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miércoles, julio 31, 2019

Me gusta la gente con la que puedo estar en desacuerdo

Estar en desacuerdo, poder expresarlo y que nada cambie es un regalo. Tener una amistad, una relación de pareja o un familiar con quien disentir en diversos aspectos y que ello no derive en discusiones o distancias es un alivio y un ejercicio de bienestar. Porque admitámoslo, nada es tan difícil de manejar como esas discrepancias que hacen emerger emociones negativas.

 
 
Si hay algo que detestamos las personas es que nos contradigan. Así, una de esas dinámicas con las que sin duda tenemos más problemas en el día a día es en los desacuerdos. Es más, si estos se dan en el seno de la pareja, el impacto suele ser por término medio, más duro y hasta complicado de sobrellevar. Hay quien lo vive de manera sobredimensionada, como si el hecho de no mantener la misma visión u opinión en algo fuera sinónimo de que nos quieren menos.

Con el tiempo, y sobre todo con la madurez, uno va dándose cuenta de que nada es tan necesario como tolerar y aprender de los desacuerdos. Bien manejados, nos ayudan a sobrellevar muchas situaciones y a ganar confianza. Al fin y al cabo, los desacuerdos son tan recurrentes como normales. No hay nada malo en ellos, lo único negativo está en quien tiene un exceso de ego y no los tolera.

Lo malo, también está en quienes tienen un ‘yo’ extremadamente sensible y se sienten heridos por cualquier disonancia, ante todo comentario que contradiga lo que uno opina o asume como cierto. Tengámoslo claro: estar en desacuerdo sin que queden secuelas o cambie algo, es un aspecto en el que todos deberíamos trabajar.

“La capacidad de escuchar a gente inteligente que no está de acuerdo contigo es un talento difícil de encontrar”.
-Ken Follet- 
 
Estar en desacuerdo, un arte difícil de aprender

El arte de estar en desacuerdo de manera saludable es para muchos su cuenta pendiente. Lo es por dos aspectos muy concretos. El más común por no saber tolerarlos y el segundo, y no menos importante, por no ponerlos en práctica. ¿A qué nos referimos concretamente con eso de ‘no saber aplicar el desacuerdo’? Con ello, hacemos referencia a quienes no se atreven a defender sus puntos de vista.

Hay personas que prefieren callar antes de contradecir a quienes le rodean. Hay quien, por ejemplo, opta por asentir y dar la razón a la pareja, al compañero de trabajo, amigo o familiar antes de sorprenderles con un desacuerdo, con una voz que opina diferente. Sea como sea, tanto el hecho de no atrevernos a contradecir a alguien como no saber aceptar una opinión diferente a la nuestra definen un mismo problema: no entender el lado positivo de los desacuerdos.
 
Los 5 modos en que manejamos los desacuerdos

Virginia Satir, trabajadora social y fundadora del enfoque de la terapia familiar, especificó que existen 5 tipos de comunicación que usamos las personas cuando hacemos frente a un desacuerdo:
  • El que culpa y ridiculiza. En este tipo de comunicación tenemos a quienes tienden a ningunear aquello que la otra persona opina o defiende. Es un tipo de comunicación claramente agresiva que busca dominar y humillar al otro.
  • El que se abstiene. En este caso, tenemos a una persona que opta por abstenerse a la hora de expresar su opinión cuando alguien dice algo con lo que no está de acuerdo. En lugar de disentir y decir en voz alto lo que piensa, se dice a sí mismo que es mejor callar para no romper la relación.
  • El que usa la lógica como forma de agresión. En este tipo de comunicación tenemos a alguien bastante sofisticado. Es el que nos da argumentos que para él, siguen la lógica y la razón y que contrastan con los nuestros argumentos (supuestamente) distorsionados por nuestras emociones. Son los que nos dicen cosas como ‘lo que defiendes no tiene sentido, sé que estás enfadado y no piensas con claridad, pero déjame decirte que como todo el mundo sabe y como es lógico…’
  • El que desvía la atención y cambia de tema. En esta tipología encontramos a quienes no quieren escuchar ni atender opiniones contrarias a las de sí mismo. Para ello, no dudan en cambiar de tema rápidamente.
  • El congruente. En último lugar, tenemos a esas personas que sí saben estar en desacuerdo. Nos dan argumentos y también nos escuchan. Saben respetar y expresarse; son por tanto perfiles altamente asertivos.

Este último, es el tipo de estrategia comunicativa que todos deberíamos utilizar. 
 
Saber estar en desacuerdo mejora nuestras relaciones

Asumámoslo, nada es tan satisfactorio como tener a nuestro alrededor a personas con las que estar en desacuerdo sin que nada cambie. Pocas cosas resultan más gratificantes que contar con esa pareja o ese amigo con quien disentir en varias cosas y ser capaces de escucharnos, de tener en cuenta sus argumentos y después, aceptarlos o quedarnos cada uno con nuestras posturas sin acumular tensiones. Sin malas palabras, sin esas emociones negativas que a la larga crean distancias.

Hay que entender algo muy simple: un desacuerdo no tiene por qué crear visiones polarizadas. A veces, dos posturas diferentes enriquecen una relación. Al fin y al cabo, el amor auténtico o la verdadera amistad no significa tener que estar de acuerdo en cada cosa de manera milimétrica y obsesiva.

Es compartir valores, aprender los unos de los otros, aceptar diferencias, ser capaces de entender y aprender de esas perspectivas ajenas a las propias. Es también, discutir de vez en cuando e ir conociéndonos mejor para afianzar lazos sin que nada cambie, sin que nada cree distancias sino todo lo contrario. Por tanto, aprendamos a ser más asertivos y tolerar visiones diferentes a las nuestras.

Valeria Sabater

martes, julio 30, 2019

Las 10 grandes debilidades de los seres humanos

Las principales fortalezas y debilidades de los seres humanos tienen que ver con el funcionamiento de la mente. Lo que tenemos en la cabeza es lo que nos ha permitido, individualmente y como especie, enfrentar grandes adversidades y realizar impresionantes hazañas.

 
 
Así como hay sentimientos y actitudes que nos fortalecen, también hay debilidades de los seres humanos que suponen obstáculos para alcanzar nuestros objetivos. No importa cual sea la cultura, la clase social o la raza. Esas debilidades nos habitan en mayor o menor medida a todos.

Las debilidades de los seres humanos son aquellos sentimientos y actitudes que se transforman en limitaciones. Frenan nuestro progreso porque nos conducen a perspectivas desgastantes y poco rentables desde el punto de vista psicológico. Diez de ellas son las siguientes.

“La más peligrosa de todas las debilidades es el temor de parecer débil”.
-Jacques Benigne Bossuet-
 
1. Cobardía

La cobardía tiene lugar cuando permitimos que el miedo se imponga en situaciones difíciles y riesgosas. Esto lleva a la ausencia de valor, pero también de determinación y voluntad.

Enfrentar los peligros no es solo de valientes, sino también de prudentes. Hay cobardía solamente cuando se evita asumir un riesgo razonable, o cuando por miedo se renuncia a lo que se desea.

2. Egoísmo

El egoísmo se puede catalogar como una de las debilidades de los seres humanos y no tanto como un defecto, ya que es propio de quienes se sienten carentes o desprovistos. Sienten que si dan de sí mismos, van a quedarse sin nada. O sienten que ellos merecen más que los otros, porque están en falta.

El egoísmo implica una incapacidad para romper las fronteras del yo.
 
3. Antipatía

La antipatía se expresa como un sentimiento de rechazo, desaprobación o desprecio hacia los demás. Etimológicamente proviene el griego antipathos, que significa ‘pasión o sentimiento en contra de alguien’.

Esa animadversión implica incapacidad para comprender al otro y para respetarlo. También supone sentimientos de superioridad, inspirados en la ignorancia frente al valor de los demás.
 
4. Falta de concentración

Podríamos decir que esta es una de las grandes debilidades de los seres humanos en la actualidad. No se trata solo de un problema intelectual, o que afecte las actividades cognitivas únicamente.

La falta de concentración impide que nos enfoquemos en nuestros sentimientos, nuestras ideas y nuestras metas. Por lo tanto, casi siempre va acompañada de una vida trivial y dispersa.
 
5. Desconfianza, una de las grandes debilidades de los seres humanos

La desconfianza generalizada es otro de esos frutos del miedo. Cuando se desconfía a priori de todo y de todos, lo que hay en el fondo es una profunda inseguridad.

Tememos al mundo porque nos sentimos incapaces de sortear sus dificultades y sus vicisitudes. Más que desconfiar en los demás, de lo que desconfiamos es de nuestro propio poder.
 
6. Impaciencia

Esta es otra de esas debilidades humanas que son muy propias de nuestra época. Esa incapacidad para esperar, para dejar ser y fluir, es una de las marcas de nuestro tiempo.

La lentitud o la falta de avances causan inquietud y nerviosismo, alimentados a su vez por una mirada temerosa hacia el futuro.
 
7. Envidia

La envidia tiene que ver con el sufrimiento que originan las virtudes o los logros de otros. Lo que se envidia en realidad no son esas virtudes o éxitos, sino el sentimiento de satisfacción que les genera a quienes los tienen u obtienen.

Por eso la envidia no tiene fondo. Es una debilidad porque implica un enfoque dirigido más a la vida de otros que a la propia. La dicha del otro hace más patente la propia desdicha.
 
8. Resentimiento

El resentimiento es la incapacidad para elaborar un daño sufrido. Como la misma palabra lo indica, se experimenta una y otra vez el mismo sentimiento, que en este caso es de rencor.

Se trata de una debilidad porque tiene que ver con el estancamiento de las emociones. En la medida en que no se abordan y procesan, continúan ahí, haciendo daño.

9. Dependencia

Todos somos dependientes en alguna medida, pero para algunas personas este es el sello de marca de las relaciones que establecen, no solo con los demás, sino también con el mundo en general.

La dependencia nos limita en la medida en la que apoyamos buena parte de nuestras necesidades, deseos y responsabilidades en el otro, perdiendo una buena parte del control que tenemos sobre lo que nos ocurre y facilitando sensaciones como la indefensión.
 
