Vuestras debilidades, vuestros defectos son el resultado de malos hábitos que habéis adquirido en vuestras encarnaciones anteriores, y creéis que para liberaros de ellos, el mejor método es enfrentaros a ellos. Pues no, el mejor método es neutralizarlos. ¿Cómo?
Ocupándoos, más bien, de lo que podéis construir para el futuro. Decíos: «Ahora voy a edificar en mí algo nuevo», y poneos cada día a trabajar con una fe inquebrantable, con una convicción absoluta. Recurrid a todos los medios que Dios os ha dado: el pensamiento, el sentimiento, la imaginación, y empezad a formar dentro de vosotros las más bellas imágenes. Esforzaos para veros en la poesía, la música,
la luz, en la perfección de las formas, con todas las cualidades, los dones, las virtudes: la bondad, la generosidad, la posibilidad de ayudar a los demás y de iluminarles. Después, aseguraos de que, a lo largo del día, estas imágenes inspiren vuestros actos, todo vuestro comportamiento. Poco a poco, esta construcción luminosa, perfecta, recubrirá las lagunas y las imperfecciones que habíais traído del pasado.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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