Estar en desacuerdo, poder expresarlo y que nada cambie es un regalo. Tener una amistad, una relación de pareja o un familiar con quien disentir en diversos aspectos y que ello no derive en discusiones o distancias es un alivio y un ejercicio de bienestar. Porque admitámoslo, nada es tan difícil de manejar como esas discrepancias que hacen emerger emociones negativas.
Si hay algo que detestamos las personas es que nos contradigan. Así, una de esas dinámicas con las que sin duda tenemos más problemas en el día a día es en los desacuerdos. Es más, si estos se dan en el seno de la pareja, el impacto suele ser por término medio, más duro y hasta complicado de sobrellevar. Hay quien lo vive de manera sobredimensionada, como si el hecho de no mantener la misma visión u opinión en algo fuera sinónimo de que nos quieren menos.
Con el tiempo, y sobre todo con la madurez, uno va dándose cuenta de que nada es tan necesario como tolerar y aprender de los desacuerdos. Bien manejados, nos ayudan a sobrellevar muchas situaciones y a ganar confianza. Al fin y al cabo, los desacuerdos son tan recurrentes como normales. No hay nada malo en ellos, lo único negativo está en quien tiene un exceso de ego y no los tolera.
Lo malo, también está en quienes tienen un ‘yo’ extremadamente sensible y se sienten heridos por cualquier disonancia, ante todo comentario que contradiga lo que uno opina o asume como cierto. Tengámoslo claro: estar en desacuerdo sin que queden secuelas o cambie algo, es un aspecto en el que todos deberíamos trabajar.
“La capacidad de escuchar a gente inteligente que no está de acuerdo contigo es un talento difícil de encontrar”.
-Ken Follet-
Con el tiempo, y sobre todo con la madurez, uno va dándose cuenta de que nada es tan necesario como tolerar y aprender de los desacuerdos. Bien manejados, nos ayudan a sobrellevar muchas situaciones y a ganar confianza. Al fin y al cabo, los desacuerdos son tan recurrentes como normales. No hay nada malo en ellos, lo único negativo está en quien tiene un exceso de ego y no los tolera.
Lo malo, también está en quienes tienen un ‘yo’ extremadamente sensible y se sienten heridos por cualquier disonancia, ante todo comentario que contradiga lo que uno opina o asume como cierto. Tengámoslo claro: estar en desacuerdo sin que queden secuelas o cambie algo, es un aspecto en el que todos deberíamos trabajar.
“La capacidad de escuchar a gente inteligente que no está de acuerdo contigo es un talento difícil de encontrar”.
-Ken Follet-
Estar en desacuerdo, un arte difícil de aprender
El arte de estar en desacuerdo de manera saludable es para muchos su cuenta pendiente. Lo es por dos aspectos muy concretos. El más común por no saber tolerarlos y el segundo, y no menos importante, por no ponerlos en práctica. ¿A qué nos referimos concretamente con eso de ‘no saber aplicar el desacuerdo’? Con ello, hacemos referencia a quienes no se atreven a defender sus puntos de vista.
Hay personas que prefieren callar antes de contradecir a quienes le rodean. Hay quien, por ejemplo, opta por asentir y dar la razón a la pareja, al compañero de trabajo, amigo o familiar antes de sorprenderles con un desacuerdo, con una voz que opina diferente. Sea como sea, tanto el hecho de no atrevernos a contradecir a alguien como no saber aceptar una opinión diferente a la nuestra definen un mismo problema: no entender el lado positivo de los desacuerdos.
El arte de estar en desacuerdo de manera saludable es para muchos su cuenta pendiente. Lo es por dos aspectos muy concretos. El más común por no saber tolerarlos y el segundo, y no menos importante, por no ponerlos en práctica. ¿A qué nos referimos concretamente con eso de ‘no saber aplicar el desacuerdo’? Con ello, hacemos referencia a quienes no se atreven a defender sus puntos de vista.
Hay personas que prefieren callar antes de contradecir a quienes le rodean. Hay quien, por ejemplo, opta por asentir y dar la razón a la pareja, al compañero de trabajo, amigo o familiar antes de sorprenderles con un desacuerdo, con una voz que opina diferente. Sea como sea, tanto el hecho de no atrevernos a contradecir a alguien como no saber aceptar una opinión diferente a la nuestra definen un mismo problema: no entender el lado positivo de los desacuerdos.