10. Testarudez

La obstinación nos hace más débiles, porque se inspira en motivos poco razonables. Una cosa es la determinación y la tenacidad, y otra muy diferente la terquedad. En esta última lo que prima es un deseo infantil de imponer la voluntad o de lograr algo que se desea. Hace daño porque genera sufrimientos innecesarios, quizás por objetivos que no son tan importantes.

Estas debilidades son realidades a las que todos estamos expuestos. Probablemente la mayoría de nosotros hemos incurrido en una o varias de ellas alguna vez, cuando nos hacen daño. Por eso es importante saber gestionarlos cuando se dibujan en nuestros horizontes.

Edith Sánchez

lunes, julio 29, 2019

Personas que oyen, pero que no escuchan

Hay personas que oyen, que físicamente están presentes ante nosotros y que, sin embargo, no escuchan. Porque oír no es lo mismo que escuchar, se necesita de esa valiosa capacidad para ser receptivo no solo al mensaje emitido por parte de un interlocutor. Además, se precisa de esa habilidad para leer gestos, descifrar emociones contenidas y toda esa información que viaja por senderos lejanos a las palabras.



Admitámoslo, en ocasiones, ante la falta de novedad o los conflictos sin resolver, es complicado mantener una conversación efectiva y satisfactoria con todas las personas que forman parte de nuestra cotidianidad.

Sabemos que abundan las personas muro, esas de actitud infranqueable que no se dan, ni atienden ni quieren entender. Sin embargo, hay otras que parecen accesibles, incluso cercanas, pero que al poco percibimos que su interés no es sincero y que derivan a menudo en la mera y falsa condescendencia.

No saber escuchar, no practicar una escucha activa genera no solo una elevada insatisfacción. A nivel relacional las consecuencias pueden ser tan dañinas como problemáticas. Por otro lado, recordemos que en los escenarios laborales, la buena comunicación es clave para alcanzar objetivos y para crear ese clima donde el capital humano se sienta satisfecho, facilitando así las condiciones para dar lo mejor de uno.

Descrito el marco, ¿por qué nos cuesta tanto escucharnos entre nosotros como merecemos?

«Observa, escucha, calla, juzga poco y pregunta mucho».
-August Graft- 
 
Personas que oyen y no saben escuchar ¿por qué ocurre?

Nada erosiona tanto nuestras emociones como no sentirnos escuchados cuando lo necesitamos o cuando simplemente nos estamos comunicando con alguien. Las personas que no oyen no tienen siempre el rostro de un adolescente o de ese jefe al que no le importa lo más mínimo lo que tengamos que decirle. En realidad, este fenómeno se da con frecuencia entre muchas de esas figuras cercanas.

Decía Jean-Paul Sartre que la incomunicabilidad, así como la no escucha, es la fuente de toda violencia. En cierto modo, ese es en realidad el inicio de muchos de nuestros problemas. Al fin y al cabo, quienes no se escuchan están casi condenados a caer o bien en la indiferencia o en ese desacuerdo que acaba generando distancias a menudo insalvables. Veamos, por tanto, qué hay detrás de esas personas que oyen, pero que no saben escuchar.
 
Sesgo de confirmación y disonancia cognitiva

Hay personas que solo escuchan lo que ellas quieren. Eso significa, por ejemplo, que solo abrirán sus oídos cuando digamos algo que confirman lo que ellos ya saben, creen o dan por cierto. Todo aquello que no se ajuste a sus gustos o creencias no será atendido ni tenido en cuenta.

Por otra parte, la disonancia cognitiva es también un fenómeno muy común en nuestros fallos de comunicación. Ocurre con gran frecuencia en nuestras relaciones de pareja: cuando estamos enfadados con esa persona, no importa que tenga razón en aquello que nos esté diciendo. La mente rechaza los datos disonantes e intenta ser fiel a lo que siente ‘si estoy enfadado contigo, no tendrás razón en nada de lo que digas’.

El perfil narcisista, personas que no oyen porque solo se escuchan a sí mismos

La personalidad narcisista está detrás de muchas de nuestras frustraciones a la hora de comunicarnos. Son perfiles que nunca atienden perspectivas ajenas. La única verdad es la que ellos tienen, y por si esto no fuera poco, toda conversación carecerá de interés si no son ellos el centro de todo argumento, anécdota o referencia. 
 
La ira contenida que cierra los oídos

Este es otro factor que deberíamos tener en cuenta. Una de las razones por las que las personas fallamos en nuestros procesos comunicativos, se debe a la ira escondida.

A veces, ni siquiera hace falta que estemos enfadados con la persona que tenemos enfrente. Un mal día en el trabajo, por ejemplo, puede hacer que dejemos de practicar la escucha activa con los nuestros. Esta es una realidad que debemos tener muy presente.

No escuchan porque son ellos quienes desean llevar las riendas de la conversación

La mayoría nos hemos encontrado en más de una ocasión con esos perfiles caracterizados por la verborrea excesiva. Es algo común y sobre todo, frustrante. Son esas personas que oyen, que están ante nosotros pero que no escuchan porque están pensando en lo que van a decirnos a continuación. Su único afán es llevar las riendas del diálogo y acaparar cada palabra. Lo que nosotros podamos decir en realidad, carece de interés.
 
¿Qué podemos hacer ante quienes no nos escuchan?

Tanto si lo queremos como si no, personas que oyen y no escuchan siempre las habrá. Nos las encontraremos en casi cualquier escenario. Ahora bien, lo complicado es tener junto a nosotros a alguien que es incapaz de ser cercano, empático y sensible. Pensemos que la buena comunicación es el principal nutriente de la convivencia. Sin ella, nada fluye, nada es auténtico, nada nos sirve.

Por tanto, a quienes no hacen el mínimo esfuerzo por escucharnos de manera auténtica y activa, hay que hacérselo saber. Les dejaremos claro por activa y por pasiva que merecemos y debemos ser atendidos, comprendidos. Si no hay cambios, lo mejor es dejarlos ir por bienestar y salud. La sordera emocional en materia de comunicación deja serias secuelas. Protejámonos de ella.

Trabajemos por tanto cada día en mantener una comunicación adecuada y satisfactoria en cada uno de nuestros escenarios sociales. Seamos el mejor ejemplo, promovamos el diálogo empático y pongamos límites a quienes no tengan voluntad de practicarlo.

Valeria Sabater

domingo, julio 28, 2019

Cuando las necesidades emocionales de la pareja nos controlan

Cuando priorizamos las necesidades emocionales de la pareja, descuidando las nuestras, todo empieza a ir a la deriva. Esto es algo que, a veces, hacemos casi sin darnos cuenta al dejarnos llevar en exclusiva por ese impulso a la hora de satisfacer al otro. También lo llevamos a cabo por miedo a perder a quien amamos y a su vez, para poder demostrar que somos capaces de ofrecer felicidad y satisfacción.

 
 
El amor, en ocasiones, crea situaciones tan complejas como desgastantes. Por llamativo que nos parezca, aquellos que van por el mundo con una venda en los ojos en materia emocional son quienes tienen más grande su corazón. Son esas personas, hombres y mujeres, que lo dan todo por el ser amado pero son incapaces de ver por dónde van. Y el camino que siguen es el que tarde o temprano, les conducirá a la frustración y la pérdida de la autoestima.

Comenta John Gottman en sus libros, que si hay un aspecto que conducirá al éxito y a la durabilidad de una relación de pareja, es aceptar las necesidades emocionales del otro. Es cierto, esto es algo que nadie pone en duda, pero aún así, hay importantes matices que nunca debemos perder de vista.

El primero es que tal tarea debe ser recíproca. No vale con que uno asuma el papel del que se limita únicamente a satisfacer y el otro a recibir. El segundo aspecto, y quizá el más importante, es que en ocasiones, nuestra pareja no puede ni debe nutrir todas y cada una de nuestras necesidades emocionales. Hay tareas, deudas emocionales, que nos competen solo a nosotros mismos. Veamos más datos al respecto.

«Entregar el poder a alguien o a algo para que te domine y se apodere de tu mente es una forma sutil de suicidio psicológico».
-Walter Riso- 
 
Tus necesidades emocionales, mis necesidades emocionales

Todos nosotros tenemos necesidades emocionales. La primera, es sentirnos amados, porque el amor al fin y al cabo, es el oxígeno de la vida y en una relación de pareja es el principal alimento. Otras necesidades son, por ejemplo, sentirnos seguros, reconocidos, libres para actuar, decidir y comunicar, etc.

Todas estas dimensiones aparecen en cualquier vínculo afectivo porque toda relación es dinámica, está en continua evolución y por tanto, dichas realidades deben estar presentes y cuidarse cada día. Es como quien tiene una delicada flor, y la atiende nutriendo sus raíces y procurándole la luz adecuada. Si la descuidamos, esta acabará marchitándose.

Podríamos definir por tanto una necesidad emocional como un deseo interno que cuando se satisface, nos hace sentirnos bien, felices y en equilibrio. Pero si falta, surge la infelicidad y la frustración. Así, expertos en el tema como el doctor Willard F. Harley, autor de numerosos libros sobre relaciones de pareja, nos explica en un trabajo titulado Sus necesidades, que uno de nuestros errores más recurrentes es priorizar las necesidades emocionales del otro a las nuestras. De ahí que nos proponga tener en cuenta algunos aspectos. 

Las necesidades emocionales también tienen límites

En el amor sí hay límites, si existen barreras que delimitan espacios que nadie debe sobrepasar. Un ejemplo, no le puedo pedir a mi pareja que satisfaga una necesidad mía si con ello, le estoy obligando a cambiar su forma de ser. Yo no puedo exigir que alguien que es introvertido, tímido y reservado, sea más abierto porque socialmente y para mi trabajo, me gusta tener a una persona con este perfil.
 
