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viernes, agosto 31, 2018

Todo cambia, nada permanece igual

Son las siete y media de la mañana y suena el despertador. Nos levantamos para asearnos, desayunar, vestirnos e ir a trabajar. El coche no arranca. Cogemos el autobús y llegamos a la oficina. Un compañero ha pillado un resfriado y no puede venir. Nos sentamos en nuestra silla y encendemos el ordenador. Llega la hora de comer y comemos. Salimos a las 18:00 de trabajar y vamos al gimnasio. Nos ponemos un poco más fuertes, nos duchamos y llegamos a casa. Preparamos la cena, vemos la tele y nos acostamos. Fin del día. ¿Os habéis fijado que todo cambia?

 
 
Un día muy normal en la vida de cualquiera. Una rutina de lunes a viernes. Así que no es de extrañar que escuchemos frases como: “necesito un cambio en mi vida”. Sin embargo, el cambio está ahí, sólo que no lo vemos. Y no hablo de un cambio de vida, sino del cambio permanente de todo aquello que nos rodea. Porque en este concepto, aunque nos cueste creerlo en un primer momento, se esconde gran parte del sufrimiento humano.
 
Y todo cambia

Para que en nuestro día a día todo se lleve a cabo es necesario el cambio. Las horas del día cambian, cambiamos de estar dormidos a estar despiertos, de llevar pijama a llevar ropa de calle, de estar en la oficina a estar en el gimnasio, etc. Aunque estos cambios parezcan de perogrullo, no somos conscientes del potencial que tiene ser conscientes de ellos. Y no solo conscientes, sino llegar a interiorizarlos.

Nadie se sorprende del hecho de que para encender una luz tengamos que apretar un interruptor. Tampoco nos sorprendemos demasiado cuando nos empiezan a salir canas, aunque este cambio algunos lo llevan peor. ¿Pero qué tendrá que ver la luz con las canas? Todo está en constante movimiento, todo cambia. El primer cambio es a nivel eléctrico y el segundo a nivel humano, pero son cambios al fin y al cabo.

Cuando tenemos un trabajo y nos comunican que vamos a ser despedidos, por lo general, solemos interpretarlo como algo negativo. Cuando muere un familiar nos ponemos tristes. Si nuestra pareja ya no es la misma que cuando la conocimos, sentimos que estamos con otra persona. Todos estos cambios representan un choque, en mayor o menor medida, en nuestras vidas.
 
Resistencia al cambio

La raíz del sufrimiento reside en la resistencia al cambio. Nos negamos rotundamente a aceptar que ciertos aspectos de nuestras vida puedan cambiar. Queremos pensar que nuestros padres van a estar ahí siempre, que nuestros amigos nunca nos fallarán, que nuestra pareja será la misma que al inicio de la relación, etc. Cuando algo nos gusta, nos aferramos y no estamos dispuestos a dejarlo escapar.

“Cambia lo superficial, cambia también lo profundo, cambia el modo de pensar, cambia todo en este mundo…”.
-Todo cambia, Mercedes Sosa-

Así pues, el aspecto fundamental sobre el que radica gran parte de nuestro sufrimiento, no es el cambio en sí, sino nuestra oposición a él. Quizá sería ideal poder gozar de todo lo que tenemos durante el tiempo que queramos, pero la vida a veces nos ofrece otra clase de planes que hemos de ir aceptando e integrando.
 
Aceptar el cambio

¿Qué podemos hacer cuando el cambio irrumpe en nuestras vidas? Aceptarlo. A priori, puede parecer cruel. Por ejemplo, aceptar que nuestros seres queridos van a morir, a muchos les puede suponer un conflicto emocional, ya que pueden interpretarlo como una invitación a quererles menos porque un día se irán. Pero ni mucho menos es algo así. Hay que disfrutar de aquello que nos haga felices mientras lo tengamos, pero sabiendo que un día podemos no tenerlo. El aferramiento sólo lleva al sufrimiento.

“La vida es simple cuando aceptas que es complicada. La vida es complicada cuando crees que debería ser simple”.
-James Low-

Hemos de comenzar a pensar que la vida es sinónimo de cambio. Nada permanece, todo cambia. Algunas cosas duran más, otras menos. Así, querer evitar a toda costa que algo cambie nos llevará al sufrimiento, porque tarde o temprano, cambiará. Por lo tanto, mantener una actitud abierta al cambio nos llevará a ser más libres y felices. La actitud no es “dejaré de amar a mi ser querido porque un día morirá”, sino “sé que un día mi ser querido no estará, pero mientras esté disfrutaré de él”.

Aquello que escapa a nuestro control

A pesar de parecer que tenemos controlados muchos aspectos, algo puede fallar. Planeamos un evento al más mínimo detalle pero el gran día algo sale mal. Ensayamos delante del espejo la exposición de un trabajo de facultad y cuando estamos delante del profesor y nuestros compañeros nos atascamos en lo más simple. Todo, absolutamente todo, está sujeto al error, y esto es, en última instancia, al cambio. Teníamos la expectativa de un resultado concreto en nuestras mentes, sin embargo, sale diferente.

Un error también supone un cambio porque implica que aquello que hacemos no sale como queremos. Debemos ser conscientes de que en nuestro día a día experimentaremos acontecimientos diferentes a los que teníamos pensado y esto ocurre porque el cambio es un hecho inherente en la vida, en la naturaleza. Así que es importante que recordemos que todo cambia.

Xevi Molas

jueves, agosto 30, 2018

Esto es lo que debes saber del amor y qué no lo es

El poder definir el amor es algo muy complicado, puesto que existen diferentes formas de amar. Estas dependen completamente de la intensidad y a la persona a quién va dirigido. El concepto de amor como algo concreto y tangible es difícil de manejar, sobre todo cuando está fuertemente influenciado por preceptos sociales. En las siguientes líneas, nos centraremos en analizar al amor romántico: un tipo de amor conocido por todos, pues su fama es grande a lo largo de la historia.

 
 
El amor es un sentimiento universal, con el cual todos los seres humanos se sienten inspirados. El amor es la motivación necesaria para seguir adelante. Cuando una persona se enamora es feliz. Por otro lado, también puede causar mucho sufrimiento cuando el amor no es correspondido. Es por ello que, mucho se habla del amor y el desamor, al punto que películas, canciones y novelas lo usan como tema principal. Sin embargo, el amor es algo más que eso. Por esta y muchas otras razones hemos decidido traer especialmente para ti todo lo que debes saber del amor y qué no lo es. ¡Sigue leyendo!

Antes de enfocarnos en la definición de amor romántico, es necesario repasar una serie de descubrimientos científicos. Estos descubrimientos, al menos en occidente, han ayudado a dilucidar lo que ocurre en el cerebro cuando se está enamorado. Algunos resultados consolidan que el amor y el enamoramiento se respaldan por una serie de patrones conductuales que ayudan a intensificarlo. De acuerdo a los hallazgos obtenidos, el amor actúa como una droga para el cerebro de la persona, ya que modifica el funcionamiento del mismo.

Los factores culturales también son importantes. En mayor o menor medida, estos factores son responsables de que ocurran una serie de reacciones químicas en el cerebro, sobre todo en lo que respecta a la sinapsis neuronal. El amor termina alimentándose de las expectativas e ilusiones de la persona, por ello podemos enamorarnos varias veces a lo largo de nuestra vida. Cuando nos enamoramos se liberan grandes cantidades de serotonina, la cual provoca que el estado de ánimo mejore considerablemente cada vez que pensamos en la persona amada.

El amor también libera una serie de neuroquímicos como la adrenalina, esta permite que la persona esté más energizada. Así como la dopamina, que está implicada en la adicción a las drogas, especialmente porque refuerza las conductas placenteras. La cascada neuroquímica, producida por el amor, también puede ocasionar grandes problemas cuando se sufre de un sentimiento opuesto al detonante, como es el desamor. La persona terminará deprimida e inestable emocionalmente.
 
Sternberg y su concepción del amor

Robert Sternberg es uno de los científicos más reconocidos en el campo del enamoramiento y el amor. Este profesional publicó un libro llamado: Teoría triangular del amor, donde se describen los distintos elementos que componen el fenómeno de enamorarse y las posibles combinaciones de sentimientos al momento de formalizar cualquier tipo de relación.

Según este científico, las tres cualidades claves a la hora de que perdure el amor en una pareja son: intimidad, pasión y compromiso. La intimidad se puede definir como la cercanía que presentan los individuos que componen la relación, representando la conexión entre lo emocional, el afecto y la confianza; elementos que llevados de la mano con el amor garantizan el éxito de una relación.

La pasión puede ser concebida como la energía y la excitación que sienten dos personas que tienen un amor mutuo. Se relaciona con ese fuerte impulso y necesidad de estar con el otro, por lo que, termina siendo una atracción física. De acuerdo a la combinación de estas cualidades se pueden dar diferentes tipos de relaciones. Para Sternberg, el amor más intenso y gratificante es cuando aparecen estas tres cualidades en conjunto.

El amor tóxico no es amor ¡Debemos aprender a identificarlo!

El poder definir el amor es algo muy complicado puesto que existen diferentes formas de amar. 
¿Quieres aprender a identificarlo? ¡Aprende con nosotros!

El amor tóxico es un concepto que se ha hecho muy popular en la actualidad. Cada vez es más común encontrar parejas que mantienen una relación basados en esta clase de amor. Muchos de ellos ni siquiera se dan cuenta. El amor tóxico se caracteriza porque presenta una serie de conductas cuya dependencia emocional y control terminan por convertir la relación de pareja en algo dañino. Es por ello que los individuos involucrados terminan por vivir en un completo tormento. ¿Sabes cómo identificar al amor tóxico? ¡Aquí te lo contamos! Presta atención a los siguientes síntomas:
 
-Dependencia y codependencia emocional:

Esto ocurre cuando uno de los miembros de la pareja presenta una autoestima muy baja. La felicidad depende de la presencia del otro y su mayor temor es encontrarse consigo mismo y estar solo. También se da el caso contrario, cuando a uno de los individuos le gusta que su pareja dependa de él, de esta manera, su amor es condicionado.
 
-Vida social limitada:

La pareja deja de lado sus amistades y termina por depositar su atención únicamente en su relación.
 
-Irracionalismo e ilusiones desmedidas:

Es un amor que se ha alimentado por expectativas irreales, lo cual genera una tremenda frustración cuando no se cumplen las expectativas.
Otros aspectos negativos que definen al amor tóxico
 
-Necesidad de aprobación:

La persona al sentirse vacía busca en la pareja seguridad, estabilidad, amor y comodidad. Espera que cada aspecto de su vida sea agradable para su pareja. De esta manera, se esfuerza para complacerlo y mantenerlo contento a costa de su propia felicidad.
 
