Se podría definir el patriarcado como una ideología que se manifiesta en prácticas sociales que suponen desigualdad en perjuicio de las mujeres. Pero, ¿podría este orden social y las creencias que lo sustentan influir en la sanación del género femenino?, ¿sufrimos las mujeres en nuestro cuerpo el efecto de una sociedad todavía patriarcal?
La doctora Christiane Northrup, en su libro Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer, explica que no es posible la curación en las mujeres mientras no hagamos un análisis crítico y cambiemos algunas de las creencias y suposiciones patriarcales que inconscientemente hemos heredado e interiorizado.
“La conciencia crea el cuerpo”
-Christiane Northrup-
Para empezar, la civilización occidental está inspirada en la visión judeocristiana que considera, entre otros absurdos, el cuerpo femenino y su sexualidad -representados en la figura de Eva- como los responsables de la caída de la humanidad. Nada más y nada menos.
Respecto a la enfermedad, Northrup asegura que las mujeres enfermamos si nos maltratamos a nosotras mismas. Además, explica que, cuando nos ponemos enfermas, somos atendidas por un sistema médico patriarcal que en muchas ocasiones denigra nuestro cuerpo. Christiane distingue tres creencias patriarcales fundamentales que impiden nuestra curación:
Primera creencia: la enfermedad es el enemigo
Este pensamiento nos condicionaría a considerar el cuerpo como un adversario, sobre todo cuando nos da mensajes que no queremos oír. Es un elemento que puede causar dolor, ignorando que puede ser una fuente inmensa de placer.
Según la autora, es inherente a nuestra cultura tratar de matar al cuerpo como mensajero junto con el mensaje que trae.
Sin embargo, el cuerpo puede convertirse en el mejor sistema sanitario que poseemos, siempre y cuando sepamos escucharlo. Sin entrar en el plano sexual, su movimiento genera endorfinas que nos hacen sentir mejor, más vitales, con más energía.
Segunda creencia: la ciencia médica es omnipotente
Esta creencia se basa en el mito que se nos ha inculcado acerca de los “dioses médicos”. Es decir, que los doctores saben más de nuestro cuerpo que nosotras mismas y, por lo tanto, son los únicos que nos pueden curar al margen de la información que les podamos facilitar.
Así, olvidamos algo tan obvio como que cada mujer tiene la posibilidad de atesorar un gran conocimiento de sí misma. En este sentido la ciencia puede ayudar, pero se esforzará en vano si no escucha el relato de la mujer.
Tercera creencia: el cuerpo femenino es anormal
La denigración patriarcal del cuerpo femenino es la causa que subyace al miedo que muchas mujeres procesan hacia su cuerpo y sus procesos naturales hasta el punto de sentir repugnancia por ellos. Christiane Northrup nos recuerda en su libro que ningún estudio científico puede explicar con total exactitud y en todas las circustancias cómo ni por qué un cuerpo en particular actúa del modo en el que lo hace.
En este sentido, la doctora de urgencias Alyson McGregor, explica que la retirada del 80% de los medicamentos en Estados Unidos se debe a los efectos secundarios sufridos por las mujeres. La causa: los animales utilizados en los laboratorios para estudios médicos son machos, al igual que las células, conformando así un marco de referencia para la investigación médica únicamente masculino.
Si la logramos desarrollar, la conexión con nuestras emociones se convierte de este modo en el método infalible
La desconexión emocional como consecuencia de las creencias patriarcales
La cultura patriarcal nos ha hecho adquirir, inconscientemente, hábitos que suponen graves efectos en nuestro cuerpo y espíritu, ya que nos impiden conectar con nuestras emociones para comprender lo que realmente nos está pasando. Una sociedad patriarcal también conlleva la infravaloración de los sentimientos de las mujeres, negándolos o subestimándolos, lo que repercute en su aceptación.
Muchas mujeres pueden sentir vergüenza a la hora de expresar sus emociones porque corren en riesgo de no ser tomadas en serio o quedar como débiles. Esta desconexión, a su vez, nos mantendría en un estado de sufrimiento que iría en aumento a medida que aumenta el tiempo en el que permanecemos en él.
¿Cómo combatir las creencias patriarcales?
Un primer paso hacia un cambio positivo en la vida y, más concretamente, en la salud, es dar un nombre a la experiencia actual y permitirse sentirla en su totalidad, emocional, espiritual y físicamente.
Cuando reconocemos y dejamos salir nuestro sufrimiento emocional, nos conectamos inmediatamente con nuestros sentimientos. A través de ellos podemos averiguar las necesidades específicas que tenemos.
Además, al liberar el sufrimiento y las preocupaciones que lo acompañan, recuperamos la energía necesaria para que nuestro cuerpo se sane. También es importante sustituir esas creencias patriarcales por otras más útiles, como la de que el cuerpo femenino posee una enorme capacidad para la resistencia y la salud. En otras palabras, para curarse a sí mismo.
Mar Pastor