Una frase que está en el repertorio de muchos reza: «lo único que quiero es ser feliz». Así, te esfuerzas tanto para alcanzar la ansiada felicidad, que puede afectar a la visión de ti mismo y conducirte a una espiral de malestar.
En una época en la que la humanidad ha alcanzado un grado de desarrollo notable, nos encontramos con que un porcentaje elevado de la población mundial sufre. Las estadísticas de la OMS sobre salud mental son alarmantes, y las consultas a los profesionales acerca de cómo mantener o recuperar el bienestar van en aumento.
Los psicólogos acompañamos a aquellas personas que tienen esta meta y observamos una tendencia general a evitar cualquier tipo de dolor. Pero, al igual que condenas el vuelo de una mariposa si sujetas sus alas con un alfiler a un corcho, la felicidad puede quedar prisionera de muchos elementos. Entre ellos, la búsqueda obsesiva de la felicidad puede distorsionar la visión de ti mismo.
«La felicidad es la finalidad última de la existencia humana».
-Aristóteles-
La trampa de la felicidad que condiciona la visión de ti mismo
Según la teoría del marco relacional, en la que se fundamenta la terapia de aceptación y compromiso, la forma en la que intentas afrontar las dificultades puede conducirte a una calle sin salida. Dicha teoría se basa en un programa de investigación sobre el funcionamiento de la mente humana (Hayes, Barnes-Holmes y Roch, 2001) que sugiere que muchas de las estrategias que las personas empleamos para solucionar nuestros problemas son en realidad trampas que aumentan nuestro sufrimiento.
¿Cómo participas en la construcción de esta trampa psicológica? Tu mente se acaba convirtiendo en tu peor enemigo, es una maravillosa herramienta de control del entorno que te involucra en un juego engañoso.
Los psicólogos acompañamos a aquellas personas que tienen esta meta y observamos una tendencia general a evitar cualquier tipo de dolor. Pero, al igual que condenas el vuelo de una mariposa si sujetas sus alas con un alfiler a un corcho, la felicidad puede quedar prisionera de muchos elementos. Entre ellos, la búsqueda obsesiva de la felicidad puede distorsionar la visión de ti mismo.
«La felicidad es la finalidad última de la existencia humana».
-Aristóteles-
La trampa de la felicidad que condiciona la visión de ti mismo
Según la teoría del marco relacional, en la que se fundamenta la terapia de aceptación y compromiso, la forma en la que intentas afrontar las dificultades puede conducirte a una calle sin salida. Dicha teoría se basa en un programa de investigación sobre el funcionamiento de la mente humana (Hayes, Barnes-Holmes y Roch, 2001) que sugiere que muchas de las estrategias que las personas empleamos para solucionar nuestros problemas son en realidad trampas que aumentan nuestro sufrimiento.
¿Cómo participas en la construcción de esta trampa psicológica? Tu mente se acaba convirtiendo en tu peor enemigo, es una maravillosa herramienta de control del entorno que te involucra en un juego engañoso.
Mitos sobre la felicidad
Alrededor del concepto de felicidad se han creado una serie de mitos que contribuyen a la creación de la trampa en la que en ocasiones tu mente se ve involucrada. Este es uno de los obstáculos que impiden que tu mente discrimine qué acciones son las que te conducen a una vida con sentido. Dichos mitos te llevan a una lucha contra tu propia naturaleza, dificultando una separación de la misma, pues además están muy arraigados en nuestra cultura.
Russ Harris, médico y psicoterapeuta experto en ACT (Terapia de Aceptación y Compromiso), habla de cuatro mitos fundamentales que constituyen el anteproyecto básico de esta trampa psicológica de la que hablamos:
- La felicidad es el estado natural de todo ser humano. Como en el final de los cuentos, la felicidad acabará imperando en tu vida y en la de todos: «y vivieron felices y comieron perdices».
- Si no eres feliz, es que tienes algún defecto. Por tanto, cuando experimentas sentimientos y pensamientos dolorosos te autocriticas porque te consideras débil.