-Posesión, control y celos:

Es un tipo de amor que no es libre en absoluto, ya que uno de los miembros de la pareja interpretará que la otra persona es de su posesión, siente la necesidad de ejercer un control total sobre todo. Los celos, por su parte, deterioran por completo el amor. Todo termina siendo una completa infelicidad producto de los reclamos y desconfianza.
 
-Manipulación:

Cuando existe el chantaje emocional por parte de cualquiera de las dos personas que componen la relación, debemos aprender a decirle no a un amor enfermizo.
 
-Falta de comunicación y conflictos excesivos:

La comunicación no termina por ser fluida. Es por ello que, el amor o mejor dicho la relación no termina por ser cordial. La confianza que siempre debe perdurar se pierde por completo y los conflictos están a la orden del día.
 
El amor y sus curiosidades…

Debido a que en las últimas décadas ha habido una gran cantidad de estudios sobre el amor y el enamoramiento, se ha obtenido nueva información, la cual resulta bastante curiosa llegando incluso, a sorprender a cualquiera. Los datos científicos que se han recabado a lo largo de los años han confirmado, entre otras cosas, que:

–Los pequeños detalles realmente son importantes para mantener el amor. Según lo pudo concluir una investigación realizada por el Economic and Social research Council en el Reino Unido.

-Un estudio liderado por Ronald Rogge ha determinado que las películas de amor son la mejor terapia para aquellas parejas que atraviesan problemas sentimentales.
 
¡Recuerda!

-Las redes sociales son la primera causa de divorcio, especialmente porque se comprometen muchos sentimientos donde la desconfianza termina degradando el amor. Estos datos fueron obtenidos por una encuesta de la Academia de Abogados Matrimoniales de Estados Unidos.

-Las relaciones a distancia pueden funcionar siempre y cuando haya amor de por medio.

-De acuerdo a un estudio realizado por el Instituto de Medicina del Comportamiento de la Universidad de Ohio, el amor puede hacer que la persona aumente de peso.

Phrònesis

miércoles, agosto 29, 2018

8 frases que pueden destruir tu autoestima y debes omitir

El lenguaje es un constructor de realidad. Las palabras tienen fuerza y nos condicionan las acciones y emociones. Por eso es muy importante prestar atención a lo que decimos y a lo que permitimos que los otros nos digan, si queremos mantener una adecuada autovaloración. Conoce cuales son las 8 frases que suelen decir las personas tóxicas y que debes omitir porque pueden destruir tu autoestima.

 
 
Hay personas que aprendieron a relacionarse desde la crítica destructiva debido a que probablemente crecieron en familias disfuncionales, donde era usual la descalificación del otro. Estas personas suelen utilizar frases que pueden destruir la autoestima de las personas a quienes van dirigidas, si éstas no se protegen y manejan adecuadamente, con asertividad, estas relaciones.

Reconoce lo que dicen las personas tóxicas y defiende tu autoestima.

Un síntoma indiscutible es que son intolerantes con los errores. Son implacables al utilizar el error propio o ajeno para culpar al otro de lo que haya fallado. Además son invasivas, no respetan la privacidad ni la toma de decisión de los otros. Una persona tóxica te asfixia y destruye tu autoconfiaza si se lo permites. Por ello hay que estar atentos a las frases que suelen utilizar como torpedos destructores de autoestima.
 
8 frases que pueden destruir tu autoestima.
 
1. ¡Tú siempre te equivocas!

Es común que la persona tóxica no admita matices, generaliza y evalúa en términos de siempre o nunca, todo o nada. Tampoco admite estar equivocada. Si algo falla la culpa será tuya, por ello debes estar pendiente para emplazarla y hacerle admitir también su parte de responsabilidad.
 
2. Tú no sabes lo que quieres

Es una de las frases más destructivas porque te minimiza y reduce a un ser incapaz de identificar lo que desea y le hace bien. Permítete disentir, no le prestes atención y atrévete a probar, sabiendo que puede o no resultar, pero tienes derecho a elegir para tu vida y si esa persona te estima y quiere, deberia apoyarte.
 
3. Nunca vas a cambiar

Esta frase te paraliza y bloquea toda intención de evolución y crecimiento. Tú sí puedes cambiar, solo debes proponértelo. Identifica los aspectos que no te dejan avanzar, que impiden que te desarrolles, pero para ti, no porque otro te los imponga.

4. Tú sin mí no puedes

Traduce falta de confianza en ti, porque te cree incapaz y reafirma su propia inseguridad a través de ti. Demuéstrale que sí puedes, identifica tu poder personal, proponte metas, involúcrate en cosas que te apasionen y sal adelante.
 
5. ¡Siempre haces un drama por todo!

Se queja de tus sentimientos y los desestima, haciéndote parecer como débil o que exageras. Pareciera que ante esta persona tú no tienes derecho a expresar si algo te molesta o ha herido. Empieza por defender tu derecho a manifestar lo que sientes y si no desea escucharte, entonces es que no te valora.
 
6. Sin mí no lo hubieras logrado nunca

Sobredimensionan su apoyo y minimizan tus logros y capacidad, porque no les conviene tu independencia y desarrollo personal. Incoscientemente te quiere a su lado sintiendote una persona desvalida.
 
7. Todo es por tu culpa

La persona tóxica jamás aceptará que tiene un ápice de responsabiidad en lo que sea que no funcione o haya salido mal. Te culpabiliza porque así proyecta sus propios errores y miedos en ti.
 
8. ¡Te lo dije!

Es el típico discurso que hace sentir culpable al otro y lo confronta con su incapacidad sin darle oportunidad de aprendizaje y reflexión. Un “te lo dije” lleva implícito la falta de confianza en tu capacidad, es una apuesta a tu fracaso a menos que te refugies en esa persona tóxica que aparenta ser tu ángel salvador.Estas relaciones tóxicas se dan mediante un proceso inconsciente, entre una persona que persigue y acorrala y otra que acepta las agrasiones verbales, que lesionan su autoestima.

Para romper este tipo de patrón en cualquier relación, es necesario que la “víctima” se empodere y conscientice las expresiones que le dañan para poner límites en el otro e iniciar un cambio positivo.

Phrònesis

martes, agosto 28, 2018

No seas “alguien en la vida”, el éxito está en ser tú mismo

Las nuevas tecnologías te venden un ideal de ser exitoso, te empujan a “ser alguien en la vida” partiendo de estereotipos creados en las redes sociales, todo el mundo aspira ser tendencia. El éxito se mide en la cantidad de “me gusta” y número de seguidores. La búsqueda de aprobación social es una necesidad que te esclaviza y lleva a comportarte como alguien que no eres, que a la postre te producirá insatisfacción. El éxito está en ser tu mismo, en convertirte en tu mejor versión.
 
 
 
Para ser feliz debes ser tú

Lo primero que debes hacer es ser muy honesta/o contigo, vivir sueños propios, sentir orgullo de lo que te hace un ser único y especial, porque así lo crees y no porque otros lo digan. Tu verdadera esencia te define por lo que sientes, la satisfacción de tener un propósito en la vida que responde a tus genuinos intereses.
 
Ten un encuentro contigo

Tu primera meta es descubrirte, comprenderte y aceptarte. Reflexiona sobre tus valores, analiza sobre lo que te hacen actuar. Es natural que en ese proceso encuentres contradicciones de ti mismo, no te preocupes, acepta tus incongruencias. Las personas somos luz y sombra, tenemos defectos y virtudes, reconocernos nos permite estar conscientes para decidir como actuar, desde nuestro espacio de voluntad.

Enfocarte en el pasado no te ayuda

No decidas quien eres por un momento específico, si no alcanzaste una meta recuerda siempre que eso no te define como persona. Pasa la página de tu libro natural, olvida los errores. Angustiarte por el futuro te aleja de las posibilidades de tu presente. Aquí y ahora ¿qué es importante para ti?
 
Analiza siempre tus fortalezas

Con el pasar de los años tus fortalezas se incrementan y algunas cambian, céntrate siempre en ellas, hazte preguntas como: ¿con qué herramientas cuento?, ¿cómo y cuándo las utilizo?, ¿en qué momento me han servido? Se trata de sacar provecho de tus talentos, sin obligarte a ser de una forma porque así lo marca la tendencia actual.

Recuerda que tus puntos fuertes siempre te ayudaran a superar situaciones y si las tienes conscientes lo harás con un estilo único que te diferenciará de los demás… serás tú.
 
Libérate del juicio externo

Si la valoración que percibes de los demás te preocupa y cohibe, es porque magnificas su opinión. Cuántas veces no has pensado “de seguro cree que hago el ridículo”, cuando en realidad no tienes evidencia para saber eso. Se trata de tu propia angustia por la aprobación social. Disfruta los momentos apartándote de esas ideas irracionales, lo que te debe importar es lo que piensas de ti mismo. 

Sé una persona asertiva

Con frecuencia encontrarás a personas que te critican, algunos de forma constructiva y otros destructivamente. Ten tu mente abierta, analizando cada cosa que te dicen para poder diferenciar unas de las otras. Selecciona los elementos que de verdad te aporten, recuerda que en este punto ya pasaste por un análisis de ti mismo y sabrás qué alimenta tu yo. Si algo no cuadra contigo, dilo.
 
Evita las comparaciones

Compararse siempre es algo odioso. Cuando lo hagas piensa que cada persona tiene su “tempo” y sus propios ciclos, y no todos tienen las mismas oportunidades y capacidades. Sé tu propia meta, compárate contigo y supérate a ti mismo para que logres ser tu mejor versión.

¡Cuando dejes este hábito tan desgastante verás que actuarás bajo tus propios parámetros! El éxito estará en descubrir y utilizar tus fortalezas, en actuar de una manera consciente de lo que te gusta y aporta como persona.

Phrònesis

lunes, agosto 27, 2018

Abraza a tu lado oscuro, conoce a tus monstruos

Busca un lugar tranquilo y siéntate. Reserva este momento para ti, para conocer a tu lado oscuro. Olvídate del ruido, de las tareas pendientes y los “por si acaso”… Deja que esa voz quejosa, y a veces impertinente, procedente de tu mente se desvanezca poco a poco. Ve al encuentro del silencio, ese compañero con tan mala prensa para quien no sabe apreciarlo, pero tan gratificante para aquellos que son capaces de descubrir su esencia. Escúchale.

