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sábado, noviembre 12, 2016

Cambia tus creencias y fortalece tu personalidad

Sin duda se trata de un reto difícil de llevar a cabo, pero si te lo propones… ¡el número de imposibles será mucho menor del que piensas! Al cambiar o matizar aquellas creencias que te han acompañado durante tantos años, permites que tu personalidad pueda hacer lo propio. Esta es una manera, como otras muchas, de poder evolucionar.


Nuestras viejas ideas suelen pesarnos más que una mochila cargada de piedras. Quizás hace un tiempo creías firmemente en ellas y ahora, consciente de sus lagunas de manera incondicional en ellas y ahora te parecen algo inapropiadas. ¿Por qué entonces seguir defendiéndolas?

Date la oportunidad de evolucionar al cambiar lo que crees

Las ideologías son formas de acercarnos a lo que sucede a nuestro alrededor y suelen estar cargadas de mucho peso emocional, cultural, tradicional, etc. Creemos que esos pensamientos o formas de actuar nos acompañarán hasta el último día de nuestra vida, pero lo cierto es que no hay nada que permanezca tanto tiempo estático.
El cambio es una virtud que no todos comprenden. Mientras tengas la intención de mejorar y ser una persona que trasciende y aprende de sus errores, los resultados de dicho cambio siempre serán positivos.

Solemos afirmar que nuestra personalidad es algo que ha sido escrito en piedra y no se puede alterar por nada del mundo. Por ello defendemos con garras y dientes aquellas creencias que una vez valoramos y asumimos o simplemente asumimos. De alguna manera podemos llegar a entender que, cuando las atacan, también nos atacan a nosotros.

¿Qué sucedería entonces si por algún motivo te dieras cuenta de que estás equivocado o que existe un camino alternativo para aquello que has estado haciendo durante tanto tiempo? ¿Valdría la pena cambiar? No hace falta que te diga la respuesta porque se encuentra dentro de ti.

Las creencias limitantes te prohíben crecer

Nuestra mente es la encargada de trazar límites y las fronteras. Si pensamos que no podemos, indefectiblemente no lograremos nuestros cometidos. Pero si estamos decididos a cambiar y a luchar por lo que queremos, ninguna idea equivocada se estancará mucho tiempo entre las que adoptamos como propias.

Las creencias que te actúan como zancadilla para tus propios intereses -o los de las personas a las que quieres- son muy peligrosas. El problema reside en que no las solemos detectar. Están siempre presentes y lo único que hacen es volvernos personas cerradas al razonamiento y al debate. En definitiva, al enriquecimiento.

Seguramente esas ideas nos han servido en otro momento y fueron útiles para situaciones particulares. Pero tal y como las circunstancias cambian y ningún día es igual al anterior las creencias demasiado arraigadas sirven solamente para destruir o para que no avancemos hacia nuestros sueños.
Las creencias y la voz interna

En primer lugar, es preciso saber que para tener una personalidad fuerte y capaz de sortear todas las dificultades la flexibilidad es imprescindible. Esto quiere decir que si vamos caminando rígidos como robots no podremos esquivar la rama de un árbol, saltar un pozo o doblar cuando el sendero se bifurque. Así, nuestros esquemas de pensamiento tienen que ser modificables y flexibles.

La adaptación ha salvado a muchas especies de la extinción. Incluso los seres humanos debimos pasar por varias etapas hasta convertirnos en lo que somos hoy. Piensa, como persona, ¿no tendrías la capacidad de cambiar y evolucionar para ser mejor que ayer?

Es cierto que la voz interna no te dejará en paz. Las creencias que quieres desterrar se resistirán y te presentarán batalla. Pero eso no importa. Sé firme en tu decisión y no claudiques. Cuestiona esas ideas y comprende por qué han estado al acecho durante tanto tiempo.

Pregúntate si te son útiles, te ayudan a cumplir tus metas o cómo modifican tus relaciones con los demás. Luego trata de pensar para encontrar una alternativa a esas creencias. Elige la que sea mejor para ti. Quizás la respuesta no aparezca en un abrir y cerrar de ojos y necesites tiempo y esfuerzo para encontrarla.

Busca un poco más y no te quedes de brazos cruzados. Si hay algo que te motiva a cambiar, que se convierta en la estrella que te guía, tal como solían hacer los marineros en el pasado. Cuando estés a punto de “plantar bandera blanca” piensa en los beneficios que te traerá en el futuro y no te preocupes por las rectificaciones que tengas que hacer. Siempre es mejor cambiar que permanecer en el error por orgullo.

Evoluciona y trasciende. Sé como el agua de un río que corre y corre y nunca se estanca. ¡Tú puedes lograr todo lo que te propones!

Yamila Papa

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