Las personas que nos hacen reír son mágicas. Apagan las penas y difuminan las sombras de los malos días con comentarios ingeniosos, con esa alegría que se contagia, que acaricia el corazón y que llena de esperanza nuestros bolsillos. Así, algo que sin duda nos queda claro, es que cualquiera nos puede hacer llorar; pero quien despierta las carcajadas es único y excepcional.
La mayoría de nosotros tenemos a alguien así. Es más, puede que hasta nosotros mismos seamos una de esas personas hábiles en despertar sonrisas, competentes en hacer de cualquier momento cotidiano un instante donde siempre rebosa el buen humor y la originalidad. Sea como sea, debemos tenerlo claro: quien mejora nuestro estado de ánimo sin pedir nada a cambio tiene un don.
Por otro lado, hay un aspecto que todos sabemos y que la ciencia nos ha demostrado desde hace mucho: el acto de reír mejora la salud y el bienestar psicológico. Recibimos todo un torrente de endorfinas y serotonina, esa composición milagrosa donde la neuroquímica enciende sin duda el auténtico sabor de la felicidad. Sin embargo, hay un detalle interesante que debemos comprender desde el ámbito de la psicología emocional.
Quien hace reír también ríe y se beneficia. Es más, las carcajadas más ruidosas, esas que acaban con un agradable dolor de barriga, no siempre proviene de un chiste o una ocurrencia casi sensacional en el instante más inesperado. Vienen de esa conexión establecida entre nosotros, porque la risa se retroalimenta, porque cuando tú ríes yo río, porque tú me contagias entusiasmo y yo te contagio el tono hilarante de mis carcajadas…
«La risa es como un limpiaparabrisas, no detiene la lluvia pero nos permite seguir adelante».
-Gérard Jugnot-
Por otro lado, hay un aspecto que todos sabemos y que la ciencia nos ha demostrado desde hace mucho: el acto de reír mejora la salud y el bienestar psicológico. Recibimos todo un torrente de endorfinas y serotonina, esa composición milagrosa donde la neuroquímica enciende sin duda el auténtico sabor de la felicidad. Sin embargo, hay un detalle interesante que debemos comprender desde el ámbito de la psicología emocional.
Quien hace reír también ríe y se beneficia. Es más, las carcajadas más ruidosas, esas que acaban con un agradable dolor de barriga, no siempre proviene de un chiste o una ocurrencia casi sensacional en el instante más inesperado. Vienen de esa conexión establecida entre nosotros, porque la risa se retroalimenta, porque cuando tú ríes yo río, porque tú me contagias entusiasmo y yo te contagio el tono hilarante de mis carcajadas…
«La risa es como un limpiaparabrisas, no detiene la lluvia pero nos permite seguir adelante».
-Gérard Jugnot-
Personas que nos hacen reír: ¿qué las diferencia psicológica y emocionalmente?
El neurocientífico Vilayanur S. Ramachandran teoriza en el libro Un breve recorrido por la conciencia humana que la risa apareció en nuestra especie por dos fines muy concretos. El primero, para favorecer la conexión social. El segundo, como una señal de advertencia para el grupo, para todas aquellas personas que estén cerca de nosotros. Esa señal, ese gesto expresivo y sonoro deja entrever una información muy concreta al grupo: todo va bien, todo está en calma, no hay peligro.
Asimismo, desde la psicología se ve a la risa como un «arma de bienestar masiva» y como un mecanismo de defensa idóneo para afrontar el estrés y la ansiedad (Grammer, K. y Eibl-Eibesfeldt, 1990). Es más, la capacidad de reír, de recuperar el sentido del humor y las ganas de bromear se considera como un gran avance terapéutico cuando atravesamos cualquier trastorno del estado del ánimo.
Por tanto, tenemos claro que la risa es catártica, sanadora y una señal social que denota calma y bienestar. Sin embargo… ¿qué dice la psicología al respecto de las personas que nos hacen reír? Veamos todos los datos a continuación.