 
 
Quizás pienses que es imposible captar algo si el interlocutor es el silencio, pero inténtalo. A menudo, este es el puente, el camino, hacia el contacto con nosotros mismos. En este caso, hacia tu interior. No tengas miedo y por supuesto, no huyas.

No hay nada de malo en mirarse al espejo, tocarse la piel y rozar esas heridas que tantas veces te empeñas en no mirar. No desvíes tu mirada ni cierres los ojos para hacer como si nada cuando sientas que algo te duele. Abraza tus monstruos, abraza tu lado oscuro. Conecta contigo.

La oscuridad de las heridas

Mirar a la cara al sufrimiento no es una experiencia que se precie agradable, es cierto. Los fantasmas que transitan por tus recuerdos pueden llegar a ser muy intimidantes y a veces, demasiado autoritarios. Saben a la perfección cuáles son tus senderos inquebrantables, aquellos que son más inestables y las rutas sombrías que albergan las raíces que se hienden profundamente en tu piel.

Esos fantasmas son las huellas de tu pasado, los anclajes que te esclavizan al dolor de lo vivido, y lo alimentan, de vez en cuando, para recordarte una vez más que siguen ahí, que eso no lo has superado. Incluso, si no lo impides, se convertirán en esos monstruos que tanto acabarás temiendo: el miedo al rechazo, a sentirte solo, a ser un fracaso… Distintos disfraces, distintas máscaras para cubrir esa falsa creencia a la que tanto te aferras: ser incapaz de ser feliz.

¿Sabes? Las heridas también tienen su lado oscuro, ese desde el que solo se avista la tristeza de lo gris, el dolor de las espinas y la decadencia de la ilusión. Una zona peligrosa en la que puedes caer preso y que tiene como fruto el girar de tu vida alrededor del sufrimiento. Una sutil telaraña que poco a poco te atrapa.
Las heridas también tienen su lado oscuro, esa zona peligrosa que nos hace girar alrededor del sufrimiento.

No es fácil liberarse de las esquirlas del pasado, sobre todo si se agarran profundamente sobre tu piel y echas mano del autoengaño. El dolor tiene mil y una maneras de expresarse, y aún pensando que estás libre de su condena, puede no ser así, sobre todo si tu tendencia es evitarlo.

Incluso el cuerpo también puede ser un medio para hacerse presente. David Alexander, profesor y director del Centro de Investigación de Trauma en Aberdeen afirma que “La gente que ha sufrido daños emocionales a menudo traduce ese dolor en algo físico”.

Por esta razón, más vale que no descuides el lado oscuro de tus heridas y su influencia en tu mundo. Puede ser tan astuto y tan perspicaz que hasta llegue a cambiar tu visión de la realidad. Y de este modo, quedes atrapado en una espiral de sufrimiento infinita para tus ojos.


“No hay cicatriz, por brutal que parezca,

que no encierre belleza.

Una historial puntual se cuenta en ella,

algún dolor. Pero también su fin.

Las cicatrices, pues, son las costuras

de la memoria,

un remate imperfecto que nos sana

dañándonos. La forma

que el tiempo encuentra

de que nunca olvidemos las heridas”.
 
-Marwan- 

La luz que nace de tu lado oscuro

Ahora bien, así como tu lado oscuro puede quebrar tu existencia también contiene el impulso necesario para hacerte crecer. ¿Qué contradictorio verdad? Pero así es. El océano del sufrimiento es inmenso pero no olvides que si miras hacia el otro lado podrás divisar tierra firme. La clave está en el equilibrio.

Se trata de ir más allá de la experiencia dolorosa, una vez identificada y comprendida. A pesar de que tu corazón esté lleno de dolor, puedes valorar todo lo que acontece a tu alrededor. La realidad no es solo sufrimiento, aunque a veces te empeñes en verlo así. Ahora bien, si solo te fijas en tus espinas, si no ves más allá de tus heridas, tu mente creerá que eso es lo único que existe.

El sufrimiento está ahí, lo importante es que puedes decidir ahogarte o bien, madurar y crecer a través del vaivén de sus olas. ¿Cómo? Abrazando a tu lado oscuro, abrazando a tus monstruos y tus demonios.

El psiquiatra suizo Carl Jung denominaba a este lado oscuro de nuestra personalidad el arquetipo de la sombra. El sótano en el que se esconden nuestros instintos más reprimidos, egoísmos más afilados y deseos más irrefrenables.
Si deseamos ver la luz, tenemos primero que sumergirnos en nuestras profundidades más oscuras.

Todos sufrimos en algún momento, lo importante es que seas capaz de reconocerlo, aceptarlo y sentirlo, con bondad y sin violencia. No seas tan duro contigo. Y una vez hecho esto, observa cómo se genera, cuáles son sus causas, su verdadera naturaleza. ¿Qué pensamientos lo alimentan? ¿Qué actos lo empoderan? ¿Qué sentimientos lo hacen vibrar de nuevo? A menudo echamos gasolina al fuego de nuestras palabras, acciones y pensamientos sin ni siquiera darnos cuenta…

El siguiente paso en el camino de la liberación es dejar de crear sufrimiento evitando hacer todo aquello que lo causa. Este paso requiere paciencia, mucho esfuerzo y por supuesto práctica. En tu interior tienes arraigadas mil y una formas de hacerte daño, casi todas relacionadas con tus pensamientos y automatismos. La clave está en detectarlas y comprender que nada es permanente y que además tienes la capacidad de transformar tu vida. No eres una marioneta.

Está claro, profundizar en uno mismo no es un proceso sencillo. Hay que traspasar muros y romper muchas corazas, pero es el camino para hallar la luz que ilumine nuestro día a día, la senda hacia el bienestar. Ahora bien, la transformación no será repentina, sino gradual.

Trascender tu lado oscuro requiere su tiempo, pero solo así podrás poner fin a tu sufrimiento y hacer las paces con él. A menudo los monstruos que nos gobiernan no son más que nuestros miedos pidiéndonos ayuda…

Gema Sánchez Cuevas

domingo, agosto 26, 2018

El principio de Pollyanna o la habilidad para enfocarse solo en lo positivo

El principio de Pollyanna tiene su origen en las novelas de Eleanor H. Porter. Su protagonista, una niña con el mismo nombre, tiene la habilidad de centrarse solo en el lado positivo de las cosas. Ese optimismo férreo y determinante sirvió de inspiración para definir el sesgo que nos permitiría, en esencia, vivir más felices y conectados con los demás.

 
 
¿Es realmente adecuado enfocar nuestra visión personal hacia la positividad que enuncia este principio psicológico? Es muy probable que la mayoría de nuestros lectores tengan sus serias dudas y muestren cierto escepticismo. En ocasiones, como bien sabemos, esas gafas de color de rosa pueden hacer que perdamos ciertos ángulos de nuestro entorno, ciertos matices de gran relevancia que restan realismo y objetividad a nuestra visión.
“El juego consiste en encontrar algo por lo que estar siempre contento”.
-Pollyanna-

El florecimiento de la psicología positiva liderado por Martin Seligman está viviendo en la actualidad reformulaciones importantes. Organismos, como la Universidad de Buckingham (la primera institución mundial en entrenar y formar a sus alumnos en los fundamentos de esta perspectiva) están cambiando algunos de sus fundamentos. Uno de ellos es el relativo a la definición de felicidad.

De alguna manera, podemos decir que la “nueva” psicología positiva ha abandonado la pretensión de enseñarnos a ser más felices. La famosa cultura de la felicidad y todos esos libros y trabajos de autoayuda están dando paso a un nuevo formato, a una nueva perspectiva. Una donde darnos herramientas para saber lidiar también con lo negativo y las adversidades. Porque en la vida no siempre podemos centrarnos en ese lado luminoso y optimista como hacía la siempre resuelta y vivaz Pollyanna…

Principio de Pollyanna ¿en qué consiste?

Tras quedar huérfana, la pequeña Pollyana fue envida a vivir con su amargada y estricta tía Polly. Lejos de rendirse, la pequeña no dudó en seguir aplicando día tras día esa filosofía de vida que le infundió su propio padre desde una edad muy temprana. Una donde transformar su realidad en juego donde ver solo las cosas buenas y positivas. No importaba lo desafortunada que fuera una situación; Pollyana era capaz de resolver y afrontar cualquier circunstancia con el más firme optimismo y alegre determinación.

Asimismo, un efecto llamativo de este personaje literario era también la influencia que solía causar en los demás. Tarde o temprano, el carácter más avaro, apático o tristón terminaba rendido ante esa personalidad chispeante y luminosa de la niña. Los libros de Eleanor H. Porter transmitían como vemos una sublimación absoluta al positivismo, algo que sirvió de inspiración a un par de psicólogos de los años 70, los doctores Margaret Matlin y David Stang.
 
¿Cómo son las personas que aplican el principio de Pollyanna?
 
  • En un estudio publicado en los años 80, Matlin y Stang pudieron ver por ejemplo, que las personas con un claro sesgo hacia la positividad, lejos de lo que nos pueda parecer, se toman mucho más tiempo en identificar los estímulos desagradables, peligrosos o esos hechos negativos que acontecen a su alrededor. Es decir no hay una “ceguera” ante la realidad como algunos pueden pensar.
  • El principio de Pollyana nos dice que siendo plenamente conscientes de que en la vida hay hechos y realidades negativas, uno elige focalizarse solo en lo positivo. Lo demás no importa. Más aún, incluso estando involucrados en un evento de índole negativa, la persona se esforzará en reorientar esa situación hacia una salida más optimista.

Una memoria sesgada y centrada en lo positivo

El doctor Steven Novella, reconocido neurófisiólogo de la Universidad de Yale tiene múltiples trabajos y estudios sobre lo que se conoce como la falsa memoria o esos errores de almacenamiento tan comunes en las personas. Así, un hecho más que curioso sobre el principio de Pollyanna o el sesgo de positividad, es que las personas optimistas no suelen recordar bien los eventos negativos de su pasado.

La calidad de su memoria es óptima y perfecta con todo evento procesado como “positivo”. En cambio, los hechos dolorosos o complejos no los almacenan de igual modo porque no los consideran significativos.
 
Sesgo de positividad y lenguaje: todos somos Pollyanna

Este dato es verdaderamente curioso. En el 2014 la Universidad de Cornell, Nueva York, realizó un estudio para averiguar si nuestro lenguaje, en general, tiende hacia la agresividad o bien hacia el sesgo de la positividad o el principio de Pollyana. El profesor Peter Dodds y su equipo analizaron más de 100.000 palabras en 10 idiomas diferentes, realizando incluso profundos análisis en las interacciones de nuestras redes sociales.

