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viernes, mayo 12, 2017

7 claves para no perder tu tiempo

A todos nos pasa. Termina el día y no sabemos cómo pasó tan rápido el tiempo. Quizás no hemos avanzado lo suficiente en alguna tarea que debíamos hacer, o quizás no hayamos logrado completar varias actividades que teníamos planeadas. O tal vez, francamente, entre una cosa y otra, finalmente no hemos hecho nada.



A veces también nos preguntamos por qué tardamos tanto en hacer algo que no debía exigirnos más que un par de horas. Es como si se acortara el tiempo o se extendiera la tarea, de una forma incomprensible. En últimas, el tiempo termina siendo una variable que está fuera de control, al menos en parte.

“¿Amas la vida? Pues si amas la vida no malgastes el tiempo, porque el tiempo es el bien del que está hecha la vida”.
-Benjamin Franklin-

No planificar bien las cosas nos lleva a perder mucho tiempo. Es un tiempo valioso que luego nos hace falta para estar al día, o simplemente para tener más ratos libres. Con la multitud de estímulos a los que estamos expuestos resulta difícil trazar un plan de actividades y llevarlo a cabo al pie de la letra. Pero tampoco es imposible y aquí te damos algunas estrategias para lograrlo.

La puntualidad: un antídoto contra la pérdida de tiempo

Todo comienza ahí, con la puntualidad. Si llegas tarde, o comienzas tarde, ya introduces un factor de desorden en lo que tienes que hacer. Inauguras todo con un pequeño caos. Inicias una cadena de acciones que van a llevar un orden anárquico o poco meditado.

La puntualidad no solo se aplica al inicio de las actividades, sino también a su conclusión. Se debe ser tan escrupuloso con la hora de comenzar el trabajo como con la hora de terminarlo. Igual debe ocurrir con las pausas. Comenzar con el respeto a ese marco temporal te va a ayudar mucho a cumplir los plazos y a que te disfrutes de los beneficios de una buena organización.

Priorizar es fundamental

La priorización de tareas es un factor fundamental para que el tiempo te alcance. Hay varios criterios para hacerlo. Lo usual es darle prioridad a lo más urgente y dejar para después lo menos apremiante. De este modo, al final de la jornada si no lograste hacer todo, al menos avanzaste en lo más relevante.

Otra forma de priorizar que puede ser muy adecuada es la de organizar las tareas de lo más complejo a lo más simple. Al comenzar la jornada estás más despejado y cuentas con una buena reserva de energía. Eso te permite ser más eficaz. Es el estado ideal para hacer lo más difícil. Lo sencillo te va a exigir menos, así que no necesitas estar al 100% de tus capacidad.

Hacerlo paso a paso, simplificando

Este consejo es especialmente útil para quienes tienen grandes dificultades en organizarse. Se trata simplemente de dividir cada tarea en pasos y seguirlos de manera secuencial, no simultánea. Además de que te genera una sensación positiva de logro, te ayuda a distribuir mejor la energía y el tiempo.

La mejor manera de impedir que el tiempo se consuma es hacer solo una tarea al mismo tiempo. Seguramente ya has experimentado esa sensación. Se pretende hacer tanto, que finalmente no se hace nada. Se deja todo iniciado, nos somos capaces de concentrarnos en ninguna de las tareas que tenemos en marcha y el estrés aumenta porque el número de fallos, al tener dividida la atención, también lo hacen.

Conoce tu propio ritmo y tus tiempos

Siempre es importante conocerte mejor. El trabajo no es una excepción. Por eso es importante que te observes durante un cierto tiempo y determines cuánto tiempo te lleva realizar una determinada tarea. Enfócate en aquellas que son parte esencial de tu trabajo.

No midas solamente la cantidad de tiempo que empleas. También es bueno que observes cuál es tu actitud hacia esas tareas y qué aspectos son los más fáciles o los más difíciles de desarrollar. Los datos que extraigas de esa información te permitirán entender mejor tus ritmos y tus tiempos. De este modo puedes proponerte metas realistas para mejorar.

Utiliza la tecnología en provecho tuyo

Es uno de los grandes males contemporáneos: estar más pendiente del teléfono móvil, que de lo que se tiene que hacer en el trabajo. En algunos casos no es tan grave. Basta con que te propongas mirar los mensajes solo a determinadas horas y ya está. Los eliminas como interferencia para tu trabajo.

Si la conducta es compulsiva, es decir, si por más que lo intentas no logras apartar tu atención del teléfono o de otro dispositivo similar, tendrías que tomar medidas que aumenten el coste de la conducta y que sean un obstáculo mucho más serio que tu voluntad. Por ejemplo, cambiar tu móvil por uno que solamente te permita hacer llamadas, apagarlo o dejártelo en casa.

Aprende a desconectar

Esto se relaciona con la puntualidad y la capacidad para cumplir horarios. Fuera de tu horario laboral corta tu conexión con el trabajo. Este gesto es una señal de respeto para tu propio tiempo y con ella cuidas de de tu salud física y mental.

No lleves trabajo a tu casa. Es fundamental que diferencies el espacio personal y el espacio laboral. Lo recomendable es tener una cuenta de correo para el trabajo y otra para los asuntos privados y nunca dejar que se entremezclen. Lo ideal, aprender a desconectarte totalmente del trabajo cuando no estés en él.

Aprovecha al máximo tu tiempo libre

Puede que tu trabajo sea extenuante. Es posible que cuando salgas de él solo quieras tirarte en un sofá a ver televisión, “sin pensar en nada”. O que te dediques a dormir para reponer la energía que has gastado de más. Sin embargo, puede que después de hacer esto no sientas que realmente has descansado.

El descanso no es el tiempo para hacer esas actividades sencillas que más odias. Tampoco necesariamente tiene que ser pasivo. Lo ideal es que tu descanso sea realmente lúdico, creativo y emocional. Mejor dedicarle tiempo a tu familia, a las personas que te importan. Conversar con ellas, salir a caminar o cultivar una afición relajante. Verás que la sensación de cansancio realmente se disipa.

El tiempo es una medida que le damos a la vida. Es la vida misma. Por eso tu tiempo es tan valioso y malgastarlo produce pensamientos y sensaciones negativas. Pensamientos de incompetencia, sentimientos de inutilidad. Así, intenta sustituir esos hábitos que parecen un agujero negro del tiempo y con los que ni produces ni disfrutas. Vale la pena intentarlo.

Edith Sánchez

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