- Para construir una vida mejor, tienes que deshacerte de los pensamientos negativos. Esta sociedad del bienestar de la que formamos parte está obsesionada con encontrar la felicidad y eso alimenta la idea de que solo hemos de experimentar estados emocionales positivos. Sin embargo, ten presente que por lo general, las cosas a las que le damos importancia conllevan diferentes sentimientos, tanto agradables como desagradables.
- Deberías ser capaz de controlar lo que piensas y sientes. Si eres como la mayoría de los demás seres humanos del planeta, seguro que habrás invertido mucho tiempo y energía en controlar tu mundo interior. Por otro lado, también te habrás dado cuenta de que, salvo que tus niveles de activación no sean muy elevados, puedes acabar con ellos hasta cierto punto. Este mito te conduce a mucha frustración cuando no eres capaz de controlar las experiencias internas asociadas a complicados momentos de tu vida.
La ilusión de control
Recordemos la gran ventaja que nuestra mente nos ha proporcionado como especie. Nos ha permitido dar forma al mundo y adaptarlo a nuestras necesidades y deseos. No es de sorprender que esta capacidad asombrosa de controlar el entorno te haga concebir altas expectativas de control también en otros planos.
En el mundo material, te darás cuenta que las estrategias de control que empleas suelen funcionar bien. Por ejemplo, si hay un tigre con dientes de sable que te acecha, ponte a salvo en una alejada de él.
Sin embargo, cuando se trata de nuestro mundo interior, como por ejemplo deshacernos de un pensamiento negativo, o de un recuerdo doloroso, nuestra destreza es muy diferente con respecto al ámbito de lo tangible.
«Vamos a hacer un pequeño experimento. Mientras lees, intenta no pensar en un helado. No pienses en su color, ni en su textura, ni en su sabor. No pienses en cómo sabe un día caluroso de verano. No pienses en el placer que sientes cuando se derrite en tu boca. No pienses en cómo vas a tener que lamer los bordes para que deje de gotear en los dedos.
¿Qué tal?
¡Exacto! No has podido dejar de pensar en el helado».
-Russ Harris. La trampa de la felicidad-
Fusión cognitiva
Pensamientos, imágenes mentales, recuerdos, deseos, sensaciones físicas y emociones, constituyen tu mundo interior, y normalmente son los que tienen mayor influencia en tu conducta.
A través de dichos elementos adoptas una perspectiva ante el mundo y construyes la visión de ti mismo, son las gafas a través de las cuales ves la realidad, que en definitiva no es más que tu propia realidad.
Hablamos de que se produce una fusión cognitiva entre estos y aquello que te sucede. Esto es, todos estos productos internos de tu mente y aquello a lo que se refieren, se mezclan.
Entras así en una espiral que hace que vivas tus experiencias internas como si fueran reales, importantes y posibles amenazas.
Así, podemos reaccionar a las palabras de una novela de suspense como si alguien estuviera a punto de ser asesinado, o a la afirmación de «voy a fracasar» como si el fracaso fuera un resultado inevitable.
«Matrix te posee. Tú te crees dueño de tu vida, de tus acciones, de todas esas pequeñas o grandes cosas que haces cada día, pero… ¿Cómo podrías demostrar que todo esto no es una ilusión? ¿Nunca has tenido un sueño que pareciera muy real? ¿Cómo sabrías entonces diferenciar sueño de realidad? El hacer creer que se vive una existencia normal es un poder muy grande, una forma de control terrible».
-Laurence Fishburne. Morfeo-
La visión de ti mismo cuando sales de tu mente
La visión de ti mismo condiciona tus elecciones. Tu mundo interior condiciona tu manera de actuar, de sentir, de pensar.
En este sentido, lo cierto es que tenemos menos control del que nos gustaría sobre nuestros pensamientos; por otro lado, no es menos cierto que tenemos más del que utilizamos.
No obstante, sí tenemos una enorme capacidad de control sobre nuestros actos, y solo actuando podremos crear una vida rica, plena y llena de sentido. En conclusión, puedes escapar de la trampa que te pone tu mente, está en tus manos asumir la gestión de tu mundo interior.