Así, y por llamativo que nos parezca nuestro lenguaje y los mensajes que enviamos tiene un peso emocional claramente positivo. Estas conclusiones coinciden con las que establecieron los psicólogos Matlin y Stang en los años 70, a saber: las personas tendemos hacia el “pollianismo”
 
Críticas al principio de Pollyanna

Una parte de los psicólogos prefieren hablar del Síndrome de Pollyana en lugar del Principio de Pollyanna. Con ese cambio de terminología buscan llamar la atención sobre las limitaciones o incluso aspectos preocupantes que puede conllevar esta dimensión psicológica llevada al “extremo”.

Por ejemplo, si elegimos centrarnos solo en ese lado más optimista de la vida es posible que evidenciemos cierta falta de competencia a la hora de gestionar las situaciones difíciles. El Principio de Pollyanna ayuda en algunos momentos, es cierto. Tener siempre una visión alegre y luminosa de las cosas nos infunde motivación, no hay duda, pero para transitar por la vida también es necesario saber caminar por los momentos negativos y aprender de ellos.

Nuestra realidad incluye luces y sombras y no siempre podemos elegir el lado más soleado.

¿Con qué nos quedamos entonces? ¿Es o no recomendable seguir la filosofía del principio de Pollyanna? La clave de todo como siempre, está en el equilibrio. En esa mirada intermedia que se aferra al lado luminoso de la vida pero que no cierra los ojos ni rehúye de las dificultades. La psicología positiva al fin y al cabo, siempre es inspiradora, pero a veces alcanzar o no el éxito o evitar que nos sucedan ciertas cosas, no depende al 100% de la actitud que uno tenga.

No es oro todo lo que reluce, por tanto, debemos estar preparados para sobrellevar del mejor modo cualquier circunstancia sabiendo lidiar con luces, sombras y todas las escalas de grises…

Valeria Sabater

sábado, agosto 25, 2018

Desaprender para seguir adelante

Aprender y desaprender, nos pasamos la vida en ello. Adquiriendo conocimientos, experiencias y también hábitos y costumbres. Hemos adquirido formas de manejar nuestros pensamientos y nuestras creencias. Aprendemos de nuestros progenitores, de nuestro entorno familiar y social.

 
 
Y todo esa experiencia influye, y mucho, en lo que finalmente somos o creemos ser. La diferencia es importante, ya que normalmente trabajamos con lo segundo y no con lo primero. En cualquier caso, el cambio y el aprendizaje forman un círculo que no sería posible explicar sin desaprender; de hecho, en muchas ocasiones las personas también nos “actualizamos”, igual que los programas operativos: tirando a la papelera lo anterior para dejar paso a lo nuevo.

Hay momentos en nuestra vida donde intuimos que algo no va bien/no terminamos de vernos como nos gustaría. Algo no funciona, sin entender por qué. “Circulamos” en base a un error: repetimos las mismas estrategias esperando que se produzcan resultados diferentes.

Ignoramos que no tomamos decisiones en función de los que vemos o lo que consideramos bueno o malo. Lo hacemos a través de las convicciones o códigos adquiridos que portamos con nosotros. Es en esos momentos donde intuimos que debemos hacer algunos cambios… sin saber por dónde empezar. 

Desaprender: revisando nuestra realidad

En ocasiones trabajamos con modelos rígidos que se estructuran en base a “debería” o “tendría que”: obligaciones autoimpuestas, derivadas de nuestra forma de ver la realidad, que a pesar de ser solo espejismos nos hacen sufrir mucho más que las circunstancias/situaciones objetivas o tangibles.

Una buena parte de estos modelos rígidos se suele construir de manera inconsciente, en ausencia de pensamiento crítico, por simple asimilación. En este sentido, todos poseemos una serie de creencias irracionales que nos parecen absolutamente normales, pero no lo son.

Las creencias irracionales de Ellis

Albert Ellis, el creador de la terapia racional emotiva (TRE), identificó once creencias irracionales en las que podemos engancharnos sin saberlo. Ellis defiende la idea de que no son los acontecimientos los que generan los estados emocionales, si no la forma que tenemos de interpretarlos.
  • “Es una necesidad extrema para el ser humano adulto el ser amado y aprobado por prácticamente cada persona significativa de la sociedad”
  • “Para considerarse uno mismo valioso se debe ser muy competente, suficiente y capaz de lograr cualquier cosa en todos los aspectos posibles”.
  • “Cierta clase de gente es vil, malvada e infame y que deben ser seriamente culpabilizados y castigados por su maldad”.
  • “Es tremendo y catastrófico el que las cosas no vayan por el camino que a uno le gustaría que fuesen”.
  • “La desgracia humana se origina por causas externas y la gente tiene poca capacidad o ninguna de controlar sus penas y perturbaciones”.
  • “Si algo es o puede ser peligroso o temible, se deberá sentir terriblemente inquieto por ello y deberá pensar constantemente en la posibilidad de que esto ocurra”.
  • “Es más fácil evitar que afrontar ciertas responsabilidades y dificultades en la vida”.
  • “Se debe depender de los demás y se necesita a alguien más fuerte en quien confiar”.
  • “La historia pasada de uno es un determinante decisivo de la conducta actual, y que algo que le ocurrió alguna vez y le conmocionó debe seguir afectándole indefinidamente”.
  • “Uno deberá sentirse muy preocupado por los problemas y las perturbaciones de los demás”.
  • “Invariablemente existe una solución precisa, correcta y perfecta para los problemas humanos, y que si esta solución perfecta no se encuentra sobreviene la catástrofe”.

Vemos como muchas veces trabajamos con ideas preconcebidas sobre nosotros mismos o sobre los demás. Adquirir conciencia del poder de esta forma de procesar la información es el primer paso para desaprender. Ahora bien, desaprender no es un proceso simple o fácil, pensemos que se trata de filtros que tenemos muy interiorizados, que utilizamos de manera automática.
 
Como aprende el cerebro

Es igual de fácil aprender algo positivo que negativo: la repetición es una estrategia que funciona con las dos naturalezas.Por otro lado, la plasticidad cerebral es un moldeado del sistema nervioso que toma forma en el sustrato neurológico al modificarlo. Y es un arma de doble filo. Un sistema nervioso que ha cambiado por la práctica de hábitos y repetición de ideas de alguna manera se habrá “adaptado” a ellas. En este sentido, el cambio se produce y permanece cuando retiramos lo erróneo (desaprender), y se produce y se marchita a la misma velocidad cuando intentamos superponerlo.

El psiquiatra y psicoanalista Norman Doidge nos habla de “la paradoja plástica” para referirse a la neuroplasticidad negativa. Una vez que en el cerebro ha tomado forma un cambio determinado y está bien establecido, la inercia misma puede impedir que ocurran otros cambios.

Por otro lado, sin haber experimentado otros entornos e ideas es muy difícil tomar consciencia de la naturaleza arbitraria de nuestras creencias. Podemos cambiar de opinión y de hábitos, pero nuestro cerebro odia cambiar sus costumbres. Los aprendizajes dejan un rastro en grupos de neuronas que interactúan entre ellas, dejando así una huella en el sustrato neuronal.

Al enfrentamos a una serie de ideas nuevas, podemos llegar a cuestionar las que hasta ese momento ya aceptamos como ciertas. Esto puede enfrentarnos a una fuerte disonancia, según estas nuevas ideas quizás en el pasado hayamos cometido errores que hasta entonces no habríamos considerado como tales. Es decir, las nuevas ideas pueden llegar a comprometer nuestro autoconcepto y nuestra autoestima.

En este caso, el cerebro puede inhibir una serie de circuitos en zonas activas de la neocorteza cerebral para que la nueva información sea descartada. Es como si nuestro cerebro dijera: mejor seguir con la ignorancia y con nuestro autoconcepto que asumir el reto de re-definir lo que ya hemos hecho (y lo que pensábamos hacer) en base a estas ideas.
 
“La misma plasticidad que nos permite cambiar nuestro cerebro y producir comportamientos más flexibles constituye también la fuente de nuestros comportamientos más rígidos”.
-Norman Doidge-

Percepción, imaginación y memoria

Un dato: las personas solemos recordar mejor el sentido o el significado de una experiencia que los detalles. Nuestros recuerdos están distorsionados (adaptados al yo). La memoria es necesaria para recordar el pasado, pero también lo es para imaginar el futuro. De hecho, nuestra habilidad para imaginar el futuro está muy relacionada con la riqueza de nuestro pasado.

Además, muchas de las decisiones que tomamos son inconscientes. La consciencia nos permite distinguir el pasado del presente y del futuro para poder situarnos en el tiempo. Pero el inconsciente y la intuición se basan en la heurística, principios sencillos que ignoran mucha de la información a cambio de rapidez. Estos heurísticos los adquirimos a través de nuestra interacción social, nuestra cultura y nuestras experiencias de vida. Quedan “programados” en nuestro inconsciente y actuamos de manera automática en base a ellos. 

Tomando conciencia

El proceso de desaprender, como vemos, no es sencillo. No podemos descartar sin más lo aprendido igual que borramos un número escrito a lápiz. Pero sí podemos ser conscientes de esos aprendizajes y disponerlos de una manera inteligente. Podemos dejar de identificarnos con ellos y preguntarnos cuánto de nosotros hay en realidad en esas creencias o actitudes. Después de identificarlos, este es el segundo paso.

Desaprender es un proceso que requiere de tiempo, paciencia y capacidad de análisis. Hablamos de una inversión que siempre da frutos: un resultado que vamos a disfrutar nosotros, pero también las personas que nos quieren.

Sonia Budner

viernes, agosto 24, 2018

Coger las riendas de nuestra vida

¿Habéis leído La Metamorfosis de Kafka? En esta novela, un chico se levantó una mañana y se había convertido en una especie de cucaracha. Nosotros esperamos un acto mágico pero al revés, deseamos despertarnos una mañana y que todos nuestros problemas estén solucionados. Sería ideal, ¿verdad? Sin embargo, este pensamiento no es muy funcional. Por ello, el mejor plan es coger las riendas de nuestra vida.

 
 
“Un día todo cambiará e irá a mejor”, “ya verás como todo mejorará”… ¿cuántas veces nos hemos repetido este tipo de frases? Por alguna extraña razón, cuando la vida no nos va bien, tendemos a pensar que algo externo producirá el cambio. De repente, algo cambiará la dirección de los acontecimientos y todo irá mejor. Parece que estamos convencidos de que todos los problemas, por arte de magia, se solucionarán. Sin embargo, las cosas no funcionan de este modo, así que te confesaré algo: tu vida depende de ti.
 
