Para lograr un equilibrio, se nos sugiere adoptar pautas cotidianas como:
Para resumir, el estilo de vida Lagom nos invita a:
Espero que este material les sea de interés y se animen a aplicar las premisas de sobriedad y equilibrio, para tener una existencia más feliz, equilibrada y comprometida con el medio ambiente.
También hay gente que se ha dedicado a trabajar otros aspectos interesantes y nos sugiere con su estilo de vida que podemos ser felices de una forma diferente a la que estamos habituados. Aquí se presenta una opción interesante de equilibrio entre el trabajo y la vida privada que lleva a un bienestar perdurable: promueve una alimentación equilibrada y saludable y una relación armónica y amigable con el medio ambiente.
Los suecos con su filosofía “Lagom” tienen el leitmotiv de vivir en equilibrio con ellos mismos y lo que les rodea. Pero, ¿cuál es esta propuesta para tener una existencia más plena y agradable?
El término Lagom refiere: “tener no muy poco, no demasiado o sencillamente lo justo para estar bien”, es decir, una felicidad basada en la moderación y la sencillez. Lagom, es pues, una invitación a la mesura y a la frugalidad. Para lograr un equilibrio, se nos sugiere adoptar pautas cotidianas como:
- Aprender a vivir con lo que realmente necesitamos (lo básico): esto ocurre cuando tenemos a nuestro alrededor solo elementos funcionales, cómodos y con resonancia emocional, es decir, que representan algo importante de nuestra historia y que nos generan paz, sensación de libertad de movimiento y el desahogo (organización). Sabemos que “mucho” y “poco” generan estrés.
- Las cosas superfluas, inútiles y la exageración y opulencia no están acordes con el estilo de vida Lagom: lo que sobra (muchas cosas de lo mismo, o espacios recargados en adornos y chucherías) suele devorar nuestros espacios físicos y mentales, agregándonos estrés e incomodidad debido a la limpieza, orden y mantenimiento de todo aquello que no necesitamos y vamos acumulando o escondiendo por todo lado. Por otra parte, amontonar o hacer compras compulsivas va en detrimento de nuestra economía y el verdadero disfrute, generándonos muchas veces una sensación de saciedad, culpa o agobio. Es importante estar atentos para conseguir identificar todas aquellas fuentes externas de estrés y reducirlas a su mínima expresión. Aprender a deshacernos de esas cosas que no necesitamos y ocupan un espacio en nuestra vida es todo un logro y una gran liberación. Aquí podemos aplicar la máxima de: menos, es más. No intento hacer, ni mucho menos, una apología a la tacañería con nosotros mismos. Todo lo contrario, el tener espacios amplios, bien iluminados y organizados con muebles multifuncionales y de buena calidad, con unos pocos, pero muy especiales objetos decorativos es todo en regalo para los sentidos y una invitación al disfrute y la comodidad. Es importante tener en cuenta que todo tipo de contaminación, ya sea visual o auditiva en nuestros espacios puede hacernos alejar del bienestar. Un ambiente bullicioso (música, televisor, gritos, video juegos) y lugares muy recargados visualmente, inadecuadamente iluminados, en donde es toda una hazaña encontrar cualquier objeto es algo que deberíamos evitar.
- El secreto Lagom del bienestar es: lo suficiente, la cantidad justa y en el punto medio. Un bienestar sencillo y equilibrado. La frugalidad y la moderación nos permite darle más importancia a nuestro interior que a las cosas externas, y el vivir sin excesos nos lleva a ser más prácticos, ocupar mejor nuestro tiempo y tener una mayor capacidad de ahorro para invertir en experiencias de vida (viajes, aficiones, compartir con otros, deporte) etc. Nuestra casa dentro del concepto Lagom no es un espacio para hacer alarde de nuestro poder adquisitivo, sino un lugar para sentirnos tranquilos y equilibrados.
- Adoptar conductas sostenibles y amigables con el medio ambiente: pensar muy bien antes de ver el impacto ambiental que generan las cosas que utilizamos y nuestro modo de vida. En la filosofía Lagom se privilegia el empleo de materiales reciclables y amables con el ambiente (vidrio, cerámica, madera, fique, caña, piedra fibras vegetales) y limita al máximo el empleo de bolsas plásticas, fibras sintéticas, superficies lacadas, poliestireno expandido, etc. La presencia de plantas tanto en el exterior como en el interior de la vivienda permite disminuir los efectos de la contaminación atmosférica, y contribuye al mantenimiento del equilibrio térmico y del grado de humedad correcto. El diseño de la vivienda con una buena orientación solar sirve para regular los cambios climáticos y de temperatura, y mantiene un ambiente adecuado sin aumentar los gastos energéticos, al mismo tiempo que se consigue que el aire se renueve correctamente. Emplear pinturas minerales (al silicato) no tóxicas y muebles en madera en colores discretos y sobrios, tapizados en materiales naturales y reciclables.
- El estilo de vida Lagom nos invita a caminar más, emplear la bicicleta o los medios de transporte público antes que el automóvil convencional: en cuanto al manejo de los recursos: economizar el agua, apagar las luces que no se estén utilizando, reciclar y evitar mantener los calefactores y aires acondicionados a tope. Darle nueva vida y restaurar muebles que nos gusten, antes que comprar muebles desechables y de mala calidad. Así como dedicar parte de nuestro tiempo a la jardinería y cuidado de nuestras plantas.
- Lograr el equilibrio entre el trabajo y la vida personal: el estilo de vida Lagom no privilegia el trabajo por encima de las relaciones con la familia. Se busca ser productivos y además desconectar del trabajo cuando nos sea posible para conectar con nosotros mismos y nuestros amigos. Los suecos implementan jornadas de 6 horas para lograr el balance perfecto entre actividades recreativas y las obligaciones. Durante sus horas de trabajo, suelen hacer varias pausas de 15 minutos, llamadas “fika”, en que aprovechan para disfrutar de un refrigerio. Dichos descansos les permiten hacer las cosas de mejor manera, refrescar las ideas e incentivar la creatividad. Como dije antes, la modestia y la frugalidad son rasgos anclados en la cultura escandinava. La idea es trabajar a consciencia mantener el alarde y protagonismo en niveles bastante bajos. Los suecos suelen realizar sus labores teniendo en cuenta al equipo de trabajo y se busca equidad y respeto de los otros miembros de la empresa para conseguir soluciones óptimas. Una premisa interesante en la cultura escandinava consiste en desalentar muestras de riqueza y ostentación exageradas. Por otro lado, respetan y siguen sus tradiciones y cuidan del medio ambiente.
Para resumir, el estilo de vida Lagom nos invita a:
- Ser felices viviendo y disfrutando con lo necesario y esto se puede aplicar a todos nuestros ámbitos.
- Ganar espacio para la vida quitándole importancia a los objetos materiales.
- Evitar el derroche, el desorden y la acumulación de objetos.
- Tomar conciencia de nuestro plano interior y aprender a disfrutar plenamente con lo que se tiene.
- Replantear nuestra manera de trabajar, usar el dinero y ver la vida.
Espero que este material les sea de interés y se animen a aplicar las premisas de sobriedad y equilibrio, para tener una existencia más feliz, equilibrada y comprometida con el medio ambiente.
Por: Dra. Iris Luna
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