¿Sientes que el pasado y los remordimientos te atenazan? Es posible que necesites superar el sentimiento de culpa que estás sufriendo y que no te permite seguir avanzando. Hablamos de un sentimiento que puede aparecer en cualquier momento y de cualquier forma en función de diferentes variables. Es decir, no existe una acción en sí misma que provoque remordimientos a todo el mundo.
Así pues, para muchas personas tomar una copa con una amiga o amigo sin decir nada a su pareja puede ser motivo de gran remordimiento. Para otras personas, esto puede no tener peso alguno. El caso es que, ya sea algo que pueda parecer nimio o cualquier otra situación, si nos provoca sentimiento de culpa, puede arrebatarnos el bienestar y tenernos inmovilizados durante mucho tiempo.
El problema de la culpabilidad
Superar el sentimiento de culpa, como hemos comentado, es vital para un desarrollo personal óptimo. Dicho esto, lo primero que hemos de pensar es; ¿qué ha ocurrido y qué razones existen para haber desembocado en esta situación? Es primordial que hagamos un profundo ejercicio de introspección que nos ayude a saber de dónde viene esa culpabilidad. El tiempo es corto, no retrocede, y cada día que pasa puede ser un día perdido.
Por ello, una buena gestión del remordimiento es primordial para este no actúe como un veneno sobre nuestro estado de ánimo. Hay que recordar que dicha inmovilización puede conducir a sufrir afecciones psicológicas graves, incluso poner todas las facilidades para que aparezca una depresión.
Por eso, por medio de la introspección, podemos encontrar la cara amable de la emoción de la culpa. Un profundo trabajo interior nos permitirá afrontar esta situación y sus síntomas de manera consciente y responsable.
La culpa como medio de aprendizaje
Así pues, aunque la culpa en sí se entiende como una emoción negativa, siempre que se afronte de manera madura, puede ser un tren de mejora y evolución, transformándola en enseñanza. Por eso, poca ganancia nos aporta la sensación de culpa cuando no la resolvemos.
Para aprender realmente, hemos de comportarnos con nobleza, afrontando nuestras responsabilidades para minimizar la frustración y la impotencia. Pero, a su vez, tampoco hemos de cargar con el peso de la responsabilidad de los demás ni caer en la humillación. Por lo tanto, adoptar una actitud práctica puede ser una buena opción para aprender de estas situaciones. Así descubriremos cómo no cargar con las responsabilidades de otros, pero tampoco hacer a los demás que carguen con las nuestras.
“El hombre puede soportar las desgracias que son accidentales y llegan de fuera. Pero sufrir por propias culpas, ésa es la pesadilla de la vida”.
-Oscar Wilde-
¿Cómo superar el sentimiento de culpa?
Para superar el sentimiento de culpa, existe una serie de claves que, gracias a la coherencia y valores personales, podremos aplicar en diversas situaciones. Para ello, veamos qué opciones podemos aprovechar.
Identifica los remordimientos
Identificar las razones que causan el sentimiento de culpa es el primer paso para su superación. Averiguaremos qué la generó, ordenaremos nuestros pensamientos y emociones y visualizaremos el problema usando referentes o criterios propios para llegar a conclusiones sensatas que nos ofrecerán la imagen real de lo que está sucediendo.
Evaluación de faltas
Una segunda clave pasa por evaluar la gravedad de las faltas cometidas. Como seres errantes que somos, todos fallamos; la diferencia la marca nuestro tratamiento de esos errores. Así, la reparación consciente de cualquier daño pasa por la identificación y aceptación de ese daño.
Valor del perdón
Para ser capaces de perdonar a los demás hemos de comenzar por hacer práctica con lo propio. Esta habilidad poco a poco nos librará de la culpa, nos dará un prisma diferente de análisis. Así, con el tiempo, estaremos más cerca de restaurar la paz interior.
Transformación de la culpa
La reparación puede aliviar la culpa, y si no es suficiente con un perdón verbal o un arrepentimiento sincero, puede funcionar algún tipo de acto simbólico hacia terceras personas que se sintieron agraviadas, por ejemplo.
Una segunda clave pasa por evaluar la gravedad de las faltas cometidas. Como seres errantes que somos, todos fallamos; la diferencia la marca nuestro tratamiento de esos errores. Así, la reparación consciente de cualquier daño pasa por la identificación y aceptación de ese daño.
Valor del perdón
Para ser capaces de perdonar a los demás hemos de comenzar por hacer práctica con lo propio. Esta habilidad poco a poco nos librará de la culpa, nos dará un prisma diferente de análisis. Así, con el tiempo, estaremos más cerca de restaurar la paz interior.
Transformación de la culpa
La reparación puede aliviar la culpa, y si no es suficiente con un perdón verbal o un arrepentimiento sincero, puede funcionar algún tipo de acto simbólico hacia terceras personas que se sintieron agraviadas, por ejemplo.
Aprendizaje del error
Sin duda, la mejor opción es siempre aprender del error. La culpa es una llamada de atención para que le prestemos atención a una lección que nos permitirá evolucionar y avanzar. Así, superar el sentimiento de culpa es posible si se afronta con sinceridad y se busca una solución más allá de hacer intentos por ignorarlo, por silenciarlo antes de escuchar su mensaje completo.
Pedro González Núñez
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