“La felicidad no es algo confeccionado. Viene de tus propias acciones”.
-Dalai Lama-
 
Un pequeño gran secreto

Otro pequeño gran secreto es que la vida no se soluciona sola. Si queremos coger las riendas de nuestra vida, esto implica poner de nuestra parte. He conocido a muchas personas que quieren salir de una relación de pareja o dejar atrás una incómoda situación, pero son incapaces de tomar decisiones. También conozco a mucha gente que se lamenta una y otra vez de lo mal que les va todo, sin embargo, no son capaces de ver su papel en este juego. En la novela de Kafka todo parece ocurrir por arte de magia, pero la realidad no es así.

Cuando este tipo de situaciones comienzan a darse con frecuencia, podríamos estar hablando del concepto de victimización, a través del cual tendemos a pensar que somos víctimas de todo lo que ocurre a nuestro al rededor. No somos conscientes del poder que tenemos en nuestras manos y culpamos a los acontecimientos externos de lo mal que nos va y lo desgraciados que somos. Sin duda, una de las posturas más dañinas que podemos adoptar.

Si os lamentáis una y otra vez con frases “todo lo malo me pasa a mí” o repetís expresiones similares como si fueran mantras cada vez que os ocurre algo negativo, lo único que puede ocurrir es que acabéis creyendo que es cierto, a pesar de ser falso, y os convirtáis en agentes pasivos de vuestra vida, es decir, personas sin capacidad de acción. Todos atravesamos diferentes situaciones, a veces mejores, a veces peores e incluso, a veces nos sobrevienen varios acontecimientos adversos de forma sucesiva o situaciones favorables una detrás de otra.

Una gran parte de la vida depende de cómo decidamos tomárnosla por muy mal que nos vayan las cosas. Existen personas que ante la adversidad muestran siempre una sonrisa de oreja a oreja y otras que tan solo profieren frases llenas de negatividad y gestos hostiles hacia ellos mismos, los demás y todo lo que les rodea. Y lo mejor de todo, es que aunque parezca mentira, tú también puedes elegir. Tienes el poder de elegir vivir tu vida con serenidad, pase lo que pase, o bien elegir vivirla con un alto nivel de ansiedad y frustración.
 
Que empiece el cambio

En el budismo, existe un término cuya descripción podría llenar cientos de páginas pero que en resumidas cuentas viene a ser la Ley de la Causa y Efecto, esto es, Karma. Según el Karma, si plantas una semilla positiva, recogerás frutos positivos.

¿Y qué tiene que ver esto con el cambio en nuestra vida? Muy sencillo. Aquellos que queráis un cambio, tenéis que poneros en acción. Nada externo vendrá a rescataros. Toda la energía que gastáis en soñar con una vida mejor la podéis invertir en comenzar a recorrer un nuevo camino, en coger las riendas de vuestra vida. Porque el nuevo camino sólo depende de vosotros, de nadie más. Así, si empezáis a sembrar semillas de cambio, el cambio llegará.

El cambio cuesta, requiere un esfuerzo y no todos están dispuestos a llevarlo a cabo. No podemos pretender cambiar de vida sin modificar absolutamente nada del día a día. Durante muchos años actuamos de una forma muy concreta y esto deja patrones de conducta muy marcados en cada uno de nosotros. ¿Qué quiere decir esto? Que intentamos solucionar los problemas en la misma dirección, a pesar de que muchas veces veamos que no es la mejor forma.

¿Habéis tenido compañeros de clase que a pesar de pasarse el día estudiando han suspendido? La gran mayoría de nosotros conocemos casos de personas muy cercanas que se han empeñado en utilizar los mismos métodos a pesar de obtener malos resultados. Sus creencias radican en que el esfuerzo no ha sido suficiente, sin embargo, el problema suele estar en la base. Si estudias mucho y suspendes, ¿cuál puede ser el problema? El método. Y ahí es donde debemos trabajar, en cambiar el enfoque y el método a través del cual queremos conseguir nuestros objetivos.
Coger las riendas de nuestra vida implica acción, esfuerzo y conciencia.
 
Los primeros pasos para coger las riendas de nuestra vida

El primer paso para coger las riendas de nuestra vida es analizar aquello que queremos cambiar. ¿Qué aspecto/s de nuestra vida nos gustaría mejorar? Es muy importante ser sinceros con nosotros mismos. Tendemos al autoengaño, a la impostura, para no reconocer nuestros fallos o para no trabajar en lo que es necesario. Pero esto es un error. Es importante la sinceridad, además, es un trabajo que haremos de forma interior, por lo que no tenemos la necesidad de decírselo a nadie.

El segundo paso es observar qué hemos hecho hasta el momento para que todo siga igual. ¿Cómo han sido nuestras estrategias? ¿Por qué acabamos de la misma forma? ¿Por qué no se ha producido un cambio en el aspecto que nos gustaría? Debemos observar si nuestra tendencia ha sido repetir una y otra vez las mismas estrategias, y si esto ha sido así, es hora de cambiar.

El tercer paso para coger las riendas de nuestra vida, y casi más importante que los anteriores, es vencer el miedo. El miedo es una emoción primaria muy necesaria que nos puede salvar la vida en momentos de peligro, pero cuando este se extiende a la vida diaria comienza a representar un problema. Esta emoción tiende a paralizarnos y a dejarnos atrapados en nuestra zona de confort. Preferimos seguir pasándolo mal a enfrentarnos a algo nuevo por el simple hecho de sentir temor ante lo que pueda ocurrir o ante el hecho de tener que dejar atrás ciertos aspectos de nuestra vida.

¿Qué os parece si en vez de quedaros en el sofá esperando a que la vida cambie os levantáis y empezáis a cambiarla vosotros mismos? Tened autoconfianza. Os aseguro que empezaréis a ver resultados que jamás hubierais imaginado. Como dice un famoso dicho: para recorrer mil kilómetros, hay que dar el primer paso.

Xevi Molas

jueves, agosto 23, 2018

Cuando se acumulen las coincidencias, estás en el buen camino

Cuando estás en el buen camino, lo sabes. Las coincidencias empiezan a trazarse una tras otra en el horizonte, el corazón se llena de satisfacción y de ese prudente entusiasmo donde entender que todo esfuerzo está trayendo sus precisos resultados. Al fin y al cabo, cuando la mente se focaliza en aquello que desea con firmeza y apertura las cosas no suceden por casualidad, sino por determinación.

 
 
Todos, en algún momento, hemos experimentado una sensación semejante. Esa donde casi sin saber cómo, empiezan a sucederse pequeños eventos casuales que guardan cierta relación entre sí; esos que de algún modo, parecen ajustarse a nuestro plan.

Ahora bien, los matemáticos Persi Diaconis y Frederick Mosteller, de la Universidad de Berkeley, explicaban en un estudio de 1989 que no debemos prestar excesiva atención a las coincidencias, porque no son más que eventos raros con baja fiabilidad y que casi nunca nos ayudan a predecir algo.
“Cuanto más planifique el hombre su proceder, más fácil le será a la casualidad encontrarle”.
-Friedrich Dürrenmatt-

No obstante, desde finales de aquellos años 80 el enfoque sobre el aspecto de las coincidencias ha cambiado bastante. Así, Bernard Beitman, psiquiatra de la Universidad de Virgina, escribió un libro muy interesante titulado Connecting with Coincidence (Conectando con las coincidencias) donde nos explica que a veces estos eventos del azar trazan nuestros propios destinos.

Edmund Halley, astrónomo inglés del siglo XVIII, por ejemplo, se dio cuenta de que los registros que otros astrónomos habían hecho sobre la aparición de ciertos cometas en la órbita terrestre y que habían clasificado como “meras coincidencias” no lo eran en absoluto.

Halley se aventuró a predecir que aquellos patrones respondían a un solitario cometa que aparecía cada 75 años, y acertó. Él mismo lo vio pasar según sus cálculos la noche de Navidad de 1758.

A veces, la concatenación de varias coincidencias nos da la pista de algo, de algo que solo con apertura, confianza y empeño podremos determinar.


La determinación, el movimiento y las coincidencias

Cuando estás en tu camino tienes un objetivo prefijado. Uno donde orientas tus objetivos y donde poco a poco todo adquiere armonía. Estudiar para una oposición, buscar recursos para un proyecto, hallar la estabilidad en una relación afectiva, superar un problema personal… Todo ello requiere de una serie de movimientos muy precisos encaminados en una misma dirección.

En diferentes puntos de nuestro ciclo vital cada uno de nosotros estamos obligados a realiza un esfuerzo para delinear ese plan en el que deseamos formar parte en felicidad y estabilidad. Es parte de nuestro sentido de autorrealización y también del crecimiento personal. Así, un aspecto que tampoco podemos ni debemos descartar en este tránsito es el aspecto de las coincidencias.

Josh Tenenbaum, científico y psicólogo cognitivo del Massachusetts Institute of Technology (MIT), nos explica que aunque en ocasiones estos eventos carezcan de cualquier lógica y no sean más que actos azarosos, otras veces, las coincidencias son tan reveladoras como indispensables en nuestras vidas.
 
Las coincidencias, la mente y nuestro crecimiento personal

Las coincidencias, explica el doctor Tenenbaum, impulsan y favorecen muchas de las inferencias que hacen nuestras mentes. De hecho, nuestro cerebro está programado para detectar cualquier estímulo anómalo y casual e intentar hacer asociaciones para entenderlo y favorecer nuevos aprendizajes.
  • David Spiegelhalter, estadístico de la Universidad de Cambridge, lleva años estudiando el tema de las coincidencias y el resultado de sus trabajos han quedado recogido en el espacio de dominio público Atlantic. Así, y según este profesor, las coincidencias solo pueden entenderse con un adecuado análisis estadístico.
  • Es a través de este método cuando nos damos cuenta de un aspecto: las coincidencias más llamativas tienen que ver con nuestras relaciones sociales. Un ejemplo de ello es coincidir en diversos lugares con la que será finalmente nuestra pareja. Otra es conocer a alguien que casualmente nos sugiere nuevos proyectos de los que acabamos formando parte (justo en el momento en que más necesitamos un cambio). Una más es percibir cómo vamos avanzando en nuestros proyectos personales gracias a conectar con otras personas que comparten nuestras mismas ilusiones.

Por otro lado, un aspecto interesante del trabajo del profesor Spiegelhalter es que donde se evidencia poca correlación es cuando alguien desea algo y espera que ese evento suceda sin involucrarse en él. Es decir, solo cuando nos movemos y propiciamos situaciones nuevas se generan esas coincidencias que podemos usar a nuestro favor.