«Sal de tu mente, entra en tu vida».
-Steven Hayes-
Desde la psicología humanista, enmarcada en el ámbito de las terapias contextuales, se establece un contexto idóneo para el trabajo personal. En esta línea, puedes aprender a enfrentar de manera satisfactoria aquellas situaciones complicadas que acontecen.
Supone incrementar la consciencia sobre ti mismo. El objetivo es dejar a un lado esa visión sesgada sobre de ti mismo construida por tu mente y las dinámicas que de ella se derivan. Implica además ir de la mano de la aceptación como el primer paso de un proceso más amplio y profundo.
Concretamente, desde ACT, se sugiere que la dinámica natural de la mente a nivel cognitivo conduce de modo natural a un sufrimiento psicológico. No es que tu tengas un defecto, es solo que tu mente está haciendo su trabajo, aquello para lo que evolucionó. Por suerte, esta terapia puede decirte cómo adaptarte a dicho funcionamiento.
Rocío García Garzón
Pensamientos, imágenes mentales, recuerdos, deseos, sensaciones físicas y emociones, constituyen tu mundo interior, y normalmente son los que tienen mayor influencia en tu conducta.
A través de dichos elementos adoptas una perspectiva ante el mundo y construyes la visión de ti mismo, son las gafas a través de las cuales ves la realidad, que en definitiva no es más que tu propia realidad.
Hablamos de que se produce una fusión cognitiva entre estos y aquello que te sucede. Esto es, todos estos productos internos de tu mente y aquello a lo que se refieren, se mezclan.
Entras así en una espiral que hace que vivas tus experiencias internas como si fueran reales, importantes y posibles amenazas.
Así, podemos reaccionar a las palabras de una novela de suspense como si alguien estuviera a punto de ser asesinado, o a la afirmación de «voy a fracasar» como si el fracaso fuera un resultado inevitable.
«Matrix te posee. Tú te crees dueño de tu vida, de tus acciones, de todas esas pequeñas o grandes cosas que haces cada día, pero… ¿Cómo podrías demostrar que todo esto no es una ilusión? ¿Nunca has tenido un sueño que pareciera muy real? ¿Cómo sabrías entonces diferenciar sueño de realidad? El hacer creer que se vive una existencia normal es un poder muy grande, una forma de control terrible».
-Laurence Fishburne. Morfeo-
La visión de ti mismo cuando sales de tu mente
La visión de ti mismo condiciona tus elecciones. Tu mundo interior condiciona tu manera de actuar, de sentir, de pensar.
En este sentido, lo cierto es que tenemos menos control del que nos gustaría sobre nuestros pensamientos; por otro lado, no es menos cierto que tenemos más del que utilizamos.
No obstante, sí tenemos una enorme capacidad de control sobre nuestros actos, y solo actuando podremos crear una vida rica, plena y llena de sentido. En conclusión, puedes escapar de la trampa que te pone tu mente, está en tus manos asumir la gestión de tu mundo interior.
«Sal de tu mente, entra en tu vida».
-Steven Hayes-
Desde la psicología humanista, enmarcada en el ámbito de las terapias contextuales, se establece un contexto idóneo para el trabajo personal. En esta línea, puedes aprender a enfrentar de manera satisfactoria aquellas situaciones complicadas que acontecen.
Supone incrementar la consciencia sobre ti mismo. El objetivo es dejar a un lado esa visión sesgada sobre de ti mismo construida por tu mente y las dinámicas que de ella se derivan. Implica además ir de la mano de la aceptación como el primer paso de un proceso más amplio y profundo.
Concretamente, desde ACT, se sugiere que la dinámica natural de la mente a nivel cognitivo conduce de modo natural a un sufrimiento psicológico. No es que tu tengas un defecto, es solo que tu mente está haciendo su trabajo, aquello para lo que evolucionó. Por suerte, esta terapia puede decirte cómo adaptarte a dicho funcionamiento.
Rocío García Garzón
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