El Maestro refirió en cierta ocasión el caso de una mujer que acudió por tercera vez a su dentista para que le redujera la dentadura, porque, según ella, «no le cabía».
«Si hago lo que usted me pide», le dijo el dentista, «mucho me temo que la dentadura no va a encajar en su boca como es debido. . . »
« ¿Quién ha hablado de mi boca ?», exclamó irritada la mujer. « ¡Donde no me cabe la dentadura es en el vaso!»
Y el Maestro concluyó: «Vuestras creencias pueden ajustarse a vuestra mentalidad, pero ¿encajan realmente con los hechos?»
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.