“En todo lo que nos rodea y en todo lo que nos mueve debemos advertir que interviene en algo la casualidad”.
-Anatole France –

Cuando estás en tu camino lo sabes…

Tal y como hemos podido deducir, las coincidencias son el resultado del azar… pero también de ese impulso que nosotros mismos generamos con nuestra disposición personal y psicológica. Todo ello nos anima a entender determinados aspectos sobre los que merece la pena reflexionar.
  • Cuando estás en tu camino se entremezclan esos eventos que uno mismo propicia y esos otros que acontecen por una casualidad relativa, pero determinante a la vez. Un ejemplo de ello es la labor de los científicos e investigadores. En su tarea diaria de análisis y experimentación suelen dar a menudo con hechos casuales que les permiten llegar a un descubrimiento asombroso.
  • Estás en tu camino también cuando tu mente está abierta a todo aquello que acontece en tu entorno. Solo una mirada despierta y un cerebro curioso que busca aprender y hallar estímulos que estén a su favor logran ver las auténticas coincidencias. Esas que a veces se suceden una tras otra, hasta llevarnos ahí donde deseamos.
  • A su vez, otro aspecto a considerar es que hay ocasiones en que acontecen coincidencias de índole negativa. Caer enfermo justo el día en que tenemos la oposición, tener un fallo técnico durante la presentación de nuestro proyecto, etc. Dentro de lo azaroso que nos puedan resultar estos eventos fatales, cabe recordar que por probabilidad también entran dentro de lo posible, incluso por estadística de lo normal.
  • Una coincidencia puede ser positiva, negativa o neutra, pero lo que cuenta al fin y al cabo es cómo decidamos manejar ese acontecimiento. El modo en que lo hagamos, la respuesta, el enfoque mental y el comportamiento que apliquemos detrás de ese hecho será el que verdaderamente determinará nuestro destino.

Para concluir, decía Albert Einstein que la vida misma es una casualidad maravillosa. Ahora bien, saber vivirla del mejor modo requiere de una firme voluntad y de un saber hacer donde ser receptivos a través de un enfoque mental positivo y esperanzador. Permitámonos, pues, aplicar esta visión personal, no ignoremos ni giremos el rostro a todas esas posibilidades que cada día gravitan a nuestro alrededor.

Valeria Sabater

miércoles, agosto 22, 2018

Mindfulness en la depresión

Realizar mindfulness en la depresión, como parte de una intervención estructurada, puede favorecer su efectividad. Esto cobra trascendencia cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) informa que la depresión es un trastorno mental frecuente, afectando al menos a 300 millones de personas en el mundo. Asimismo, asegura que es la principal causa mundial de discapacidad, además de aumentar la morbilidad directa e indirectamente.

 
 
La OMS sostiene que, en el peor de los casos, la depresión puede llevar al suicidio. Sin embargo, existen tratamientos eficaces para tratarla de manera adecuada. Asevera que cada año se suicidan más de 800 mil personas, siendo la segunda causa de muerte en el grupo de 15 a 29 años.

Si bien existen diferentes tipos de tratamientos para afrontar la psicopatología, no todos tienen la misma eficacia en el paciente. Encontrar el que mejor se adapta a las necesidades es la mejor manera de curarse sin ningún efecto colateral.
 
“Puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave, y puede causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares”.
-Organización Mundial de la Salud-
 
Harvard investiga los efectos del mindfulness en la depresión

Una investigación llevada a cabo por la prestigiosa Universidad de Harvard estudia cómo cambia el cerebro en pacientes deprimidos gracias al mindfulness. Benjamin Shapero, instructor de psiquiatría de la Facultad de Medicina de Harvard (HMS), asegura que muchas personas no responden adecuadamente a la primera intervención que se plantea. De este modo, buscar elementos que la complementen puede resultar sumamente enriquecedor para la salud pública.

Shapero sostiene que, si bien la terapia cognitivo-conductual es útil, como así también los medicamentos antidepresivos, estos enfoques funcionan mejor y consiguen resultados más rápidos si en el marco de la terapia se implementan otros recursos, como puede ser el mindfulness. Por otro lado, cada paciente responderá mejor si sigue una intervención adaptada a sus necesidades.
Practicar mindfulness en la depresión cambia la actividad cerebral

Gaëlle Desbordes, neurocientífica en el Martinos Center for Biomedical Imaging de MGH, trabaja junto al doctor Shapero en este proyecto. El punto de partida del interés de Desbordes es absolutamente personal, pues comenzó a meditar durante su época de estudiante.

Harvard informa que la investigación llevada a cabo utiliza imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para observar la actividad cerebral. De este modo, la universidad asegura que en el año 2012 se ha demostrado que los cambios conseguidos en la intervención propuesta, en la que estaba incluido el mindfulness, se mantenían incluso cuando no estaban realizando meditación.

No obstante, en la actualidad se está llevando a cabo la investigación en pacientes a los que se les ha diagnosticado una depresión. Se explora cuáles son los efectos de la meditación en el cerebro de los respectivos pacientes, los cuales demuestran que realmente es efectiva.

La investigación realiza escaneo de imágenes antes y después de hacer un curso de ocho semanas de terapia cognitiva de atención plena. De este modo, se observan los cambios diferenciales en los pacientes que practican mindfulness en la depresión.
 
“Si queremos que se convierta en una terapia o algo ofrecido en la comunidad, tenemos que demostrar [sus beneficios] científicamente”.
-Gaëlle Desbordes-

Realizar mindfulness en la depresión evita la rumiación mental

Desbordes desea probar la hipótesis que asegura que practicar Mindfulness en la depresión garantiza que los pacientes puedan desvincularse más rápidamente de los pensamientos negativos. El entrenamiento tiene como objetivo centrar la atención en el aquí y ahora, evitando el ciclo yo-rumia.

Asimismo, otros investigadores están estudiando cuáles son los efectos de la meditación y las variaciones existentes en dichas prácticas. En uno u otro sentido, la investigación se puede mejorar significativamente la calidad de vida de las personas a escala global.

Efectuar mindfulness en la depresión no solamente ayuda a los pacientes a enfrentar situaciones límites sino que además mejora su calidad de vida. Incluso, en depresiones leves puede ayudar a que el paciente se recupere sin necesidad de consumir psicofármacos. No obstante, siempre se aconseja que ante cualquier patología se realice la consulta al médico, para participar de una intervención que se adapte a sus circunstancias.

Ana Elisabet Amarilla

martes, agosto 21, 2018

Creencias familiares: qué aprender de su legado

Cada uno de nosotros enfrenta el maravilloso camino de la vida con recursos propios. Algunos tenemos tanto fortalezas como debilidades, las cuales comienzan a nacer en torno a las creencias familiares. Así, en cierto modo se puede decir que somos aprendices de los obstáculos que vamos superando y, para ello, contamos con diferentes herramientas.

 
 
La esencia de lo que somos se forma en nuestros primeros años, cuando estamos en nuestro nido arropados por las personas más cercanas. Nuestra familia nos ayuda a tejer lo que seremos mañana, a través de sus acciones y sus palabras nos van enseñando cómo es el mundo.

Gracias a nuestras familias vamos entendiendo el mundo y, poco a poco, vamos conociéndonos, hasta que nos llevamos nuestra propia percepción de la vida. Entonces, nuestra impresión del mundo está marcada por nosotros y por lo que aprendimos de nuestras familias.

La familia siempre nos deja huella. A través de las palabras y los actos nos muestran diversas creencias que son propias de cada hogar. Se trata de creencias familiares, es decir, creencias heredadas con las que nos quedamos. A veces son de gran utilidad, pero otras no tanto, por lo que es esencial que observemos qué se puede aprender de su legado.
 
“Tus creencias se convierten en tus pensamientos, tus pensamientos se convierten en tus palabras, tus palabras se convierten en tus actos, tus actos se convierten en tus hábitos, tus hábitos se convierten en tus valores, tus valores se convierten en tu destino”.
-Gandhi-

Creencias familiares, armas de doble filo

El legado que nos deja nuestra familia es muy importante. Se trata de creencias que nos van transmitiendo cuando nos muestran el mundo, que a veces quedan en nuestro inconsciente y que, por inercia, las seguimos como mandatos.

Ahora bien, hay todo tipo de creencias que se transmiten de generación en generación. Entre ellas, hay algunas que pueden hacernos mucho daño. Son armas de doble filo porque las tenemos tan incorporadas que no somos conscientes de ellas y las seguimos con naturalidad, aunque nos causen malestar.

Algunos ejemplos pueden ser frases que nos han repetido y simplemente no nos hemos detenido a pensar en que implicación tienen como: “todos los hombres son iguales” o “todas las mujeres son iguales”. Alguien al que le hayan inculcado esta frase puede que inconscientemente siga esta creencia y desconfíe en su diario vivir de los hombres o de las mujeres.

Entonces, sin darnos cuenta, seguimos algunas creencias que pueden llevar a que no nos permitamos conocer y tener nuestra propia impresión de determinadas situaciones. Así, nos limitamos y nos quedamos con lo que hemos aprendido sin ni siquiera explorar nuevos rumbos. Ahora bien, esto no quiere decir que todas las creencias sean negativas, pero algunas sí lo son.
 
Creencias familiares, llevar presente nuestras raíces

Las creencias heredadas también pueden ser buenas. Porque a través de ellas podemos aprender, entonces es importante llevarlas presentes. Asimismo, si comenzamos a ser más conscientes de qué creencias tomamos como mandatos podemos hacer frente a las creencias negativas que seguimos.

Además, las creencias familiares se relacionan con nuestras raíces, pues en su mayoría las aprendemos en la infancia de nuestros círculos más cercanos. Ahora bien, ten presente que cuando hablamos de creencias familiares hacemos referencia a las personas con las que has vivido en gran parte de tu vida y que cada familia es única.

Nuestras raíces son la esencia de donde venimos, honrarlas nos permite ir un paso más adelante. Sea bueno o malo lo que nos hayan enseñado, nos ha permitido vivir y de ello podemos aprender cada día. Cuando analizamos nuestras vivencias más íntimas, comenzamos a ser libres de elegir cómo seguir nuestro camino.

Entonces, una vez crecemos podemos decidir el sendero que queremos transitar. Asimismo, podemos elegir qué parte preservar de lo que nos han enseñado. Conservamos lo que queremos de nuestras raíces y, sea consciente o no, centrarnos en ellas nos permite crecer, aprendiendo cada día.


¿Cómo saber cuáles son las creencias de la familia?