Los 5 modos en que manejamos los desacuerdos
Virginia Satir, trabajadora social y fundadora del enfoque de la terapia familiar, especificó que existen 5 tipos de comunicación que usamos las personas cuando hacemos frente a un desacuerdo:
Este último, es el tipo de estrategia comunicativa que todos deberíamos utilizar.
Virginia Satir, trabajadora social y fundadora del enfoque de la terapia familiar, especificó que existen 5 tipos de comunicación que usamos las personas cuando hacemos frente a un desacuerdo:
- El que culpa y ridiculiza. En este tipo de comunicación tenemos a quienes tienden a ningunear aquello que la otra persona opina o defiende. Es un tipo de comunicación claramente agresiva que busca dominar y humillar al otro.
- El que se abstiene. En este caso, tenemos a una persona que opta por abstenerse a la hora de expresar su opinión cuando alguien dice algo con lo que no está de acuerdo. En lugar de disentir y decir en voz alto lo que piensa, se dice a sí mismo que es mejor callar para no romper la relación.
- El que usa la lógica como forma de agresión. En este tipo de comunicación tenemos a alguien bastante sofisticado. Es el que nos da argumentos que para él, siguen la lógica y la razón y que contrastan con los nuestros argumentos (supuestamente) distorsionados por nuestras emociones. Son los que nos dicen cosas como ‘lo que defiendes no tiene sentido, sé que estás enfadado y no piensas con claridad, pero déjame decirte que como todo el mundo sabe y como es lógico…’
- El que desvía la atención y cambia de tema. En esta tipología encontramos a quienes no quieren escuchar ni atender opiniones contrarias a las de sí mismo. Para ello, no dudan en cambiar de tema rápidamente.
- El congruente. En último lugar, tenemos a esas personas que sí saben estar en desacuerdo. Nos dan argumentos y también nos escuchan. Saben respetar y expresarse; son por tanto perfiles altamente asertivos.
Este último, es el tipo de estrategia comunicativa que todos deberíamos utilizar.
Saber estar en desacuerdo mejora nuestras relaciones
Asumámoslo, nada es tan satisfactorio como tener a nuestro alrededor a personas con las que estar en desacuerdo sin que nada cambie. Pocas cosas resultan más gratificantes que contar con esa pareja o ese amigo con quien disentir en varias cosas y ser capaces de escucharnos, de tener en cuenta sus argumentos y después, aceptarlos o quedarnos cada uno con nuestras posturas sin acumular tensiones. Sin malas palabras, sin esas emociones negativas que a la larga crean distancias.
Hay que entender algo muy simple: un desacuerdo no tiene por qué crear visiones polarizadas. A veces, dos posturas diferentes enriquecen una relación. Al fin y al cabo, el amor auténtico o la verdadera amistad no significa tener que estar de acuerdo en cada cosa de manera milimétrica y obsesiva.
Es compartir valores, aprender los unos de los otros, aceptar diferencias, ser capaces de entender y aprender de esas perspectivas ajenas a las propias. Es también, discutir de vez en cuando e ir conociéndonos mejor para afianzar lazos sin que nada cambie, sin que nada cree distancias sino todo lo contrario. Por tanto, aprendamos a ser más asertivos y tolerar visiones diferentes a las nuestras.
Valeria Sabater
Asumámoslo, nada es tan satisfactorio como tener a nuestro alrededor a personas con las que estar en desacuerdo sin que nada cambie. Pocas cosas resultan más gratificantes que contar con esa pareja o ese amigo con quien disentir en varias cosas y ser capaces de escucharnos, de tener en cuenta sus argumentos y después, aceptarlos o quedarnos cada uno con nuestras posturas sin acumular tensiones. Sin malas palabras, sin esas emociones negativas que a la larga crean distancias.
Hay que entender algo muy simple: un desacuerdo no tiene por qué crear visiones polarizadas. A veces, dos posturas diferentes enriquecen una relación. Al fin y al cabo, el amor auténtico o la verdadera amistad no significa tener que estar de acuerdo en cada cosa de manera milimétrica y obsesiva.
Es compartir valores, aprender los unos de los otros, aceptar diferencias, ser capaces de entender y aprender de esas perspectivas ajenas a las propias. Es también, discutir de vez en cuando e ir conociéndonos mejor para afianzar lazos sin que nada cambie, sin que nada cree distancias sino todo lo contrario. Por tanto, aprendamos a ser más asertivos y tolerar visiones diferentes a las nuestras.
Valeria Sabater