Logo

Logo

viernes, abril 20, 2018

Siete claves para promover la autoestima


Podríamos definir autoestima como esa evaluación personal (autovaloración) de las cualidades que componen en concepto del yo. La autoestima es importante porque involucra las observaciones que tenemos acerca de nosotros mismos en términos de bueno o de malo, deseable o indeseable, amable o no amable. Es decir, determina que tanto nos queremos y que tanto nos desaprobamos. Quienes tienen una buena autoestima se perciben a sí mismos como sobresalientes, reconocen con tranquilidad sus defectos y virtudes, se sienten más capaces y con más valía personal. 



La baja autoestima es una creencia central o esquema nuclear, en la que la persona llega a una conclusión negativa o desfavorable acerca de sí misma (“soy un débil”, “soy bruto”, “soy horrible”, “soy un desastre”, etc., etc., etc.) Esta conclusión resulta de la interacción entre el temperamento de la persona en concreto y las experiencias negativas que haya experimentado a temprana edad. Por este motivo, es tan importante tener en cuenta los factores que debemos atender durante el periodo de crecimiento y desarrollo de nuestros hijos, para que gocen de una buena autoestima al llegar a la edad adulta. No olvidemos que una pobre o inestable autoestima incrementa la vulnerabilidad a la depresión, afecta en gran medida la sociabilidad, altera el sistema inmunológico, impide el mantenimiento de emociones positivas tan importantes para nuestro bienestar como: la alegría, gratitud, serenidad, interés, esperanza, orgullo, diversión, inspiración, asombro y amor.

La evaluación global de la autoestima surge durante nuestro proceso evolutivo
  • A los tres años de edad, los niños comienzan a luchar por obtener mayor autonomía. Aquí es importante permitir que ensayen, se equivoquen, vuelvan a ensayar, hasta que logren muchas cosas por su cuenta. Es clave, entonces, estar atentos a su seguridad, pero no protegerlos en exceso (por temor a que se equivoquen o se frustren) o impedir que desarrollen sus habilidades para aprender a valerse por ellos mismos. Una buena autonomía les permitirá tener unas buenas bases para el desarrollo de la autoestima.
  • En edades entre cuatro y siete años, las autoevaluaciones se relacionan con dos áreas: La aceptación social (“Cuánto les gusto a los que me rodean”) y competencia general, especialmente en relación a las tareas (“Qué bien hago mis cosas”). Los parientes cercanos, como los padres o hermanos, son los modelos en los que se fijan los niños para hacer sus autoevaluaciones e ir reafirmando la autonomía. Comienzan a entender conceptos como “bueno” y “malo”, copian los comportamientos que ven en sus padres, valores y prácticas sociales. Ya tienen elementos cognitivos para hablar de sí mismos, identificando alguno de sus rasgos y creando su propio auto-concepto que va ligado a la autoestima. Esta valoración, precisamente corresponde a la autoestima. Los niños con una buena autoestima se relacionan bien con su entorno, confían en sí mismos y en sus capacidades. Se desenvuelven bien con los demás. Son optimistas. Aceptan las dificultades y los fracasos puntuales como retos para superar y cuentan con una buena autocrítica, que les permite aprender de sus errores sin culpabilizarse ni tratarse mal. Es lógico pensar que, si los padres son indiferentes, ausentes, descalificadores, sobreprotectores, volubles o exigentes en extremo, generarán en sus hijos problemas que repercutirán negativamente en su autoestima.
  • Hacia los ocho años, los pequeños evalúan sus competencias en tres campos: competencia física, competencia académica y niveles de aceptación social. Pero estas autovaloraciones están muy influídas por los seres queridos, sobre todo por padres, abuelos y hermanos mayores.
Algunas claves para promover la autoestima en los niños.

