El universo es un holograma cósmico. Todos los elementos que la componen están interconectados y cada parte tiene instantáneamente, la información de la totalidad. El cuerpo humano está formado por un patrón holográfico de energía consciente que conforma el cuerpo energético.
Cada ser humano tiene su propia frecuencia energética que configura su aura. Su vibración aumenta cuando los chakras están armonizados y según su nivel de conciencia, la persona se comunica con el exterior dando y recibiendo en resonancia con su frecuencia vibratoria, por lo tanto, las diversas manifestaciones de la materia, la mente y el espíritu, dependen del grado de vibración de la persona.
Los pensamientos forman la materia y construimos nuestra realidad en la forma en la que percibimos y procesamos las diversas experiencias que vivimos.
El hemisferio izquierdo se encarga de las funciones del habla, la lógica, la memoria, el razonamiento, el pensamiento analítico, la escritura, las matemáticas, la numeración, y controla la parte derecha del cuerpo, mientras que el hemisferio derecho, está a cargo de los sentimientos, emociones, imaginación, creatividad y fantasía. Es holístico, global, total, atemporal, existencial, simultáneo, espacial, simbólico, metafórico, artístico, visual y musical. Recoge varios tipos de información: imágenes, sonidos, olores y sensaciones, transmitiéndolas globalmente. Responde de forma inmediata procesando la información, usando el método de la síntesis.
En comparación con el hemisferio izquierdo, el derecho asimila muchas más impresiones, que luego se depositaran en nuestra consciencia global. Lo que vemos y comprendemos conscientemente, es muchísimo menos que lo que sabe nuestra voz interior o nuestra intuición. Este hemisferio se encarga de conectar con el alma sensible que conoce a través de las visiones, las intuiciones y las corazonadas, pues es capaz de comunicarse con el mundo arquetípico.
Creamos nuestra realidad según nuestras expectativas, nuestras ideas y nuestros sentimientos internos. Cuando la persona vive más enfocad@ en el mundo racional, funciona a través de la mente y los procesos condicionados, pero si desarrolla su parte derecha, puede conectar con el campo magnético de la tierra y el campo de la información del universo, para sincronizar con la energía universal y atraer una posibilidad cuántica conscientemente elegida a su experiencia vital y su crecimiento personal.
La intuición se hace presente cuando prevalecen el silencio interior y la atención consciente. El espíritu se manifiesta a través de la intuición y la intuición, es el lenguaje del corazón, pero el corazón ha de abrirse para poder conectar con la intuición. Cuando la persona a través de la atención en la respiración, se hace consciente del momento presente, retira la consciencia de su actividad mental repetitiva y a través del silencio y la quietud interna, traspasa el ego para entregarse profundamente en cada acto y crear de forma consciente, pues los pensamientos y sentimientos se alinean y desde la unión de la mente y el corazón, la persona es capaz de crear la realidad que desea vivir. En el estado interno de unidad consciente, surge una fuerza interna que nos permite cambiar la realidad a voluntad, pues cuando el pensamiento sincroniza con el entusiasmo y el amor hacia una idea, esa idea adquiere el poder de manifestarse y hacerse realidad.
Podemos influir en el campo electromagnético de la tierra a través del corazón y cuando centramos los pensamientos y sentimientos en el corazón, se vuelven emociones coherentes y provocan estados internos de seguridad, serenidad, centramiento, comprensión, gratitud y felicidad interior, y estos sentimientos, alteran los campos electromagnéticos del corazón, que a su vez, inciden en el campo que interconecta la materia, creando de este modo, la realidad que deseamos. Imaginamos la posibilidad cuántica elegida, le acompañamos del sentimiento de amor y entusiasmo hacia esa posibilidad, y sentimos que nuestra elección ya está sucediendo, pues el campo cuántico funciona en tiempo real.
La inteligencia intuitiva de nuestro corazón es capaz de mejorar nuestro entendimiento acerca de nosotr@s mism@s y nuestras relaciones, decisiones y elecciones, y cuando colaboramos de una forma grupal y coherente, se produce un incremento de armonía, creatividad y eficacia, desarrollando el potencial de cada un@. Las personas viven en sintonía y se comunican a un nivel consciente, desarrollando un sentimiento global de unidad. Este estado interno favorece el incremento de la conciencia colectiva del corazón, ayudándonos a vivir en un estado de coherencia social y global.
La consciencia es la que abre las puertas de la creación, pues es ella la que nos permite acceder al campo de todas las posibilidades, para crear lo deseado y ser feliz en la vida.
Confiamos y nos abrimos a nuestro interior para sentir nuestra respiración, y ser capaces de observar el mundo interior y exterior al mismo tiempo, pues somos una unidad con el todo. En estado de receptividad, podemos conectar con la red energética, expandir nuestra conciencia, abrirnos a distintas posibilidades, visualizar, sentir y entusiasmarnos, para conectar con el poder de nuestro interior y ser capaces de escuchar, empatizar, colaborar y crear.
En estado de meditación, escuchamos la voz interior, la mente se abre y el corazón conecta con la mente libre de condicionamientos, para despertar nuestros dones y talentos y realizar nuestro propósito en la vida, sabiendo que en cada situación el universo nos apoya y nos ayuda a evolucionar y realizarnos como personas.
La intención y la visualización desde el corazón, conecta con el cerebro y activa todas las áreas del cerebro, el lado izquierdo y derecho se armonizan y le dan la fuerza necesaria a la voluntad, para persistir y materializar los deseos personales, confiando en la sabiduría interna y la infinita creatividad del universo.
Cuando las dos partes del cerebro conviven en armonía, se producen entendimientos de tipo global, que facilitan a la persona la comprensión del funcionamiento de la mente universal, activando de este modo, nuevos circuitos neuronales y cambiando la configuración de su ADN, ofreciéndonos así, la posibilidad de desarrollar una conciencia multidimensional.
OLATZ BENITO DEL VALLE
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