El Maestro se encontró con un vecino muy anciano que caminaba arrastrando los pies y con un bastón en la mano.
«Buenos días», le dijo. « ¿Qué tal vamos últimamente?»
«No demasiado bien», respondió el anciano con un hilillo de voz. «Antes solía dar una vuelta a la manzana antes de desayunar, pero ahora me encuentro tan débil que sólo puedo llegar hasta la mitad y regresar por el mismo camino. . . »
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