El neurocientífico Vilayanur S. Ramachandran teoriza en el libro Un breve recorrido por la conciencia humana que la risa apareció en nuestra especie por dos fines muy concretos. El primero, para favorecer la conexión social. El segundo, como una señal de advertencia para el grupo, para todas aquellas personas que estén cerca de nosotros. Esa señal, ese gesto expresivo y sonoro deja entrever una información muy concreta al grupo: todo va bien, todo está en calma, no hay peligro.
Asimismo, desde la psicología se ve a la risa como un «arma de bienestar masiva» y como un mecanismo de defensa idóneo para afrontar el estrés y la ansiedad (Grammer, K. y Eibl-Eibesfeldt, 1990). Es más, la capacidad de reír, de recuperar el sentido del humor y las ganas de bromear se considera como un gran avance terapéutico cuando atravesamos cualquier trastorno del estado del ánimo.
Por tanto, tenemos claro que la risa es catártica, sanadora y una señal social que denota calma y bienestar. Sin embargo… ¿qué dice la psicología al respecto de las personas que nos hacen reír? Veamos todos los datos a continuación.
Una conexión que parte desde las emociones
Las personas que nos hacen reír hacen uso de algo que va más allá del ingenio, la gracia o el chiste fácil. Son artesanos en la competencia de la conexión emocional. Disfrutan dibujando sonrisas y estados de ánimo donde domina la alegría, la chispa, la carcajada… A su vez, todos esos procesos les sirven a ellos mismos como retroalimentación. Ver a otros reír, también les genera felicidad.
Todo ese intercambio tiene como elemento potencial nuestro universo de las emociones. Así, quien es hábil en esta materia, entiende a su vez de esa asignatura en la que todos deberíamos ser competentes: la conexión emocional.
Las personas que nos hacen reír son inteligentes
El doctor Lowri Dowthwaite, profesor de intervención psicológica en la Universidad de Central Lancashire, Reino Unido, nos señala que las personas que nos hacen reír, tienen por término medio, un coeficiente intelectual más elevado. Según él, estos perfiles necesitan de una habilidad cognitiva y emocional más sofistucada para poder procesar y producir humor.
En sus trabajos, advierte, que las personas más divertidas presentan una puntuación elevada en el área de inteligencia verbal y no verbal, y a su vez, suelen puntuar muy bajo en el factor agresividad. No obstante, debemos tener claro un aspecto. Hay muchos tipos de humor, pero solo aquel que no es grosero, ni vulgar ni aún menos ofensivo, es el que más bienestar genera y el que además, denota mayor ingenio.
Si te hace reír, ese vínculo durará más tiempo
Si te hace reír, te hace feliz y quien te regala la felicidad un día sí y otro también es más probable que esté mucho más tiempo en tu vida. Es un hecho casi innegable, pero… ¿por qué ocurre?
La respuesta puede parecer sencilla, pero en realidad, debemos entender qué hay detrás de esa magia de dos personas que ríen juntas:
- Hay confianza.
- Hay bienestar, se sienten cómodas estando cerca.
- Las personas que nos hacen reír nos conocen, saben cómo despertar nuestras sonrisas, como lograr escampar nuestras penas y mejorar el humor.
- Quien nos hace reír tiene empatía, ríe con nosotros, se contagia de nuestras emociones.
- Asimismo, quien es hábil en esta competencia suele usar la risa como catarsis. Sabe que a menudo, las discusiones o los momentos tensos se disipan casi al instante con una frase graciosa, con una ocurrencia altamente original.
Para concluir, si el ser humano está dotado de esa habilidad, de este pegamento social que es la risa, es por algo importante. Porque reír es una forma sensacional de conectar, de aliviar el estrés, de generar endorfinas y mejorar nuestro bienestar físico y psicológico. No dudemos por tanto en hacer uso de esa medicina sin efectos secundarios reír y, por qué no, hacer reír a los demás siempre que sea posible.
Valeria Sabater
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