Prestarle atención a las creencias que hemos aprendido puede ser sumamente útil. De este modo podemos quedarnos con aquellas que nos beneficien y cuestionar aquellas creencias que hemos asumido sin análisis previo. Si bien por un lado de todas podemos sacar provecho, si elegimos las que más beneficiosas nos sean, contaremos con mayor bienestar.

Observa las siguientes ideas para encontrar creencias de la familia:
  • Autoconócete. El arte de conocernos a nosotros mismos nos facilita saber sobre nuestras reacciones, pensamientos y sentimientos. Una vez sepamos de ellos, estaremos cerca de nuestras creencias, pues hacen parte de lo que somos.
  • Reflexiona. Considerar algo con atención y detenimiento, nos permitirá tener más presente cuáles son nuestras creencias.
  • Haz una lista. Realizar una lista de las creencias nos ayudará a verlas de otra manera, una más consciente. Después de hacer la lista, puedes considerar estrategias para mejorar aquellas que te causan daño. Cada vez puedes ir incorporando nuevas creencias que antes no habías tenido en cuenta.
  • Pon atención a las frases típicas. Si estás en el momento presente, te fijarás bien en las frases que suelen decir en tu familia, ¡ahí estará la pista para encontrar las creencias!
  • ¿Con qué prejuicios cuentas? Detrás de los prejuicios puede haber una creencia, es esencial estar atentos a ellos.

No olvides que hay creencias que te aportan mucho y que potencian el bienestar de quien las sigue. No hay nada más maravilloso que conocer lo que nos hace bien y mantenerlo en nuestras vidas.

Ahora bien, no solo consiste en detectar las creencias, si son negativas también es importante transformarlas para evitar el malestar. Atrévete a hacer consciente lo inconsciente y a modificar lo que te causa daño. 

Beneficios de aprender del legado de las creencias familiares

Podemos sacar provecho al aprender del legado que nos ha dejado nuestra familia a través de las creencias. Observa los beneficios con los que podemos contar.
  • Liberarte de aspectos inconscientes que te hacen daño.
  • Potenciar tu bienestar.
  • Aumenta la armonía.
  • Aumenta el conocimiento.
  • Mejora la forma de relacionarte.
  • Aprovechar el aquí y el ahora.
  • Encontrar tu propia verdad.
  • Salir de los prejuicios.

Las creencias familiares nos llevan tan lejos como lo permitamos. Nos llevan a alcanzar nuestras metas cuando son formas maravillosas de ver la vida y enfrentar las dificultades, pero también nos alejan de nuestros objetivos cuando son tóxicas. De nosotros depende decidir qué seguimos y qué no.

Ahora bien, es importante estar atentos a ellas, pues como la mayoría de las veces son inconscientes, serán difíciles de transformar si no las conocemos. Podemos hacer una fabulosa metamorfosis del legado que nos ha dejado nuestra familia, al entender que nos ha permitido una forma de estar en la vida y comprender el mundo, y que podemos aprovecharlas o alejarnos según nos generen o no malestar.

Si vemos las creencias familiares como un aprendizaje, nos será más fácil asumirlas. Atrévete a buscar en el fondo de ti esas creencias que has convertido en mandatos. Reflexiona y transforma tu mundo interior aprendido, por una maravillosa forma de tener otro punto de vista más consciente. ¡Anímate!

María Alejandra Castro

lunes, agosto 20, 2018

La sensación de fracaso: una dolorosa emoción

¿Quién no ha fracasado en algo alguna vez? ¿Quién no ha sentido la sensación de fracaso? Lo cierto es que todos nos hemos sentido vencidos en algún momento de nuestra vida.

 
 
La sensación de fracaso suele ser intensa, vital, dolorosa y, en ocasiones, beneficiosa para el desarrollo personal. Con el fracaso se sufre, pero de él se aprenden muchas cosas si esta experiencia se afronta con decisión, valentía y voluntad de superación.
 
La sensación de fracaso es una vivencia amarga

¿Qué es el fracaso? Hablamos de una sensación asociada a no lograr unos objetivos esperados a corto o largo plazo. Se acompaña de una vivencia amarga, desagradable y frustrante. Todos hemos tenido que afrontar esa vivencia. Es parte de la vida, la otra cara de la moneda, ¿la otra cara del éxito?

En este sentido, es bueno distinguir entre la sensación de fracaso ante un fallo o contratiempo real y la sensación que sobreviene sin motivo. Así, la primera hace referencia a la vivencia de un fracaso, donde es importante matizar algunos aspectos: la intensidad, la coherencia con el hecho que la desencadena y la forma de reaccionar.

Por otro lado, lo normal es que la persona, pasados los momentos iniciales, razone sobre los motivos de su fracaso. Después conseguirá superarlo y evitar que vuelva a producirse. Es anómala la reacción excesivamente intensa, que dura demasiado tiempo o que se convierte en improductiva.

Nuestra personalidad influye en cómo gestionemos el fracaso

A la hora de reaccionar ante un fracaso, la personalidad es uno de los principales factores a tener en cuenta. En este sentido, las personalidades fuertes y maduras se caracterizan por poner en marcha todos sus mecanismos de defensa y superar de forma positiva el contratiempo. Las personalidades más débiles e inseguras suelen venirse abajo ante escollos relativamente pequeños. Necesitan mucho más apoyo del exterior para superarlos.

Por otro lado, hay sensaciones de fracaso que no están justificadas, son los fracasos imaginarios. Las cosas nos pueden ir relativamente bien y sentirnos abatidos y hundidos, incapaces de resolver el más mínimo contratiempo. Hay veces que tenemos la sensación de fallar y haber fracasado de forma general o en algo muy concreto. Nos referimos, así, a un fracaso imaginario. Esta sensación de fracaso arranca de sentimientos de inferioridad y minusvalía o acompaña a rachas depresivas.

Y es que, durante la depresión, existe un hundimiento vital que se puede acompañar de esta sensación y que entra dentro del campo de la patología. No hay razonamientos que valgan: el punto de partida de este sentimiento no es real ni lógico.
 
El síndrome del fracasado

El síndrome del fracasado es la sensación permanente de haber fallado, de no haber logrado nada. El fracasado siente que no tiene posibilidades. Este síndrome afecta al pasado, al presente y permanece en el futuro.

Puede ser fruto tanto de motivos reales como imaginarios, pero el resultado es siempre que la persona se siente insatisfecha consigo misma y con su vida. Una reacción casi esperada es sumirse en la frustración, la renuncia y el abandono.

Esta es una de las vivencias más desalentadoras que se pueden sufrir y la persona se convierte en un ser inoperante. La persona se sume en la tristeza y en la incapacidad para superarse a sí misma.

La persona fracasada pierde la iniciativa, la capacidad de lucha, la resistencia a las eventualidades, cae en fases depresivas y puede desear morir. No pocas veces el alcoholismo y la drogadicción se convierten en las únicas vías de escape.

Superar un fracaso es posible

Ante un fracaso, hay quienes se sienten hundidos y derrotados y quienes sacan fuerzas de flaqueza y no tardan en ponerse de nuevo en marcha. El fracaso no es el fin del mundo, ni tampoco el final de aquello en lo que se ha fracasado. Este es el punto de partida de la superación.

Debemos analizar el fracaso y descubrir sus causas. Estas causas pueden ser metas desmesuradas, poco esfuerzo invertido o pequeño, escasa preparación, exigencias excesivas, etc. Lo mejor es que uno conozca sus propios errores, corregir y superar sus fallos y planear nuevas estrategias de comportamiento y actuación.

Recuerda, los fracasos son susceptibles de ser superados. La sensación de fracaso es pasajera y en nuestras manos está permitir que esta situación se instaure de forma permanente. Así, con determinadas actuaciones solo aprendemos después de ejecutarlas mal.

Francisco Pérez

domingo, agosto 19, 2018

Inteligencia emocional para sanar las heridas de nuestras relaciones

Pérdidas, decepciones, rechazos, traiciones, desamor… Sabemos que las relaciones, como los huesos, también se rompen. Sin embargo esas fracturas no siempre sanan tan rápido como pensamos; el tiempo por sí solo no nos rehabilita, todo duele y casi nada alivia… De ahí, que la inteligencia emocional para sanar esas heridas sea un buen recurso para cerrar poco a poco esas cicatrices internas.

 
 
Decía Franklin D. Roosevelt que cuando lleguemos al final de una cuerda, solo cabe una opción: hacer un nudo y esperar. Terminar con algo que hasta no hacía mucho nos mantenía amarrados a algo firme y seguro siempre produce angustia.

Sentimos como si todo nuestro ser se precipitara a un vacío sin forma. Sin embargo, lejos de dejarnos a nuestra suerte y descuidarnos, hay que hacer un nudo de seguridad y aguardar. Esa sensación de miedo y desamparo terminará disolviéndose.
 
“No te precipites, te calma. Trabaja en ti mismo antes de caer en la desesperación tras una ruptura. Siéntete, sánate, permítete tiempo y ámate lo bastante como para seguir respirando, como para no necesitar a quien ya no está ni desea estar junto a ti”.
-Russ Von Hoelscher-

La vida es una experiencia impredecible, lo sabemos, un viaje donde sortear picos y mesetas. A veces el trayecto es doloroso, tanto que llegamos a pensar que no podemos soportar tanto revés, tantos giros y altos en el camino. Lo queramos o no estamos obligados a tener un kit básico de supervivencia con el que poder sortear con mayor solvencia todos esos imprevistos.

La inteligencia emocional nos proporciona como siempre valiosos recursos con los que poder transitar mucho mejor por esos eventos vitales tan adversos. Veámoslo a continuación.

Inteligencia emocional para sanar las heridas de nuestras relaciones afectivas

La inteligencia emocional para sanar las heridas procedentes de nuestras relaciones fallidas, rotas o fracturadas por pérdidas inesperadas u otros eventos traumáticos, nos proporcionará dos tipos de herramientas muy concretas. La primera, poder gestionar ese dolor de forma más saludable, creativa y vivificante. La segunda, recuperar (y mejorar) nuestra capacidad sanadora para seguir disfrutando de las relaciones e interacciones positivas.

El dolor emocional que genera muchos de esos eventos antes citados, nos aboca muy a menudo a quedar atrapados en patrones de comportamiento y de pensamiento muy negativos. No solo corremos el riesgo de derivar algún trastorno psicológico (depresión, ansiedad…).

Además, también suele quedar afectado nuestro desarrollo interpersonal: dejamos de confiar en los demás, entramos en ciclos de marcada frustración donde nos resulta muy complicado volver a crear vínculos fuertes y saludables con otras personas.

