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martes, agosto 22, 2017

Tus críticas son el espejo de tus limitaciones

Las limitaciones y ataduras que nos encontramos en nuestro camino muchas veces son autoimpuestas. La frustración que esto nos provoca y el hecho de no querer darnos cuenta de la cruda realidad se manifiesta en forma de críticas hacia los demás.



Pero, ¿por qué íbamos a querer frenarnos a nosotros mismos? Por los miedos, pero sobre todo por todas las creencias a las que estamos muy aferrados y que jamás hemos querido ni sabido cuestionar. Sin embargo, todo esto se hace eco en nuestra vida en forma de problemas. La solución de todos ellos se encuentra en nosotros.
Cada vez que critiques a alguien, pregúntate: ¿eso que veo en él lo tengo yo también?

La parábola de los dos monjes

A continuación, vamos a ver esas limitaciones que nosotros mismos nos ponemos con la parábola de los dos monjes. Esta parábola encierra una enseñanza muy profunda y nos permite ver todas aquellas críticas que les dedicamos a los demás de otra manera.

“Había una vez dos monjes zen, Tanzan y Ekido, que regresaban a su monasterio después de un largo viaje. El día antes había llovido, por lo que el camino estaba lleno de lodo. Cuando pasaron cerca de un pequeño pueblo, encontraron a una joven que vestía un espléndido kimono dorado.

Para proseguir su camino, la joven debía atravesar un enorme charco de agua. Ante aquel obstáculo se quedó paralizada pensado que, si mojaba su kimono lo arruinaría y su madre la reprendería duramente. Sin dudar un segundo, Tanzan se acercó a la joven y le brindó su ayuda: la cargó sobre su espalda hacia el otro lado del charco. Luego ambos monjes prosiguieron su camino.

Cuando llegaron al monasterio, Ekido, quien se había mostrado incómodo durante el resto del viaje, le reprochó con tono áspero a su compañero:

– ¿Por qué has tomado a esa joven en brazos? ¡Sabes que nuestros votos lo prohíben!

Tanzan no se turbó, miró a su compañero de viaje y le respondió con una sonrisa:

– Yo cargué a aquella joven hace algunas horas, pero tú aún la llevas sobre tu espalda”.


“Justifica tus limitaciones y te quedarás en ellas”
-Richard Bach-

Gracias a esta parábola nos damos cuenta de que a pesar de que Tanzan había hecho una buena obra, el sentido del deber y todo aquello que le habían dicho que no debía hacer pesaba más en su compañero Ekido. Sin embargo, como podemos observar, no le dijo lo que le pasaba hasta pasadas unas horas.

Esto nos permite reflexionar sobre lo relacionado que está todo esto con los pensamientos rumiantes. Esos a los que les damos vueltas en nuestra mente y que, en realidad, no nos aportan nada productivo. La crítica de Ekido manifestaba un conflicto que había en su mente en la que él mismo se estaba autolimitando para hacer lo que en primera instancia seguro que también pensó: ayudar a la joven.

Grandes lecciones para deshacerse de las limitaciones

¿Has criticado alguna vez a alguien por no vestirse de manera adecuada? Entonces seguro que una parte de ti desearía también no haberlo hecho porque, tal vez, no te sientes cómodo con la ropa que llevas puesta. A veces, no nos damos cuenta de que nuestras críticas reflejan una limitación que nos hemos impuesto. Porque a pesar de las normas, de lo “aceptable”, nosotros siempre tenemos la última palabra.

Para deshacernos de las limitaciones y, por ende, empezar a ver las críticas como una manera de ver partes de nosotros que no somos capaces de percibir en un primer momento, es importante que pensemos en el presente. Si deseamos hacer algo o actuar de una determinada manera, no pensemos en si estará bien, en si me mirarán mal u otras dudas similares.

Hagámoslo y, después, soltemos esa situación, al igual que hizo Tanzan. Porque si nos paramos a escuchar nuestras propias limitaciones, al final estaremos cargando con un peso innecesario. Además, no nos podemos olvidar de que ese peso se irá incrementando a medida que sucedan situaciones similares.

También es importante aprender a cuestionarnos nuestras creencias. Pues pensamos que estas nos hacen mejores personas si las seguimos al pie de la letra. Sin embargo, pesan más las acciones. Tener creencias muy rígidas evitará que seamos libres para actuar tal y como demande el momento. Crearemos barreras, nos autolimitaremos y, como consecuencia, no nos sentiremos nada bien.
Deja de hacerte preguntas como: “¿debo hacerlo o puedo hacerlo?”. Empieza a darle prioridad a la pregunta: “¿quiero hacerlo?”.

Las creencias están para ser cuestionadas, las críticas están para ayudarnos a ver en los demás partes de nosotros mismos que desconocemos. Todo esto, no es una oportunidad para negar lo que no queremos aceptar, sino para aprender y madurar. Todos tenemos limitaciones, pero muchas de ellas nos las hemos impuesto nosotros. Nos quedamos muchas más veces en nuestros pensamientos, en vez de actuar tal y como queremos hacerlo en el momento.

Raquel Lemos Rodríguez

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