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miércoles, abril 25, 2018

Qué hacer en uno de esos días en que no quieres levantarte…

A todos nos ha pasado alguna vez. Llegan esos días en que no quieres ni levantarte, bien sea porque enfrentas al mismo tiempo muchos problemas o porque estás en un proceso de duelo que no encuentras la manera de sortear. También es posible que se deba a que, francamente, te sientes aburrido con todo, pero no encuentras la manera de salir de ahí.

 
 
Lo que menos quieres en esos días es que alguien llegue a darte ánimo. Así de enredado es ese estado emocional. Uno necesita motivación, pero rechaza todo lo que pueda proporcionársela. Básicamente, no quieres ni levantarte de la cama, sino permanecer ahí, en un estado de inactividad. Dormir o semivelar, pero en todo caso no pararte a afrontar el día.

Quizás todo esto no sea tan malo. Es posible que uno de esos estados sea una forma extrema de hacer un alto. Tal vez necesitabas de ese alto hace tiempo, pero no lo habías reconocido. Esos días en que no quieres ni levantarte son también una buena oportunidad para comenzar a enfrentarte a lo que está ocurriendo. 

“Necesariamente vence siempre el entusiasta al apático. No es la fuerza del brazo, ni la virtud de las armas, sino la fuerza del alma la que alcanza la victoria”.
-Johann Gottlieb Fichte-


No quieres ni levantarte, haz un paréntesis

Es válido, incluso recomendable, que eventualmente te des un espacio en esos días en que no quieres ni levantarte. Es válido, incluso recomendable, hacer una pausa. Probablemente es lo que tu mente te está pidiendo a gritos y no has querido escuchar. La vida no se trata de hacer siempre lo que uno quiere, pero sí hay circunstancias en las que es importante darle un margen a nuestros deseos.

Lo que no vale es que, en un contexto de tristeza, no te levantes en todo el día, o te levantes solo un rato para volver a la cama. Y no se vale porque esto significa ceder y dar un paso adelante en/hacia la depresión. Si cedes y cedes, vas a empezar a cortar vínculos, a tener problemas laborales o a envolverte en una espiral de apatía del que después es muy difícil salir.

Lo recomendable es hacer un paréntesis. Recuerda que un paréntesis se abre y se cierra. Está pasando algo y necesitas pensar qué es. Por qué has llegado a uno de esos días en que no quieres ni levantarte. Tratar de buscar una salida, aunque sea solo parcial, para esa situación.
 
Los primeros pasos

Hoy no quieres ni levantarte, pero tienes que hacerlo. Duerme un poco más si así lo quieres, pero no te permitas caer en un exceso. Ese es el primer objetivo que debes proponerte en un día así. También es el primer logro a conseguir para salir de ese estado.

Plantéate los pasos a seguir. Levantarte, bañarte, vestirte. Cada uno de ellos es un objetivo a cumplir. Si te quieres y quieres que tu vida sea mejor, comienza por ahí. Busca y encuentra la manera de que esto no afecte tus obligaciones laborales o que no te cause un perjuicio serio el trabajo o el estudio. Eso es muy importante. Si la pausa te trae problemas, es posible que levantarte mañana sea todavía más difícil. Por otro lado, si lo aplazas, marca un día en el calendario, una salida de referencia.

Resueltos esos problemas prácticos, no te encierres en casa. Si te apetece leer, mejor en un parque con niños que contagien alegría, con un entorno que no te recuerde que entre las tareas pendientes está la de limpiar la casa.


Toma el control

Si logras llegar a ese punto en el que estás fuera de casa, en un espacio tranquilo y verde, y has identificado la fuente principal de tu apatía, buenas noticias: comenzaste a tomar el control de la situación. No para ahí. Tienes que ir un poco más allá.

Examina las alternativas que tienes frente a esa gran preocupación que te inquieta y te deprime. Piensa si es la primera vez que te sucede o si ya habías estado así antes. ¿Con mucha frecuencia? ¿Con mucha intensidad? ¿Presientes que hay algo más allí, que no logras visualizar? Dependiendo de las respuestas a esas preguntas sabrás si puedes solucionarlo tú de manera autónoma o necesitas ayuda.

Si no encuentras respuestas para esas preguntas o te sientes confundido respecto a ellas, no te preocupes. Es normal que esto suceda. En este punto debes ser consciente de que es hora de cerrar el paréntesis. La vida tiene que seguir. Si sientes que eso no es posible, definitivamente es porque necesitas ayuda. Si ves que es posible, sigue adelante. Vuelve sobre los interrogantes al día siguiente y cuantas veces sea necesario, hasta que encuentres una respuesta.

Mientras tanto, no olvides que aunque vuelvas a tener uno de esos días en que no quieres ni levantarte, es necesario que lo hagas. Que te plantees objetivos diariamente y los logres. No cedas a la tentación de hundirte en la insatisfacción. No te llevará a ninguna parte.

Edith Sánchez

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