Hay responsabilidades que solo nos competen a nosotros mismos

Existe una realidad muy común en las relaciones de pareja y es la siguiente: pensar que la otra persona tiene la obligación de cubrir mis vacíos, de ser el sostén de mi autoestima y esa figura que fortalecerá mi autoconcepto. Debemos tenerlo claro, nuestra pareja no tiene la necesidad ni la obligación de salvarnos de nada, ni actuar como ese componente básico para nuestro crecimiento personal.

Hay por tanto necesidades emocionales que deben llegar a una relación cubiertas con anterioridad. No es saludable iniciar una relación cuando la autoestima es baja, cuando hay un exceso de miedos, cuando necesitamos aferrarnos a alguien o algo casi a la desesperada para defendernos de la soledad. Todas estas realidades nos abocan hacia destinos de elevado sufrimiento. 

Atender necesidades del otro sin descuidar las nuestras

No hay un secreto concreto y exclusivo que nos permita construir relaciones felices y duraderas; en realidad, hay muchas claves. Está la comunicación, el cariño, la preocupación por el otro, la empatía, la reciprocidad… Así, saber atender las necesidades emocionales de la pareja debe ir siempre de la mano de ese otro reverso imprescindible: recordar que las nuestras son igual de importantes.

Por ello, no debemos tener miedo de exigir ser tenidos en cuenta. No esperemos tampoco a que el otro ‘adivine’ qué necesitamos. El amor no nos da poderes mágicos, nos da responsabilidades de adultos. De ahí, que sea recomendable comunicar, expresar con asertividad qué necesitamos y qué esperamos de la otra persona. Ese intercambio de información nos permitirá construir un espacio donde nutrir y ser nutridos, donde conocernos mejor y seguir creciendo como pareja sin dejar nunca de ser nosotros mismos.

Valeria Sabater

sábado, julio 27, 2019

La experiencia de aceptación y rechazo de los demás

La experiencia de aceptación y rechazo forma parte del desarrollo de la personalidad de cada uno. Esta idea tiene su base en el hecho de que los seres humanos somos seres sociales por naturaleza. Así, intentamos establecer interacciones unos con otros, y también deseamos que los demás quieran afiliarse con nosotros.

 
 
El deseo que experimentamos de aceptación y pertenencia está en la base de muchas de nuestras conductas. Por ello, solemos intentar ajustar nuestra conducta a patrones que favorezcan que los demás nos acepten. Del mismo modo, por norma tratamos de evitar que las relaciones que desarrollamos terminen, incluso aunque para mantenerlas tengamos que pagar un precio medio o alto.

A pesar de ello, en numerosas ocasiones somos rechazados. O no lo somos pero podemos sentirnos así. ¿Por qué ocurre esto? ¿Cuál es el origen de estas experiencias? A continuación profundizamos en ambos conceptos.

Experimentar aceptación y rechazo por parte de otras personas

Posiblemente, el mejor modo de conceptualizar estas experiencias tan subjetivas es considerándolas como áreas a lo largo de un continuo «valor relacional percibido». Este concepto se define como el grado en el que una persona cree que los demás consideran la relación que mantienen con ella valiosa o importante.

Es decir, si percibimos que nuestro valor relacional para otra persona o grupo es alto, la sensación de vernos aceptados se verá retroalimentada. En contraste, la sensación de rechazo aparece cuando percibimos que los demás no ponen en valor las relación que mantienen con nosotros.

Por tanto, de una experiencia subjetiva, interna y personal de cada uno, que guarda poca relación con el grado real de aceptación o rechazo. Así, ser valorados en el plano relacional aumenta la probabilidad de aceptación. Por ello, muchas de nuestras conductas buscan promover y mantener nuestro valor relacional. 

Medir el valor relacional de cada uno

La forma de medir el valor relacional de la persona se establece a través de la denominada teoría del sociómetro. Esta teoría propone que las personas poseen un sistema psicológico que rastrea las claves del entorno social que son relevantes para el valor relacional. Es decir, claves sobre aceptación y rechazo.

También alerta a la persona cuando se detectan signos de valor relacional bajo o en declive. Síntomas que provocarían un estado de ánimo negativo y, en consecuencia, una disminución de la autoestima.

Existe una extensión de la teoría del sociómetro que defiende que las personas poseemos un sistema de monitorización social. Este sistema respondería en aquellos casos en los que nos encontramos preocupados por nuestro nivel de aceptación e integración.

Una mayor necesidad de pertenencia aumenta la sensibilidad de las personas a la información social, de modo que les ayuda a manejarse en sus contextos sociales con más éxito. Se activaría en momentos en que las personas se encuentran preocupadas por el rechazo social.

A modo de resumen, podría decirse que estos sistemas:
  • Buscan claves relevantes para la aceptación y el rechazo.
  • Alertan al individuo cuando se detectan amenazas potenciales a su valor relacional.
  • Motivan conductas que protegen o restauran dicho valor.
  • Aumentan la sensibilidad de las personas a información social que hará más probable que sean aceptadas.

Sin embargo, la intención de querer interactuar con los demás, y de ser valorados y aceptados por ellos no ocurre con la misma intensidad hacia todas las personas, sino que se produce en mayor medida hacia quienes más nos atraen.

Atracción interpersonal

En general, la atracción implica la evaluación positiva que una persona realiza sobre otras y el deseo de acercarse a ellas. Pero no existe una definición consensuada sobre el término. Una de las más influyentes ha sido la que considera la atracción interpersonal como una tendencia o predisposición individual a evaluar a otra persona de una forma positiva o negativa.

Cuanto más positiva sea la evaluación, mayor será la tracción que experimentemos hacia ella y cuanto más negativa menor será la atracción. La atracción se considera una actitud con componentes cognitivos, afectivos y conductuales. Con el tiempo, se han enfatizado los aspectos emocionales y considerando que la atracción implica, no solo la evaluación sino también el deseo de iniciar contacto o establecer intimidad con ella.

Patricia Grande Yeves

viernes, julio 26, 2019

¿Cómo potenciar el autocontrol para cumplir las metas?

El autocontrol es la capacidad que tiene toda persona de regular conscientemente lo que siente y hace. Se trata de un verdadero arte que muy pocos logran obtener y mantener a lo largo de sus vidas. El secreto para cumplir las metas radica en la valoración y el uso de la disciplina para tener el control sobre las apetencias y las emociones, evitando que estas nos hagan presa de ellas, es la manera más sana y correcta de no equivocarnos y evitar el fracaso.

 
 
Todos estos factores forman parte de la capacidad de autorregulación, en pocas palabras, el autocontrol es el punto de inflexión que media entre nuestros deseos y objetivos, por lo que siempre es conveniente buscar la manera de potenciar esta virtud para lograr cumplir nuestras metas. En esta oportunidad, te hablaremos un poco sobre la forma de lograr cultivar el autocontrol, pues es a través de esta herramienta que alcanzamos todos los objetivos que nos proponemos. ¡Sigue leyendo y no pierdas la oportunidad de crecer y superarte!
 
El autocontrol: Un concepto clásico en psicología

El autocontrol y la manera de potenciarlo es uno de los cuestionamientos que más se han estudiado en el comportamiento humano, se trata de un concepto clásico en psicología, tan fundamental como lo es también el psicoanálisis. Freud, Pavlov, entre otros personajes lo han investigado y aplicado en sus experimentos, recordemos que el autocontrol es un elemento que define el comportamiento racional e irracional del ser humano y de allí su importancia.

¿Por qué es importante el autocontrol?

La capacidad de autorregularse es algo básico en cada persona, es un mecanismo que permite la sociabilización, la interacción y la sobrevivencia; es la clave para alcanzar una personalidad equilibrada. Es fundamental encontrar el punto óptimo entre el libre albedrío y el disfrute, sabiendo a su vez, potenciar ese dominio de sí mismo para salir bien parado ante cualquier situación.

Si deseamos cumplir con nuestros objetivos o lograr alcanzar ciertas metas o determinadas actividades, es necesario el autorregularnos; un ejemplo de ello, es si queremos adelgazar. Bajar de peso pareciera fácil, pero es uno de los mayores problemas a los que se enfrenta una persona que no tiene autocontrol, pues en este caso debemos potenciar nuestra determinación, dominio, fuerza de voluntad, entre otras para tener el control sobre el apetito, la ansiedad, el hambre y el estrés. Recordemos que, en lo que respecta a la ingesta de alimentos, mantener un balance entre los carbohidratos y las grasas es fundamental, estas en grandes cantidades pueden resultar perjudiciales.
 
Otro ejemplo
Si deseamos retomar nuestro hábito de lectura, es necesario y hace falta que nos desconectemos más de la televisión y el internet, lo cual hoy en día es una tarea dura. Cada cosa amerita un esfuerzo y un sacrificio, hasta lo más simple requiere dominio y control de sí mismo. Recuerda que, es un pésimo hábito dejar las cosas para después.

¿Cómo desarrollar y potenciar el autocontrol?

Existen muchas maneras de potenciar el autocontrol, el secreto radica en planificarse y en imponerse pequeños objetivos a cumplir a pesar de sacrificar y salir de nuestra zona de confort. Desde hacer ejercicio una hora al día, levantarse más temprano para trabajar, hacer dieta, entre otras, son construcciones de comportamientos que crean hábitos positivos, los cuales a la larga, nos permiten alcanzar lo que esperamos. Además, es una forma de gerenciarnos mejor, manteniendo un pensamiento crítico y analítico sobre nuestro accionar.

Para potenciar el autocontrol es necesario sobreponerse a determinadas barreras, las mismas son aquellas que nos pueden impedir llegar desde donde estamos a donde queremos estar. El primer paso, es detectar esas dificultades para poder ejercer un autocontrol pleno sobre ellas. La aceptación de las debilidades y el reconocimiento de nuestros fallos son el paso más difícil y lo que presenta mayor dificultad. La clave del éxito está en intentarlo sabiendo que la meta está ahí y que sola no llegará a nosotros, sino que debemos ir por ella sin dudarlo y para eso es necesario el trabajo duro.

