La concentración es lo primero y principal que cada un@ de nosotr@s debe adquirir para poder avanzar en el terreno espiritual, ya sea para practicar Reiki, para meditar, practicar yoga o simplemente para relajarse y desestresarse. Todo el mundo posee una cierta habilidad para concentrarse, pero para la evolución personal la concentración debe desarrollarse a más alto grado.
Hay no obstante muchas personas a las que no les resulta nada fácil mantener la atención en una misma cosa por más de 1 minuto (l@s que llegan a tanto!), tal vez por la vorágine vital en la que se hallan sumergidos, o simplemente por inconsciencia(entendida como ausencia de conciencia desarrollada)espiritual.
Sin embargo, la concentración, además de ser necesaria para estudiantes y trabajadores, es muy beneficiosa y necesaria para los practicantes de cualquier terapia energética o alternativa. Si concentráramos los rayos del sol a través de una lente podríamos incluso llegar a quemar cualquier papel. En cambio si esos mismos rayos los dejáramos actuar dispersos, por sí mismos…no podrían hacer lo mismo.
De la misma manera si conseguimos reunir en la meditación o en el Reiki los rayos dispersos de nuestra mente y los enfocamos hacia un punto, tendremos un resultado espectacular de concentración y un mayor aprovechamiento, incluso a nivel sensorial, de la terapia que estemos practicando. La mente concentrada es como un poderoso faro para descubrir los tesoros que residen ocultos en el alma y para alcanzar la suprema riqueza de unificarnos con nuestro propio Ser, nuestra esencia, la dicha eterna, la inmortalidad espiritual y nos llenará de una alegría imperecedera.
De hecho, la concentración es una fase de la meditación en sí misma. Es como una fase previa pero que ya puede considerarse también meditación, ya que la intención de meditar es lo que nos mueve a concentrarnos…y eso ya es estar meditando al menos ya intencionalmente.
¿Qué es la concentración?
La concentración, como definición básica, consiste en centrar nuestra mente en un único pensamiento. Durante la concentración desaparece la agitación que habitualmente caracteriza a nuestra mente. Los sentidos en este estado se apaciguan, y en estados muy avanzados de concentración se puede incluso perder conciencia del propio cuerpo e incluso de cuanto nos rodea. De no ser así, difícilmente podremos experimentar emociones, éxtasis ni elevación si permanecemos en nuestra rutina con la mente llena de ideas, planificaciones y preocupaciones cotidianas. Hemos de cambiar este esquema mental por pensamientos sublimes y más espirituales.
Ejercicios para concentrarse
A menudo nos resulta más o menos fácil concentrar la mente en objetos externos, pues tenemos una tendencia natural a vivir enfocados y atentos hacia el exterior. Al inicio de nuestra práctica de concentración podemos hacer los siguientes ejercicios mentales, con los ojos cerrados, sentados cómodamente con las piernas cruzadas, o bien simplemente en una posición en la que nuestro cuerpo no nos reclame atención:
Ejercicio 1: atención selectiva.
Visualiza un jardín de flores al más puro estilo de los inmensos y coloridos campos de tulipanes holandeses. Ahora concéntrate en una sola flor de todo ese hermoso jardín. Observa su textura como si la tuvieras a tus pies, como si fuera única, aspira su olor y contempla su tonalidad…(¿es pálida?, ¿es intensa?….).
O bien escucha un grupo de sonidos, como una sinfonía orquestal o una interpretación coral; ahora selecciona el sonido predominante, trata de determinar si es un sonido producido por uno u otro instrumento, (¿es de viento?…¿es de percusión?…), o bien trata de seguir la línea de la melodía de la voz principal de la coral; luego esfuérzate en localizar los sonidos más débiles en cada caso.
O bien para algo más sencillo todavía, visualiza una naranja: analiza su color, su forma y rugosidad. Disfruta de su sabor y percibe su olor.
O (si ya eres capaz de dar el salto a los pensamientos abstractos) piensa sencillamente en una cualidad como el amor, la misericordia o la paciencia, en cómo éstas pueden manifestarse o llegar a manifestarse en tu vida. Llénate de esa percepción gradualmente para todo el día.
Ejercicio 2: visualización e introyección
Coloca tu imagen de meditación favorita frente a ti, puede ser un cuadro, un mandala, una foto…lo que sea que a ti te transmita inspiración para ponerte a meditar. Obsérvala con mirada firme como empapándote de cada trazo, de cada rasgo, de cada color y forma que tiene tu imagen. Cierra luego los ojos y visualízala en el centro de tu pecho, dondee reside el chakra del corazón (anahata) o bien en el entrecejo, donde se encuentra el sexto chakra o tercer ojo. Cuando la imagen se vaya desfigurando en tu mente por la ausencia del estímulo físico, abre los ojos y mírala de nuevo. Ciérralos unos minutos después y repite el proceso.
Al principio se debe entrenar la mente con objetos cotidianos. Más tarde, podrás concentrarla con éxito en objetos más complejos e incluso en ideas abstractas. Sé paciente…
Tratak
Siéntate en una postura confortable como si fueras a meditar con las piernas cruzadas. En una habitación en penumbra y sin corrientes coloca una vela que tenga una llama estable, a la altura de tus ojos. Respira conscientemente de que lo estás haciendo durante unos minutos. Mira a la llama durante un minuto sin parpadear. Deja que las lágrimas se produzcan de forma natural (tampoco es conveniente forzar la vista en exceso… Ante todo…sensatez!). Cierra los ojos y visualiza la llama en el espacio situado entre las cejas durante el mismo tiempo de la visualización. Comienza con un minuto de concentración y ve aumentando gradualmente.
Desarrollar la concentración y la voluntad pueden ser de las cosas más complicadas de lograr. Pero si lo haces, tendrás una vida mucho menos estresante y gozarás de una mejor salud mental. Muchas veces, la falta de voluntad puede llevarnos a rendirnos y por lo tanto, a fracasar en ciertos momentos que querríamos concentrarnos. Otras veces puede suceder que directamente no tengamos ganas de concentrarnos.
Pero esto sólo trae complicaciones, ya que estaremos posponiendo tareas que tarde o temprano tendremos que realizar. La próxima vez que esto te suceda pregúntate a ti mismo si realmente será más fácil hacerlo luego, y si no te gustaría que haberlo hecho antes para que no ocupara un lugar en tu cabeza en ese momento.
Por otro lado, sabemos que a veces queremos pensar en más de una cosa a la vez. Esto es algo que nos impide concentrarnos en la tarea que estamos desempeñando. Si esto te sucede, lo mejor es que intentes ser consciente de que lo estás haciendo de nuevo y te lo confieses. Por ejemplo, estás trabajando en algo en la tarde y se te viene a la cabeza que a la noche debes decidir qué cocinar.
En ese momento dite a ti mismo “solucionaré el problema de la cena una vez que llegue a casa; desde ahora, las próximas 2 horas me dedicaré solamente a terminar este trabajo”.
La clave está en vivir sólo un momento a la vez. Cuando te sientes a meditar, nunca pienses en tu trabajo. Cuando estés en tu trabajo, nunca pienses en tu hijo enfermo ni en ningún otro deber familiar. Cuanto te bañes, no pienses en jugar. Cuando te sientes a comer, no pienses en el trabajo pendiente. Debes entrenarte en atender al trabajo que tengas entre manos con absoluta atención. La concentración es un proceso mental y no un ejercicio muscular. Sólo se consigue cuando uno está libre de toda distracción. En este punto la repetición de mantras ayuda a aquietar la mente y elimina su agitación.
IVÁN
Terapeuta de Reiki
Terapeuta de Reiki
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