Favorecer el autoconocimiento

Según Daniel Coleman, el conocerse a sí mismo es la base de la Inteligencia Emocional, es ser consciente de uno mismo y reflexionar a la vez sobre nuestros estados de humor. El facilitarles actividades a los niños que les ayuden a identificar y abordar diferentes emociones como: lectura de cuentos o fábulas, ver películas infantiles que traten del tema (Intensa-mente), identificar emociones en fotos familiares y enseñarles a diferenciar dichos estados estados, puede ser muy útil a la hora de cimentar una autoestima saludable.

Fomentar la responsabilidad

Para lograr que los niños comprendan y pongan en práctica el sentido de responsabilidad, se requiere de información, orientación, paciencia, constancia, confianza; permitiéndoles que participen en la toma de decisiones. Darles oportunidad de asumir el resultado de sus acciones (si son capaces de responsabilizarse de ciertas tareas, se sentirán “mayores”, y esto aumentará su autoestima).Comprender los fracasos y limitaciones y no olvidarnos de elogiar sus logros. No se debe olvidar un aspecto esencial, enseñar con el ejemplo; es más fácil que los niños aprendan estos valores si sus padres los practican constantemente.

Evaluar con el niño habilidades e intereses

Escucha con interés cada vez que el niño te hable de las actividades que le gusta realizar o con las que se siente cómodo y le salen bien. Pregúntale cómo se siente al hacer las diferentes cosas, incentiva sus inquietudes y ayúdale a recapitular cuales son las capacidades o fortalezas personales que se ven reflejadas en lo que hace.

Destacar el interés y el esfuerzo

Los niños necesitan demostrar que son competentes y que su aportación es valiosa. Una buena práctica para esto, es dejarles que ayuden en las tareas domésticas, pero sin exigirles perfección. Es importante reconocer y destacar siempre su esfuerzo y trabajo, en vez del resultado.

Evitar comparaciones

Comparar a los niños va más allá de sólo querer presumirle al mundo sus logros. Es como darles una imagen negativa de sí mismos porque no han hecho algo que alguien más ya logró. Aunque no lo creas, hacerlo afecta la autoestima. Evita que tu niño o niña piense que no es lo suficientemente bueno para ti, así que evita la famosa frase: ¿Por qué no eres como tu hermano? Cada niño tiene sus capacidades y sus limitaciones. No es apropiado compararlo con otros niños, sino realzar las características que lo hacen único y valioso.

Dar la importancia justa a la imagen física

A veces, la vida familiar puede influir en la imagen corporal. Es posible que algunos padres estén muy enfocados en verse de una determinada manera o en “llegar a un peso” para sentirse aceptados socialmente. Los miembros de la familia pueden luchar contra su propia imagen corporal o criticar el aspecto de sus hijos pequeños: “¿Por qué te peinas tan feo?” o “Pareces una bola de sebo”.

Todo esto puede influir en la autoestima de los niños, especialmente si son sensibles a los comentarios de los demás. Es muy importante desde pequeños proporcionarles una alimentación sana, fomentar la práctica de ejercicio físico y no transmitirles una excesiva preocupación por el físico, con metas irreales de talla, peso y apariencia.

Demostrar afecto e interés

Es muy importante tener vínculos estrechos, sanos y fuertes en los que los niños puedan acertar, equivocarse, portarse bien, portarse mal y no se sientan menos queridos por ello. Los vínculos amorosos y saludables hacen que los niños estén seguros y bien consigo mismos. Los niños desarrollan mejor autoestima junto a padres cálidos.

En resumen, para que los niños puedan desarrollar sana autoestima es fundamental que los padres acepten incondicionalmente a sus hijos, que tengan expectativas claras y aterrizadas de sus capacidades y que se desenvuelvan en un ambiente de respeto y valoración. Es pertinente acompañar y ayudar a los niños en su desarrollo o hacer las cosas por ellos.

Recordemos siempre que: etiquetar, criticar, exigir demasiado, no valorar el esfuerzo, burlarnos, ignorar, descalificar, comparar y vivir solo pendiente de los resultados, son algunas de las actitudes en que los padres frecuentemente incurren y terminan dañando la autoestima de los niños. Espero que el material que les he presentado en esta ocasión les sea de alguna utilidad.

Por: Dra. Iris Luna

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.