La fórmula para potenciar nuestro autocontrol

Cada quién asume la vida de acuerdo a sus capacidades, educación, cultura y personalidad. Por eso, definir una receta mágica que te permita alcanzar el éxito a través del autocontrol no siempre funciona a todos por igual. Lo que a unos resulta positivo a otros puede dar como consecuencia un caos total. Saber cómo potenciar el autocontrol es algo muy personal y subjetivo en cada quién y debemos ser nosotros mismos desde el autoconocimiento quienes logremos dar con la fórmula. No obstante, podemos aplicar una serie de pasos que nos ayudarán a organizarnos y a obligarnos a asumir nuevos retos, lo cual a largo plazo educa el autocontrol y permite alcanzar las metas. ¡Presta mucha atención!
El paso a paso:
  • Debemos definir metas: Establecer de forma clara y concreta cuáles son las metas que se quieren conseguir. Para ello debemos centrarnos en una o dos cosas, pero nunca proponerse más de tres objetivos. ¿Por qué?, porque como bien dice el refrán popular, el que mucho abarca poco aprieta. Si se pueden cambiar de objetivos en el proceso, pero con la condición de que en verdad el mismo resuelva una necesidad importante.
  • Llevar un diario de control: Conseguir una agenda y apuntar tanto los objetivos como los progresos a medida que se vayan consiguiendo, es una excelente forma de darnos cuenta de lo que estamos haciendo y de cómo lo hacemos. La agenda termina siendo una herramienta bastante útil, porque impide que como personas empecemos a procrastinar, es decir, a dejar todo lo pendiente para más tarde en vez de llevarlo a cabo en el ahora. Es importante poner fechas a nuestros objetivos, si hace falta que sea a corto, mediano o largo plazo, pues poder comprometernos a cumplirlas es el principio de un éxito seguro. Si hacemos este paso bien y a cabalidad, de seguro estaremos trabajando y potenciado nuestro autocontrol.
 
¿Qué más podemos hacer? 
 
  • Una lista de razones que nos sirva de recordatorio: Anotar y enumerar cada una de las razones por las que debemos cumplir nuestros objetivos es fundamental, pues nos sirven de motor y motivación para lograr las metas planteadas. Además, es una forma segura de potenciar nuestro autocontrol. Debemos visualizarnos cumpliendo y logrando lo que deseamos, pero debemos ser realistas. Recordemos que, nuestro cerebro termina experimentando esa sensación de inmersión y de ahí que nos motivemos aún más a hacer las cosas. Por lo tanto, pequeños ejercicios mentales como este permite que nos llenemos de energía cuando nos sintamos decaídos e incapaces de poder auto controlarnos.
  • Descansar lo suficiente es necesario: El cansancio físico y mental es, sin lugar a duda, un fuerte enemigo para potenciar nuestro autocontrol. ¿Por qué? Sencillamente porque nos resta energía y nos llena de estrés, la energía y la actitud positiva son factores fundamentales para cumplir nuestros objetivos. Durante la noche, se debe procurar tener un sueño de calidad y en el día relajarnos y desconectarnos en determinados momentos que dispongamos para el descanso y el placer. ¡Recuerda todo es un equilibrio!

Phrònesis

jueves, julio 25, 2019

Cómo criar niños con elevado amor propio

El amor propio es un compromiso personal e innegociable que nos habilita para respetarnos y amarnos, defender lo que queremos ser, lo que nos gusta, y declarar con valentía lo que no.

 
 
Aunque es común en todos los seres humanos, el amor propio no es algo innato, nadie nace con buena o baja autoestima, la capacidad de quererse a uno mismo es una construcción personal que inicia en la infancia, en la familia, seno de la interacción social.

Enseñar a nuestros hijos, sobrinos o nietos cómo amarse a ellos mismos es una cualidad que puede ayudar a los niños a tener un mejor desempeño en la escuela, en casa y en sus relaciones personales. Los padres o cuidadores primarios son el principal pilar de la enseñanza durante los primeros años de vida, por eso, sus palabras de aliento pueden ayudar a desarrollar la autoconfianza de los pequeños y fortalecer habilidades específicas.

La magia de educar con amor

Hablarle con amor a nuestros hijos es una de las promesas más importantes a la hora de cultivar su amor propio. Los padres o cuidadores primarios deben trabajar mucho en la manera en que manifiestan sus emociones luego de la llegada de un niño al hogar, dedicarse a brindar protección y amor a tiempo completo, pero siempre con el compromiso de un discurso fraternal y comprensivo.

El niño debe crecer en un entorno seguro y respetuoso, donde ambos padres mantengan relaciones sanas entre sí y con el resto del mundo para que puedan servir de ejemplo positivo. Una familia plena y feliz enseñará a los niños que esta es la forma natural de vivir.

Hazle saber a tu hijo que es digno de recibir amor y que merece todas las cosas buenas que puedan ocurrirle, de esta manera aprenderá a quererse a sí mismo.

Procura evitar las críticas

El regaño, la crítica permanente, las comparaciones y el desamor son los peores venenos para el amor propio. Cuando llegue el momento de reprender a tus hijos o de corregirlos, evita criticar, etiquetar o comparar, de lo contrario harás que el niño aprenda que las personas deben ser juzgadas por cómo se comportan, y adaptará su forma de ser a la etiqueta o estereotipo que le hayas colocado.

Elogiar es una mejor opción, puedes ponerlo en práctica destacando una actitud positiva para reforzar ese comportamiento y luego reprender la mala acción cometida. Muchos padres opinan lo contrario, pero la verdad es que elogiar a los niños es constructivo, pues así sabrán distinguir entre lo correcto y lo incorrecto. Si solo se les regaña, puede llegar a ser confuso para ellos porque no entenderán cómo deben actuar ante determinadas situaciones.
 
Permite que los niños hagan las cosas por sí solos

Ser independiente ayuda a los niños a aumentar la confianza y seguridad en sí mismos. Si se equivocan, puedes explicarles qué sucedió y cómo pueden hacerlo mejor. Así, el error será fuente de aprendizaje y no de remordimiento.

Ten en cuenta que aprender cosas nuevas es una de las mejores prácticas para fomentar el amor propio. La sensación de hacer algo nuevo genera una sensación de dominio y logro. El deporte puede ser una buena opción, así los niños aprenderán nuevas habilidades y estrategias que los harán sentirse seguros.
 
Enseña, con el ejemplo, a superar los obstáculos

Perder es algo que nos pasa a todos y no significa el fin del mundo. Los fracasos forman parte de la vida y es imposible no toparse con ellos. Enseña a tu hijo a ir por lo que sueña sin importar los contratiempos, siempre y cuando el objetivo sea positivo para él y no se transgredan los derechos del resto.
 
Háblale a los niños sobre la importancia de ser empáticos

Una persona con amor propio es empática. Enséñale a tus hijos a escuchar a los demás, a ayudar a otros y a proporcionar apoyo a quien lo necesite.

La empatía es una habilidad que los niños deben aprender para administrar asertivamente el fuerte ego característico de las primeras etapas del desarrollo, de este modo, podrán crecer en armonía con su entorno y potencializar sus habilidades sociales.

Phrònesis

miércoles, julio 24, 2019

¿Cuándo hacerle caso a la voz de la conciencia?

¿Qué sucedería si alguien te dice que existe un ‘sexto’ sentido? Seguramente has escuchado al respecto antes, pero puede que no entiendas bien de qué se trata.

 
 
A todos nos enseñan desde la primera etapa escolar que los seres humanos poseemos 5 sentidos principales: el olfato, la visión, el tacto, el gusto y el oído. Cuando hablamos de sexto sentido, nos referimos a la intuición o voz de la conciencia, la capacidad que tenemos de ver o sentir algo que los demás no pueden.
 
El sexto sentido en acción

¿Alguna vez te ha pasado que conoces a una persona y sientes que no es de fiar? ¿O has sentido que no debes tomar “ese atajo” hoy y eliges el camino más largo en su lugar?

Si la respuesta es sí, entonces has experimentado una conexión directa con la voz de la conciencia.

Aún faltan muchos estudios para conocer de dónde proviene esta sensación, sin embargo, algunos científicos lo llaman “propiopercepción”, explicando que nuestras articulaciones envían constantemente información a nuestro cerebro sobre dónde estamos. Desde luego, este término no abarca todas las sensaciones que implica el sexto sentido.

Creo en las intuiciones e inspiraciones … A veces siento que tengo razón, aunque no sepa si la tengo”.
– Albert Einstein

Otros relacionan el sexto sentido con la “magnetorrecepción”, habilidad que permite detectar los cambios magnéticos en nuestro entorno. Está comprobado que este sentido existe en animales como las aves migratorias, las abejas y los tiburones, pero no se ha confirmado en el ser humano.

Lo que sí sabemos es que el sexto sentido es una alerta. Cuando algo no va bien, nuestra mente lo percibe y puede reaccionar en pro de la supervivencia, evitando que algo malo nos ocurra.
 
¿Conviene escuchar a la voz de la conciencia?

La psicóloga Maria Fornet, en un artículo publicado en su página personal, explica que durante su experiencia laboral ha notado que a las mujeres se les enseña a no prestar atención a su voz interna, aquella que les dice que algo está mal. Fornet explica que muchas mujeres, antes de ser abusadas o víctimas de la violencia, han sido advertidas por la voz de la conciencia, pero han ignorado esta alerta.

Tal vez, si aprendiéramos a estar en sintonía con nuestra intuición, podríamos:
  • Reconocer situaciones peligrosas con mayor facilidad y alejarnos de ellas.
  • Leer las verdaderas intenciones de quienes nos rodean, para así evitar ser engañados o heridos.
  • Tomar decisiones más inteligentes en el plano laboral y sentimental.

Se dice que la intuición nunca se equivoca, el problema es que nosotros no sabemos interpretar sus señales. Existen libros dedicados a conectarte con tu sexto sentido a través de técnicas de meditación y nuevos hábitos de vida, como “La inteligencia intuitiva” de Malcolm Gladwell, o “Educar la intuición: desarrollo del sexto sentido”, de Robin Hogarth.

