Todos hemos escuchado: “Mientras más
das, más recibes”. Pero quizá ya lo has intentado y te has dado cuenta
que los resultados son muy decepcionantes. ¿Das y das sólo para darte
cuenta de que no recibes nada a cambio? Si es así, entonces en muy
probable que el problema esté en la forma en la que das.
La
Kabbalah enseña que de hecho existe un método específico a través del
cual cada acción dadora que realizamos o cualquier Luz que revelamos
puede expandirse exponencialmente.
La
única forma para hacer que cualquier cantidad de Luz que revelemos cree
incluso más Luz es olvidando nuestras acciones positivas.
La
mayoría de nosotros tenemos la tendencia a aferrarnos a las buenas
acciones que hemos realizado: ¡Mira qué genial soy! Dono el 10% de mi
ingreso mensual a la caridad, me quedo despierto toda la noche
consolando a mi amiga que está triste, entrego todo mi domingo para ser
voluntario en esta causa o en aquella, etc.…
Y
luego, cuando estamos molestos con alguien o cuando ocurre algo en
nuestra vida por lo cual no estamos contentos, pensamos: “¡Realicé esta
gran acción espiritual! Siendo de esta manera y con todo lo que he
hecho, ¿Cómo puede ocurrirme esto? O ¿cómo pueden hacerme esto?”.
Llevamos una buena contabilidad aferrándonos a todo el bien que hemos
hecho.
Pero la Kabbalah
enseña que si nos aferramos a lo que hemos hecho, si nos aferramos a lo
que hemos revelado, eso no crecerá. De hecho, la Kabbalah nos dice que
cada chispa de Luz que revelamos está destinada a expandirse
exponencialmente, pero sólo si la dejamos ir, sólo si nos olvidamos de
ella. Como puedes ver: dar es sólo una pequeña parte del proceso, porque
recibimos únicamente cuando nos olvidamos de aquello que hemos dado.
Existe
una historia de un hombre que asumió el cavar pozos para las personas
como el trabajo de su vida. Él tenía cierto don para entender dónde
cavar y encontrar agua. Si había una ciudad o una villa en la que no
tuviesen agua, él hombre iba, encontraba agua y cavaba un pozo que le
permitía beber a incontables personas. El hombre no pedía nada a cambio,
ni siquiera reconocimiento. Él cavaba el pozo y se olvidaba de ello.
Un
día, la hija de este hombre estaba caminando cerca de un río en el cual
cayó y se ahogó. En el pueblo vivía un gran sabio en aquélla época y
todas las personas corrieron a él para contarle lo que le había ocurrido
a la niña. La respuesta del sabio fue: “No, imposible. Eso no puede
ser”, no es posible que la hija de este hombre que ha trabajado durante
toda su vida creando pozos de agua para las personas muera en el agua.
Mientras
decía esas palabras, las personas del pueblo repentinamente comenzaron a
gritar que la hija del excavador de pozos había vuelto a la vida
milagrosamente. Esta es una historia increíble; un milagro.
Si
una persona quiere tener el poder de los milagros para sí mismo, para
su familia y para el mundo, tiene que permitir que su Luz crezca. Pero
la única forma en la que la Luz puede crecer es si la dejas ir.
La
razón por la cual ocurrió este milagro es porque el hombre que estaba
cavando los pozos para las personas nunca se aferró a sus acciones
positivas y por ende, creó un “banco” de milagros, por así decirlo. Así
pues, cuando se necesitaba un milagro para su hija, el milagro ya estaba
en el “banco”.
Muchos de nosotros
realizamos acciones de compartir, pero eso no es suficiente para crear
un “banco” de milagros. Al igual que excavador de pozos, nosotros
tenemos que dejar ir nuestras acciones. Tenemos que olvidarnos de todo
el bien que hemos hecho. Sólo así tendremos el poder para crear
increíbles milagros. Sólo así podemos recibir lo que damos.
Cuando
compartimos y realizamos acciones positivas con esta conciencia de
olvidarnos de ellas, obtendremos de vuelta lo que estamos dando. Sin
embargo, es importante saber que puede que esto tome tiempo, puede que
no recibamos las mismas cosas que damos y puede que provengan de
diferentes personas… Pero sí regresarán a nosotros; es una ley
universal: si dejamos ir cuando damos, regresará a nosotros.
Intenta
no esperar una recompensa o reconocimiento cuando das. Si realmente
necesitas sentir que obtuviste algo por lo que hiciste, intenta
alegrarte sabiendo que tu acción regresará a ti en algún punto y de
algún modo… sin importar cuánto te hayas olvidado de ello.
Fuente: Centro de Kabbalah Internacional
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