Así, algo que suele verse con gran frecuencia en la práctica clínica es que muchas de las personas que acuden a terapia lo hacen precisamente por problemas en sus relaciones afectivas. Una buena parte de los pacientes afrontan la sombra casi constante del abandono (es que siempre me dejan, hay algo en mí que termina alejando a las personas que más quiero…), otros sufren por el amor no correspondido y una gran parte se encuentran aún estancados en relaciones dañinas y tóxicas sin saber qué cómo actuar.

Profundicemos por tanto en esas estrategias que pueden ayudarnos a afrontar mejor estas situaciones.
 
Conectarnos de forma saludable con nuestras emociones

La inteligencia emocional para sanar heridas nos dice que debemos aprender a conectar con nuestros universos internos de forma más saludable. Un hecho recurrente que solemos experimentar cuando hacemos frente a una ruptura, una pérdida o a una situación afectiva compleja, es centrarnos de forma exclusiva en el dolor. En el sufrimiento. En la decepción que nubla, hiere y bloquea.
  • Con este enfoque lo que logramos es agrandar mucho más el agujero de la amargura.
  • Sabemos por tanto que esas emociones negativas están ahí y que tienen un origen muy concreto. Por tanto, una vez identificadas y aceptadas, es momento de canalizarlas y transformarlas para ponerlas a nuestro favor. Nunca en nuestra contra. Es momento de regularlas, de impedir que nos bloqueen, hay que darles dinamismo para que sean ellas las que nos permitan reaccionar.
  • Si siento rabia es momento de canalizarla. Si experimento tristeza la desahogaré para ir aliviando su peso día a día hasta que duela menos y me permita reponerme. Si lo que experimento es miedo (por una relación dañina) debo pedir ayuda y apoyo para afrontar esa fuente de angustia y sentirme a salvo.
Debemos recordar que la acumulación desordenada y caótica de emociones nos aboca a mostrar patrones de comportamiento disfuncionales y llenos de sufrimiento. Seamos capaces por tanto de aplicar la inteligencia emocional para sanar y poner orden, identificar, canalizar y usar las emociones a nuestro favor.

Empatía con uno mismo y seguridad personal

La inteligencia emocional para sanar heridas suele poner un énfasis especial en una parte muy especial de la empatía. No obstante, nos referimos a esa capacidad de conectar con nosotros mismos. De ver las propias heridas de un modo más compasivo, minucioso y enfocado ante todo a una solución, a una sanación.
  • Tras una ruptura o cualquier otro evento doloroso o traumático, hay que recuperar la seguridad personal. Así, la determinación firme, abierta y consciente de reparar cada rincón herido, cada pieza fragmentada a través del perdón y el afecto por nosotros mismos, es clave para avanzar cada día un poco más.
  • Si nos centramos en exclusiva en el propio sufrimiento nos limitaremos a caminar en círculos. El dolor al final terminará poco a poco separándose de nosotros mismos para tomar todo el control, para llenar cada espacio, cada fibra y recoveco de nuestra realidad. Y eso, eso es algo que debemos evitar. Empaticemos con nosotros mismos y establezcamos un plan de acción.
 
La curación emocional como combustible del crecimiento personal

Las personas hacemos bien cuando nos centramos sentimientos y sensaciones a medida que estas aparecen. Debe ser algo fluido, algo que despierte esa inteligencia curativa innata que reside en el cuerpo y la mente. Es un proceso semejante a la digestión, ahí donde conseguir que cada experiencia pueda servirnos de combustible para el crecimiento personal.

Si permitimos que la rabia, la decepción o la desesperación se queden estancadas, enfermaremos. Nuestra misión será darle salida a los efectos de un abandono, un amor no correspondido o la angustia de estar en una relación infeliz. Deben procesarse de forma saludable para habilitarnos, concediéndonos la posibilidad de crecer en madurez y responsabilidad.

Para concluir, tal y como podemos ver la inteligencia emocional para curar heridas es un recurso necesario para manejar mejor las situaciones difíciles. Es un modo de domesticar nuestros miedos para recordar las valías y esa necesidad imperiosa por sobreponernos, por permitirnos salir adelante con mayor aplomo.

Cabe decir que no es un proceso sencillo, no es algo que podamos conseguir en dos días o un mes. Aplicar con efectividad estas estrategias implica a menudo hacer un cambio de conciencia, generar un cambio revulsivo que llegará sin duda a cualquier ámbito de nuestra vida. Porque cuando uno entiende y pone las emociones a su favor, todo cambia.

Valeria Sabater

sábado, agosto 18, 2018

Los 7 problemas emocionales mas frecuentes

Los problemas emocionales nos afectan en la manera en que pensamos y nos sentimos. Los síntomas pueden ser muy severos y en la mayoría de las ocasiones no desaparecen por sí solos. Además, pueden estar asociados a otras enfermedades.

 
 
Lo primero que hay que hacer para superar problemas emocionales (o de otro tipo) es saber en qué consiste, es decir, conocer y aceptar su causa como punto de partida para cambiar la situación. Solo a partir de identificar lo que nos ocurre, podremos trabajar en ello.

Existen diferentes problemas emocionales. En este artículo vamos a centrarnos en siete de ellos. Los hemos elegido en función de la prevalencia actual, es decir, por ser los que más invaden nuestras vidas y los más incapacitantes al no dejarnos ser o actuar como realmente somos.
 
“Las emociones son como caballos salvajes. No son explicaciones que nos ayudan a seguir adelante sino nuestra voluntad de seguir adelante”.
-Paulo Coelho-
 
Problemas emocionales más comunes en la actualidad

Quizás te identifiques con alguno de estos problemas emocionales, por eso es importante que sepas cuáles son las conductas que hemos estado aprendido, en definitiva, las que nos están causando malestar.
  • Represión/bloqueo emocional.
  • Negación emocional.
  • Descontrol emocional.
  • Desconexión emocional.
  • Conflicto entre emociones contradictorias.
  • Enganche emocional.
  • Búsqueda de emociones placenteras.
Los problemas emocionales son un obstáculo para nuestro bienestar.

Represión emocional

Se produce cuando bloqueamos la aparición de una emoción. Es decir, somos conscientes de lo que nos ocurre, pero no queremos expresar la emoción o no sabemos cómo expresarla, quedando así en una emoción contenida. De alguna manera, esta falta de expresión emocional implica también una falta de trabajo con la emoción.

La represión emocional puede llegar al extremo de impedir a la persona sentir algunas emociones en base a un convencimiento: no tiene derecho a sentirse así. La represión conduce de manera directa a la falta de libertad interior por los axiomas en los que se basa y la confusión que genera.

Cuando las emociones desagradables, como la tristeza, no se expresan, este malestar se va acumulando. Al principio de manera silenciosa, después con sufrimiento, hasta que la persona no puede más y termina explotando. Incluso, según Pablo Fernández Berrocal, profesor titular de Psicología de la Universidad de Málaga, reprimir las emociones puede desembocar en trastornos psicosomáticos.
 
“Los sentimientos y las emociones son el lenguaje universal que debe ser honrado. Son la expresión auténtica de quienes somos”.
-Judith Wright-
 
Negación emocional

La negación emocional es un mecanismo de defensa que consiste en enfrentarse a las emociones negando su existencia o su relación o relevancia con la persona. Es decir, nos oponemos a nuestras emociones e intentamos no sentirlas.

Cuando esto ocurre, la emoción empieza a cobrar más protagonismo en nuestro cuerpo, produciendo efectos desagradables que en ocasiones no asociamos con ella. Es por eso que, a veces, las somatizamos, de manera que se manifiestan en nuestro cuerpo en forma de tensión muscular, por ejemplo.
 
Descontrol emocional

Implica un ataque. El que realizan una serie de emociones alimentadas por imágenes mentales que provocan dolor en la persona, llevándola a actuar de manera equívoca y a tomar decisiones que, con cabeza fría, no hubiera tomado.

Cuando se produce un descontrol emocional, es habitual que sean las emociones las que tomen el control de nuestra manera de pensar y de actuar. Una pérdida de control que puede derivar en acciones con consecuencias negativas importantes.
 
Desconexión emocional

Es un mecanismo de defensa que provoca problemas para conectarse emocionalmente. Es como si hubiese una interrupción del ciclo emocional.

Este mecanismo trata de evitar la repetición de sufrimientos del pasado y alejar la posibilidad de daño, pero no permite la participación saludable en la vida. En ocasiones, el vivir con “el piloto automático” siempre encendido, hace que no nos percatemos de las emociones que realmente sentimos.
 
“Como las emociones son estados mentales, el método para manejarlas debe venir de adentro. No existe otra alternativa. No pueden ser liberadas por técnicas externas”
-Dalai Lama-


Conflicto entre emociones contradictorias

Un conflicto emocional muestra un nudo interior que produce malestar y que la persona debe de resolver. Se trata de un enredo que produce un punto de bloqueo. Los conflictos emocionales pueden ser más difíciles de identificar ya que no se observan de una forma visible, sin embargo, sí se sienten.

Nos movemos en extremos y estamos empeñados en que las cosas sean blancas o negras, cuando pueden existir en una escala de grises. Esto mismo sucede con las emociones. Creemos que no podemos experimentar más de una emoción a la vez cuando la realidad es que si, es más, hasta podemos mezclar emociones.
 
Enganche emocional

A veces nos cuesta desprendernos de algunos estados emocionales, es decir, nos quedamos anclados en una emoción asociada a un hecho pasado. La causa más probable puede ser un trauma no resuelto o una emoción no procesada de forma correcta.

La práctica de “soltar” o la meditación mindfulness pueden aportar buenos beneficios a la hora de conectarnos con las emociones presentes, en lugar de estar conectados a emociones asociadas a hechos pasados.
 
Búsqueda de emociones placenteras

El problema aparece porque la persona no es capaz de tolerar la frustración. Esto puede deberse a que nunca se ha permitido experimentar emociones desagradables. Son personas que solo buscan emociones placenteras o agradables.
 
“La habilidad de hacer una pausa y no actuar por el primer impulso se ha vuelto aprendizaje crucial en la vida diaria”.
-Daniel Goleman-

No obstante, del mismo modo que hemos aprendido patrones de comportamiento que nos causan malestar, también podemos aprender otros más adecuados y adaptativos. Se trata, por tanto, de “desaprender” las respuestas que nos están causando dolor y aprender algunas nuevas que nos hagan sentirnos mejor. Es hora de entrenar nuestra inteligencia emocional.

Marián Carrero Puerto