Cuando sientas el llamado de tu sexto sentido, atiende y escucha pacientemente. Date cuenta de que quizás la voz de la conciencia puede revelarte verdades que escapan a la lógica. En especial cuando te encuentres en situaciones que puedan acarrear algún peligro para ti o tus seres queridos, decide escuchar y seguir tu intuición; el resultado podría terminar siendo un auténtico milagro.

Phrònesis

martes, julio 23, 2019

5 acciones que afectan tu amor propio

Son múltiples los factores que perjudican tu capacidad y apertura a valorarte y aceptarte como eres. Algunos de ellos son el ambiente familiar en el que has crecido, los patrones de conducta de tus padres y las experiencias vividas. Esto hace que el concepto de amor propio no esté dentro de tu diccionario.

Aunque todos estos aspectos comienzan a influir en nosotros durante las primeras etapas de la vida (muchas veces sin que tengamos la posibilidad de intervenir realmente en ello), existen otros factores característicos de la adultez que es importante saber reconocer para actuar a favor de nuestra estabilidad emocional.

 
 
Si te cuesta aceptarte o valorarte, o si te descubres envuelto en diálogos hirientes contigo mismo, puede que estés cometiendo el error de caer en algunos de los comportamientos citados a continuación, y que se resumen en una lista de malos hábitos de higiene mental que no te permiten amarte.

1. Autodesaprobación

Frases como “yo no sirvo para esto”, “todo me sale mal” o “soy demasiado torpe” son algunas de las que suelen rondar por la cabeza de muchas personas. Estas afirmaciones negativas solo sirven para desmotivarte y cerrarte puertas en el camino.

Nuestros pensamientos influyen en nuestro comportamiento, decir que algo pasa “siempre” te programará para no ser capaz de cambiarlo. Recuerda que todas las personas tienen debilidades y que esto es completamente normal, trata de identificar tus fortalezas y potenciarlas.
 
2. Quejarte constantemente

Cada vez que te quejas, significa que estás viendo algo desde un ángulo negativo y, cuando lo haces constantemente, es muy probable que comiences a aplicarlo en cada área de tu vida. Visualizar el mundo como un sitio dañino y señalar culpables no solucionará los problemas. Además, puedes afectar tus vínculos sociales.

Está bien compartir lo que sentimos y pensamos, pero cuando esto se hace de manera ininterrumpida puede alejar a las personas, incluso las que te quieren. Escuchar a alguien quejarse frecuentemente puede ser agotador y los más afectados somos nosotros mismos.

A todos se nos presentan acontecimientos negativos, queda de parte de cada uno de nosotros la forma en que vamos a tomarlo. Aprende a ver lo malo como un reto que debe ser superado en lugar de estancarte pensando en lo terrible que es la vida.
 
3. Exigirte demasiado

Este punto se encuentra estrechamente relacionado con la autodesaprobación. Cuando tenemos expectativas muy altas y poco realistas, somos propensos a ser decepcionados cuando las cosas no salen como esperábamos. Entonces, comienzan los pensamientos negativos sobre nosotros mismos.

Establece metas realistas y traza un plan para ejecutarlas paso a paso. Enorgullécete de tus logros y dedícate unas palabras de aliento cuando una de tus tareas haya sido completada.
 
4. Baja autoestima

Aunque es bastante común en los seres humanos idealizar las metas de otras personas, debemos entender que todos tenemos capacidades y habilidades distintas.

Nuestras fortalezas no son las mismas que las de otros, evita competir con los demás, marca tu propio ritmo y concéntrate en aquello que te sirva para motivarte, no para destruirte. Compararte con los otros solo hará que tus defectos e inseguridades sean un factor para hacerte más vulnerable a pensamientos negativos.
 
5. Rodearte de personas tóxicas

Debido al número de personas tóxicas que hay en la sociedad, es difícil no toparte con alguna de ellas. Por eso, es importante entender cómo identificarlas para luego alejarte.

Las acciones y comentarios de estas personas pueden poner en desequilibrio tus emociones y tu forma de pensar. Muchas veces, los efectos negativos pueden afectar tu amor propio o ejercer un control inesperado sobre ti, al punto de manipularte.

Siempre recuerda que cortar estas relaciones es por tu bien, y procura tomar estas situaciones como oportunidades para seguir creciendo y llenarte de fortaleza para los nuevos obstáculos que la vida te presente, pues a medida que los vayas superando te asegurarás de no repetir el mismo patrón dañino.

Phrònesis

lunes, julio 22, 2019

¿Qué es el amor propio? 6 consejos para cultivarlo

Las personas suelen confundir el término “amor propio” con arrogancia, egocentrismo o petulancia, pero en realidad hablamos de algo muy distinto: se trata del sentimiento de consideración y estima personal hacia uno mismo, esa conciencia amorosa que nos invita a valorarnos y no negociar nuestra dignidad.

 
 
El amor propio es, podría decirse, un estado de aprecio que va surgiendo a medida que hacemos cosas por y para nosotros, y esto no tiene por qué implicar que te creas o sientas superior a otros, o que cometas el equívoco de despreciar a los demás.

Cuando hemos cultivado nuestro amor propio, resulta más sencillo darnos la oportunidad de mostrar al mundo nuestra mejor cara, descubrir el potencial que llevamos dentro y vivir plenamente. Amarnos también es sinónimo de ser honestos con nosotros mismos, comprometernos con una causa y tomar decisiones a favor de nuestro bienestar.

Ámate lo suficiente para construir tu felicidad

“La única persona en la vida con la que siempre estarás eres tú mismo. Porque incluso cuando estés con otros, estarás contigo también” (C. JoyBell C.)

El amor propio puede ser tan importante que nos lleva a cambiar radicalmente nuestros objetivos a corto, mediano y largo plazo. Quererse a uno mismo supone reconocer y atender nuestras necesidades vitales, aceptarnos, respetarnos y amarnos por ser quienes somos.

Nunca es demasiado tarde para tomar la decisión de cultivar el amor por nosotros mismos y transformar nuestra vida. El camino, si bien puede ser largo a veces, es más sencillo de lo que creemos y hay cientos de cosas que podemos hacer todos los días para fortalecer la autocompasión y la autoestima.

1. Conócete

Cuando nos conocemos plenamente, somos capaces de reconocer nuestros puntos débiles y nuestras virtudes. Una vez que las identifiquemos, sabremos cómo potenciarlas para seguir creciendo en distintas áreas de nuestra vida. Esto nos permitirá sentirnos más seguros a la hora de tomar decisiones y desarrollar proyectos y metas.

Ejercicios para conocerte mejor a ti mismo:
  • Lleva un diario.
  • Escucha y dialoga con tu voz interior.
  • Escribe tus puntos fuertes y débiles.
  • Sé consciente de tus miedos.
  • Prioriza tus sueños.
 
2. Respétate

Debes considerarte un ser valioso, importante. Cuando identifiques tus defectos o puntos débiles, recuerda aceptar que también son parte de la maravillosa persona que eres. Enfócate en detectar aspectos que te ayuden a mejorar tu vida, siempre y cuando eso sea lo que te haga sentir bien. Al respetarte a ti mismo, harás que otros te respeten por quien eres y podrás establecer relaciones saludables que te permitirán relacionarte desde la sinceridad.

Ejercicios para fortalecer el autorespeto:
  • No negocies tus principios.
  • No dejes en segundo plano tu dignidad.
 
3. Trátate con cuidado

A veces, el maltrato viene de nosotros mismos, y es que es muy fácil caer en este error cuando algo malo nos sucede y creemos ser los únicos culpables.

Hablarnos mal a nosotros mismos es una manera más de auto sabotaje. Cuando eres tú quien habla mal de ti, no te estás haciendo ningún favor, no es una señal de humildad, ni siquiera haber cometido un error es excusa. Simplemente, convertimos la culpa en un mecanismo de autosugestión que nos prepara para el fracaso.

Debes aprender a perdonarte y dejar de emitir juicios en tu contra. Mejor concéntrate en todas las virtudes que tienes y en cómo puedes hacer las cosas mejor en el futuro.

Ejercicios para la autocompasión:
  • Pregúntate a ti mismo qué harías si fuera un amigo quien estuviese en tu lugar. ¿Serías igual de crítico y cruel, o serías comprensivo y gentil?
  • Modifica tu pensamiento autocrítico; cuando te descubras siendo hostil contigo mismo, ponte un alto y modifica ese pensamiento negativo por un cumplido o un mensaje alentador.
 
4. Aléjate de las personas negativas

Estar recibiendo críticas constantemente puede aniquilar nuestra integridad. Las personas que te rodean tienen un impacto en ti mucho más fuerte del que imaginas, pero un amor propio bien cultivado nos ayuda a poner límites sin ser ofensivos, y hacerlo de manera efectiva.

Tienes derecho a plantarte con firmeza y decidir quiénes merecen ser parte de tu vida, recuerda que se trata de tus sentimientos, valores y energía, y nadie tiene derecho a hacerte sentir mal.

¡Termina con esas relaciones limitativas para que tu amor propio se expanda!

Cómo identificar a una persona tóxica:
  • Ten cuidado con quienes parecen disfrutar humillando a los demás y enalteciéndose a sí mismos.
  • Evita rodearte de personas que disfrutan con el drama y la miseria de los otros.
  • Aléjate de los especialistas en chantaje emocional o aquellos que se muestran ante el mundo como víctimas de injusticias imaginarias.
 
5. Confronta y supera tus miedos

Al dejar de lado nuestros miedos, la tensión y el temor al fracaso desaparecen, te abres a nuevas posibilidades y capacidades que antes no conocías.

Da lo mejor de ti con tal de superar traumas, ataduras, creencias irracionales, comprender que hay cosas que solo están en tu mente y comenzar a conectar con personas o actividades que no te habías dado la oportunidad de conocer.

Cómo enfrentar nuestros miedos:
  • Pregúntate a ti mismo: ¿qué es lo peor que podría pasar? ¿Realmente es probable que suceda?
  • Permítete sentir, experimentar desde la emoción y la intuición. Generalmente, nuestros miedos son producto de la mente y solo podemos superarlos desconectándola por un momento.
 
6. Establece metas realistas

En algunas ocasiones, tener altas expectativas con respecto a algo o a alguien puede perjudicarnos. Aprender a ver la vida sin modelos ideales hará que aprecies todo lo que te sucede.

Empieza a proponerte objetivos modestos y a felicitarte por cada logro alcanzado, aunque sea pequeño, eso hará la diferencia.

Cómo fijarnos metas realistas:
  • Establece metas específicas y a corto plazo. Recuerda que siempre un conjunto de metas pequeñas son la clave para lograr un objetivo grande.
  • Sé concreto con las acciones o actividades que debes realizar para cumplir cada meta. ¿Hay una forma de medir tu desempeño?
  • Empieza poco a poco, y en la medida de lo posible, pon a cada tarea una fecha de vencimiento. Esto te ayudará a organizarte mejor y sentirte bien con cada objetivo cumplido.
Phrònesis

domingo, julio 21, 2019

Amor propio: el pilar de la estabilidad emocional

Cuando hablamos de amor propio nos referimos al aprecio hacia nosotros mismos, un concepto que involucra la autoestima, la confianza, la seguridad y la aceptación. Se trata de conocer y aceptar quiénes somos o quién queremos llegar a ser.

 
 
Puede decirse que el amor propio es el motor que nos impulsa a desarrollar nuestros objetivos e impulsar nuestro crecimiento personal. El amor propio depende de nuestra voluntad y disposición para querernos, y no de quienes nos rodean o de las situaciones o contextos que ocurren en nuestro entorno.

El amor propio es uno de los factores más relevantes para el bienestar personal y una clave para relacionarnos con el entorno que nos rodea de una manera positiva. Una persona que se ama a sí misma no tiene dudas de quién es ni de lo que quiere, por ende, tiene sus objetivos y sueños muy claros, al igual que el camino que debe recorrer para lograrlos.

Alguien que no se valora tiende a experimentar tristeza, dependencia e inseguridad, y difícilmente logrará amar a otros. Si no puedes quererte, ¿cómo podrás querer a alguien más?

Cuando damos prioridad a nuestra autoimagen y nos dedicamos a fortalecer nuestra autoestima, todo se vuelve más espontáneo. Las relaciones sociales y los vínculos mejoran por sí solos, ya que la energía que emanamos es tan natural y equilibrada que puede ser percibida positivamente por los demás.
 
Darnos lo que merecemos también es un arte

“Enfréntate a las partes oscuras de ti mismo y trabaja para desterrarlas con iluminación y perdón. Tu disposición para luchar contra tus demonios hará que tus ángeles canten” (August Wilson)

Cuando te amas a ti mismo, las circunstancias externas y los acontecimientos de la vida tienen poca influencia sobre tus emociones. Se vive de forma estable, sin lamentos y agradeciendo por todo, incluso por las cosas malas.

Desde luego, es importante que estés dispuesto a arriesgarte para “sacarle jugo” a la vida, esto implica liberarse de temores y, sin lugar a dudas, puede traer cosas muy positivas. Inicia ese proyecto que tienes en mente, busca el trabajo de tus sueños, confía en todo lo que tienes para dar… esto te ayudará a elevar poco a poco tu merecimiento para tomar siempre decisiones orientadas a tu crecimiento personal.

Amarse a sí mismo no es una tarea fácil, a pesar de que tu disposición es un factor importante en el proceso, puede que no sea lo único que necesitas. Al ser un aspecto psicológico, algunas personas deben acudir con profesionales de la salud mental para fortalecer su autoestima, en especial cuando existen síntomas de ansiedad o depresión.

Es necesario entender que nuestras diferencias son lo que nos hace ser especiales. Cada persona es un mundo y es precisamente esto lo maravilloso del ser humano. Debemos detenernos y escucharnos más a menudo para regular lo que sentimos a la hora de hablar sobre nosotros mismos, ser autocompasivos y dignificarnos de corazón.

Cuando te descubras a ti mismo idealizando la vida de los otros o intentando convencerte de lo bueno que sería no ser tú mismo, recuerda que todos tenemos algo bueno que aportar y depende de nosotros hallar y potencializar nuestros dones, aquello que mejor sabemos hacer y que nos brinda la oportunidad de ayudar o motivar a otros.

Phrònesis

sábado, julio 20, 2019

4 prácticas cotidianas para fortalecer la inteligencia emocional

Imagina ser capaz de gestionar asertivamente tus emociones sin importar las circunstancias: si te sintieras enojado, poder calmarte; si te sintieras nervioso, poder relajarte; o si estás deprimido, poder alegrarte.

 
 
Fortalecer nuestra inteligencia emocional (IE) para disfrutar de una vida en equilibrio es posible; en este artículo, te contamos cuatro prácticas sencillas que pueden ayudarte a desarrollar tu IE, de este modo evitarás que las emociones negativas te dañen a ti o a quienes te rodean.

Eso sí: recuerda que una inteligencia emocional robusta no significa que no tengas derecho a enojarte, sentirte decepcionado o herido ante la conducta de alguien más. En cambio, cuando hablamos de fortalecer tu inteligencia emocional nos referimos a adquirir técnicas que te permitirán hallar salidas constructivas para lo que estás sintiendo, y evitar así que la ira o la tristeza se apoderen de tu vida.

1. Lleva un diario de tus emociones

Escribir en un diario cómo nos sentimos y qué tipo de emociones hemos experimentado durante el día puede reducir la actividad de la amígdala (región cerebral responsable de la intensidad emocional), de acuerdo con un estudio publicado en 2007 por la Universidad de California (UCLA).

Solo te tomará unos minutos y puedes hacerlo antes de ir a dormir para contribuir a un mejor descanso. Si, por ejemplo, te has sentido muy estresado, anótalo. Luego, puedes hacer un repaso de cómo ha sido tu semana y compararlo con la anterior. Además, es importante que anotes estrategias que puedan ayudarte a sentir mejor y así evitar el exceso de emociones negativas.

Consejo: Escribir a mano te permitirá reconocer y regular cada sentimiento a medida que lo vas leyendo y redactando.

2. Gestiona tu lenguaje corporal

Si te cuesta identificar tus emociones, tu lenguaje corporal te dará muchas pistas de lo que está ocurriendo en tu interior. Por ejemplo, hay gente que al inicio de un enfado se cruza de brazos porque empieza a sentirse agredido. Si relacionamos este tipo de cambios en el lenguaje corporal con tus emociones serás capaz de detectarlas mucho antes.

Además, la forma en la que nos comportamos y nos expresamos a nivel físico repercute en cómo nos sentimos. Aprende a reflejar con tu cuerpo cómo quieres sentirte mentalmente, ya que existe una retroalimentación constante entre nuestros estados emocionales y expresiones faciales o corporales.

Consejo: Cuando te sorprendas actuando de una forma inesperada o descontrolada, detente un segundo y reflexiona sobre cuáles son las emociones que te mueven e intenta entender si te están ayudando a actuar correctamente.
 
3. Evita los juicios internos

Aprender a identificar cómo nos sentimos es algo que puede ayudarnos a comprendernos, pero juzgar nuestros estados emocionales como buenos o malos pueden llevarnos a sufrir de forma innecesaria.

Consejo: Recuerda que las emociones cumplen una serie de funciones y no son positivas ni negativas por sí mismas. Debes entenderlas y obtener toda la información posible para enfrentarte al reto del que te están alertando.
 
4. Conviértelo todo en acciones

Plantea tus objetivos y comienza a crear planes de acción, puedes descomponer tus proyectos en pequeñas acciones y llevar un registro escrito de lo que has logrado y lo que te falta por completar. Céntrate en una única cosa y conviértela en algo práctico para saber exactamente qué hacer y cuándo.

Repitiendo la nueva conducta, tu plasticidad neuronal modificará conexiones para crear la vía neuronal del nuevo hábito hasta que se convierta en algo automático.

Consejo: Otra forma de reforzar un hábito es la visualización. Imaginarte a ti mismo haciéndolo activa el mismo circuito neuronal que la actividad real, lo cual es una forma elegante y eficaz de engañar a nuestro cerebro.

Phrònesis

viernes, julio 19, 2019

Del autocuidado hacia el amor propio, o viceversa

El autocuidado es la práctica de actividades relacionadas con la salud en las que los individuos participan para adoptar un estilo de vida más saludable (Acton & Malathum, 2000; Lipson & Steiger, 1996). No obstante, desarrollar un estilo de vida en el cual se incluyan actividades que conduzcan al mantenimiento de la salud y el bienestar, requiere tiempo y esfuerzo, que muchas veces no tenemos porque el trabajo y las responsabilidades familiares ocupan la mayor parte de nuestro tiempo.

 
 
Es importante recordar que sacar tiempo para cuidar de nosotros mismos es también otra manera de amarnos. ¿Significa lo anterior que si no me cuido no me quiero?, o ¿si no me quiero no me cuido? No necesariamente, porque podemos amarnos muchísimo, o ser muy responsables en nuestro trabajo, pero a su vez no cuidar de nuestras relaciones familiares, nuestra pareja y nuestros hijos; o no ser conscientes de que tenemos la responsabilidad de cuidar nuestro bienestar físico y mental. Por tanto, no sirve de mucho querernos mucho y no hacernos cargo de nuestra propia salud; o por el contrario, cuidar mucho nuestra salud física y olvidar otras áreas, como la mental y emocional.
 
El amor propio como estilo de vida

Así pues, el objetivo que debemos intentar alcanzar es poder armonizar el autocuidado con el amor propio, de tal manera que ambos se manifiesten en un estilo de vida saludable, que abarque lo siguiente:
  • La responsabilidad de nuestra propia salud.
  • El cuidado de nuestro cuerpo y nuestra mente.
  • El cuidado de nuestras relaciones interpersonales.
  • La autorregulación de nuestras emociones.
  • El crecimiento espiritual.
  • El manejo del estrés.
  • Cuidar de ti para poder cuidar de otros

Al igual que plantean Burkhardt & Nagai-Jacobson (2001), cultivar y cuidar al ser requiere que seamos capaces de identificar la falta de armonía en cualquier esfera: cuerpo, alma, mente, emociones y relaciones; y luego trabajar para restablecer la armonía o el equilibrio, de tal manera que redunde en mejorar nuestro estado de salud en general.

Por otro lado, no podemos olvidar que si tenemos un buen estado de salud gracias a nuestro autocuidado, también podremos cuidar mejor de aquellas personas que nos necesitan o que dependen de nosotros, como la familia y los hijos. En relación con lo anterior, hay una extensa literatura que sustenta que las personas que descuidan sus propias necesidades y autocuidado, tienen un mayor riesgo de sufrir niveles más profundos de infelicidad, baja autoestima, sentimientos de ira, resentimiento y de enfermar con más facilidad. En consecuencia, eso les impide ejercer de una manera adecuada sus actividades de cuidador.
 
¿Cómo podemos cuidar de nosotros mismos?

Tomarnos el tiempo para cuidar de nosotros mismos, no solo es un recordatorio de que nuestras necesidades son importantes, sino que también nos ayuda a valorarnos y sentirnos bien con quienes somos, así como conseguir una buena salud en general. Para conseguir lo anterior, es importante realizar actividades físicas y tener una nutrición saludable y balanceada; ya que un estilo de vida saludable puede prevenir muchas enfermedades o retrasar la aparición o la gravedad de las enfermedades ya existentes.

También es importante descansar bien, ya que si regularmente nos quedamos sin dormir, nuestra concentración y capacidad productiva se ve afectada y nuestros niveles de energía disminuyen. También es fundamental hacer cosas divertidas en nuestro tiempo libre, ya que estas compensarán el estrés que experimentamos en nuestra vida diaria, al igual que pasar tiempo con los miembros de nuestra familia y amigos ayudará a que nos sintamos cuidados y protegidos y también permitirá que se incremente nuestro bienestar personal y social.

“EL MEJOR REGALO, ERES TÚ”
 
Autocuidado y autoestima

Con respecto al amor propio, no podemos olvidar que va enlazado con el autocuidado, por eso es muy importante cuidar también de nuestra autoestima. Para poder conseguirlo, primero debemos hacer lo que muy bien dice el psiquiatra Luis Hornstein, que es dirigir nuestra mirada hacia nosotros mismos y hacernos preguntas vitales por muy incomodas o desagradables que estás puedan llegar a ser: ¿Quién soy?, ¿cuáles son mis cualidades?, ¿de qué soy capaz?, ¿cuáles son mis éxitos y mis fracasos, mis habilidades y mis limitaciones?; ¿cuánto valgo para mí y para la gente que me importa?, ¿merezco el afecto, amor y respeto de los demás o siento que no puedo ser querido, valorado y amado?; ¿siento una brecha enorme entre lo que quisiera ser y lo que creo que soy?, ¿qué puedo hacer por mí mismo?

Con base en las respuestas que obtengamos debemos, llevar a cabo las acciones que consideremos necesarias para restablecer la armonía o el equilibrio, como el desarrollo de habilidades mentales y emocionales que promuevan el bienestar de nuestro cuerpo, mente, espíritu y emociones. Para esto puede ser útil tener en cuenta los componentes que propone, como los siguientes:
  • Creer en las capacidades para actuar con eficacia en el logro de las metas.
  • Estar satisfecho con la forma de actuar.
  • Tomar decisiones y perseverar en ellas.
  • Tener una mirada benevolente hacia uno mismo.
  • Lograr una imagen aceptable de sí mismo.
  • Evaluar logros y relaciones afectivas en función de los proyectos personales.

Observemos nuestros pensamientos y sentimientos

Todos tenemos una idea de nosotros mismos y de nuestro valor, por esta razón es tan importante observar como son nuestros pensamientos y sentimientos, pues estos son los que nos protegen frente a las adversidades de la vida. Además, está demostrado que la calidad de nuestros pensamientos y emociones puede hacernos más vulnerables para contraer enfermedades e influenciar el curso y pronóstico de las mismas. Por ejemplo, hay estudios donde han asociado el optimismo, un sentido de control personal y la habilidad para encontrar significado a las experiencias de la vida, con una mejor salud mental y una mejor salud en general (Seligman, 1998).

Por otra parte, es cierto que cuando nos sentimos merecedores de amor y respeto, esto conlleva a que prestemos más atención y pongamos en práctica diversas actividades de autocuidado que nos beneficien y aumenten nuestro estado de salud y bienestar.

Así pues, no debemos olvidar que el autocuidado y el amor propio son dos sistemas que se influencian mutuamente, y que la salud implica no solo el autocuidado del cuerpo, sino también de la mente, las emociones, el espíritu y los vínculos afectivos. 
 
Por: Nancy Castrillón

jueves, julio 18, 2019

Conductas destructivas en una relación de pareja

La relación de pareja es un vínculo entre dos personas que es necesario cultivar y trabajar cada día. Supone una convivencia diaria y como tal es susceptible de verse inmersa en diferentes conflictos y discrepancias. Si los miembros de la pareja no actúan desde el amor y el respeto hacia el otro para resolver estos conflictos, es muy posible que la relación termine marchitándose.

 
 
El Dr. John Gottman es uno de los pioneros en el estudio de las relaciones amorosas. Después de estudiar durante años a numerosas parejas, a día de hoy puede afirmar que existen ciertas conductas destructivas o actitudes que son buenas predictoras de fracaso.

Por otro lado, también hay parejas que funcionan muy bien como tal. Esto nuevamente tiene que ver con una serie de ingredientes comunes que predicen la continuidad en el tiempo de la pareja, así como su bienestar. En cualquier caso, los ingredientes que nunca deberían faltar en una relación, sea del tipo que sea, son: el respeto, el afecto, la confianza y la comunicación.

Si nos encontramos en una pareja en la que estos ingredientes están presentes, es probable que podamos disfrutar de la relación, al margen de las discusiones o los conflictos que a veces surjan. Si por el contrario, notamos que hay algún o algunos elementos que nos faltan, sería necesario que la pareja intente trabajar en ese punto.

«El amor es una actividad, no un efecto pasivo; es un estar continuado, no un súbito arranque»
-Erich Fromm-

Conductas destructivas en la relación

Como hemos comentado, existen ciertas conductas en las relaciones de pareja que predicen el fracaso. En este artículo vamos a señalar las que nos parecen más relevantes y que atacan directamente a los pilares básicos que sostiene toda relación saludable: respeto, afecto, confianza y comunicación.
  • El desprecio. Despreciar al otro significa ponerle en una posición inferior respecto a nosotros. Puede implicar otras conductas, como humillar, realizar críticas destructivas o que no aportan nada a la otra persona o directamente insultar y faltarle al respeto. Evidentemente, cuando alguien nos desprecia y es algo que se repite de forma recurrente en la relación, es que no nos quiere. En este caso, es importante que nos replanteemos si de verdad compensa seguir en esa relación.
  • Ignorar. Es una de las conductas más destructivas que existen. Ignorar a la otra persona cuando hay algún conflicto o discusión es olvidarnos de que esa persona -que es nuestra pareja y se supone que la amamos- tiene necesidades de comunicación, de expresión, de apoyo, etc. La persona ignorada se puede sentir tremendamente humillada y lo que suele ocurrir a largo plazo es que termina con la autoestima por los suelos, creyendo incluso que no merece la atención del otro o que ha hecho algo mal.
  • Anular al otro. Si estamos en una relación en la que la otra persona nos dice cómo tendríamos que ser, qué es lo que debería interesarnos, qué amigos tenemos que tener, etc., nos están anulando. Cuando una persona ama a otra la acepta tal y como es, de forma incondicional. Precisamente por cómo es, se supone que la ha elegido. En el momento en el que alguien pretende que la otra persona cambie, no la quiere.
  • Codependencia. Esta conducta es importante. Hay personas que no son capaces de dejar una relación porque sienten que necesitan a su pareja. Prefieren aguantar las críticas, la anulación, la indiferencia con tal de no estar solos. De la misma forma, el otro miembro se siente reforzado porque su pareja dependen de él. Entramos por tanto, en el terreno de la codependencia emocional, algo tremendamente destructivo que puede desembocar en consecuencias muy negativas para la pareja.
  • No esforzarse nunca. Es cierto que tenemos que ser sinceros con nuestra pareja y mostrarnos tal y como somos, pero a veces también es necesario ceder. Por ejemplo, si nuestra pareja nos está pidiendo que le acompañemos a un evento, aunque no nos apetezca demasiado, podemos hacer el esfuerzo. Del mismo modo, es necesario que otras veces sea nuestra pareja la que nos corresponda. En este sentido, demostramos con acciones que amamos a la otra persona y que a veces, no nos importa sacrificarnos.

¿Por qué aguantamos tanto tiempo?

A veces las parejas soportan por demasiado tiempo este tipo de conductas destructivas. Es lógico que en ocasiones cometamos errores en la pareja y es saludable ser flexible y tolerante con el otro miembro. Entender que se ha podido equivocar. El problema surge cuando es algo recurrente, que define a la relación. Piensa en cómo te dibujarías con tu pareja. ¿De la mano?, ¿Besando? ¿Discutiendo?. La forma en la que dibujes a tu pareja, proyecta en gran medida lo que está presente en tu mente sobre ella.

Si somos conscientes, aunque sea de forma mínima, de que nuestra pareja se ha vuelto tóxica, es preciso barajar pros y contras y estar dispuesto a soltar. La mayoría de las veces nos cuesta tanto acabar la relación porque existe un miedo generalizado a la soledad. Pensamos en la soledad de forma catastrófica y no de manera objetiva. Creemos que de verdad nos vamos a quedar totalmente solos, cuando en realidad estamos rodeados de personas.

«¿Por qué, en general, se rehúye la soledad? Porque son muy pocos los que encuentran compañía consigo mismos».
-Carlo Dossi-

Por otro lado, existen ciertos pensamientos que intentan autoengañarnos para no dejar la relación. Un pensamiento muy común es «Seguramente cambiará». Otro pensamiento muy típico es «Si dejo la relación, seguro que encuentra a otra persona con la que le va mejor». Hay que intentar ignorar estos pensamientos. En realidad, son fruto de nuestro miedo profundo al abandono o la soledad e intentan «protegernos», pero producen el efecto contrario.

Lo más sensato es dejar de autoengañarnos, observar todos los hechos de manera objetiva, como si fuéramos un espectador de nuestra propia relación y tomar una decisión firme. Una vez superado este punto -el más complicado- tendremos que estar dispuestos a pasar por el túnel del duelo y llegar renovados a la aceptación.

Alicia Escaño Hidalgo

miércoles, julio 17, 2019

Hay gente que te inspira y hay personas que te agotan

Hay personas que agotan, que engullen tu tiempo, la paciencia y tu energía. Son presencias sibilinas doctoradas en promesas incumplidas que nunca están en paz y siembran guerras con el mundo entero. Por eso, hemos de ser selectos y sabios en nuestras relaciones y rodearnos solo de ellas: de las personas que inspiran.

 
 
En un interesante estudio sobre interacción social llevado a cabo en la Universidad de Rochester (Nueva York) se concluyó con un dato curioso: 1 de cada 10 personas presentaría un estilo de personalidad que los expertos definieron como «saboteadores de la felicidad». Las personas que agotan son quizá las más comunes, porque despliegan, a veces sin saberlo, conductas estresantes que condicionan de forma directa aquellos entornos donde se mueven.

No dejo atrás a nadie, pero algunas personas me van perdiendo cada día un poco más sin apenas darse cuenta. Me desprendo de ellas porque me agotan, porque me quitan las energías y porque no permito que nadie sabotee mi felicidad. Prefiero rodearme de gente que me inspira.

Algo que muchos de nosotros podemos pensar al definir a este tipo de perfiles, es que estamos hablando una vez más, de personas tóxicas. No es lo adecuado. No debemos caer tan rápidamente en el uso de estas etiquetas que poco tienen de científico y sí mucho de popular, porque generalmente, pasamos por alto conductas y actitudes particulares de una persona o de un estilo de personalidad en concreto.

Si una persona nos agota es porque nosotros somos permeables. Te invitamos a reflexionar sobre ello. 
 
Personas que agotan: mecanismos psicológicos

Hay personas que agotan en nuestra familia, en nuestros trabajos, entre las amistades e incluso por qué no, en nuestras relaciones afectivas. Nos agotan cuando somos prisioneros de los afectos y el ser amado se convierte en un comerciante que apunta nuestras faltas y luego se las cobra. Nos cansan los discursos egoístas, los prejuicios y los campos minados por el victimismo y el chantaje.

En el completo e interesante libro titulado «Inteligencia Emocional 2.0» de Jean Greaves se nos explica que las personas no solemos ser plenamente conscientes del impacto de este tipo de vínculos en nuestro equilibrio emocional y en nuestra salud. Te proponemos descubrir alguno de estos efectos.
 
El impacto emocional de las personas que sabotean nuestra calma

Podríamos decir que el término «quemar» adquiere aquí una connotación casi real. Las personas que agotan nos usan a menudo como «contenedores emocionales» donde volcar sus pensamientos, miedos y oscuridades, hasta el punto de desgastar lentamente esa arquitectura tan íntima y poderosa que forma nuestro cerebro. Las personas que agotan nos ocasionan un alto nivel de estrés. Cuando esta emoción negativa se vuelve crónica, las dendritas neuronales (los «bracitos» con los que se unen nuestras células nerviosas) se rompen a causa de esta sobreexcitación tan dañina y estresante. El área donde más se sucede esta alteración es en nuestro hipocampo, ahí donde se localiza la memoria y las emociones.
El sentirnos agotados, el ser «permeables» a este tipo de conductas, lejos de apagarnos o de conferirnos cierto cansancio, nos mantiene siempre en alerta. Es la clara e instintiva sensación de querer defendernos de «algo» o «alguien», de vivir siempre a la defensiva pero al mismo tiempo sintiéndonos cautivos.

Estamos seguros que ante estas mismas situaciones muchos te habrán dicho aquello de «pues aprende a poner límites de una vez». Ahora bien, en realidad, se trataría de algo mucho más sencillo que todo esto.

Basta con tomar plena conciencia de algo esencial: nadie tiene derecho a quemar todas tus naves de la felicidad, nadie debe traerte tormentas cuando tú habitas en un océano en calma. Nadie debe llevarte a esa deriva donde se esconden tus demonios internos. Busca gente que te inspire, no que prenda la chispa de tus incendios internos hasta el punto de «quemarte».

Me gustan las personas que me inspiran

A menudo, suele decirse que cuando uno es muy-muy joven no elige a sus amistades o a sus primeros amores, acogemos lo que nos viene con pasión y sin filtro alguno, llevándonos por una ceguera momentánea que se curará, seguramente, con los años. Ahora bien, con el tiempo nos volvemos mucho más selectos, más hábiles y menos permeables a lo que no sirve, a lo que agota, a lo que desea robarnos lo que nos es legítimo: la felicidad. 

Buscar o mejor dicho, permitirnos encontrar personas que nos inspiran es una necesidad vital en la que deberíamos invertir cada día. Porque quien inspira abre las ventanas del alma y enciende además el faro de nuestra mente para permitirnos emerger de nuestras noches de apatía, de miedos y soledades.

Tener madres, padres o hermanos que nos inspiren, por ejemplo, es algo que nos confiere también fortalezas excepcionales para crecer en madurez y libertad. Disponer de amigos que no agotan, sino que se alzan como figuras en las que inspirarnos para ser mejores personas, es sin duda un privilegio al que nunca deberíamos renunciar.

Por su parte, ningún amor puede ser tan pleno y auténtico como el que se construye con las raíces del respeto y con las hojas relucientes de la admiración y la inspiración mutua. Porque para inspirar a alguien no es necesario ser perfecto, en realidad, basta con que los demás vean cómo superas tus propias imperfecciones para dar siempre lo mejor de ti en cada momento.

Vale la pena tenerlo en cuenta.

Valeria Sabater

martes, julio 16, 2019

No se puede esperar a quien no quiere ser esperado

No podemos poner nuestro empeño en esperar a alguien que no quiere venir hacia nosotros. Más que nada porque lo que está en juego son nuestras ilusiones y nuestro bienestar, es decir, nuestra perspectiva vital.

 
 
Estar pendientes de alguien que nos ignora o que no nos valora nos hace mucho daño y merma nuestras capacidades emocionales, desorganizando nuestro mundo e hipotecando nuestra vida por otra persona.

En este sentido, se suele decir que la única manera de evitar estos problemas es amarrando nuestra vida a una meta, no a personas u objetos. Es decir, que el secreto de volar está dentro de nosotros mismos.

Sin embargo, como nos han educado de esta manera, resulta muy complicado liberarse de las expectativas que tenemos de cara al mundo. De hecho, aun teniendo muy claro que quien espera es más fácil que se decepcione, no podemos evitar pensar que quizás eso no nos suceda esta vez.

En definitiva, que este trabajo interior no es tan fácil como lo pintan. En primer lugar, debemos estar dispuestos a eliminar las falsas creencias que nos perturban y luego lograr manifestarlo y llevarlo a cabo en nuestra vida. Veamos cómo es el proceso más detenidamente… 
 
No esperes, libérate y vuela

Vives de esperanzas pero no sabes ni qué esperas…
Julio Cortázar

En ocasiones, las expectativas sobre los demás o sobre el mundo nos abruman y nos encierran. Sin embargo, lo cierto es que es complicado eliminarlas, pues las necesitamos para vivir y organizarnos.

Es decir, que aunque anticipar nos ayuda a relacionarnos de manera más relajada, además de economizar tiempo y esfuerzo, puede que esto nos resulte problemático dado que dejar de esperar significa que nosotros actuemos.

Por eso, hay que tener en cuenta que el hecho de que no tengamos que dirigir nuestra vida en base a las decisiones de otras personas, no implica que tengamos que dejar de considerar al resto del mundo. O sea, que liberarnos no consiste en ser egoístas y mirar solo por nosotros mismos.

Desapegarnos del exceso

Hoy te dejo en libertad. Hoy me olvido de mis miedos. Hoy comienzo a valorarme. Hoy salgo adelante. Hoy te dejo de esperar.

Un vez que comenzamos a liberarnos emprendemos el viaje de la honestidad y de la responsabilidad con nosotros mismos. No obstante, lo que al principio puede parecer tedioso, nos ofrecerá tranquilidad y paz con el tiempo. 

En estos momentos te das cuenta de que tú diriges tu vida y de que te corresponde en exclusiva el privilegio de ser artífice de ella. Para ser feliz no es necesario que esa persona quiera estar o no estar en tu vida, ni siquiera aunque lo concibas de manera temporal.

Como veníamos comentando, no es bueno que nuestro bienestar y nuestra satisfacción dependan de lo que los demás nos aportan, pues nunca llegarán a cubrir nuestras necesidades.

Por otro lado, es importante que asumamos que todo cambia y que aceptemos la realidad. En este mundo no hay nada que sea permanente y menos las relaciones, nuestras necesidades o las personas.

Otra de las anclas que nos mantienen inmóviles ante la realidad es el miedo al fracaso emocional y sentimental. Este se erige como una enorme montaña que nadie se atreve a sobrepasar. Para superar esto hay que desligarse de estas creencias, saber perdonar y no castigarnos sin sentido. Conseguirlo nos ayudará a centrarnos en lo que verdaderamente importa: el momento presente.

De una manera u otra tenemos que asumir que las pérdidas se van a suceder tarde o temprano. La permanencia de los sentimientos y de las personas es una idea demasiado idílica de la realidad.

Recuerda que de lo que no puedes prescindir para ser feliz en tu vida es de quererte, este es el único amor que te recordará que nuestras emociones y nuestros proyectos no han nacido para que algo nos someta, sino para ayudarnos a crecer.

Raquel Aldana